sábado, 31 de mayo de 2008

Adán cromosomal-Y

Adán cromosomal-Y

Adán cromosomal-Y habría sido un hombre africano homólogo de la Eva mitocondrial, que según la teoría genetista, correspondería en la evolución humana al ancestro humano masculino que poseeía el Cromosoma Y del cual descienden todos los cromosomas Y de la población humana actual. Por ello, Y-cromosoma Adan correspondería a un único antepasado masculino del cual converge toda la población actual de Homo sapiens (seres humanos).

Adán cromosomal-Y habría vivido hace alrededor de unos setenta mil años, y sus descendientes se habrían extendido por todo el planeta.

Descendencia por líneas cromosómicas Y

El Adán cromosomal-Y recibe su nombre del Adán que se relata en el libro del génesis de la Biblia. Esto ha llevado a algunos malentendidos entre el público general. Una opinión común es creer que Adan fue el único hombre viviendo en su tiempo. Sin embargo otros creen en hombres anteriores a Adán pertenecientes igualmente a aquella época, probablemente también habrían tenido descendencia hasta hoy en día. Sin embargo, solo el Adán cromosomal-Y fue quién produjo una línea completa de hijos hombre hasta el día de hoy; y es el ancestro del cual converge toda la población actual.

En la teoría originada de la genética humana, el Adán cromosomal-Y sería el varón del cual descienden todos los cromosomas Y, que determinan el sexo masculino. Un estudio biológico de la Universidad de Stanford sobre 93 polimorfismos genéticos humanos hallados en este cromosoma, en mil individuos de 21 regiones del mundo, calculó que un antepasado o grupo de antepasados masculinos comunes a todos los humanos actuales vivió en África hace unos 70.000 años. Estudios posteriores han estimado fechas anteriores para el antepasado masculino común, pero todos coinciden en que este es bastante posterior a la antepasada común, por razones que se desconocen.

La aparición del Adán cromosomal-Y se cree que estaría relacionada con la "Teoría de la catástrofe de Toba". Esta catástrofe habría provocado que el 'pool' genético de la especie humana se haya restringido de tal modo que se habría potenciado la unidad genética de la especie humana, la cual en torno al año 70.000 AC se habría reducido a sólo alrededor de 1000 individuos.


Comparación entre Adán cromosomal-Y y Eva mitocondrial

Así como los cromosomas-Y se heredan por vía paterna, las mitocondrias se heredan por vía materna. Por lo tanto es válido aplicar los mismos principios con estos. El ancestro común más cercano por vía materna ha sido apodado Eva mitocondrial. Sin embargo, es muy importante aclarar que Adán cromosomal-Y no vivió en la misma época que la Eva mitocondrial. Por el contrario, la existencia de la Eva mitocondrial fue por lo menos 50 mil años antes.

Referencia

  • Underhill, Peter A., Peidong Shen, Alice A. Lin1, Li Jin, Giuseppe Passarino, Wei H. Yang, Erin Kauffman, Batsheva Bonné-Tamir, Jaume Bertranpetit, Paolo Francalacci, Muntaser Ibrahim, Trefor Jenkins, Judith R. Kidd, S. Qasim Mehdi1, Mark T. Seielstad1, R. Spencer Wells1, Alberto Piazza1, Ronald W. Davis, Marcus W. Feldman1, L. Luca Cavalli-Sforza & Peter. J. Oefner (2000) Y chromosome sequence variation and the history of human populations. Nature Genetics, 26: 358-361.

Véase también

Enlaces externos

Eva mitocondrial

Eva mitocondrial

Eva mitocondrial habría sido una mujer africana, que según la teoría genetista, correspondería en la evolución humana al ancestro femenino que poseeía las mitocondrias del cual descienden todas los mitocondrias de la población humana actual. Por ello, si seguimos la línea genealógica por vía materna de cada persona en el árbol genealógico de toda la humanidad, Eva mitocondrial correspondería a un único antepasado femenino de la que diverge toda la población actual de Homo sapiens (seres humanos).

Basándose en la técnica de Reloj molecular (molecular clock en inglés), los investigadores creen que Eva vivió aproximadamente hace 150.000 años o como máximo 200.000 años.

Una comparación del ADN mitocondrial de distintas etnias de diferentes regiones, sugiere que todas las secuencias de este ADN tienen envoltura molecular en una secuencia ancestral común. Asumiendo que este se obtiene sólo de la madre (ver Mitocondria), estos hallazgos implicarían que todos los humanos vivos descienden en última instancia de una mujer, sin descartar absolutamente la posibilidad de que ella haya podido ser una hembra prehumana.

Descendencia por líneas mitocondriales

Sabemos de Eva a causa de las mitocondrias (un orgánulo celular) que sólo se pasan de la madre a la prole. Cada mitocondria contiene ADN mitocondrial y la comparación de las secuencias de este ADN revela una filogenia molecular.

La Eva mitocondrial recibe su nombre de la Eva que se relata en el libro del génesis de la Biblia. Esto ha llevado a algunos malentendidos entre el público general. Un error común es creer que Eva fue el único ancestro femenino viviendo en su tiempo. Es muy probable que muchas mujeres anteriores a Eva y también muchas pertenecientes a aquella época, hayan tenido descendencia hasta cierto momento en el pasado. Sin embargo, solo la Eva mitocondrial produjo una línea completa de hijas mujeres hasta nuestros tiempos; por lo cual es el ancestro femenino del cual proviene toda la población actual.

El fundamento del linaje de la Eva mitocondrial, es que al revisar el árbol genealógico de todos los seres humanos que viven en la actualidad (a través de la genética), si se sigue una línea de cada individuo a su madre, y si estas líneas se continúan desde cada una de esas madres a sus respectivas madres, se estará retrocediendo en el tiempo y todas las líneas convergerán en un punto en que todas las hijas comparten la misma madre. En este seguimiento, cuanto más se retroceda en el tiempo, menos linajes quedarán hasta que quede solo uno; el cual correspondería a la Eva mitocondrial.

Por ello, cuanto más pequeña es una población, más rápidamente converge el ADN mitocondrial; las migraciones de pequeños grupos de personas derivan (Deriva genética) luego de unas pocas generaciones hacia un ADN mitocondrial común. Esto sirve como sustento a la teoría del origen común (Single-origin hypothesis en inglés). Esta teoría plantea que los seres humanos modernos (Homo sapiens) se originaron en África entre los 100.000 y 200.000 años.

Comparación entre Eva mitocondrial y Adán cromosomal-Y

Así como las mitocondrias se heredan por vía materna, los cromosomas Y se heredan por vía paterna. Por lo tanto es válido aplicar los mismos principios con estos. El ancestro común más cercano por vía paterna ha sido apodado Adán cromosomal-Y. Sin embargo, es muy importante aclarar que no vivió en la misma época que la Eva mitocondrial. Por el contrario, su existencia fue por lo menos 50 mil años más reciente.

Véase también

Bibliografía

  1. Marianne Schwartz y John Vissing, 2002. "Paternal Inheritance of Mitochondrial DNA", New England Journal of Medicine. 347:576-580. [1]
  2. "Mitochondria can be inherited from both parents", New Scientist artículo sobre el informe de SchwartzyVissing; [2]
  3. Sutovsky, P., et al. 1999. "Ubiquitin tag for sperm mitochondria." Nature 402(Nov. 25):371-372. Resumen disponible en [3] y discutido en [4].
  4. Pakendorf, B. & Stoneking, M. 2005. "Mitochondrial DNA and human evolution". Annual Review of Genomics and Human Genetics. 6:165–83. Review muy recomendable para adquirir una visión general y bien referenciada acerca del genoma mitocondrial, su herencia matrilineal y su interés en estudios de genómica comparada. Resumen disponible en [5].
  5. Sykes, Bryan (2001), Las siete hijas de Eva, Editorial Debate. ISBN 978-84-8306-476-4.

Enlaces externos

The genographic project (proyecto genográfico) (en ingles)

Eva

Eva

Eva de Alberto Durero

Eva: Etimologia (Hebreo: חַוָּה, chavvah ; Arabe: حواء, Hawwa ; "uno viviendo" o "fuente de vida",del Hebreo ḥawwâ (java), "vivir", "vida", de ḥāyâ, "para vivir"; de la raiz ḥyw

En la mitología tanto cristiana como judía, Eva fue la primera mujer que Dios creó sobre la Tierra.

Historia de Eva según la Biblia

Su historia se encuentra en el libro de Génesis, desde el versículo 27 del capítulo 1 hasta el versículo 2 del capítulo 5.

Fue creada por Dios en el huerto de Edén como ayuda idónea de Adán, a partir de una costilla de éste. Su nombre, en hebreo, significa "madre de los vivientes" o "dadora de vida". En el libro de Génesis, relata que Dios mandó a Adán y su esposa fructificar y multiplicarse, llenar la Tierra y gobernarla (Génesis 1:28). Se relata que también les mandó comer de todos los árboles del huerto, excepto árbol de la ciencia del bien y del mal y del árbol de la vida; para no morir (Génesis 2:16–17). Pero, leemos, Eva fue engañada por la serpiente (Diablo), y vio "que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría", por lo que ella comió del fruto prohibido y dio a su pareja, el cual comió también. Como consecuencia, de acuerdo con la Biblia, Dios informó a Eva que como castigo sus embarazos y partos serían dolorosos (Génesis 3:16), que Adán debería trabajar para comer (Génesis 3:19) y que ambos morirían.

Después Dios dijo: "El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, lo coma y viva para siempre." (Génesis 3:22) Por esa razón Adán y Eva fueron echados del jardín de Edén (Génesis 3:24),

En la Biblia encontramos que Eva fue madre (se mencionan Abel, Caín y Set, y en Génesis 5:4 se dice que Adán fue padre de otros hijos e hijas).

Igualmente cabe mencionar que en la mitología (o del folclor) judío, producto de leyendas y una reinterpretación del génesis; igualmente algunos postulan que en la historia del génesis, Eva no fue la primera mujer, y que habría sido una figura legendaria llamada Lilith.


Para más información ver los artículos Adán y Eva, y Adán

Eva mitocondrial

Artículo principal: Eva mitocondrial

En genética humana, Eva mitocondrial sería el ancestro mujer que poseeía las mitocondrias del cual descienden todas los mitocondrias de la población humana actual. Por ello, Eva mitocondrial correspondería a un único antepasado femenino de la que converge toda la población actual de Homo sapiens (seres humanos).

Sabemos de esta Eva Mitocondrial a causa de las mitocondrias (un orgánulo celular) que solo se pasan de la madre a la prole. Cada mitocondria contiene ADN mitocondrial y la comparación de las secuencias de este ADN revela una filogenia molecular. El ancestro común homólogo más cercano por vía paterna ha sido apodado Adán cromosomal-Y. Es muy importante aclarar que no vivió en la misma época que la Eva mitocondrial. Por el contrario, su existencia fue por lo menos alrededor de 70 mil años más reciente y por supuesto, no fue su pareja.

Iconografía

La imagen de Adán y Eva ha sido profusamente utilizada, siendo uno de los pocos temas bíblicos que dan la oportunidad del desnudo al artista.

La creación de Eva

Tema muy representado, por su enorme simbolismo tanto para hebreos como para cristianos: la creación de Eva y su unión con Adán son el Sacramentum magnum, dan fundamento al matrimonio religioso y lo trascienden en el Catolicismo al anunciar el matrimonio de Cristo con la Iglesia, del que este pasaje sería prefiguración.

Véase también

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San Juan Crisóstomo

San Juan Crisóstomo
 

 
 
Juan Crisóstomo o de Antioquia (Antioquía, Siria; (347) – 14 de septiembre de 404) fue un religioso ortodoxo, patriarca de Constantinopla, es considerado por la Iglesia católico-romana uno de los cuatro originales Doctores de la Iglesia del Oriente, y por su propia Iglesia, la iglesia ortodoxa Griega uno de los más grandes teólogos y uno de los tres Pilares de la Iglesia, juntamente con Basilio y Gregorio.
 
Fue un excelso predicador que por sus discursos públicos y por su denuncia de los abusos de las autoridades imperiales y de la vida licenciosa del clero recibió el sobrenombre de “Crisóstomo” que proviene del griego chrysóstomos (χρυσόστομος) y significa ‘boca de oro’ (chrysós, ‘oro’, stomos, ‘boca’). (1)
 
A este santo arzobispo de Constantinopla, la gente le puso el apodo de "Crisóstomo" que significa: "boca de oro", porque sus predicaciones eran enormemente apreciadas por sus oyentes. Es el más famoso orador que ha tenido la Iglesia. Su oratoria no ha sido superada después por ninguno de los demás predicadores.
 
Nació en Antioquía (Siria) en el año 347. Era hijo único de un gran militar y de una mujer virtuosísima, Antusa, que ha sido declarada santa también.
 
A los 20 años Antusa quedó viuda y aunque era hermosa renunció a un segundo matrimonio para dedicarse por completo a la educación de su hijo Juan.
 
Desde sus primeros años el jovencito demostró tener admirables cualidades de orador, y en la escuela causaba admiración con sus declamaciones y con las intervenciones en las academias literarias. La mamá lo puso a estudiar bajo la dirección de Libanio, el mejor orador de Antioquía, y pronto hizo tales progresos, que preguntado un día Libanio acerca de quién desearía que fuera su sucesor en el arte de enseñar oratoria, respondió: "Me gustaría que fuera Juan, pero veo que a él le llama más la atención la vida religiosa, que la oratoria en las plazas".
 
Juan deseaba mucho irse de monje al desierto, pero su madre le rogaba que no la fuera a dejar sola. Entonces para complacerla se quedó en su hogar pero convirtiendo su casa en un monasterio, o sea viviendo allí como si fuera un monje, dedicado al estudio y la oración y a hacer penitencia.
 
Cuando su madre murió se fue de monje al desierto y allá estuvo seis años rezando, haciendo penitencias y dedicándose a estudiar la S. Biblia. Pero los ayunos tan prolongados, la falta total de toda comodidad, los mosquitos, y la impresionante humedad de esos terrenos le dañaron la salud, y el superior de los monjes le aconsejó que si quería seguir viviendo y ser útil a la sociedad tenía que volver a la ciudad, porque la vida de monje en el desierto no era para una salud como la suya.
 
El llegar otra vez a Antioquía fue ordenado de sacerdote y el anciano Obispo Flaviano le pidió que lo reemplazara en la predicación. Y empezó pronto a deslumbrar con sus maravillosos sermones. La ciudad de Antioquía tenía unos cien mil cristianos, los cuales no eran demasiado fervorosos. Juan empezó a predicar cada domingo. Después cada tres días. Más tarde cada día y luego varias veces al día. Los templos donde predicaba se llenaban de bote en bote. Frecuentemente sus sermones duraban dos horas, pero a los oyentes les parecían unos pocos minutos, por la magia de su oratoria insuperable. La entonación de su voz era impresionante. Sus temas, siempre tomados de la S. Biblia, el libro que él leía día por día, y meditaba por muchas horas. Sus sermones están coleccionados en 13 volúmenes. Son impresionantemente bellos.
 
Juan Crisóstomo escribe: “Aprended a cantar salmos (psallein), y apreciará el placer de la actividad. Pues, se llenan del Espíritu Santo los que cantan (psallontes), tal y como se llenan de un espíritu inmundo los que cantan odas satánicas. ¿Qué significa “al Señor en vuestros corazones”? Quiere decir: prestar atención con enten­dimiento. Los que no prestan atención cantan (psallousi) meramente, haciendo sonar las palabras mientras vaga por otros lugares su corazón” (Homilía XIX).
 
-Observación: En Efesios 5:19, “psallousi” quiere decir, según Juan Crisóstomo, griego del Siglo IV d.C., “haciendo sonar las palabras”. Su explicación confirma la conclusión nuestra ya planteada, a saber, que en el Nuevo Testamento, “psallousi” puede significar “cantar”, sin implicar el acompañamiento de instrumentos musicales.
 
En sus comentarios sobre el Salmo 41:2-3, Crisóstomo escribe: “En todo lugar y a toda hora se puede cantar (psallein) con el entendimiento… Si tiene usted un oficio, puede cantar (psallein) sentado en el lugar donde trabaja o mientras trabaja. Puede uno hacer melodía (alabar o cantar –psallein) en su mente sin usar la voz. Pues, no hacemos melodía para los hombres, sino para Dios quien es capaz de escuchar el corazón”.
 
-Tomemos nota: ¡No en “todo lugar y a toda hora” puede uno tocar instrumentos, pero sí, puede cantar en “todo lugar y a toda hora”! Según Crisóstomo, las alabanzas no son para los hombres sino para Dios. La música instrumental agrada a los hombres. En cambio, la espiritual, la del corazón, agrada no solo a los adoradores espirituales sino también a Dios.
 
En su obra “Sobre el Salmo 150”, Crisóstomo escribe: “Por lo tanto, como los judíos recibieron mandamiento de alabar a Dios con todos los instrumentos de música, asimismo hemos recibido mandamiento de alabarle con nuestros miembros –el ojo, la lengua, el oído, la mano. Esto Pablo lo hace obvio cuando dice: ‘Presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional’. Alaba el ojo cuando no ve con lujuria, la lengua cuando canta (psalle). El oído cuando no escucha canciones malas y acusaciones contra el vecino, la mente cuando no maquina traición, mas abunda en amor; los pies cuando no corren para hacer la maldad sino para llevar a cabo buenas obras, las manos cuando se levantan, no para robar y acaparar y golpear, sino para dar limosnas y para proteger a los que sufren ofensas. Entonces, el hombre llega a ser una lira melodiosa, ofreciendo a Dios una melodía armoniosa y espiritual. Aquellos instrumentos fueron permitidos a causa de la debilidad de la gente para adiestrarles en el amor y la armonía”.
 
Refiriéndose al Salmo 149, Crisóstomo dice que la música instru­mental “le fue permitida a los judíos, como también los sacrificios, debido a la pesadez y lo grosero de sus almas. Dios se la permitió a causa de la flaqueza de ellos porque no hacía mucho que habían sido librados de los ídolos. Mas ahora, en lugar de órganos, podemos usar nuestros cuerpos para alabarle como es debido”.

 
Dios permite la tentación para probarnos. Jesucristo mismo quiso ser tentado por el demonio, pero Él lo rechazó: “Apártate, Satanás…” (Mateo 4,10). Con la gracia de Dios siempre podemos vencer la tentación. Cuando llega, debemos orar y resistir: orar siguiendo el consejo que nos dio Jesucristo: “Velad y orad para no caer en tentación” (Mateo 26,41), y resistir valientemente huyendo de la ocasión y de quien nos induce a pecar.
 
El pecado, ofensa a Dios
 

«Se cuenta de San Juan Crisóstomo que “Arcadio, emperador de Constantinopla, instigado por su esposa Eudoxia, quiso castigar al santo. Cinco jueces propusieron diversos castigos: Mandadlo al desierto, dijo uno. Quitarle los bienes, añadió otro. Metedlo en la cárcel cargado de cadenas. Quitadle la vida. El último, por fin, dijo al emperador: Si lo mandáis al destierro estará contento, sabiendo que en todas partes tiene a Dios; si lo despojáis de sus bienes, no se los quitáis a él sino a los pobres; si lo encerráis en un calabozo, besará las cadenas; si lo condenáis a muerte, le abrís las puertas del cielo… Hacedle pecar: No teme más que al pecado”.
 
Deberíamos preguntarnos si, como San Juan Crisóstomo, tenemos al pecado como al peor mal.» (2)
 
Aunque «san Juan Crisóstomo recibe el calificativo de mártir, pero si bien no sufrió un martirio violento, no es menos cierto que fue testigo de Cristo y que fue su fidelidad al Maestro lo que le llevó al destierro y a numerosas penalidades y sufrimientos que le acarrearon la muerte. Enfrentarse al poder imperial, sobre todo al de la emperatriz Eudoxia, lleva a nuestro santo a este final. El Imperio romano de Oriente no es ya oficialmente el imperio pagano perseguidor de la Iglesia. Desde el reinado de Teodosio, el cristianismo es la religión oficial del Estado. Se crea así un espejismo, repetido muchas veces a lo largo de la Historia: el de un cristianismo protegido y tutelado por las autoridades civiles. Instrumentalización y cesaropapismo. Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla, no está dispuesto a que la voz de la Iglesia sea silenciada o manipulada en la nueva situación. Y el poder establecido responderá en todas las épocas siempre con la misma táctica: no atacará a la Iglesia como tal institución sino a las personas que la representan; desvinculará a la persona de la institución para poner en duda su legitimidad… Se empleó esta tácticas incluso contra Papas, ¿por qué no se emplearía contra un arzobispo de Constantinopla, que empleaba la denuncia profética contra injusticias de todo tipo, y por qué no buscar entre otros miembros de la jerarquía y del clero a hombres que descalificaran la actuación de Juan Crisóstomo?
 
De muchos santos se recuerdan sus últimas palabras, y en el caso de aquel arzobispo de Constantinopla, éstas fueron: “¡Gloria a Dios sobre todas las cosas!”. Para Dios, toda la gloria. Dios, en primer lugar, pues la gloria del ser humano es enteramente tributaria de la gloria divina. Reconocer la gloria de Dios no es empequeñecer al hombre sino acogerse a la fe y recordar que procede de Dios, que está hecho a su imagen y semejanza. La dignidad humana no sufre por el reconocimiento de la gloria de Dios. Es el reconocimiento de una verdad, aunque esa verdad no sea comprendida por todos. Juan Crisóstomo se entrega a Dios desde su juventud, desde su bautismo a los dieciocho años de edad. Su talento natural para la oratoria se ajustó a la búsqueda de la gloria de Dios. Sermones, escritos diversos y cartas del hombre de la “boca de oro” (Crisóstomo, en griego) no tienen otro objeto que la gloria de Dios. Era un heredero de la retórica griega clásica pero la elevó hasta cumbres no alcanzadas en mucho tiempo –eran cumbres alcanzadas por el Espíritu- sólo por el hecho de que todo lo hacía por la gloria de Dios. Esta adhesión a la gloria divina fue sellada también con la cruz. Llama la atención que sus perseguidores lo arrestaran la víspera de la Pascua del año 404. Juan Crisóstomo debía pasar, al igual que Cristo, por el sufrimiento para entrar después en la gloria.
 
Quizás esos perseguidores buscaran privarle de la alegría de celebrar la Pascua con sus fieles, pero erraban por completo si tales eran sus cálculos. Quien ha configurado su vida con la gloria de Dios, quien busca hacer su voluntad e identificarse con su Hijo, puede ser privado del Pan y de la Palabra, en sentido físico o material. Será una situación dolorosa para él, pero esto no le privará de Dios, pues nada puede atentar contra su libertad interna, pues es una libertad que sólo le debe a Cristo. Nada material puede encarcelar su espíritu; tampoco el exilio o la soledad forzada que fue lo que se empleó contra Juan Crisóstomo. Quien lleva a Dios dentro de sí y quien sólo vive para su gloria, encuentra a Dios en todas partes y en toda circunstancia. El exilio elegido por los enemigos del santo son los límites del mundo conocido hasta entonces, el Ponto Euxino, las orillas del Mar Negro que desde la más remota antigüedad simbolizaban para los griegos un mundo hostil. Juan Crisóstomo no regresará nunca a su diócesis de Constantinopla y sus guardianes le harán más dura su condición de exiliado. Muere, sin embargo… Poco después, sus restos serían conducidos a Constantinopla y su imagen sería rehabilitada incluso por sus propios perseguidores. Pero la imagen verdadera, la que perdura de Juan Crisóstomo es la del cristiano fiel, el que busca, ante todo, la gloria de Dios.»(3)
 
«Crisóstomo, cuando él escribió contra el ambiente de la cultura pagana de su tiempo, comentó que sus ídolos,“aunque mudos en sí mismos, tenían con todo sus oráculos y profetas y augures, quienes aparentaban tener dones espirituales, como la pitonisa de Delfos; pero no se engañen —advirtió—, los dones de ellos se pueden distinguir fácilmente de los de nosotros»(4)
 
El pueblo le escuchaba emocionado y de pronto estallaba en calurosos aplausos, o en estrepitoso llanto el cual se volvía colectivo e incontenible. Los frutos de conversión eran visibles.
 
El emperador Teodosio decretó nuevos impuestos. El pueblo de Antioquía se disgustó y por ello armó una revuelta y en el colmo de la trifulca derribaron las estatuas del emperador y de su esposa y las arrastraron por las calles. La reacción del gobernante fue terrible. Envió su ejército a dominar la ciudad y con la orden de tomar una venganza espantosa. Entre la gente cundió la alarma y a todos los invadió el terror. El Obispo se fue a Constantinopla, la capital, a implorar el perdón del airado emperador y las multitudes llenaron los templos implorando la ayuda de Dios.
 
Y fue entonces cuando Juan Crisóstomo aprovechó la ocasión para pronunciar ante aquel populacho sus famosísimos "Discursos de las estatuas" que conmovieron enormemente a sus miles de oyentes logrando conversiones. Esos 21 discursos fueron quizás los mejores de toda su vida y lo hicieron famoso en los países de los alrededores. Su fama llegó hasta la capital del imperio. Y el fervor y la conversión a que hizo llegar a sus fieles cristianos, obtuvieron que las oraciones fueran escuchadas por Dios y que el emperador desistiera del castigo a la ciudad.
 
En el año 398, habiendo muerto el arzobispo de Constantinopla, le pareció al emperador que el mejor candidato para ese puesto era Juan Crisóstomo, pero el santo se sentía totalmente indigno y respondía que había muchos que eran más dignos que él para tan alto cargo. Sin embargo el emperador Arcadio envió a uno de sus ministros con la orden terminante de llevar a Juan a Constantinopla aunque fuera a la fuerza. Así que el enviado oficial invitó al santo a que lo acompañara a las afueras de la ciudad de Antioquía a visitar las tumbas de los mártires, y entonces dio la orden a los oficiales del ejército de que lo llevaran a Constantinopla con la mayor rapidez posible, y en el mayor secreto porque si en Antioquía sabían que les iban a quitar a su predicador se iba a formar un tumulto inmenso. Y así fue que tuvo que aceptar ser arzobispo.
 
Apenas posesionado de su altísimo cargo lo primero que hizo fue mandar quitar de su palacio todos los lujos. Con las cortinas tan elegantes fabricaron vestidos para cubrir a los pobres que se morían de frío. Cambió los muebles de lujo por muebles ordinarios, y con la venta de los otros ayudó a muchos pobres que pasaban terribles necesidades. El mismo vestía muy sencillamente y comía tan pobremente como un monje del desierto. Y lo mismo fue exigiendo a sus sacerdotes y monjes: ser pobres en el vestir, en el comer, y en el mobiliario, y así dar buen ejemplo y con lo que se ahorraba en todo esto ayudar a los necesitados.
 
Pronto, en sus elocuentes sermones empezó a atacar fuertemente el lujo de las gentes en el vestir y en sus mobiliarios y fue obteniendo que con lo que muchos gastaban antes en vestidos costosísimos y en muebles ostentosos, lo empezaran a emplear en ayudar a la gente pobre. El mismo daba ejemplo en esto, y la gente se conmovía ante sus palabras y su modo tan pobre y mortificado de vivir.
 
En aquellos tiempos había una ley de la Iglesia que ordenaba que cuando una persona se sentía injustamente perseguida podía refugiarse en el templo principal de la ciudad y que allí no podían ir las autoridades a apresarle. Y sucedió que una pobre viuda se sintió injustamente perseguida por la emperatriz Eudoxia y por su primer ministro y se refugió en el templo del Arzobispo. Las autoridades quisieron ir allí a apresarla pero San Juan Crisóstomo se opuso y no lo permitió. Esto disgustó mucho a la emperatriz. Y unos meses más tarde Eudoxia peleó con su primer ministro y se propuso echarlo a la cárcel. Él corrió a refugiarse en el templo del arzobispo y aunque la policía de la emperatriz quiso llevarlo preso, San Juan Crisóstomo no lo permitió. El ministro que antes había querido llevarse prisionera a una pobre mujer y no pudo, porque el arzobispo la defendía, ahora se vio él mismo defendido por el propio santo. Eudoxia ardía de rabia por todo esto y juraba vengarse pero el gran predicador gritaba en sus sermones: "¿Cómo puede pretender una persona que Dios le perdone sus maldades si ella no quiere perdonar a los que le han ofendido?"
 
Eudoxia se unió con un terrible enemigo que tenía Crisóstomo, y era Teófilo de Alejandría. Este reunió un grupo de los que odiaban al santo y entre todos lo acusaron de un montón de cosas. Por ej. Que había gastado los bienes de la Iglesia en repartir ayudas a los pobres. Que prefería comer solo en vez de ir a los banquetes. Que a los sacerdotes que no se portaban debidamente los amenazaba con el grave peligro que tenían de condenarse, y que había dicho que la emperatriz, por las maldades que cometía, se parecía a la pérfida reina Jetzabel que quiso matar al profeta Elías, etc., etc.
 
Al oír estas acusaciones, el emperador, atizado por su esposa Eudoxia, decretó que Juan quedaba condenado al destierro. Al saber tal noticia, un inmenso gentío se reunió en la catedral, y Juan Crisóstomo renunció uno de sus más hermosos sermones. Decía: "¿Qué me destierran? ¿A qué sitio me podrán enviar que no esté mi Dios allí cuidando de mí? ¿Qué me quitan mis bienes? ¿Qué me pueden quitar si ya los he repartido todos? ¿Qué me matarán? Así me vuelvo más semejante a mi Maestro Jesús, y como El, daré mi vida por mis ovejas..."
 
Ocultamente fue enviado al destierro, pero sobrevino un terremoto en Constantinopla y llenos de terror los gobernantes le rogaron que volviera otra vez a la ciudad, y un inmenso gentío salió a recibirlo en medio de grandes aclamaciones.
 
Eudoxia, Teófilo y los demás enemigos no se dieron por vencidos. Inventaron nuevas acusaciones contra Juan, y aunque el Papa de Roma y muchos obispos más lo defendían, le enviaron desterrado al Mar Negro. El anciano arzobispo fue tratado brutalmente por algunos de los militares que lo llevaban prisionero, los cuales le hacían caminar kilómetros y kilómetros cada día, con un sol ardiente, lo cual lo debilitó muchísimo. El trece de septiembre, después de caminar diez kilómetros bajo un sol abrasador, se sintió muy agotado. Se durmió y vio en sueños que San Basilisco, un famoso obispo muerto hacía algunos años, se le aparecía y le decía: "Animo, Juan, mañana estaremos juntos". Se hizo aplicarlos últimos sacramentos; se revistió de los ornamentos de arzobispo y al día siguiente diciendo estas palabras: "Sea dada gloria a Dios por todo", quedó muerto. Era el 14 de septiembre del año 404.
 
Eudoxia murió unos días antes que él, en medio de terribles dolores.
 
Al año siguiente el cadáver del santo fue llevado solemnemente a Constantinopla y todo el pueblo, precedido por las más altas autoridades, salió a recibirlo cantando y rezando
 
Ver enlace relacionado 

Fuente:
 

  • Editorial La Paz,
http://www.editoriallapaz.org/padres_iglesia_Juan_Crisostomo.htm
  • http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Juan_Crisostomo.htm
  • Notas:

     
    1
    http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Cris%C3%B3stomo
     
    2 http://www.educa.aragob.es/aplicadi/valores/vavc42.htm
     
    3 http://www.archimadrid.es/espiritualidad/00secciones/santo.htm
     
    4 Artículo titulado “En mi nombre hablarán nuevas lenguas (IV)”, publicado en el portal cristiano Lasteologias,
    http://lasteologias.wordpress.com/en-mi-nombre-hablaran-nuevas-lenguas-iv/

    jueves, 29 de mayo de 2008

    Miguel de Unamuno

    Miguel de Unamuno

    Miguel de Unamuno
    Nació en:

    Bilbao, España el 29 de septiembre de 1864

    Murió en:

    Salamanca, España el 31 de diciembre de 1936


    Ocupación: Escritor, filósofo
    Nacionalidad: Bandera de España España
    Movimientos: Generación del 98

    Miguel de Unamuno y Jugo (Bilbao, 29 de septiembre de 1864 - Salamanca, 31 de diciembre1936), escritor, y filósofo español. En su obra cultivó gran variedad de géneros literarios. de

    Biografía

    Nacido en la calle Ronda del casco viejo de Bilbao. Era el tercer hijo y primer varón, tras María Felisa y María Jesusa, del matrimonio habido entre el comerciante Félix de Unamuno Larraza y su sobrina carnal, Salomé Jugo Unamuno. Más tarde nacerán Félix, Susana y María Mercedes. A los diez años, al acabar sus primeros estudios en el colegio de San Nicolás y a punto de entrar en el instituto, asiste como testigo al asedio de su ciudad durante la Tercera Guerra Carlista (lo que luego reflejará en su primera novela, "Paz en la guerra")

    Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, obteniendo la calificación de Sobresaliente en 1883, a sus diecinueve años. Al año siguiente, se doctora con una tesis sobre la lengua vasca: Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, en la que anticipa su idea sobre el origen de los vascos que era contraria a las afirmaciones del nacionalismo vasco que propugnaba una raza vasca no contaminada por otras razas.

    En 1885 comienza a trabajar en un colegio como profesor de latín y psicología y publica un artículo titulado "Del elemento alienígena en el idioma vasco" y otro costumbrista "Guernica", aumentando su colaboración en 1886 con el "Noticiero de Bilbao"

    Banderas de Bilbao y flores rojas y blancas en el homenaje a Miguel de Unamuno, en la Plaza Unamuno, a unos cien metros de la casa natal del escritor, en el Casco Viejo de Bilbao
    Banderas de Bilbao y flores rojas y blancas en el homenaje a Miguel de Unamuno, en la Plaza Unamuno, a unos cien metros de la casa natal del escritor, en el Casco Viejo de Bilbao

    En 1888, se presentó a la cátedra de psicología, lógica y ética del Instituto de Bilbao convocadas por la Diputación de Vizcaya, junto con Sabino Arana y el poeta Resurrección María de Azkue, adjudicándose la plaza éste último.

    Polemizó con Arana, que iniciaba su actividad nacionalista, ya que consideraba a Unamuno como vasco pero "españolista" debido a que Unamuno, que ya había escrito algunas obras en euskera, consideraba que ese idioma estaba próximo a desaparecer y que el bilingüismo no era posible. "El vascuence y el castellano son incompatibles dígase lo que se quiera, y si caben individuos no caben pueblos bilingües. Es éste de la bilingüidad un estado transitorio" [1]

    En 1889 prepara otras oposiciones y viaja a Suiza, Italia y Francia, donde se celebra la Exposición Universal y se inagura torre Eiffel.

    El 31 de enero de 1891 se casa con Concha Lizárraga, de la que estaba enamorado desde niño. Pasa los meses invernales dedicado a la preparación de unas oposiciones para una cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, la cual obtiene. Con motivo de estas oposiciones, entabla amistad con el granadino Ángel Ganivet, amistad que se irá intensificando hasta el suicidio de aquél en 1898. En 1901 es nombrado rector de la Universidad de Salamanca.

    El 11 de octubre de 1894 ingresa en la Agrupación Socialista de Bilbao y colabora en el semanario "Lucha de clases" de esta ciudad, abandonando el partido socialista en 1897 y sufre una gran depresión personal.

    En 1914 el ministro de Instrucción Pública lo destituye del rectorado por razones políticas, convirtiéndose Unamuno en mártir de la oposición liberal. En 1920 es elegido por sus compañeros decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Es condenado a dieciséis años de prisión por injurias al Rey, pero la sentencia no llegó a cumplirse. En 1921 es nombrado vicerrector. Sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera hacen que éste lo destituya nuevamente y lo destierre a Fuerteventura en febrero de 1924. El 9 de julio es indultado, pero él se destierra voluntariamente a Francia; primero a París y, al poco tiempo, a Hendaya, en el País Vasco francés, hasta el año 1930, año en el que cae el régimen de Primo de Rivera. A su vuelta a Salamanca, entró en la ciudad con un recibimiento apoteósico.

    Miguel de Unamuno se presenta candidato a concejal por la conjunción republicano-socialista para las elecciones del 12 de abril de 1931, resultando elegido. Unamuno proclama el 14 de abrilRepública en Salamanca. Desde el balcón del ayuntamiento, el filósofo declara que comienza "una nueva era y termina una dinastía que nos ha empobrecido, envilecido y entontecido". La República le repone en el cargo de Rector de la Universidad salmantina. Se presenta a las elecciones a Cortes y es elegido diputado como independiente por la candidatura de la conjunción republicano-socialista en Salamanca. Sin embargo, el escritor e intelectual, que en 1931 había dicho que él había contribuido más que ningún otro español —con su pluma, con su oposición al rey y al dictador, con su exilio...— al advenimiento de la República, empieza a desencantarse. En 1933 decide no presentarse a la reelección. Al año siguiente se jubila de su actividad docente y es nombrado Rector vitalicio, a título honorífico, de la Universidad de Salamanca, que crea una cátedra con su nombre. En 1935 es nombrado ciudadano de honor de la República. Fruto de su desencanto, expresa públicamente sus críticas a la reforma agraria, la política religiosa, la clase política, el gobierno, Azaña.[1]

    Universidad de Salamanca, de la que Unamuno fue rector
    Universidad de Salamanca, de la que Unamuno fue rector

    Al iniciarse la guerra civil, apoyó inicialmente a los rebeldes. Unamuno quiso ver en los militares alzados a un conjunto de regeneracionistas autoritarios dispuestos a encauzar la deriva del país. Cuando el 19 de julio la práctica totalidad del consistorio salmantino es destituida por las nuevas autoridades y sustituida por personas adictas, Unamuno acepta el acta de concejal que le ofrece el nuevo alcalde, el comandante del Valle. En el verano de 1936 hace un llamamiento a los intelectuales europeos para que apoyen a los sublevados, declarando que representaban la defensa de la civilización occidental y de la tradición cristiana, lo que causa tristeza y horror en el mundo.[1] Azaña lo destituye, pero el gobierno de Burgos le repone de nuevo en el cargo. Sin embargo, el entusiasmo por la sublevación pronto se torna en desengaño, especialmente ante el cariz que toma la represión en Salamanca. En sus bolsillos se amontonan las cartas de mujeres de amigos, conocidos y desconocidos, que le piden que interceda por sus maridos encarcelados, torturados y fusilados. A finales de julio, sus amigos salmantinos, Prieto Carrasco, alcalde republicano de Salamanca y José Andrés y Manso, diputado socialista, habían sido asesinados, así como su alumno predilecto y rector de la Universidad de Granada, Salvador Vila. En la cárcel se hallaban recluidos sus íntimos amigos el doctor Filiberto Villalobos y el periodista José Sánchez Gómez, éste a la espera de ser fusilado. Su también amigo, el pastor de la Iglesia anglicana y masón Atilano Coco, estaba amenazado de muerte y de hecho fue fusilado en diciembre de 1936. A principios de octubre, Unamuno visitó a Franco en el palacio episcopal para suplicar inútilmente clemencia para sus amigos presos.[2]

    Unamuno se arrepintió públicamente de su apoyo a la sublevación. Durante el acto de apertura del curso académico (que concidía con la celebración de la "Fiesta de la Raza") el 12 de octubre de 1936, en el Paraninfo de la Universidad. Varios oradores soltaron los consabidos tópicos acerca de la "anti-España". Un indignado Unamuno, que había estado tomando apuntes sin intención de hablar, se puso de pie y pronunció un apasionado discurso. "Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. (...) Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y vascos, llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española, que no sabéis...".

    En ese punto, el general José Millán-Astray (el cual sentía una profunda enemistad por Unamuno, que le había acusado inopinadamente de corrupción), empezó a gritar: "¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?". Su escolta presentó armas y alguien del público gritó:¡Viva la muerte!". En lo que, según Ridruejo, fue un exhibicionismo fríamente calculado, Millán habló: "¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!". Se excitó sobremanera hasta tal punto que no pudo seguir hablando. Resollando, se cuadró mientras se oían gritos de "¡viva España!". Se produjo un silencio mortal y unas miradas angustiadas se volvieron hacia Unamuno que dijo: "Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de ’¡viva la muerte!’. Esto me suena lo mismo que, ¡muera la vida!’. Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Míllán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. (... ) El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada...

    Furioso, Millán gritó: "¡Muera la inteligencia!". En un intento de calmar los ánimos, el poeta José María Pemán exclamó: "¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!". Unamuno no se amilanó y concluyó: "¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España".

    La esposa de Franco, Carmen Polo, toma del brazo a don Miguel y le acompaña a su casa, rodeados de su guardia personal[3] lo que evita que el incidente acabe en tragedia. Ese mismo día, la corporación municipal se reunió de forma secreta y expulsó a Unamuno. El proponente, el concejal Rubio Polo, reclamó su expulsión "...por España, en fin, apuñalada traidoramente por la pseudo-intelectualidad liberal-masónica cuya vida y pensamiento [...] sólo en la voluntad de venganza se mantuvo firme, en todo lo demás fue tornadiza, sinuosa y oscilante, no tuvo criterio, sino pasiones; no asentó afirmaciones, sino propuso dudas corrosivas; quiso conciliar lo inconciliable, el Catolicismo y la Reforma; y fue, añado yo, la envenenadora, la celestina de las inteligencias y las voluntades vírgenes de varias generaciones de escolares en Academias, Ateneos y Universidades".[4] El 22 de octubre, Franco firma el decreto de destitución de Unamuno como rector.[5]

    Los últimos días de vida (de octubre a diciembre de 1936) los pasó bajo arresto domiciliario en su casa, en un estado, en palabras de Fernando García de Cortázar, de resignada desolación, desesperación y soledad.[1] A los pocos días, el 20 ó 21 de octubre, en una entrevista mantenida con el periodista francés Jérôme Tharaud (común y erróneamente atribuida al escritor Nikos Kazantzakis):

    Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional. (...) En tanto me iban horrorizando los caracteres que tomaba esta tremenda guerra civil sin cuartel debida a una verdadera enfermedad mental colectiva, a una epidemia de locura con cierto substrato patológico-corporal. Las inauditas salvajadas de las hordas marxistas, rojas, exceden toda descripción y he de ahorrarme retórica barata. Y dan el tono no socialistas, ni comunistas, ni sindicalistas, ni anarquistas, sino bandas de malhechores degenerados, excriminales natos sin ideología alguna que van a satisfacer feroces pasiones atávicas sin ideología alguna. Y la natural reacción a esto toma también muchas veces, desgraciadamente, caracteres frenopáticos. Es el régimen del terror. España está espantada de si misma. Y si no se contiene a tiempo llegará al borde del suicidio moral. Si el miserable gobierno de Madrid no ha podido, ni ha querido resistir la presión del salvajismo apelado marxista, debemos tener la esperanza de que el gobierno de Burgos tendrá el valor de oponerse a aquellos que quieren establecer otro régimen de terror. (...) Insisto en el sagrado deber del movimiento que gloriosamente encabeza el general Franco es salvar la civilización occidental cristiana y la independencia nacional, ya que España no debe estar al dictado de Rusia ni de otra potencia extranjera cualquiera, puesto que aquí se está librando, en territorio nacional, una guerra internacional. Y es deber también traer una paz de convencimiento y de conversión y lograr la unión moral de todos los españoles para reestablecer la patria que se está ensangrentando, desangrándose, envenenándose y entonteciéndose. Y para ello impedir que los reaccionarios se vayan en su reacción más allá de la justicia y hasta de la humanidad, como a las veces tratan. Que no es camino el que se pretenda formar sindicatos nacionales compulsivos, por fuerza y por amenaza, obligando por el terror a que se alisten en ellos, ni a los convencidos ni convertidos. Triste cosa sería que el bárbaro, anti-civil e inhumano régimen bolchevístico se quisiera sustituir con un bárbaro, anti-civil e inhumano régimen de servidumbre totalitaria. Ni lo uno ni lo otro, que en el fondo son lo mismo.

    Y a los pocos días, en esta ocasión sí con Kazantzakis:

    En este momento crítico del dolor de España, sé que tengo que seguir a los soldados. Son los únicos que nos devolverán el orden. Saben lo que significa la disciplina y saben como imponerla. No, no me he convertido en un derechista. No haga usted caso de lo que dice la gente. No he traicionado la causa de la libertad. Pero es que, por ahora, es totalmente esencial que el orden sea restaurado. Pero cualquier día me levantaré -pronto- y me lanzaré a la lucha por la libertad, yo solo. No, no soy fascista ni bolchevique; soy un solitario.

    Plaza de Unamuno, en su barrio natal, durante el homenaje anual que le rinde el Ayuntamiento de Bilbao
    Plaza de Unamuno, en su barrio natal, durante el homenaje anual que le rinde el Ayuntamiento de Bilbao

    El 21 de noviembre, escribe a Lorenzo Giusso:[1]

    La barbarie es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los hunos y los hotros. Y aquí está mi pobre España, se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo...

    Murió en su domicilio de Salamanca el 31 de diciembre de 1936, de forma repentina, en el trascurso de la tertulia vespertina que mantenía regularmente con un par de amigos. A pesar de su virtual reclusión, en su funeral fue exaltado como un héroe falangista.[2] A su muerte, Antonio Machado escribió:[1]

    Señalemos hoy que Unamuno ha muerto repentinamente, como el que muere en la guerra. ¿Contra quién? Quizá contra sí mismo.

    Obra

    Narrativa

    La obra narrativa de Unamuno, en orden cronológico, es la siguiente:

    • Paz en la guerra (1895), obra en la cual utiliza el contexto de la tercera guerra carlista (que conoció en su niñez) para plantear la relación del yo con el mundo, condicionado por el conocimiento de la muerte;
    • Amor y pedagogía (1902), que une lo cómico y lo trágico en una reducción a lo absurdo de la sociología positivista;
    • Recuerdos de niñez y mocedad (1908) es una obra autobiográfica. En ella el autor vasco reflexiona sobre los primeros años de su vida en Bilbao.
    • Niebla (1914), obra clave de Unamuno, que él caracteriza con el nombre Nivola para separarla de la supuesta forma fija de la novela.
    • El espejo de la muerte (1913), un libro de cuentos de valor desigual.
    • En 1917 escribe Abel Sánchez, donde invierte el tópico bíblico de Caín y Abel para presentar la anatomía de la envidia;
    • Tulio Montalbán (1920) es una novela corta sobre el problema íntimo de la derrota de la personalidad verdadera por la imagen pública del mismo hombre.
    • También en 1920 se publican tres novelas cortas con un prólogo de gran importancia: Tres novelas ejemplares y un prólogo.
    • La última narración extensa es La tía Tula (1921), donde se presenta el anhelo de maternidad ya esbozado en Amor y pedagogía y en Dos madres.
    • Teresa (1924) es un cuadro narrativo que contiene rimas becquerianas, logrando en idea y en realidad la recreación de la amada.
    • Cómo se hace una novela (1927) es la autopsia de la novela unamuniana.
    • En 1930, Unamuno escribe sus últimas novelas: San Manuel Bueno, mártir y Don Sandalio, jugador de ajedrez.

    Nivola

    En la época literaria que rodeaba al autor por entonces, se exigían unos rígidos patrones de procedimiento a la hora de escribir y publicar una novela: una temática particular, líneas de tiempo y acción específicas, convencionalismos sociales... una especie de guión no escrito pero aceptado por todos. Y esto suponía a Unamuno un corsé del que pretendería desprenderse de alguna forma, para expresarse en sus páginas como estimara oportuno. Su solución fue inventar un nuevo género literario, al que bautizó como "nivola", y de esta forma, no podría obtener crítica ninguna en lo referente a reglas de estética o composición, porque solo debería antender a las reglas que él mismo hubiese diseñado para su nuevo género. Así lo expresa en el prólogo de Niebla (1914):

    [...] He oído también contar de un arquitecto arqueólogo que pretendía derribar una basílica del siglo X, y no restaurarla, sino hacerla de nuevo como debió haber sido hecha y no como se hizo. Conforme a un plano de aquella época que pretendía haber encontrado. Conforme al proyecto del arquitecto del siglo X. ¿Plano? Desconocía que las basílicas se han hecho a sí mismas saltando por encima de los planos, llevando las manos de los edificadores. También de una novela, como de una epopeya o de un drama, se hace un plano; pero luego la novela, la epopeya o el drama se imponen al que se cree su autor. O se le imponen los agonistas, sus supuestas criaturas. Así se impusieron Luzbel y Satanás, primero, y Adán y Eva, después, a Jehová. ¡Y ésta sí que es nivola, u opopeya o trigedia! Así se me impuso Augusto Pérez. Y esta trigedia la vio, cuando apareció esta mi obra, entre sus críticos, Alejandro Plana, mi buen amigo catalán. Los demás se atuvieron, por pereza mental, a mi diabólica invención de la nivola. Esta ocurrencia de llamarle nivola –ocurrencia que en rigor no es mía, como lo cuento en el texto– fue otra ingenua zorrería para intrigar a los críticos. Novela y tan novela como cualquiera otra que así sea. Es decir, que así se llame, pues aquí ser es llamarse. ¿Qué es eso de que ha pasado la época de las novelas? ¿O de los poemas épicos? Mientras vivan las novelas pasadas vivirá y revivirá la novela. La historia es resoñarla.

    Filosofía

    La filosofía de Unamuno no fue una filosofía sistemática, sino una negación de cualquier sistema y una afirmación de fe "en sí misma". Se formó intelectualmente bajo el racionalismo y el positivismo. Durante la época de su juventud, escribió artículos en los cuales se apreciaba claramente su simpatía por el socialismo, y tenía una gran preocupación por la situación en la que se encontraba España.

    La influencia de algunos filósofos como Adolf von Harnack provocó el rechazo de Unamuno por el racionalismo. Tal abandono queda de manifiesto en su obra San Manuel Bueno, mártir, donde la metáfora de la nieve cayendo sobre el lago ilustra su postura en favor de la fe —la montaña sobre la cual la nieve crea formas, paisajes, frente al lago, donde ésta se disuelve y se transforma en nada—.

    Para él la muerte es algo definitivo, la vida acaba. Sin embargo, pensaba que la creencia de que nuestra mente sobrevive a la muerte es necesaria para poder vivir. Es considerado uno de los predecesores de la escuela existencialista que, varias décadas después, encontraría su auge en el pensamiento europeo. Así estudió danés para leer directamente a Kierkegaard (1813-1855), a quien en sus obras solía llamar, en su peculiar y cordial estilo: hermano.

    La preocupación por España se manifestó en los ensayos recogidos en sus obras:

    • En torno al casticismo (1895).
    • Vida de Don Quijote y Sancho (1905).
    • Por tierras de Portugal y España (1911).

    Durante la guerra y a partir de agosto de 1936, Unamuno comenzó a tomar apuntes para un libro que no llegaría a escribir y en el que plasma su testamento político: El resentimiento trágico de la vida. Notas sobre la revolución y la guerra civil españolas.

    Sus obras más puramente filosóficas son

    • Del sentimiento trágico de la vida (1913).
    • La agonía del cristianismo (1925).

    Poesía

    Para Unamuno el arte era un medio de expresar las inquietudes del espíritu. Por ello, en la poesía y en la novela trata los mismos temas que había desarrollado en los ensayos: su angustia espiritual y el dolor que provoca el silencio de Dios, el tiempo y la muerte.

    Siempre se sintió atraído por los metros tradicionales y, si bien en sus primeras composiciones procura eliminar la rima, más tarde recurre a ella. Entre sus obras poéticas destacan: PoesíasRosario de sonetos líricos (1911), El Cristo de Velázquez (1920), Andanzas y visiones españolas (1922), Rimas de dentro (1923), Teresa. Rimas de un poeta desconocido (1924), De Fuerteventura a París (1925), Romancero del destierro (1928) y Cancionero (1953). (1907),

    Ya desde su primer libro, Poesías (1907), se perfilan los temas que van a dominar en la poética unamuniana: el conflicto religioso, la patria y la vida doméstica.

    Dedicó a la ciudad estas bellas palabras: "Salamanca, Salamanca, renaciente maravilla, académica palanca de mi visión de Castilla".

    Tosco y prosista, nunca se le ha reconocido por versos armoniosos y trabajados, sino por estrofas breves, castellanas y muy personales: en palabras de Ramón Irigoyen, prologuista de Niebla en la edición de El Mundo, Unamuno siempre fue un "eyaculador precoz del verso", haciendo referencia a su escaso detenimiento en la revisión de sus poemas conclusos, en comparación con otros poetas de la época tales como Machado o Juan Ramón Jiménez.

    Teatro

    La obra dramática de Unamuno presenta su línea filosófica habitual; de ahí que obtuviera un éxito más bien escaso. Temas como la indagación de la espiritualidad individual, la fe como «mentira vital» y el problema de la doble personalidad son tratados en La esfinge (1898), La venda (1899) y El otro (1932). Actualiza la tragedia euripídea en Fedra (1918) y traduce la Medea (1933) de Séneca.

    El teatro unamuniano tiene las siguientes características:

    1. Es esquemático, está despojado de todo artificio y en él sólo tienen cabida los conflictos y pasiones que afectan a los personajes. Esta austeridad es influjo de la tragedia griega clásica.
    2. Si los personajes y los conflictos aparecen desnudos, la escenografía también se ve despojada de todo artificio. Es una escenografía, simplificada al máximo.
    3. Lo que realmente le importa es presentar el drama que transcurre en el interior de los personajes y, sin duda, de su interior.

    Con la simbolización de las pasiones y la austeridad tanto de la palabra como escenográfica, el teatro unamuniano entronca con las experiencias dramáticas europeas y abre un camino a la renovación teatral española, que será seguido por Ramón Valle-Inclán, Azorín y, más tarde, Federico García Lorca.

    Véase también

    Existencialismo

    Bibliografía

    Referencias

    1. a b c d e Fernando García de Cortázar, «Los mitos de la Historia de España», capítulo «La tercera España», pg. 294-295, ISBN 84-08-05714-6.
    2. a b Paul Preston, «Franco», capítulo 7 «La forja de un Caudillo: agosto-noviembre de 1936», pg. 242-243, ISBN 84-397-0241-8.
    3. Paul Preston, «Las tres Españas del 36», capítulo 2 «José Millán Astray. El novio de la muerte», pg. 91-92, ISBN 84-01-54068-2.
    4. Unamuno continúa siendo "celestina" y "antipatriota". El PP rechaza dejar sin efecto el acuerdo municipal que expulsó al escritor de su escaño de concejal en Salamanca, reportaje del diario El País, 29 de diciembre de 2006
    5. Un documento excepcional: el manifiesto de Unamuno a finales de octubre-principios de noviembre de 1936, por Manuel María Urrutia, de la Universidad de Deusto.

    Enlaces externos

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