EUNOMIO (c.
335 - c. 393)
Eunomio nació en Oltiseris, en el distrito de
Korniaspa, en Capadocia, cerca de la frontera con Galacia hacia el año 335 y
murió en Dakora en el distrito de Cesarea hacia el año 393. Su padre parece que
fue un hombre culto, quien se tomó la molestia de dar a su hijo la misma
educación. Sin embargo, no hay información definida sobre su vida hasta 356 o
357, cuando se le halla con Aecio en Antioquía, recomendado, según Filostorgio, por el maestro arriano Segundo, que estaba entonces
en Antioquía y cuyo secretario había sido. Se ganó el favor de Eudoxio, obispo de Antioquía, quien le
hizo diácono. Cuando Eudoxio fue
depuesto, pero antes de ser desterrado, Eunomio fue enviado para interceder en
su favor ante el emperador, pero fue capturado por los homoiousianos en el
camino y desterrado a Midæa en Frigia en el otoño de 368. Tras el sínodo de Seleucia, con Aecio,
siguió a los obispos semi-arrianos a Constantinopla, tomando parte prominente
en las disputas teológicas que acabaron en su derrota.
Obispo de
Cícico.
A principios de 360 Eunomio fue nombrado
obispo de Cícico por Eudoxio, aceptando el cargo en la esperanza de facilitar
la restauración de su antiguo maestro Aecio, mientras que Eudoxio puede haber
esperado ganar a Eunomio para su conciliador tipo de arrianismo. A continuación
las cosas se complicaron hasta tal punto que resulta difícil trazarlas en
detalle. Según Teodoreto, cuyo relato es seguido
por Tillemont y Klose y por otros eruditos modernos, el pueblo de Cícico logró convencer
a Eunomio para que se pronunciara y saliera de su reticencia doctrinal;
entonces le acusaron ante Eudoxio, quien, tras larga vacilación, destituyó a Eunomio de su obispado, lo que precipitó la
formación de una facción propia, formada primero en Panfilia, al poco de ser
depuesto.
Filostorgio conocía la acusación de los de
Cícico, pero afirma que Eunomio era inocente y al no estar dispuesto a asentir
ni a la condenación de Aecio ni a los decretos de Rímini, voluntariamente
dimitió de su episcopado y se retiró a su lugar de
nacimiento. Este mismo historiador refriere que Aecio entonces le calumnió ante
Constancio, con el resultado de que
fue citado para comparecer en el sínodo de Antioquía en el invierno de 360-361,
pero como Aecio no insistió en sus acusaciones y el asunto fue pospuesto a un
sínodo más grande, la cuestión quedó sin solución por la muerte del emperador.
En conjunto el primer relato es preferible, porque la probablemente
independiente narración de Sozomeno es más reconciliable con ella que con la de Teodoreto.
Ruptura con
los semi-arrianos.
Bajo Juliano el Apóstata la facción anomea pudo levantar cabeza de nuevo. Eunomio fue a
Constantinopla otra vez y allí, en acuerdo con Aecio, intentó establecer la
Iglesia anomea. Euzoio de Antioquía e incluso Eudoxio, ahora obispo de
Constantinopla, parecían, ahora que la influencia de la corte no tenía que ser
considerada, no estar indispuestos a unirse a los arrianos más extremistas;
pero bajo los sucesores de Juliano percibieron el peligro de tales simpatías y
se retiraron. Eunomio y sus amigos fueron así impulsados a la formación de una
organización eclesiástica independiente. Consagraron obispos para Lidia, Jonia,
Palestina y Constantinopla.
Desde ese momento (hacia finales de 363) se
fecha la ruptura definitiva entre los arrianos conciliadores (homeanos) y los
anomeos. Eudoxio aprovechó con avidez la ocasión ofrecida y rechazó reconocer
las consagraciones, fortalecido en su política por el favor que Valente le mostró en el primer
periodo de su residencia en Constantinopla y Euzoio reconoció la lógica de los
sucesos. Aecio y Eunomio dejaron la representación de su causa en la capital a
Florencio y se retiraron, el primero a la vecina Mitilene y el segundo a
Calcedonia. En tales lugares vivieron durante un tiempo sin ejercer funciones
eclesiásticas. A la proclamación como emperador de Procopio, Eunomio, que había
tenido con él relaciones amistosas, regresó a Constantinopla con Aecio antes de
la caída de Procopio (27 de mayo de 366), permaneciendo allí hasta después de
la muerte de Aecio, que no pudo ocurrir antes de la próxima primavera. En el
invierno de 367 Eunomio fue desterrado a Mauritania por sus relaciones con el
usurpador, pero la influencia ejercida sobre Valente resultó en que fuera
vuelto a ser llamado en el otoño de 369. Su vida posterior.
Tras estos sucesos vivió, parece ser, en
Calcedonia, pero poco se sabe de los últimos años de su vida. Sócrates dice que cuando Teodosio convocó un sínodo de
varias facciones en Constantinopla (junio de 383) Eunomio representó a sus
seguidores en el mismo. Pero su causa no tenía solución.
Inmediatamente antes de la ascensión de
Teodosio, Graciano había excluido
expresamente a los eunomianos, con los fotinianos y maniqueos, de la tolerancia que
proclamó. El edicto de Teodosio de 27 de febrero de 380 les proscribió
indirectamente y el de 10 de enero de 381 directamente. El 25 de julio de 383,
tras el sínodo antes mencionado, el emperador emitió un edicto similar contra
una amplia gama de herejías. Eunomio, el único líder que incurrió en castigo personal, fue
desterrado una vez más. Durante un tiempo residió en Calcedonia, ejerciendo
todavía una cierta influencia en Constantinopla, siendo luego enviado a
Halmiris en Moesia y cuando este lugar fue tomado por los bárbaros a Cesarea en
Capadocia. Finalmente se le permitió retirarse a su propiedad en Dakora.
Su facción no le sobrevivió. Los edictos
imperiales ordenaron el destierro de sus líderes y la quema 1de sus libros,
negándoseles el derecho a testamento. También sucedieron divisiones entre
ellos, parece ser que por causa de costumbres bautismales. Los eunomianos no
reconocieron el bautismo ni la ordenación de los arrianos, sustituyéndola por una triple inmersión.
Obras.
La importancia de Eunomio se puede medir por
el número de antagonistas que tuvo por el lado ortodoxo, incluyendo a Apolinar, Dídimo, Androniciano, Teodoro de Mopsuestia, Sofronio, Basilio y Gregorio de Nisa. De sus obras se conocen
solo cinco, además de un comentario perdido sobre Romanos, una colección de
cartas, un pequeño tratado apologético (el contestado por Basilio, Apolinar y
Dídimo), escrito probablemente poco después de 360; una réplica a Basilio,
escrita justo antes de la muerte de éste y una Exposición de la fe,
probablemente tomada de Basilio en cierta extensión hacia el año 383. Epifanio dice que Eunomio y sus
seguidores fueron más extremistas que Arrio, pero esto es un error. Arrio era anomeo y la agennesia (negación
de la generación del Hijo e insistencia de su condición de criatura) que era la
marca esencial de la doctrina eunomiana fue enseñada por Arrio en la misma
manera. El pensamiento de Eunomio es más claro y está apoyado por razonamientos
metafísicos y epistemológicos más sólidos, lo cual no significa variación
esencial entre él y Arrio.
Fuente:
Iglesia Evangélica Pueblo Nuevo, cit en http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_eunomio
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