viernes, 3 de octubre de 2008

Festividad de San Francisco de Borja

Festividad de San Francisco de Borja

por Miguel Ángel Alcalde Arenzana, s.j.
publicado por
 
Jesuitas de Castilla

Podemos tener imágenes deformadas de S. Francisco de Borja como la de un santo triste, lo que nos daría el modelo de un triste santo. La pobreza de su iconografía se explica por su canonización tardía (12 de abril de 1671). Podemos quedarnos con la representación de carácter narrativo de la visión del cadáver de la emperatriz Isabel y su “conversión”, pero no vamos a hablar ahora de ello aunque también está deformada esta vivencia del duque. Su iconografía responde a la mascarilla mortuoria realizada al día siguiente de fallecer en Roma. El hermano jesuita Melchor Marcos escribió a don Carlos de Borja, duque de Gandía y primogénito del santo: «He procurado sacar el retrato de nuestro Padre antes que muriese, para que nos quede alguna consolación. Yo procuraré se envíe uno a Vuestra Ilustrísima». Este retrato parece que es el que todavía se conserva en la capilla del palacio ducal de Gandía, del que es posible que se hiciesen copias para las casas de la Compañía.
Como jesuita su fisonomía se basa en el retrato literario realizado por el padre Pedro de Ribadeneira en su vida del santo publicada en Madrid, en 1592. En el caso del titular de nuestra parroquia, al igual que ocurriera con S. Ignacio, los jesuitas que velaban su lecho de muerte le pidieron consentimiento para sacarle un retrato, pero S. Francisco se negó; incluso, cuentan sus biógrafos, que volvió el rostro para evitar que le retratase un pintor que habían introducido disimuladamente en la habitación.
¿Quién y cómo era realmente Francisco de Borja antes de ingresar en la Compañía y antes de ser santo? Francisco de Borja fue el cuarto duque de Gandía, marqués de Lombay y virrey de Cataluña, tuvo un ambiente familiar pletórico de virtudes cristianas, como la caridad con los pobres, la devoción a la Eucaristía y una fe hondamente vivida. Prueba de ello podemos indicar que tuvo cuatro hermanas, tres de las cuales, ingresaron en el convento de clarisas. La cuarta, Luisa, llamada “la santa Duquesa” casó con el Conde de Ribagorza, más adelante IV Duque de Villahermosa, dueño del palacio de Pedrosa (Zaragoza), que fue quien le bordó los ornamentos litúrgicos que utilizó en su Primera Misa y que se conserva en Loyola.
La capital aragonesa fue un enclave importante en la vida del joven duque. Allí fue enviado y puesto bajo la tutoría del Arzobispo de Zaragoza, hermano de su madre con el fin de que terminara sus estudios. El Dr. Caspar Lax, antiguo catedrático de París, se encargó de prepararle en Artes y Filosofía, al tiempo que compaginaba sus estudios con sus aficiones musicales y la caza con halcones y azores, al igual que su primo Carlos. Todo ello le asimilaba a cualquier joven de su tiempo, de su edad y de su posición social. Sin embargo Francisco no permaneció mucho tiempo en Zaragoza pues el emperador quiso aliviar la soledad de su hermana la Infanta Catalina, futura reina de Portugal, que acompañaba a su madre Juana la Loca custodiada en Tordesillas, por haber perdido la razón unos años antes. Francisco de Borja vivió allí un frenazo de dos años en su vida juvenil, alegre y social, aunque paliados por el trato con la madre del emperador a quien dulcificó en sus últimos momentos. Cuando Catalina contrajo matrimonio con Juan III de Portugal, Francisco regresó, con quince años al palacio de su tío en Zaragoza donde terminó sus estudios de filosofía. Durante esta nueva estancia en la capital aragonesa frecuentó el monasterio de Jerónimos de Santa Engracia, construido en torno al año 619, para venerar el sepulcro de las Santas Masas de la santa titular y los dieciocho mártires. Juan II de Aragón sintió una particular devoción a Sta. Engracia, una doncella zaragozana o procedente del occidente peninsular (lusitana) que sufrió martirio el 19 de junio del 303, según la tradición zaragozana, en tiempos del emperador Diocleciano. A ella le atribuyó la recuperación de la vista como consecuencia de unas cataratas. En 1468 prometió dedicarle un monasterio de nueva planta en acción de gracias. No pudo cumplir su promesa en vida, pero dejó el encargo a su hijo heredero Fernando el Católico, quien levantó en 1493 un monasterio regido por los jerónimos. El claustro fue obra de Tudelilla. Actualmente la portada de Sta. Engracia es lo único que se conserva del Monasterio de S. Jerónimo.
La devoción a Sta. Engracia no era patrimonio único de la familia real aragonesa, sino una de las devociones más arraigadas en los zaragozanos. De hecho el 26 de abril de 1480 se declaró a Sta. Engracia partrona de la ciudad. Gil Morlanés fue el encargado de los trabajos del monasterio. En 1515 Gil Morlanés el joven ultimó la fachada, muy adelantada, por su padre, que obedece a un riguroso plan iconográfico. En este cenobio Francisco de Borja encontró al confesor que supo orientarle convenientemente. Pero con el cambio de conducta, su tío arzobispo dio rienda suelta a su suspicacia, ya que no quería de ninguna forma ver fraile al heredero de Gandía. La huída de los salones, la frecuencia sacramental y el hecho de entretenerse en devociones y en visitas a los monjes no le parecían el mejor método para formar a un futuro duque. Todos estos comportamientos le parecieron suficientes para cortar en seco.
El 27 de marzo de 1546, murió la esposa de Francisco de Borja, Leonor de Castro. Desde ese momento encontramos en la vida del duque un personaje que aparece en el palacio del virrey. un humilde franciscano, fray Juan de Tejada. Parece que las enseñanzas del fraile en materia de piedad marcada por la impronta franciscana de humildad y penitencia eran seguidas por Francisco de Borja sin ninguna desviación, lo que parecía poco conveniente a su condición. Sin embargo entre mayo y el 8 de junio de 1546, dos meses después del fallecimiento de su esposa, hizo el Mes de Ejercicios de S. Ignacio bajo la dirección del P. Andrés de Oviedo, primer Rector de la Universidad de Gandía. El 22 de mayo se decidió a hacer la elección de vida y más concretamente, de ingresar en la Compañía de Jesús, de modo que el día 2 de junio pronunció los votos del bienio ante el mismo jesuita, después de poner en claro los asuntos de sus hijos y otros de carácter menor. El resto será materia para una posterior ocasión.

1 comentario:

TurismodeGandia dijo...

El Palacio Ducal de Gandía, en un excelente estado de conservación y una fantástica historia entre sus muros, es visista obligada en la ciudad.

Aquí dejo más información por si pudiera interesarte!

http://turismodegandia.com/palacio-ducal-gandia.html

Un saludo!

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