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domingo, 13 de abril de 2008

Maestro Eckhart, poeta y teólogo del encuentro religioso

Maestro Eckhart, poeta y teólogo del encuentro religioso

El domingo pasado presenté dos textos literarios de la actualidad. Siguiendo en esa línea, en lo sucesivo puedo dedicar el domingo a la poesía o a la contemplación, tras la reflexión bíblica del sábado. Sigo con la figura de Eckhart de Hochheim, uno de los teólogos fundamentales de la Edad Media. Nació en Tambach, Turingia (Alemana) el año 1260 y murió en Colonia, el 1328). Fue dominico,poeta, místico y teólogo. Primero le presentamos como poeta, después como místico-teólogo. En ambos planos fue un hombre abierto al diálogo religios. Él no ha teorizado, como nosotros, sobre el pluralismo, ni sobre el encuentro de religiones, pero su experiencia y teología sigue siendo un lugar clásico para el diálogo de los cristianos con los musulmanes, los hindúes y budistas. Por eso he querido presentarle hoy, dentro del contexto de diálogo de religiosos del que vengo tratando desde hace algún tiempo. Los textos y reflexiones que siguen los tomo de mi libro Enquiridion Trinitaris, Secretariado Trinitario, Salamanca 2005.

1. La Trinidad, misterio universal

La composición poética que ahora presentamos ofrece un notable resumen de la teología trinitaria. Para ello, Eckhart utiliza la metáfora del río, evocando así la generación del Hijo y la procesión del Espíritu Santo. Después se sitúa anter la Trinidad en sí misma y, para resaltar mejor su unidad, emplea la imagen del anillo o círculo, siempre distinto y siempre idéntico a sí mismo. Después presentamos un texto más especulativo. La Trinidad resulta inaccesible: pero, al mismo tiempo, hay un camino que nos permite dejar que ellas nos transforme: despojarnos de nosotros mismo, para que el Dios Trinitario viva y actúe dentro nosotros, definiendo así nuestra de nuestra vida. Éste Dios “trinitario de Eckhart”, siendo el Dios de Jesús, puede ser interpretado como el Dios o misterio de las diversas religiones de la actualidad. Así lo muestra éste pasaje sobre la Trinidad, Dios en nosotros:

Eckhart sigue siendo un autor vivo, cuyas obras se traducen y editan en castellano y se utilizan como punto de partida para el diálogo de religiones. Cf. Obras escogidas, Edicomunicación, Barcelona 1988; Obras escogidas, Visión Libros, Barcelona 1980; El fruto de la nada y otros escritos, Siruela, Madrid 1998; Tratados y sermones, Edhasa, Madrid 1983; El libro del consuelo divino, Olañeta, Palma de Mallorca 2002; El silencio habla, Gaia, Madrid 2004. Bibliografía básica en F. W. VATUS, «Eckehart», BBK II (1990) 1455-1461; edición virtual: http://www.bautz.de/bbkl/e/eckehart_m.shtml. Cf. J. ANCELET-HUSTACH, Il Maestro Eckhart e la mistica renana, Edizioni Paoline, Torino 1992.

1. Al comienzo.
más allá de lo que podemos entender,
allá esta el Verbo¡Oh tesoro tan rico, comienzo que engendra al comienzo!
¡Oh corazón del Padre
de donde con gloria tan grande
fluye sin cesar el Verbo. Así es.
2. De los dos nace un río, de fuego de amor,
del lugar de los dos, lugar común de los dos
brota el muy suave Espíritu,
igual en medida a los dos, inseparable.
Los tres son uno. ¿Cómo? ¿Tú lo sabes?
No lo sé. Sólo Él sabe lo que Él es.

3. El círculo que forman los tres es profundo y terrible,
ningún sentido logrará nunca captar sus límites:
reina allí un fondo sin fondo.
¡Fracaso y éxito, tiempo, formas y lugar se juntan!
Éste es un anillo maravilloso
del que todo está naciendo brotando
y donde todo es siempre inmóvil.
4. Ésta es la meta es la montaña que se debe escalar
sin que la inteligencia actúe.
El camino te lleva al maravilloso desierto
extendido sin límites, a lo ancho, a lo largo.
El desierto no tiene ni espacio ni tiempo,
sino su propia manera de ser.
5. Este desierto es el Bien que no ha hollado ningún pie,
ni ha logrado alcanzarlo ningún sentido creado.
Es esto, pero nadie sabe qué es.
Está aquí y está allí, está lejos y está cerca,
es profundo y es alto,
de forma que no está ni aquí ni allí.

6. Ésta luz es la claridad y es la tiniebla,
carece de nombre, no puede ser conocida,
no tiene comienzo ni tiene fin.
Así mora de un modo apacible,
siempre desnudo, sin vestimenta.
Quien conozca su morada ¡qué suerte la suya!
podrá decirnos su forma.
7. ¡Hazte como un niño, vuélvete sordo y ciego!
¡Que todo tu ser se vuelva nada,
que sobrepase todo ser y toda nada!
¡Deja todo lugar, deja el tiempo,
y deja también las imágenes!
Si vas por algún camino, sobre el sendero estrecho,
llegarás hasta las huellas del desierto.
8. ¡Oh alma mía, sal de ti, oh Dios, entra!
Cubre con la sombra de Dios que es no-ser todo mi ser,
cúbreme con tu sombra en este río sin fondo.
Si me escapo de ti, tú vienes a mi.
Si yo me pierdo, yo te encuentro a ti
¡oh bien sobre-esencial!

2. El nacimiento del Verbo en el alma

Las formulaciones teológica de Eckharte, literalmente arriesgadas, han sido objeto de una condena pontificia (DH, 950-980), que rechaza su supuesto panteísmo. Ciertamente, en un plano, el tema de la posible tendencia heterodoxa de Eckharte sigue estando abierto, pero experiencia y pensamiento se está utilizando en la actualidad para el diálogo con las tradiciones místicas de oriente (hinduismo y budismo). Eckhart aparece así como uno de los textos máximos del encuentro religioso de la teología de occidente en la primera mitad del segundo milenio.

Dentro de la perspectiva de Eckhart resulta central el nacimiento del Verbo en el alma. Ciertamente, le interesa el Cristo histórico. Pero a su juicio el veradero Cristo Redentor es el Verbo de Dios, que nace en el interior de los creyentes, como saben también los grandes místicos de otras escuelas y tendencias, desde el hinduísmo al sufirmo islámico.
Una perspectiva convergente a la de Eckhart aparecerá en otros textos de místicos cristianos que citaremos en los domingos que vienen, y de un modo especial en Juan de la Cruz (desde la perspectiva del Espíritu Santo). En el texto que ahora citamos, Eckhart pone de relieve el “nacimiento” de Dios en el fondo del alma:

Un libro clásico sobre el diálogo de las religiones desde la perspectiva del Maestro Eckhart sigue siendo el de: Rudolph Otto, Mystique d'Orient et mystique d'Occident, Payot, Paris 1996 (la obra original se titula: West-Östliche Mystik; Vergleich und Unterscheidung zur Wesensdeutung, está escrita el año 1926 y sigue siendo uno de los textos básicos para la comparación de las religiones de Oriente y Occidente, partiendo de Eckhart. Cf. tambén.. G. DELLA VOLPE., Eckhart o della filosofia mistica, Edizioni di storia e letteratura, Roma 1952; Il misticismo speculativo di Maestro Eckhart nei suoi rapporti storici, Cappelli, Bologna 1930. G. FAGGIN, Meister Eckhart e la mistica tedesca preprotestante, Bocca, Milano 1946. A. SACCON, Nascita e Logos: conoscenza e teoria trinitaria in Meister Eckhart, Città del Sole, Napoli 1998.

El tercer amor es divino. A través de él debemos comprender cómo Dios ha engendrado eternamente a su Hijo único, y le engendra ahora y eternamente (como una mujer que engendra en este mundo)... Como dice un Maestro, Dios le engendra en toda alma buena que se despega de sí misma y habita en Dios. Esta generación es su conocimiento, que brota eternamente de su corazón paternal, conocimiento en el que Dios tiene todas sus delicias. Y todo aquello que Dios puede realizar él lo consuma en el conocimiento que es su engendramiento, de manera que él no busca nada fuera de sí. Dios tiene todas sus delicias en su Hijo y sólo ama a su Hijo y todo lo que él encuentra, porque el Hijo es una luz que ha brillado eternamente en su corazón paterno. Para llegar a esa meta es preciso que ascendamos desde la luz natural a la luz de la gracia y que por ella crezcamos hacia la luz que es el Hijo mismo. Allí somos amados en el Hijo, por el Padre, con el amor que es Espíritu Santo, que brota y se expande en su nacimiento –es la tercera persona–, expandiéndose de nuevo desde el Hijo hacia el Padre, pues es su amor recíproco. El mismo Maestro dice: yo pienso a veces en la palabra que el ángel dirigió a María: «Dios te salve, llena de gracia». ¿De qué me serviría que ella estuviera llena de gracia, si yo no lo estoy? ¿Y de qué me serviría que Dios engendre a su Hijo, si yo no lo engendro también? Por esta razón, Dios engendra a su Hijo en un alma perfecto y lo engendra con el fin de que ella lo siga haciendo nacer en todas sus obras [...]. Así debemos estar nosotros unidos por el amor del Espíritu Santo en el Hijo y conocer por el Hijo al Padre y amarnos en él y amarle a él en nosotros con su amor recíproco de Padre y de Hijo (Sermons 75, Seuil, Paris 104-105).


Fuente:

http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2008/01/20/p139065#more139065



Meister Eckhart


Meister Eckhart

Entrada de Meister Eckhart en la iglesia de Érfurt.
Entrada de Meister Eckhart en la iglesia de Érfurt.

Eckhart de Hochheim O.P. (Tambach, Turingia, 1260Colonia, 1328), más conocido como Meister Eckhart en reconocimiento a los títulos académicos obtenidos durante su estancia en la Universidad de París (Meister significa "maestro" en alemán), fue un monje dominico, conocido por su obra como teólogo y filósofo y por sus visiones místicas.

Biografía y obra

Ha sido uno de los más influyentes teólogos del Medievo, pese a la relativa heterodoxia de sus obras, en las cuales la influencia neoplatónica es tangible. Enseñó en varias de las escuelas más prestigiosas de su orden hasta ser acusado de herejía en sus últimos años; aunque el papa Juan XXII declaró heréticas algunas de sus proposiciones en la bula In agro dominico de 1329, Eckhart murió en paz con la Iglesia. La ortodoxia de su obra sigue actualmente en discusión, lo que no ha impedido que ejerciese una poderosa influencia en buena parte de la filosofía alemana de los últimos siglos.

Como miembro de la Orden de los Predicadores, las doctrinas de Eckhart se apoyaron en la sólida base teológica proporcionada por Tomás de Aquino; sin embargo, el componente neoplatónico que había introducido éste en una ontología fundamentalmente aristotélica —por ejemplo a través de la doctrina de la participación— adopta en Eckhart un carácter mucho más marcado, aproximándose a las tesis que siglos antes había sostenido Juan Escoto Eriúgena. La característica principal de la teología de Eckhart es la fertilidad de Dios, de cuya sobreabundancia de amor procede el Hijo o Verbo; esta sobreabundancia, que es origen también de la creación del mundo, está estrechamente ligada al clásico concepto neoplatónico de emanación, aunque en la teología de Eckhart la creación del mundo es claramente un acto de voluntad divino y no una consecuencia necesaria de su esencia. Eckhart replica también la distinción de Eriúgena entre natura naturans y natura naturata para distinguir la divinidad única de Dios (su ser absoluto e incualificado) de su expresión en la Trinidad, en la que ésta se realiza y manifiesta. Este proceso, al que califica en ocasión de "autorrevelación" de la trinidad, interesaría profundamente a los idealistas, en especial a Hegel, que vería en él una prefiguración de sus propias doctrinas.

Las obras doctrinales de Eckhart, en el latín de la época, circularon durante varios siglos; Nicolás de Cusa las menciona, pero luego se consideraron perdidas hasta que el fraile Henry Denifle encontró manuscritos de las mismas en Erfurt en la década de 1880. Su hallazgo dio lugar a un renacimiento del interés por Eckhart, del cual se habían conservado hasta el momento sólo sermones escritos en lengua vernácula —de elevada y peculiar retórica— y los comentarios de otros autores.

Johannes Eckhart, su verdadero nombre, nació en Hochheim en el seno de una familia de noble condición. Ingresó en la Orden de Predicadores a los 15 años (edad a la que entró en el monasterio de Erfurt) y, ya como miembro de la misma, prosiguió sus estudios teológicos en Colonia, donde se graduó magister en Teología en 1302. En 1303 comenzó a enseñar en la Universidad de París, donde mantuvo un polémico debate con Juan Duns Escoto. Ese mismo año fue nombrado también provincial de los dominicos en Sajonia. Posteriormente regresó a París y allí profesó desde 1311. Entre 1314 y 1322 enseñó y predicó en Estrasburgo. Más tarde pronunció numerosas prédicas en Colonia, ciudad en la que adquirió un notable prestigio por la calidad de sus sermones.

Aunque sus tesis teológicas estaban inspiradas en las del también dominico Tomás de Aquino, él estuvo más marcado por el neoplatonismo. Sus ideas sobre la unión del alma con Dios motivaron que fuera acusado de panteísmo. En 1327 el papa Juan XXII (segundo de los que residieron en la sede pontificia de Aviñón) conminó a Eckhart para que se defendiera de las acusaciones de herejía vertidas contra su persona. Eckhart realizó una declaración pública y solemne de su ortodoxia el 13 de febrero de 1327, pero una bula papal publicada el 27 de marzo de 1329 condenó, a título póstumo, 28 de sus proposiciones.

Las obras redactadas por el Maestro Eckhart pueden ser divididas en dos grupos: el que conforman las escritas en latín y el compuesto por tratados en lengua alemana. Los escritos latinos son de carácter especulativo y técnico; entre ellos destacan Tratado de la oración dominical, Comentarios sobre el libro de las Sentencias y Comentarios a la Escritura. Su obra en lengua alemana sólo incluye algunos pequeños tratados, entre los que destacan Conversaciones sobre el discernimiento espiritual y Tratado sobre el desinterés.

En primer lugar, el Maestro Eckhart estableció una distinción meramente formal entre la “deidad” (Gottheit) y Dios. La deidad es la esencia divina, absoluta, de la que el individuo no puede afirmar nada más que su unidad. Por su parte, Dios es la deidad que se compromete en una relación: en primer lugar, en una relación interna y necesaria, la serie de personas divinas que constituye el misterio de la Santísima Trinidad; en segundo lugar, en una relación externa, que se manifiesta en la Creación.

La concepción de Eckhart de la Creación estaba inspirada en la visión platónica. Dios conoce desde siempre, en su Verbo, las ideas de todas las criaturas posibles. Por tanto, la Creación es el paso de esos seres del Universo real al universo fenoménico de las realidades concretas. Así pues, el hombre es una realidad compleja: en el punto más interior del alma está presente su arquetipo eterno, mediante el cual está ligado a la esencia divina. Así, se está frente al “fondo” (grund) del alma, punto central, luz, destello de la divinidad. Unida de este modo a Dios, el alma participa de forma activa y pasiva en la divinidad. Sin embargo, si bien el alma proviene de la unidad divina, también vive en un mundo marcado por la multiplicidad. Debe apartarse de ella y renunciar a toda voluntad propia, que la separa de Dios. De ese modo llega a un desinterés absoluto.

Bibliografía

Obra propia en castellano

  • Maestro Eckhart, El fruto de la nada (y otros escritos), 1998 [1ª edición, 5ª impresión]. Madrid: Ediciones Siruela. ISBN 8478443916.
  • —, Tratados y sermones, 1983, 744 p. (agotado). Barcelona: Editorial Edhasa. ISBN 8435003892.

Obra propia en alemán

  • Maestro Eckhart (1990), Deutsche Predigten und Traktate (Josef Quint, ed.), Zürich: Diogenes-Taschenbuch. ISBN 3257206429.

Sobre Eckhart

  • Waldschütz, Erwin (1990), Denken und Erfahren des Grundes. Zur philosophischen Deutung Meister Eckharts, Wien: Herder. ISBN 321024927X.

Véase también

Enlaces externos

Fuente:
  • http://es.wikipedia.org/wiki/Meister_Eckhart
  • http://es.encarta.msn.com/Maestro_Eckhart.html

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