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viernes, 20 de junio de 2008

Ellen G. White

Ellen G. White

Ellen G. White
Ellen G. White

Ellen Gould Harmon de White conocida también como Elena G. de White (Noviembre 26, 18271915) Hija de Roberto y Eunice Harmon, fue una cristiana norteamericana, cuyo liderazgo llevo al establecimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Los miembros de esta iglesia la consideran además de líder eclesiástica como profeta para los tiempos modernos.

Ellen G. White fue una figura controversial en su tiempo, y aún genera muchas discusiones especialmente entre los otros grupos cristianos, así como de los no religiosos. Ella afirmó haber recibido visiones después de no cumplirse el segundo regreso de Jesús fijado para octubre de 1844 señalado por Guillermo Miller, a quien seguía Ellen White. Las visiones de la señora White dieron base para que el movimiento adventista considerara que en ella se manifestó el "Don de Profecía", lo cual dotó a sus escritos de gran importancia para los creyentes de esta denominación. Los adventistas creen que ella experimentó cerca de 2.000 visiones. Algunos pocos adventistas, los cristianos no adventistas y los no-religiosos consideran que sus visiones se debían a una epilepsia de lóbulo temporal resultado de una lesión sufrida a la edad de nueve años.

Ellen G. White promovió el vegetarianismo, así como la evangelización y difusión del adventismo en diferentes lugares del mundo. Durante su vida escribió más de 5.000 artículos de periódicos y 40 libros; actualmente, incluyendo las compilaciones de sus 50.000 páginas de manuscritos se han publicado cerca de 40 libros, los cuales han sido traducidos a los principales idiomas del mundo. Algunos de los más populares son "El camino a Cristo", "El deseado de todas las gentes", "El Conflicto de los Siglos".

Cronología

  • 1827 Nace el 26 de noviembre en Gorham (Maine) de padres metodistas, Robert Harmon y Eunice Gould.
  • 1836 Al volver de la Escuela una niña le lanza una piedra, esta le da en la cara y la deja tres semanas en coma.
  • 1840 Conversión asistiendo a un "camp-meeting" metodista, asiste por primera vez a una conferencia de William Miller.
  • 1842 Bautizada a la edad de 15 años en la Iglesia Metodista.
  • 1844 Ella junto otros fieles creyentes de que la venida de Jesús seria el 22 de Octubre de 1844, según los escritos de William Miller y otros predicadores de la época, tuvieron lo que la Iglesia Adventista denomino "El Gran Chasco".
  • 1846 Se casa con James White. La pareja acepta favorablemente los trabajos de Joseph Bates sobre el reposo bíblico del sábado.
  • 1847 Nace Henry Nichols White.
  • 1849 Nace James Edson White.
  • 1851 A Sketch of Christian Experience.
  • 1854 Nace William Clarence White.
  • 1855 La familia White se instala en Battle Creek (Michigan).
  • 1858 Spiritual Gifts (volumen 1).
  • 1860 Nace John Herbert White, que fallece tres meses más tarde.
  • 1863 Inauguración de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Battle Creek, muerte de Henry White a los 16 años.
  • 1873 El matrimonio White animan al joven adventista John Harvey Kellogg (futuro responsable del sanatorio de Battle Creek y creador de los famosos Corn Flakes en 1894) a realizar estudios de medicina y de administración.
  • 1881 Muerte de James White a los 60 años.
  • ' Viaje a Europa: Inglaterra, Suiza, Francia, Italia, Alemania, Dinamarca, Noruega y Suecia.
  • 1888 Se opone al legalismo mayoritario de los delegados de la Conferencia General de Minneapolis. Primera versión The Great Controversy (Conflicto de los siglos).
  • ' Viaje a Australia y Nueva Zelanda.
  • 1892 Steps to Christ. (El Camino a Cristo).
  • 1896 Thoughts from the Mount of Blessing.
  • 1898 The Desire of Ages (El Deseado de Todas las Gentes).
  • 1900 Se instala en Elmshaven (California), Christ’s Object Lessons (Palabras de vida del Gran Maestro)
  • 1903 Education.
  • 1905 The Ministry of Healing (El ministerio de curación)
  • ' Testimonies for the Church.
  • 1911 The Acts of the Apostles (Hechos de los Apóstoles), puesta al día y corrección de The Great Controversy, segunda publicación de esta obra.
  • 1915 Muere el 16 julio, con 88 años.
  • 1919 El presidente de la "Conferencia General" Arthur Daniells invita a 65 investigadores para reflexionar sobre la naturaleza, alcance e inspiración del profetismo de Ellen G. White.

Infancia y juventud

Ellen Gould Harmon y su hermana gemela Elisabeth nacieron el 26 de noviembre de 1827, en una granja (ahora conocida como Fort Hill Farm) cerca Gorham, Maine, una aldea situada a unos 19 km al oeste de la ciudad de Portland (en el noreste de los Estados Unidos). Robert F. ) y Eunice G. Harmon ) tenían una familia de ocho hijos[1] y pocos años después del nacimiento de Ellen y su hermana, la familia se mudó a Portland, en donde su padre, se dedicó a la fabricación de sombreros.

El accidente

Durante su infancia la activa y alegre Ellen ayudaba en los quehaceres del hogar y a su padre en la fabricación de sombreros. Ellen era una niña fuerte y saludable, con una disposición alegre y esperanzada, lista y ávida de aprender, con rápida percepción y buena memoria. A los nueve años, una tarde, mientras regresaba a casa de la escuela, fue golpeada en la cara con una piedra que una compañera de clases le tiró. El golpe le fracturó el tabique de la nariz y casi le costó la vida, por tres semanas estuvo incosciente, virtualmente en estado de coma. En los años siguientes sufrió una salud disminuida lo que le obligó a abandonar la escuela y no podía continuar ayudando en casa. A todos les parecía que la niña prometedora anterior al accidente no podría vivir mucho. "Pero Dios tenia algo para ella y muy grande, llevaría el estandarte de la verdad a muchas personas que no han conocido la verdadera conversion" (citado por Jasón David Gonzalez).

Su conversión

En el año 1840, Ellen con sus padres, asistió al congreso metodista en Buxton, y allí a la edad de doce años, entregó su corazón a Dios. Poco después debido a su insistencia fue bautizada por inmersión en la bahía de Portland, y aceptada como miembro de la Iglesia Metodista Episcopal.[2]

Su educación

La salud de Ellen la perjudicó de tal forma que en raras ocasiones estuvo en disposición de asistir a la escuela. Ella misma describe sobre esta experiencia: "Mis maestras me aconsejaron que dejase de asistir a la escuela y no prosiguiese los estudios hasta mejorar de salud. La más terrible lucha de mi niñez fue el verme obligada a ceder a mi flaqueza corporal y decidir que era preciso dejar el estudio y renunciar a toda esperanza de educación".[3]

La educación de Ellen fue limitada aproximadamente a tres años, este hecho genera sorpresa en todos aquellos que estudian su amplia producción literaria.

Ellen G. White y William Miller

El Mensaje de la Segunda Venida de Cristo

Ellen y otros miembros de su familia, asistió a las reuniones adventistas Portland entre 1840 y 1842. Aceptaron completamene los puntos presentados por William Miller y su equipo de predicadores, y confiaban que Jesús regresaría a la tierra inicialmente en 1843, y luego en 1844.

Las fervientes actividades de la familia en promulgar la esperanza del advenimiento indujo a la Iglesia Metodista de Portland a expulsar a la familia Harmon de la feligresía de la misma, en la última parte de 1843.

El 22 de octubre de 1844 y el Gran Chasco

Desde los doce años, hasta los dieciséis (de 1840 a 1844), Ellen Harmon con sus padres y un numeroso grupo de creyentes participó en la proclamación del segundo advenimiento de Cristo promovido por William Miller, conocido en aquel momento como Movimiento Millerista.

Este grupo de creyentes se prepararon para encontrarse con su Señor el 22 de octubre de 1844. Esa sería la fecha de la Segunda Venida de Cristo y el Día del Juicio. Cuando en esa fecha no ocurrió lo que esperaban se produjo un "gran chasco" entre todos los seguidores del Movimiento Millerista.

Vocación y comienzo de su ministerio

La primera visión de Ellen Harmon

El Gran Chasco del 22 de octubre de 1844 sorprendió a Ellen con sólo diecisite años, pero a pesar de su juventud su espiritualidad no disminuyó. Esta experiencia fue muy crítica y muchos que habían participado en el movimiento millerita, estaban dudando acerca de su experiencia o estaban abandonándola.

En diciembre de este mismo año Ellen Harmon tuvo su primera visión, la cual renovó su confianza y la de otros creyentes en sus creencias sobre el advenimiento. Debido al estado precario de salud de Ellen, estaba alojada en la casa de los Haines en South Portland, Maine (EE. UU.), para aportar un poco de descanso a su madre. Su médico y sus amigos habían aceptado ya la idea de que moriría de tuberculosis. Era la hora la meditación matinal, ella junto a un grupo mujeres estaban orando en busca de respuestas sobre el gran chasco. Fue en este momento que esta adolescente entró en trance, y en este vió un viaje simbólico del grupo de creyentes al que pertenecía hacía una ciudad celestial, con Cristo a la cabeza.[4]

En esta visión los creyentes adventistas no encontraron una explicación por la no venida de Cristo, el 22 de octubre de 1844, pero pronto hallaron explicar el "chasco" reinterpretando la fallida profecía. La explicación que aceptaron los primeros adventistas derivó de escuchar la narración de otra visión, en este caso de Iram Edson, en donde veía a Jesús en el Santuario Celestial, pasando del Lugar Santo al Lugar Santisimo. Esta visión sembró la creencia en los adventistas del séptimo día que existe un santuario en el cielo como el mencionado en el Antiguo Testamento. Esta doctrina no es común en otros grupos protestantes.

Ellen relató su primera visión a un grupo de sesenta creyentes adventistas de Portland. Este pequeño grupo creyó sin dudas que era Dios que se dirigía a ellos a través de esa joven. Luego viajó con varios miembros de su familia o mujeres que ella conocía, para contar su experiencia en Maine y los estados vecinos.

Esta primera visión fue escrita por Ellen Harmon un año después el 20 de diciembre de 1845 y publicada en el Day-Star de Cincinnati, Ohio (EE. UU.) el 24 de enero de 1846. La impresión de esta historia, que fue enviado como correspondencia personal al redactor E. Jacobs, proporcionó consuelo y fortaleció a muchos creyentes adventistas que habían visto el no cumplimiento del regreso de Cristo el 22 de octubre de 1844 por la interpretación de la profecía de Daniel 8:14, lo que conllevó a que los creyentes terminarán aceptanado que la profecía era correcta respecto a la fecha, pero que se habían equivocado respecto al evento.

A través de los años fue reimpresa en artículos y folletos, para finalmente formar parte del primer libro de Ellen G. White, A Sketch of the Christian Experience and Views of Ellen G. White, que apareció en 1851, posteriormente es libro llegó a ser la primera parte del libro Early Writings[5]

Matrimonio con James White

En un viaje a Oregon, Maine, Ellen conoció a un joven ministro adventista, llamado James Springer White con quien se casó el 30 de agosto de 1846. El hogar de los Harmon en Gorham, fue su primer lugar de residencia.

Aceptación de Sábado como día de reposo

La idea de adoptar el sábado como día de reposo no fue de la señora White. Los esposos White lo aceptaron tras leer un folleto acerca del tema, publicado por el Capitán José Bates, ellos aceptaron al carácter sagrado del sábado como día de descanso y se unieron en la defensa de la misma. Seis meses más tarde, el sábado 7 de abril de 1847, Elena tuvo una visión en la que veía los diez mandamientos en el santuario celestial con un halo de luz que rodeaba el cuarto. Esto la convenció aún más de la importancia de realizar los servicios religiosos de la naciente iglesia y confirmó su papel como moldeadora de las doctrinas de la nueva religión. La doctrina de la adoración en sábado fue tomada de los Bautistas del Séptimo Día.

La experiencia de los primeros días de Jaime y Elena de White se vieron llenos de pobreza. Sin existir una organización eclesiástica no había una forma de sostén del ministerio regular o segura. En la actualidad los ministros adventistas son mantenidos por los diezmos que pagan los feligreses. El tiempo de Jaime White durante un año se dividió entre viajar y predicar por una parte, y ganarse la vida en el ferrocarril o en los campos de heno por la otra. Pronto después del nacimiento de su primer hijo Enrique White, ocurrido el 26 de agosto de 1847, la joven pareja decidió dedicarse totalmente al ministerio. Enrique fue dejado al cuidado de manos ajenas a las de su madre. Esto también resultó cierto con respecto a Edson, nacido en 1849. Cuando Guillermo nació, en 1854 y Juan, en 1860, los esposos White pudieron tener su propia casa.

Establecimiento de las doctrinas adventistas del séptimo día

Durante la primavera y el verano de 1848, Jaime y Elena de White asistieron a cinco conferencias sabáticas, en las cuales se dio forma a las principales doctrinas que la Iglesia Adventista sostiene como un cuerpo orgánico de enseñanza. En esas reuniones, Elena de White dirimió entre puntos difíciles de doctrina aludiendo a sus visiones como respuesta a las polémicas.

En la sexta conferencia, realizada en noviembre de 1848, a Elena de White se le mostró que su esposo debía publicar un pequeño periódico para diseminar las verdades bíblicas. En respuesta a las urgencias de Elena, Jaime, en junio de 1849, sin dinero para llevar a cabo la empresa, y mientras vivía en habitaciones prestadas en el hogar de los Belden, ubicados en Rocky Hill, Connecticut, inició la publicación de un periódico de ocho páginas denominado The Present Truth (La verdad presente). En la última parte de 1850, con el propósito de hacer que el título representara una misión más amplia, se sustituyó por el de Second Advent Review and Sabbath Herald (Revista del segundo advenimiento y heraldo del sábado), el órgano de la iglesia adventista que existe hasta hoy.

La primera visión de Elena G. de White fue publicada el 24 de enero de 1846 en un número del Day Star, bajo la forma de una carta al director. Visiones siguientes fueron apareciendo en pliegos sueltos o en artículos de la revista Present Truth. Su primer libro, de 64 páginas, que estaba encuadernado a la rústica y tenía por título The Christian Experiences and Views of Ellen G. White (Las experiencias cristianas y puntos de vista de Elena G. de White), se publicó en julio de 1851. Se componía de artículos o condensaciones de artículos que aparecieron en forma suelta en Present Truth, y también de algún material nuevo. (Véase Primeros escritos, págs. 11-78, donde aparece una reproducción del libro.)

Los esposos White viajaron entre los creyentes, animaron, instruyeron y, en algunas ocasiones, reprendieron la indiferencia y el fanatismo. Mientras se alojaban en uno u otro hogar hospitalario, Jaime White hacía los arreglos para la publicación de las revistas que se esforzaba para que aparecieran con cierta regularidad. Con la decisión de comprar un equipo de impresión en 1852, se establecieron en Róchester, Nueva York, y fijaron su residencia familiar en una casa grande rentada que sirvió también como centro de impresión y casa de alojamiento para los que ayudaban en la impresión. Aunque acosados por la pobreza, la enfermedad y la angustia, los esposos White gozaban del placer de tener su familia junta en su propio hogar.

En noviembre de 1855, en respuesta a una invitación de observadores del sábado del Estado de Michigan, el equipo de impresión fue trasladado a Battle Creek, donde los esperaba una pequeña casa editora. A medida que la iglesia se desarrollaba, Battle Creek llegó a ser su centro de operaciones y de administración, y continuó siéndolo hasta el año 1903, fecha en la cual se trasladó a Washington, D. C.

Elena de White tuvo una visión considerada importante para los creyentes durante la conferencia realizada inmediatamente después que se estableció en Battle Creek, y cuando ella la leyó a la iglesia pocos días más tarde, se tomó el acuerdo de que debía ser publicada para beneficio de todos los adventistas observadores del sábado. La publicación apareció como un folleto de 16 páginas titulado Testimonies for the Church. De año en año, a medida que Elena de White tenía visiones importantes, éstas eran publicadas en folletos, y más tarde reimpresas en los volúmenes de la colección Testimonies.

La visión de marzo 14 de 1858, relativa al gran conflicto, es considerada por los adventistas como la más importante de la señora White. El relato de una visión de dos horas fue publicado en la última parte del verano bajo el título de "El gran conflicto ente Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles". En sus 219 páginas con tipo pequeño, ella fue trazando los puntos más importantes de la historia con un énfasis particular en los acontecimientos de los últimos días y la recompensa para los fieles. A través de los años posteriores, a medida que por el crecimiento de la iglesia se publicaban libros mayores, visiones repetidas fueron desarrollando más plenamente esa idea del conflicto, y Elena de White, en gran parte del resto de su vida, preparó libros, con ayuda de su esposo y varios secretarios, culminando con las obras: Patriarcas y profetas, Profetas y reyes, El Deseado de todas las gentes, Hechos de los apóstoles y El conflicto de los siglos.

Juan Heriberto White murió de una infección a la edad de tres meses, en diciembre de 1860. A su muerte se adquirió un pequeño lote familiar en el cementerio de Oak Hill, donde actualmente descansan todos los miembros de la familia. Mientras la familia estaba en un viaje de trabajo y de vacación rumbo a Maine tres años más tarde, Enrique murió de neumonía a la edad de 16 años. Los esposos White conocieron la aflicción.

Organización de normas pro-salud

El 6 de junio de 1863, poco después de la organización de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, en la última parte de mayo, Elena tuvo una visión sobre la abarcante reforma relativa a la salud, en Otsego, Michigan, unos 45 km al oeste de Battle Creek. Esta visión llamaba la atención de los adventistas del séptimo día a la importancia de un conocimiento de los principios relativos a la salud; hacía un llamamiento a regresar a un programa alimentarlo desprovisto de carne como el establecido en el Edén del Génesis; señalaba los peligros del uso de las drogas intoxicantes prescritas libremente en aquel tiempo; aconsejaba el uso benéfico del agua en el buen vivir y en el cuidado de los enfermos; recomendaba usar vestidos saludables, y amonestaba contra el abuso en las relaciones matrimoniales. Aunque algunos de estos principios eran defendidos por uno que otro conferenciante sobre temas de la salud, a menudo se mezclaban con ellos ideas no defendidas por la señora White. A raíz de esto viene una nueva visión a establecer la posición adventista oficial. En la publicación de esta visión Elena de White conocida como: "Este es el camino", ella da a conocer los principios de la salud. Se publicaron artículos, se imprimieron folletos y finalmente, y se inició una institución médica en septiembre de 1866, en Battle Creek, la que se llamó The Western Health Reform Institute (El Instituto de Reforma Sanitaria del Oeste). Esta fue solamente la primera de una cadena de instituciones médicas que hoy son dirigidas por la Iglesia Adventista alrededor del mundo.

En este campo hay declaraciones polémicas por parte de la señora White, las cuales causan conflictos ya que estas declaraciones son mostradas como reveladas por Dios. Dentro de estas se pueden mencionar: todos los tipos de cáncer se deben al consumo de carne, la tuberculosis es causada por el consumo de carne, los organismos tienen una fuerza vital y se declinación causa la enfermedad - una postura claramente vitalista-, la creencia que la masturbación causa locura y ceguera, que el uso de pelucas causa locura, entre otras.

Iniciativas por un sistema educativo propio

En 1872 la iglesia recibió por parte de la señora White, instrucciones para establecer una institución educacional donde la juventud adventista pudiera obtener educación en su religión, y jóvenes de ambos sexos se prepararan para el servicio de la denominación. El Colegio de Battle Creek se inició en 1874, para ser seguido a su debido tiempo por colegios en el este y el oeste del país, y en otros países alrededor del mundo. Estos colegios fueron seguidos a su vez por el establecimiento de escuelas primarias y secundarias. Artículos aparecidos en Testimony, así como algunos folletos especiales, contenían sus instrucciones con respecto a cómo ella consideraba que Dios quería que estas instituciones fueran dirigidas.

En 1868, con una reunión que duró diez días y que se realizó en un bosque de Wright, Michigan, Jaime White y sus asociados iniciaron una serie de camp meetings (congresos campestres), como convocaciones en las cuales de año en año los creyentes podían retirarse por un tiempo para fines espirituales. Esta forma de reuniones resultó de tanto éxito que en los años que siguieron casi todas las asociaciones tenían sus propias reuniones campestres. Elena de White asistía a éstas regularmente con su esposo, y a veces estaba presente en diez a quince reuniones en una sola estación. Esta obra realizada durante la década del 70 sobrecargó mucho la salud de Elena de White y retrasó sus escritos.

En agosto de 1881, Jaime White, a la edad de 60 años, cayó repentinamente enfermo. Después de una semana de enfermedad, las labores de su vida quedaron terminadas, y fue enterrado en el lote familiar del cementerio de Oak Hill.

Después de la muerte de su esposo Elena se apoyó en su hijo Guillermo C. White, que a la sazón tenía 27 años, por pedido especial empezó a ayudar a su madre en sus viajes y en su obra de publicación. Su confianza en Guillermo fue confirmada por otra visión.

Después que los dos trabajaron juntos en iniciar el Colegio de Healdsburg, California, en 1882, y luego que ella había completado la tarea de escribir su historia de el espiritú de profecía, la Asociación General envió a Elena de White un pedido de los creyentes de Europa de que ella visitara los países en los cuales se había comenzado la adoctrinación en la década anterior. Se pidió que su hijo Guillermo la acompañara, y que tomara una parte activa en la tarea de poner sobre una base de operación sólida a la casa editora de Basilea, Suiza, recientemente establecida.

Elena de White, junto con su ayuda secretarial y Guillermo y su familia, se embarcaron para Inglaterra en agosto de 1885. Durante dos años trabajaron en Europa, estableciendo su sede en Basilea, Suiza. Desde allí viajaron visitando Italia, Inglaterra, y los países escandinavos tres veces. Visitó a los creyentes adventistas, asistió a reuniones generales, y a veces habló a grandes auditorios de público en general, como ocurrió en Oslo, Noruega, donde se dirigió a 5.000 personas en una noche.

Por supuesto, tanto en su propio país como en el extranjero, Elena de White no podía escapar a la tarea de escribir, ora fueran testimonios de orden personal para animar, amonestar o preservar a familias o individuos, ora artículos para periódicos de la iglesia, o bien sus libros. Fue mientras estaba en Europa cuando emprendió la tarea de ampliar la presentación de la historia del gran conflicto, obra que había de completar en Healdsburg, California, en 1888 y 1890, lo cual produjo los bien conocidos libros El conflicto de los siglos y Patriarcas y profetas, respectivamente.

Al volver a los Estados Unidos en septiembre de 1887, Elena de White de nuevo dividió su tiempo entre la tarea de escribir y el ministerio público. Asistió a reuniones campestres, y luego a la sesión de la Asociación General realizada el año 1888 en Minneápolis, Minnesota. Esta reunión, con sus conflictos sobre enseñanzas doctrinales, afectó mucho su salud. Pero, incólume, empleó una buena parte de los dos próximos años para viajar entre las iglesias llevando la doctrina de la justificación por la fe, tanto a las iglesias como a las asambleas ministeriales.

Teniendo ya impresos y en circulación los libros Testimonies for the Church (Testimonios para la iglesia), tomo 5, El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas y Christian Temperance and Bible Hygiene (Temperancia cristiana e higiene bíblica), Elena de White estaba preparada para responder al pedido que la Asociación General le hizo en 1890 para que visitara Australia y ayudara en el establecimiento de la iglesia adventista en ese continente, donde la adoctrinación recién se iniciaba. De nuevo su hijo Guillermo C. White y varios ayudantes la acompañaron a cruzar el Pacífico en noviembre de 1891. Llegaron a Australia a mitad del verano. Trabajó allí por nueve años. Fuera de la casa editora de Melbourne, llamada Bible Echo (Eco Bíblico), y grupos de creyentes aquí y allá, no había un solo edificio de iglesia, y poco para mostrar en favor de la obra en Australia.

Cuando salió de Australia en agosto de 1900, para regresar a Norteamérica, dejó una iglesia más que triplicado en su feligresía, varias asociaciones bien organizadas, edificios de iglesia para la mayor parte de las congregaciones, un colegio en Corranbong establecido en el campo, rodeado de huertas, jardines y viñedos, una buena granja que sin embargo había sido declarada inservible, un gran sanatorio en los suburbios de Sidney en plena construcción, el comienzo de una fábrica de productos alimenticios, y una floreciente casa editora.

Mientras estaba en Australia completó y publicó cuatro libros: El camino a Cristo, La educación cristiana, El discurso maestro de Jesucristo y El Deseado de todas las gentes. Dos de ellos hans sido puestos fuertemente en tela de juicio por ser considerados como plagio: El camino a Cristo y el Desesado de todas las gentes. En 1900 Elena G. de White regresa a Norteamérica, según ella por instrucciones de Dios dadas en visión.

Clausurando sus asuntos en un tiempo increíblemente corto, pronto se había embarcado de regreso para los Estados Unidos, acompañada de su ayuda secretarial y de su hijo Guillermo y familia. Once días después de su arribo había encontrado en el norte de California una propiedad: Elmshaven, lista para ser ocupada, y allí se mudó para continuar con su tarea. Las exigencias de la causa a menudo requerían que abandonara la tarea de escribir. Ella asistió a la Asociación General en su sesión de 1901, donde sus mensajes fueron el principal factor en la reorganización de la Asociación General. Allí se distribuyeron responsabilidades y se abrió el camino para un rápido progreso por todo el mundo. En esa reunión ella hizo frente al movimiento fanático llamado Holy Flesh (carne santificada).

En congresos siguientes de la Asociación General realizados en 1903, 1905 y 1909, sus mensajes presentaron muchas advertencias necesarias y consejos para guiar en una obra que crecía en el ámbito mundial. Ella urgió a los hermanos a ampliar la obra en Sudamérica, la India, la China, etc. Sus mensajes hicieron frente en forma directa a las insidiosas acometidas de las enseñanzas panteístas diseminadas al final del siglo por una cantidad de prominentes obreros médicos.

Aludiendo a sus visiones se insto a los dirigentes a adquirir propiedades en el sur de California y a iniciar la obra de sanatorios en Paradise Valley, Glendale y Loma Linda, y también al desarrollo de una facultad de medicina en este último lugar.

El libro La Educación salió de prensa en 1903 y El ministerio de curación en 1905. Los tomos 8 y 9 de Testimonies se publicaron en 1904 y 1909 respectivamente. Una revisión de El conflicto de los siglos se publicó en 1911, así como Hechos de los apóstoles. Con Profetas y reyes en preparación durante este período y publicado poco después de la muerte de Elena de White, la serie llamada Conflicto estaba completa. Consejos para los padres, maestros y alumnos, publicado en 1913, y Obreros evangélicos, en 1915, completaron la serie de libros publicados mientras ella vivía, y Life Sketches (Bosquejos biográficos) siguió inmediatamente después de su muerte el mismo año.

Sus últimos años

Aunque estuvo activa en la obra de preparar libros hasta el tiempo en que cayó y se fracturó la cadera en febrero de 1915, Elena de White fue aliviada de las tareas más pesadas de escribir cartas y hablar en público durante los últimos tres años de su vida. Tuvo visiones hasta el año 1914, y aún hasta 1915, año en que murió.

El sábado de mañana, 13 de febrero de 1915, al entrar en la pieza que usaba para escribir, a la edad de 87 años, tropezó y cayó, quebrándose la cadera. Tuvo que quedar confinada a una cama de hospital, que se instaló en su sala de escribir, donde pasó los últimos días de su vida sin sufrir. Una silla de ruedas le permitía ocasionalmente pasar unas pocas horas en el balcón del segundo piso. Durante este período estaba a veces completamente alerta y otras veces en coma. Su vida terminó un viernes por la tarde, el 16 de julio de 1915. Sus últimas palabras, dichas a su hijo, fueron: "Yo sé en quién he creído". El próximo domingo por la tarde se realizó un servicio fúnebre en el patio de su casa. Otro servicio se realizó en el campamento de la asociación en Richmond, California, el lunes, y un tercero en el tabernáculo de Battle Creek, el sábado 24 de julio. A este servicio asistieron 4. 000 personas. Fue enterrada junto a su esposo en el cementerio de Oak Hill, en el lote familiar.

Elena G. de White murió convencida que las visiones que había tenido durante su vida eran producto de Dios, y no como resultado de la epilepsia de lóbulo temporal que probablmente se le generó como resultado del accidente que tuvoen su niñez. Su fuerte fe se manifiesta en la última parte de su vida al escribir: "Ya sea que mi vida sea preservada o no, mis escritos hablarán constantemente, y su obra irá adelante mientras dure el tiempo. Mis escritos son guardados en los archivos en la oficina, y aunque yo no viviera, esas palabras que me han sido dadas por el Señor todavía tendrán vida y hablarán a la gente" (Mensajes selectos, tomo 1 pág. 63).

Tres años antes de su muerte, Elena de White estableció una junta de fideicomisarios compuesta de dirigentes de la iglesia, incluyendo su propio hijo, a los cuales les confió el cuidado de sus escritos. Ellos y sus sucesores han llevado esta responsabilidad, y al hacerlo han hecho los arreglos para proveer a la distribución siempre creciente de sus libros. Esta obra es dirigida desde la oficina central de la Corporación Editorial Elena G. de White, en la sede de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Wáshington, D. C.

Acusaciones de plagio

Los delegados a la conferencia internacional de los adventistas del séptimo día que se celebró el año pasado reafirmaron que Ellen G. White fue “inspirada de la misma manera en que lo fueron los profetas de la Biblia.” Ella escribió más de 50 libros. Ahora, un hombre que ha sido ministro adventista por 36 años y ha pasado dos años investigando los escritos de ella, declaró: “Era una plagiaria.” El pastor Walter Rea afirma que las pruebas son tan claras que “puedo hacer que un camionero note eso por sí mismo.” Declara que las fuentes de consulta de Ellen White fueron a menudo obras de escritores religiosos de a mediados del siglo diecinueve que no eran adventistas, y ofrece una cantidad de ejemplos para probar su afirmación. Afirma que, hasta la fecha, no ha encontrado una obra de importancia escrita por Ellen White en la que no se haya utilizado una fuente ya publicada. “Lo importante de este asunto es que ella y la confesión siempre afirmaron que ella nunca copió de otros y que ella nunca recibió la influencia de nadie,” dice Rea.

En sus comentarios acerca del descubrimiento de esta apropiación literaria, Donald R. McAdams, presidente del Colegio Adventista del Sudoeste, de Keene, Texas, escribió: “Ellen White es una parte tan céntrica de la vida de los adventistas del séptimo día que sus palabras penetran en prácticamente toda área de la enseñanza y práctica adventista. . . . El que se considere que sus palabras posiblemente se hayan derivado de otra persona y que no necesariamente sean la autoridad final introduce un elemento de caos en el mismo corazón del adventismo, lo cual hace que todos nos sintamos incómodos.”

Referencias

  1. Dos hijos y seis hijas
  2. E. G. White, Testimonios Selectos, vol. I, p.13-15
  3. E. G. White, Testimonios Selectos, vol. I, p.15
  4. E. G. White, Primeros escritos, p.13-20
  5. E. G. White, Primeros Escritos. Mountain View (EE.UU.): Publicaciones Interamericanas, 1976 (6ª edición).

Enlaces externos

Sitios apologistas de Elena G. de White:


Sitios críticos de Ellen G. White:

Bibliografía

  • George R. Knight (2004), Cómo leer a Elena de White. Miami: Asociación Publicadora Interamericana. ISBN:
  • Arthur White (2003), Elena de White. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana. ISBN:
  • Herbert E. Douglass (2000), Mensajera del Señor. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana. ISBN: . Se puede consultar integra de este libro en línea en inglés 'Messenger of the Lord' y una selección de su traducción al español en 'Mensajera del Señor'
  • Ciro Sepúlveda (1998), Elena G. de White, lo que no se contó. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana. ISBN:
  • Juan Carlos Viera (1998), La voz del Espíritu. Boise (Idaho): Pacific Press Publishing Association. ISBN:
  • Gary Land (1995), El mundo de Elena G. de White. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana. ISBN:
  • Arturo G. Daniells (1980), El permanente don de profecía. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana.
  • D.A. Delafield (1979), Elena G. de White en Europa. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana.
  • René Noorbergen (1972), Elena G. de White, profeta del destino. New Canaan (Connecticut): Keats Pubblishing. ISBN: -X
  • Marye Trim (1977), Cuéntame de Elena White. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana.
  • Paul Steiner (s/f). L'Esprit de prophetie et Ellen G. White. Berne: CADEC.
  • Robert W. Olson et Jean Zurcher (s/f), Ellen G. White en Suisse . Zurich: Union Suisse des Eglises Adventistes.

Libros de Elena G. de White Listado de títulos que disponemos:

  1. A FIN DE CONOCERLE
  2. ALZA TUS OJOS
  3. CADA DÍA CON DIOS
  4. CONDUCCIÓN DEL NIÑO
  5. CONFLICTO Y VALOR
  6. CONSEJOS SOBRE LA OBRA DE LA ESCUELA SABÁTICA
  7. CONSEJOS PARA LOS MAESTROS PADRES Y ALUMNOS acerca de la EDUCACIÓN CRISTIANA
  8. CONSEJOS SOBRE EL RÉGIMEN ALIMENTICIO
  9. CONSEJOS SOBRE LA SALUD e Instrucciones para los Obreros Médicos Misioneros
  10. CONSEJOS SOBRE MAYORDOMÍA CRISTIANA
  11. CRISTO EN SU SANTUARIO
  12. DIOS NOS CUIDA
  13. EL CAMINO A CRISTO
  14. EL COLPORTOR EVANGÉLICO
  15. SEGURIDAD Y PAZ EN EL CONFLICTO DE LOS SIGLOS
  16. EL DISCURSO MAESTRO DE JESUCRISTO
  17. EL EVANGELISMO
  18. EL HOGAR CRISTIANO
  19. EL MINISTERIO DE CURACIÓN
  20. EL MINISTERIO DE LA ALIMENTACIÓN SALUDABLE
  21. EL MINISTERIO DE LA BONDAD Instrucciones para La Obra de Asistencia Social
  22. EN LUGARES CELESTIALES
  23. EVENTOS DE LOS ULTIMOS DIAS Enfrentado La Crisis Final de la Tierra
  24. EXALTAD A JESÚS
  25. FE Y OBRAS
  26. FELICIDAD Y ARMONÍA EN EL HOGAR
  27. HIJOS E HIJAS DE DIOS
  28. HISTORIA DE LOS PATRIARCAS Y PROFETAS
  29. LA HISTORIA DE LA REDENCIÓN
  30. JOYAS DE LOS TESTIMONIOS TOMO 1
  31. JOYAS DE LOS TESTIMONIOS TOMO 2
  32. JOYAS DE LOS TESTIMONIOS TOMO 3
  33. LA EDUCACIÓN
  34. LA FE POR LA CUAL VIVO
  35. LA IGLESIA REMANENTE
  36. LA TEMPERANCIA
  37. LA VOZ: SU EDUCACIÓN Y USO CORRECTO
  38. LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES en la Proclamación de el Evangelio de Jesucristo
  39. ¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE!
  40. LA MARAVILLOSA GRACIA
  41. MENSAJES PARA LOS JÓVENES
  42. MENSAJES SELECTOS TOMO 1
  43. MENSAJES SELECTOS TOMO 2
  44. MENSAJES SELECTOS TOMO 3
  45. MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO 1
  46. MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO 2 Pautas para la Salud Mental y Espiritual
  47. NOTAS BIOGRÁFICAS DE ELENA G. DE WHITE
  48. OBREROS EVANGÉLICOS
  49. PALABRAS DE VIDA DEL GRAN MAESTRO
  50. PRIMEROS ESCRITOS
  51. LA HISTORIA DE PROFETAS Y REYES
  52. REAVIVAMIENTOS MODERNOS
  53. RECIBIREIS PODER
  54. REFLEJEMOS A JESÚS
  55. SERVICIO CRISTIANO EFICAZ
  56. TESTIMONIO ACERCA DE CONDUCTA SEXUAL, ADULTERIO Y DIVORCIO
  57. TESTIMONIOS PARA LOS MINISTROS
  58. TESTIMONIOS SELECTOS TOMO 1
  59. TESTIMONIOS SELECTOS TOMO 2
  60. TESTIMONIOS SELECTOS TOMO 3
  61. TESTIMONIOS SELECTOS TOMO 4
  62. TESTIMONIOS SELECTOS TOMO 5
  63. UN LLAMADO AL EVANGELISMO MEDICO y a la Educación Sanitaria
  64. EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Ellen_G._White"

domingo, 13 de abril de 2008

Hijo del Hombre

Hijo del Hombre

La expresión "Hijo del Hombre" o "hijo de hombre" (griego ο υιος του ανθρωπου) es la más utilizada para referirse en los Evangelios a Jesús de Nazaret. En los evangelios sinópticos es mencionada en 66 ocasiones. En los otros libros del Nuevo Testamento apenas aparece: sólo una vez en los Hechos de los Apóstoles y dos en el Apocalipsis: Hch 7:56; Ap. 1:13, 14:14.

El estudio del sentido de esta expresión tiene gran importancia ya que, en los Evangelios, el texto es usado por Jesús para referirse a sí mismo. Se discute si se trata o no de un título de Jesús, y si puede arrojar luz acerca de lo que Jesús pensaba sobre sí mismo.

Con anterioridad a los Evangelios, la aparición más significativa de esta expresión tiene lugar en el Libro de Daniel, en el Antiguo Testamento:

Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Seguí mirando y en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio: todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

(Dn 7, 11-14)

El texto está escrito en arameo. El Libro de Daniel fue escrito hacia el año 165 adC, probablemente durante el destierro judío en Babilonia. Es un libro de estilo apocalíptico. Así como el anciano representa a Dios, el hijo de hombre, es una imagen que parece condensar todo lo humano, todo lo bueno que hay en la humanidad, que procede de las nubes del cielo (la morada de Dios, en la simbología semítica) y que vencerá sobre la maldad y la bestialidad, de forma definitiva.

Otros usos de la expresión se encuentran en el Libro de Enoch, conservado en una versión etíope y en el Libro Cuarto de Ezra.

El punto de vista católico

Según los teólogos católicos, este libro, perteneciente al Canon Hebreo (Tanaj), a las sección de los Escritos (Ketubim), dio lugar al uso de la expresión «Hijo del Hombre» aplicado al Mesías esperado por el pueblo judío.

Es aplicado por los evangelistas, en sentido mesiánico, a Jesús de Nazaret. Aparece en el Relato de la Pasión que sirve de fuente a los tres evangelios sinópticos, por lo tanto anterior al año 70 en que suele fecharse el de Marcos, y según los expertos uno de los relatos más antiguos de los que componen los evangelios:

Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús contestó: Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.

(Mt 26, 63-64; Mc 14, 61-62; Lc 22, 66-69)

El Evangelio según san Juan, más tardío que los tres sinópticos, abrevia el relato de la Pasión, de modo que el proceso ante los judíos, en el que se manifiesta la expresión Hijo del Hombre, se distribuye por los capítulos previos al prendimiento de Jesús:

Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: ¿Crees tú en el Hijo del Hombre? Él contestó: ¿Y quién es, Señor, para que crea en Él? Jesús dijo: Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es. Él dijo: Creo, Señor. Y se postró ante Él.

(Juan 9, 35-38)

El punto de vista de Geza Vermes

Geza Vermes, uno de los más destacados estudiosos del Jesús histórico, documenta con varios ejemplos la tesis de que "hijo de hombre" -en arameo, bar nasha- es un idiotismo propio del arameo de Galilea con que el hablante alude a sí mismo. Con respecto a su utilización en el Libro de Daniel, para Vermes la expresión no hace referencia a un individuo concreto, sino que alude colectivamente a "los santos del Altísimo" (Vermes: 181). No obstante, admite que con posterioridad se desarrolló una interpretación mesiánica del texto del libro de Daniel, pero la sitúa a partir del siglo II. En ningún caso admite que la expresión "hijo de hombre" tenga en el evangelio un carácter titular, y opina que:

"Fue este giro idiomático lo que los discípulos galileos de Jesús, de mentalidad apocalíptica, debieron "escatologizar" por medio de una midrash de Daniel 7:13."

(Vermes, 197)

Referencias

  • Vermes, Geza: Jesús el judío. Barcelona, Muchnik Editores, 1977 (título original: Jesus the Jew, 1973); páginas 171-202. ISBN 84-7264005-1
  • Duquoc, Christian: Cristología. Ensayo dogmático sobre Jesús de Nazaret, el Mesías. Salamanca, Ediciones Sígueme, 1992 (título original: Christologie I-II. Essai dogmatique); páginas 156-176. ISBN 84-301-0554-9.
A muchas personas les ha llamado la atención el que Jesús se llamara a sí mismo «Hijo del Hombre» con tanta frecuencia, siendo como era en realidad hijo de Dios. Tenemos que observar que la expresión «hijo de...» la aplicaban los judíos a cualquier persona que tenía especial relación a la cosa a que se dedicaba, o que le caracterizaba; así a Judas se le llama «hijo del Diablo» a Bernabé el generoso, se le llama «hijo de Consolación» a los condenados se les llama «hijos de ira» y a los pacíficos «hijos de paz».

No es pues extraño que Jesús, que había venido de Dios en una misión tan especial como era la de salvar a los hombres, acomodándose al lenguaje de los judíos se llamara a sí mismo «Hijo del Hombre». No hijo de ningún hombre en particular, sino del Hombre de un modo genético o general.

En el libro de Daniel hallamos una referencia especial a este nombre en un Ser, en figura de hombre, que aparece al lado de otro Ser llamado «Anciano de días», que era una representación de la Divinidad. Al Hijo del Hombre de la visión celestial, dice el texto, que le fue dado «dominio y gloria y reino para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es dominio eterno que nunca pasará y su reino un reino que no será destruido jamás» (Daniel 7:13-14).

Evidentemente éste es el Mesías de Israel. Seguramente las gentes del tiempo de Jesús habían oído explicarlo muchas veces a los rabinos, en las sinagogas. Al adoptar Jesús semejante nombre era decir a las gentes que le rodeaban, no solamente que Él había venido con una misión especial en favor de los hombres, sino que Él era el Mesías profetizado por Daniel.


De los títulos aplicados a Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio, ninguno aparece tan frecuentemente como el de "Hijo del Hombre". En muchas partes Jesús revela este misterioso nombre en sus conversaciones y su predicación. A pesar de ser un título que se menciona tantas veces, no es fácil comprender qué significa exactamente. Esto
no debe sorprendernos, porque aún los contemporáneos de Jesús se intrigaban ante este título e incluso decían "¿Quién es este Hijo del Hombre?" (Jn 12 34)

La pregunta no ha perdido vigencia a lo largo de los siglos y aún hoy seguimos preguntándonos a qué se refería Jesús se describía a si mismo con el título de "Hijo del Hombre".

En primer lugar explicaremos que Jesús no fue el primero o el único en usar esta expresión. De hecho, aparece más de 100 veces en el Antiguo Testamento. En muchos contextos significa "ser humano" o "simple mortal" (Num 23 19; Job 25 6; Sal 8 4; Si 17 30), y puede aplicarse a hombres como el profeta Ezequiel (Ez 2 1-3) o Daniel (Dn 8 17).
En algunos pasajes del Evangelio parece que Jesús habla de sí mismo en dicha forma para enfatizar su total solidaridad con la humanidad. En este sentido Jesús es el "Hijo del Hombre" porque posee un cuerpo auténticamente humano (Jn 6 53) y tiene la capacidad de actividades humanas como descansar (Mt 8 20), comer y beber (Lc 7 34), sufrir (Mc 8 31) y yacer en una tumba. (Mt 12 40)


Pero existe algo más, escondido en la expresión "Hijo del Hombre". En ciertos contextos explica posibilidades más allá de las limitaciones humanas. A veces Jesús se refiere a sí mismo, explicando sus prerrogativas divinas. El Hijo del Hombre puede perdonar los pecados (Mc 2:10), suspender el Sabbath (Mc 2 28), juzgar (Jn 5 27) e incluso
haber sido enviado desde el Cielo. (Jn 3 31) ¿Jesús pensaba que con este título sus discípulos podrían entender que esta expresión en apariencia tan simple podría reclamar potestades tan grandes?

La respuesta a esta última pregunta nos lleva, nuevamente, al Antiguo Testamento. En esta ocasión al Libro de Daniel, donde el profeta describe en un capítulo entero una visión terrible: (Dn 7 1-28)

Daniel ve cuatro bestias que salen del mar, cada una luce más feroz y poderosa que la anterior. Estas criaturas monstruosas representan los imperios paganos notoriamente hostiles a Israel. Instigan a la guerra sin misericordia.
Estos monstruos instigan la guerra contra el Pueblo de Dios. De pronto, la escena cambia de la tierra al Cielo, donde la corte celestial está en sesión y el Señor sentado en Su trono. (Dn 7 9)

En Su presencia llega una figura gloriosa, "como un Hijo de Hombre", "alguien parecido a un ser humano" que llegó sobre las nubes del cielo. (Dn 7 13) Este "Hijo del Hombre" fue presentado al Señor (en esta pasaje se muestra a un anciano, motivo por el cual suele representarse a Dios Padre como un hombre mayor y barbado). La corte celestial le otorga poder, honor y el reino de todos los pueblos, naciones y lenguas en un poder eterno que no será destruido.

Con esta coronación, la corte parece pronunciar un veredicto de condena a las cuatro bestias, desvistiéndolas de su poder y quedando bajo el dominio del "Hijo del Hombre" y de los "santos" de Dios (Dn 7 26-27).

Aquí vemos un "Hijo del hombre" que luce más como un divino y glorioso Mesías, muy diferente a un "simple mortal".
Él es el Rey del Universo, con autoridad sobre todas las naciones. Es imposible pensar que Jesús adoptara para si mismo este título de "El Hijo del Hombre" sin que nos lleve a la mente a la memorable visión de Daniel.

Jesús hace alusiones indiscutibles a este pasaje de Daniel. (Mt 19 28; 24 30; 25 31) En estas ocasiones, vemos a Jesús enseñando a sus discípulos por medio de las Escrituras acerca de su propia realeza y de la autoridad que tiene para triunfar sobre el mal. Aún en su propio juicio ante el Sanedrín, Jesús dice a sus acusadores que es el Hijo del Hombre y que su padre le brindará el trono celestial (Mt 26:62; Mar 14 62).

El "Hijo del Hombre" es una expresión que nos dice mucho sobre el Mesías y su misión. Sus raíces en el Antiguo Testamento pueden mostrarnos la versatilidad y significados completos. Este título, además, nos eleva a los humanos y mortales a una promesa gloriosa para estar junto al Padre. Entonces "¿Quién es este Hijo del Hombre?"
Es Jesucristo, quien conquistó al demonio y que ahora está en el Cielo, ejerciendo su poder sobre Israel y todas las naciones de su Reino Universal, la Iglesia. (Mc 16 19; Hch 7 56; Ap 14 14-16)

Traducido y usado con permiso del libro "Gospel of Luke" p. 55, Scott Hahn y Curtis Mitch, Ignatius Press, San Francisco (Nihil Obstat: +Mons. J. Warren Oyeran, ST.D. .; Imprimatur: +William J. Levada, Arzobispo de San Francisco).

Fuentes:
  • http://es.wikipedia.org/wiki/Hijo_del_Hombre
  • http://www.adorador.com/preguntas/porque_jesus_se_llamaba_hijo_del_hombre.htm
  • http://www.encuentra.com/documento.php?f_doc=1100&f_tipo_doc=9

sábado, 12 de abril de 2008

Dios

Dios es un concepto teológico, filosófico y antropológico que hace referencia a una suprema deidad adorada por algunas religiones, en especial las de origen abrahámico y aquellas relacionadas. Su conceptualización ha sido tema de debate en casi todas las civilizaciones humanas.

El vocablo Dios se escribe en español con mayúscula como sustantivo propio cuando se refiere a la idea de ser supremo de las religiones monoteístas, como son el judaísmo, el cristianismo, el islam y, quizá en menor medida, el zoroastrismo o mazdeísmo.

En la tradición cristiana, Dios es objeto de estudio de la teología. Desde tiempos de Santo Tomás de Aquino (Edad Media), se asume que la existencia de Dios no es tarea comprobable por el método científico, sino que su existencia ha de demostrarse en el ámbito de la metafísica.

A modo de definición

A menudo Dios es imaginado como una fuerza de la naturaleza — o como un ente consciente el cual se puede manifestar en un aspecto natural. Ambos la luz y las penumbras son símbolos canónicos para representar a Dios.
A menudo Dios es imaginado como una fuerza de la naturaleza — o como un ente consciente el cual se puede manifestar en un aspecto natural. Ambos la luz y las penumbras son símbolos canónicos para representar a Dios.

La definición más común de Dios es como ser supremo, omnipotente, omnipresente, omnisciente y creador y protector del universo y la humanidad. No es posible definirlo como algo conocido y establecer una descripción exacta y certera, por lo que la aceptación de su existencia y presencia viene dada por cada individuo, basándose en alguna de las religiones del mundo o por experiencia propia. Sobre esta definición existen variaciones:

  • Dios como ser capaz de insuflar el aliento adecuado que permite a sus adoradores sostener el sistema de autogobierno que él mismo define en un compendio de leyes, normas y/o principios catalogados en una colección de libros definidos como sagrados por sus seguidores, y cuyos redactores humanos declaran haber sido guiados por la iluminación de ese Dios. Al insuflar ese poder, no causa sufrimiento añadido al sistema de vida rutinario.
  • Dios como ser capaz de someter voluntades.
  • Dios como algo supremo, pero no necesariamente como un ser.
    • Algunas ideas sobre Dios pueden incluir atributos antropomórficos: sexo, nombres concretos e incluso exclusividad étnica, mientras que otras ideas son meramente conceptos filosóficos.
    • La idea de Dios suele ir entremezclada con la definición de verdad, en la que Dios es la suma de todas las verdades. Desde esta perspectiva, la ciencia es sólo un medio de encontrar a Dios.
    • Existen divergencias al definir a Dios, bien como una persona o, más bien, como una fuerza o impulso impersonal. También son diversas las formas en las que se entiende que Dios se relaciona con el hombre y la apariencia que Dios tiene.
    • Algunas concepciones de Dios se centran en una visión de éste como una realidad eterna, trascendente, inmutable y última, en contraste con el universo visible y continuamente cambiante.
  • En algunas religiones y corrientes filosóficas, Dios es el creador del universo.
  • Algunas tradiciones sostienen que, además de creador, Dios es conservador (teísmo), mientras que otros opinan que Dios es únicamente creador (deísmo).
  • Principalmente, a Dios se le atribuyen omnipotencia (todo lo puede), omnisciencia (todo lo sabe), omnipresencia (todo lo abarca) y omnibenevolencia (es absolutamente bueno). Sin embargo, no todos afirman que Dios es moralmente bueno. Mientras que algunos consideran que Dios representa lo moralmente bueno, admitiendo que existe una definición objetiva de lo bueno y lo malo, para otros Dios está por encima de la moralidad, o la determina, de manera que es bueno lo que Dios quiere que sea bueno. No todos sus atributos concuerdan, apareciendo contradicciones que hacen a los críticos negar que Dios pueda tener a la vez los cuatro atributos indicados. Por ejemplo, se afirma que si Dios es el creador omnipotente, omnisciente y el único juez, entonces al crear a la humanidad, incluidos ateos y paganos, sabe cómo será su comportamiento y tendrá que enviarlos al infierno. Este Dios no puede, por tanto, ser bueno desde el punto de vista de todos los humanos, del mismo modo que algunos afirmarán que no todos los humanos son buenos, problema de la existencia del mal, es uno de los obstáculos planteados por los escépticos para aceptar ese concepto de Dios. Los creyentes suelen alegar el «libre albedrío» de los seres humanos para explicar el mal en el mundo, aunque ese argumento no sirve para explicar el mal en la Naturaleza (aunque no está del todo definido el concepto de mal en la Naturaleza, pues existe el problema de que, si el bien y el mal es cuestión de opción hecha (por libertad o razonamiento), la Naturaleza carece de este tipo de opciones, simplemente es como es); y por otra parte, los críticos no consideran compatibles la omnipotencia y la omnisciencia de Dios con el libre albedrío, alegando que si Dios todo lo puede, intervenir implicaría obstaculizar la libertad del ser humano; o el saberlo todo implicaría también que no hay nada dentro de la libertad del ser humano que no esté previamente fijado y dicho. Al respecto de la omnipotencia, se contrapone la característica omnibenevolente de Dios, que al poderlo todo no necesariamente lo hace, sino que deja al ser humano actuar de acuerdo con la característica libre con que lo creó en un inicio y no interfiere, ya sea por apatía o placer (lo que de nuevo contradiría la benevolencia de Dios), o por respeto (nacido de su benevolencia) a la naturaleza con que fue creado el hombre.
  • La teología negativa (o Vía Negativa) aduce que no se pueden determinar afirmaciones concluyentes sobre los atributos de Dios, mientras que los agnósticos consideran que el limitado conocimiento humano no permite obtener pruebas concluyentes de qué o cómo es Dios. Algunas costumbres relacionadas con el misticismo establecen unos límites al poder de Dios, al considerar que la naturaleza suprema de Dios no deja lugar a la casualidad.
  • La concepción de Dios como ente individual es una característica del monoteísmo, pese a que no existe una definición exacta y concreta del monoteísmo. Las diferencias entre monoteísmo y politeísmo dependen de la tradición de los pueblos (ver Trinidad, Dualismo y Henoteísmo).
  • Algunos sostienen que tan sólo existe una única definición válida de Dios, mientras que para otros, cabe la posibilidad de que varias definiciones de Dios sean posibles a la vez.
  • Se puede construir una explicación sobre la existencia de Dios desde la Psicología, intentando establecer qué realidad externa se corresponde con su recreación mental. Así, a partir del estudio introspectivo de la consciencia, se llegaría a la conclusión de que ésta surge asociada a la experiencia de un cierto vacío. Por tanto, el vacío cósmico, mucho más puro y prácticamente continuo, llevaría aparejada una consciencia altamente desarrollada y unitaria. Es decir: Dios. El cual se expandiría en los confines de la existencia, ejerciendo una presión hacia el interior, sobre la materia, a la que mantendría reprimida; pese a ello, no se debería decir que Dios sea malo, ya que no podría dejar de expandirse, de perfeccionarse. Y puesto que nosotros sí somos capaces de contrastar las realidades más diversas, nuestro deber moral es suplir la falta de piedad de Dios y, a costa suya, aumentar el espacio disponible para la materia que nos rodea, elevar su nivel de consciencia.

Esta teoría encierra una aporía que es sostener un Dios en crecimiento, lo que sería contradictorio con la elemental concepción de que Dios o es infinito (por tanto no se expande) o no sería Dios. Además es una teoría que arroga funciones divinas al ser humano, el hombre sería el ser piadoso y Dios no. Ergo el ser humano estaría por encima de Dios, sería en efecto divino, ya que poseería el atributo de la piedad. Esto teológicamente constituye soberbia, que es la proposición del ser humano como ser por encima de Dios. Ver Teología

En las grandes religiones monoteístas Judaísmo, Cristianismo, Islamismo, Fe bahá’í y Sikhismo, el término Dios se refiere a la idea de un ser Supremo, Infinito, Perfecto, creador del Universo, que sería pues, el comienzo y el final de todas las cosas. Dentro de las características principales de este Dios Supremo estarían principalmente:

  • Omnipotencia: poder absoluto sobre todas las cosas;
  • Omnipresencia: poder de estar presente en todo lugar;
  • Omnisciencia: poder absuluto de saber las cosas que han sido, que son y que sucederan.

Postula que Dios es un ser amoroso con su creación y justo. Por medio del Espíritu Santo, Dios puede instrumentalizar a personas escogidas para realizar su obra. Dios es además inteligencia y además puede expresar emociones como ira, alegría o tristeza.

El hombre natural no puede ver ni entrevistarse con Dios salvo que se transmute a un estado elevado, como fue el caso de los apóstoles, Pedro, Santiago y Juan que tuvieron que transmutar a un estado distinto para no perecer en la carne.

El hombre puede hablar y comunicarse directamente con Dios, sin intermediarios, mediante la oración, puede recibir revelaciones personales, sabiduría e inteligencia adicional para entender los misterios de Dios. Dios además hace revelaciones a profetas, cara a cara, como es el caso de Moisés, Elías y otros profetas. La obra de Dios es dar a los hombres el regalo de la salvación y la vida eterna.

Etimología

En castellano, al igual que en las otras lenguas romances, la palabra «Dios» viene directamente del latín deus, "deidad, dios". Como curiosidad, podemos decir que es idéntica en pronunciación al griego Διός (Dios), forma genitiva de Zeus; Incluso la palabra latina deus es considerada por algunos filólogos como proveniente del griego Ζέυς, "Zeus"; aunque también es muy plausible que sea una simple variación fonética de θεός, que es igualmente "deidad, dios".

Deus, en otras lenguas romances, derivó en Deus (gallego y portugués), Dieu (francés), Dioitaliano) y Déu (catalán). (

Hay una serie de nombres de Dios en las lenguas indoeuropeas que se interpretan como derivadas de una única forma original, protoindoeuropea, Dyeus. Éste habría sido el nombre del Dios dominante del panteón protoindoeuropeo. Encontramos una forma próxima a la original en el sánscrito antiguo: deiw-os. El nombre aparece sistemáticamente asociado en la mayoría de los casos a p´ter, que significa padre. En el sánscrito tardío esta forma ha evolucionado a Dyaus pitar. Entre las diversas derivaciones tenemos el griego Zeus pater cuya forma latinizada es Iupiter (Júpiter), y también la expresión latina tardía, nuevamente derivada del griego, Deus pater, que en español evoluciona a Dios padre. En las lenguas germánicas la palabra para designar a Dios tiene la raíz "Got-", de donde vienen God (Inglés) o Gott (Alemán). De esta misma raíz podría derivarse el nombre del pueblo godo. El origen de la palabra Gott es muy antiguo y solo pudo haberse originado de las lenguas germanas antiguas... Se origina del segundo participio sustantivado del indogermánico *ghuto-m" de la raíz verbal *ghau "llamar, hacer una llamada". De esta manera sería Dios el Ser llamado...

El nombre Yahvé o su derivación Jehová procede del hebreo YHWH y no guarda parentesco con ninguna de las formas indoeuropeas de designar al dios supremo. Yahvé es el nombre propio bíblico de Dios, mientras que para referirse a la divinidad de un modo genérico las lenguas semíticas poseen la raíz El, que ha dado lugar, entre otras, al árabe Allah o al hebreo Elohim.

Uso de la mayúscula

Cuando en castellano nos referimos al dios del Judaísmo, el Cristianismo, el Islam y, a veces, del Hinduísmo, lo hacemos con letra mayúscula («Dios») como se hace con cualquier nombre propio; pero también los pronombres y adjetivos relativos a Dios van con mayúscula, como una forma de respeto (cf. la segunda persona de cortesía en alemán, Sie: va siempre con mayúscula); Por ejemplo, se habla de «El Señor», «Él», «Su», «Tú» o «Vos», etcétera.

Los nombres de Dios

El vocablo "Dios" es en castellano el utilizado para referirnos a la deidad suprema de las religiones monoteístas. Sin embargo, no siempre se traducen los nombres que en otras religiones designan al mismo Dios, o a un concepto semejante, sino que se citan en la lengua del país de origen. Algunos nombres que se refieren o se pueden referir al mismo Dios:

YHWH, el nombre de Dios o Tetragrammaton, en fenicio (1100 BC a AD 300), Arameo (Siglo 10BC a 0) y caracteres hebreos modernos.
YHWH, el nombre de Dios o Tetragrammaton, en fenicio (1100 BC a AD 300), Arameo (Siglo 10BC a 0) y caracteres hebreos modernos.

-Path, Atum & Rá- son los primeros y primegenios nombres de Dios que se conocen, escritos, de la humanidad.

  • Yavé o Yahweh (YHWH (יהוה) en hebreo) es el nombre original del Creador, revelado por él mismo a Moisés. Primeramente usado por las comunidades judías y luego por las cristianas. Suele traducirse como "El que es" o "El que vive". Esta grafía hebrea יהוה es conocida por el vocablo griego tetragrámaton. En el culto judío este nombre nunca se pronuncia aunque aparezca escrito en los textos religiosos, diciéndose en su lugar Adonai, que significa "el Señor". Por el hecho que en el texto hebreo no hay vocales, no se sabe como pronunciar exactamente el Nombre (que los Sabios Hebreos trasmitían oralmente a sus alumnos) y por ello los hay que usan la trascripción de Yahveh mientras que otros utilizan el nombre Jehová, yuxtaponiendo las vocales de Adonai a las consonantes de YHWH.

La práctica judía de sustituir el nombre divino por títulos como, se adoptó en copias posteriores de la Septuaginta griega, la Vulgata latina y en muchas otras traducciones, antiguas y modernas, por lo que hay traducciones al castellano de la Biblia que sustituyen el nombre hebreo por Señor. En 1611, la versión inglesa de la Biblia del rey Jacobo utilizaba cuatro veces el nombre de Jehova.

  • Elohim (del hebreo también), usado en la Biblia.
  • Santísima Trinidad (abarcando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo), representa a Dios en casi toda la fe cristiana, aunque Padre y Yavé del judaísmo serían el mismo dios.
  • Ayyavazhi en el sur de La India.
  • Waheguru es el término del Sikhismo para Dios.
  • Teotl significa dios en náhuatl, recordando que eran politeístas.
  • Anu es el dios supremo de la mitología sumeria.
  • Jah es el nombre de Dios en el movimiento Rastafari.
  • Igzi'abihier (literalmente Señor del Universo) en la Iglesia ortodoxa de Etiopía.
  • Jaun ( Señor) en euskera.
  • Ngai es el nombre Masai de Dios.
  • Niskam para los Micmac.
  • En la Surat Shabda Yoga Dios recibe los nombres de Anami Purush (Anónimo Poder) y Radha Soami (Señor del Alma).

Historia del Monoteísmo

En el Oriente antiguo muchas ciudades tenían su propio dios local, aunque esta adoración de un solo dios no implicó la negación de la existencia de otros dioses.

El culto iconoclasta del dios solar egipcio Atón fue promovido por el faraón Akenatón (Amenhotep IV), que gobernó entre 1358 y 1340 adC. El culto de Atón, el dios del sol, se cita a menudo como el ejemplo de monoteísmo más antiguo del que se tiene conocimiento y a veces se cita como una influencia formativa del judaísmo temprano, debido a la presencia de esclavos hebreos en Egipto. Pero aunque el himno de Akenatón a Atón ofrece evidencia fuerte de que Akenatón consideraba que Atón era el creador único, omnipotente, la adoración de otros dioses al lado de Atón nunca cesaron fuera de su corte, y los más viejos cultos politeístas pronto recuperaron precedencia.

Visiones conceptuales históricos de Dios

  • En un principio en tiempos de la grecia y roma clásicas, se suponían unos seres sobrenaturales todopoderosos a los cuales hacían referencias en su arte (literatura, escultura, arquitectura).
  • El cristianismo introdujo el concepto de Dios observador como por fuera de nuestro mundo (a modo maqueta para Él), al cual miraba desde las alturas y se comunicaba en ocasiones directamente.
  • Galileo concretó el concepto por segunda vez al postular que no éramos el centro del Universo, sino que girábamos en torno al Sol. Ahora éramos vistos como dentro de un sistema complejo, y no como el centro de Su atención.
  • Más tarde cuando se comprobo la existencia de más cosmos y su inmensidad, surgen nuevos enfoques más cosmopolitas como el naturalismo, el deísmo y la abstención de religiosidad o espiritualidad.
  • El último concepto de Dios sería aquel que nace con el nuevo milenio: Dios lo es Todo. Desde el primer hasta el último átomo, sus energías y toda la variedad de sucesos están controlados en Su perfección.

Podemos observar cómo a cada paso del hombre en su descubrimiento científico, cambia la visión de Dios.

Teología

Artículo principal: Teología

"Teología", θεο (Dios) λογος (Estudio/Tratado), literalmente: estudio de Dios. Las sociedades, además, se suelen dar a sí mismas una moral de comportamiento inspirada en la revelación de la religión mayoritaria, que puede recogerse en un libro: para el cristianismo es la Biblia completa, para el judaísmo es el Tanaj o Antiguo Testamento de la Biblia y para el Islam el Corán.


Tomás de Aquino en su obra Summa Theológica (1266) sostiene que se puede entender la existencia del Dios cristiano por cinco vías (entiéndase vías como «maneras de llegar a», no como pruebas concretas):

Otros:

La Teología y las leyes

En los estados Confesionales la sociedad civil y la sociedad religiosa son entidades separadas, pero existe una religión oficial y se exige a las leyes civiles que están subordinadas a las eclesiásticas, con la moral y el bien común definidos por la religión. La confesionalidad puede ser compatible con la libertad de culto, pero no con la igualdad entre las religiones, moviéndose las diferencias entre la simple preeminencia ceremonial o los privilegios fiscales para la religión oficial y la prohibición de ejercer oficios públicos para los miembros de otras religiones o los no religiosos. En los estados teocráticos la máxima autoridad del gobierno le corresponde al clero, y toda la vida política está subordinada a la religión. Algunos regímenes modernos, como los regímenes autoritarios de inspiración católica de Franco o Ante Pavelic, exceden los límites del estado confesional sin llegar a ser teocracias.

Agnosticismo

El agnosticismo (del griego a = no y gnosis = conocimiento) es una postura religiosa o filosófica sobre la religión de acuerdo a la cual la existencia o no de un dios o una mitología de deidades, es desconocida. En algunas versiones (agnosticismo débil) esta falta de certeza o conocimientos es una postura personal relacionada con el escepticismo. En otras versiones (agnosticismo fuerte) se afirma que el conocimiento sobre la existencia o no de seres superiores no sólo no es conocida sino que no es cognoscible. Finalmente hay versiones (apateísmo) en las cuales se afirma que la existencia o no de seres superiores no sólo no es conocida sino que es irrelevante o superflua.

Deísmo

El deísmo es la postura que se basa en la creencia filosófica en un dios, ser supremo, o principio establecida por la razón y la evidencia, sin aceptar la información adicional supuestamente revelada, tanto la contenida en determinados libros, como la Biblia o el Corán, como la recibida a través de determinadas personas. El deísta suele creer en un ser creador o que ha establecido el universo y sus procesos, pero que no se comunica con el ser humano y al que no se pueden elevar plegarias.

Ateísmo

Artículo principal: Ateísmo

El término ateísmo se puede referir a dos actitudes distintas: la indiferencia por la existencia de las divinidades o sus preceptos, y la no creencia en la posibilidad o en la realidad de su existencia.

El ateísmo no se usa para designar a quién no cree en un dios particular pero sí en alguna fuerza sobrenatural o principio generador.

El ateísmo escéptico (en contraposición al ateísmo creyente) es una variedad de ateísmo en la que se afirma que la existencia de uno o más dioses es dudosa, improbable o insuficientemente demostrada. Esa vertiente corresponde a la ausencia de creencia en la existencia de divinidades y puede ser mejor comprendida cuando se la compara con el ateísmo fuerte. También se la conoce como ateísmo débil (en contraposición al fuerte) o ateísmo negativo (en contraposición al ateísmo positivo) o ateísmo implícito (en contraposición al explícito). Se llama ateísmo escéptico en el sentido de que sin pruebas no puede dar crédito ni siquiera al ateísmo fuerte. Algunos sostienen que el no creer en un Dios implica la aceptación de éste, ubicando al ateísmo como una postura de rechazo a la creencia de un Dios más que a una convicción en sí misma.

Otras creencias

Hay varios sistemas religiosos en los cuales no se menciona ni se estudia la existencia de Dios (budismo, Advaita, discordianismo).

Para la doctrina del Espiritismo, Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas, eterno, inmutable, inmaterial, único, omnipotente, soberanamente justo y bueno.

El panteísmo sostiene que el universo entero es Dios mismo. Se han identificado elementos de panteísmo en algunos cultos primitivos de adoración a la naturaleza.

Véase también

Enlaces externos

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