domingo, 13 de abril de 2008

Hijo del Hombre

Hijo del Hombre

La expresión "Hijo del Hombre" o "hijo de hombre" (griego ο υιος του ανθρωπου) es la más utilizada para referirse en los Evangelios a Jesús de Nazaret. En los evangelios sinópticos es mencionada en 66 ocasiones. En los otros libros del Nuevo Testamento apenas aparece: sólo una vez en los Hechos de los Apóstoles y dos en el Apocalipsis: Hch 7:56; Ap. 1:13, 14:14.

El estudio del sentido de esta expresión tiene gran importancia ya que, en los Evangelios, el texto es usado por Jesús para referirse a sí mismo. Se discute si se trata o no de un título de Jesús, y si puede arrojar luz acerca de lo que Jesús pensaba sobre sí mismo.

Con anterioridad a los Evangelios, la aparición más significativa de esta expresión tiene lugar en el Libro de Daniel, en el Antiguo Testamento:

Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Seguí mirando y en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio: todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

(Dn 7, 11-14)

El texto está escrito en arameo. El Libro de Daniel fue escrito hacia el año 165 adC, probablemente durante el destierro judío en Babilonia. Es un libro de estilo apocalíptico. Así como el anciano representa a Dios, el hijo de hombre, es una imagen que parece condensar todo lo humano, todo lo bueno que hay en la humanidad, que procede de las nubes del cielo (la morada de Dios, en la simbología semítica) y que vencerá sobre la maldad y la bestialidad, de forma definitiva.

Otros usos de la expresión se encuentran en el Libro de Enoch, conservado en una versión etíope y en el Libro Cuarto de Ezra.

El punto de vista católico

Según los teólogos católicos, este libro, perteneciente al Canon Hebreo (Tanaj), a las sección de los Escritos (Ketubim), dio lugar al uso de la expresión «Hijo del Hombre» aplicado al Mesías esperado por el pueblo judío.

Es aplicado por los evangelistas, en sentido mesiánico, a Jesús de Nazaret. Aparece en el Relato de la Pasión que sirve de fuente a los tres evangelios sinópticos, por lo tanto anterior al año 70 en que suele fecharse el de Marcos, y según los expertos uno de los relatos más antiguos de los que componen los evangelios:

Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús contestó: Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.

(Mt 26, 63-64; Mc 14, 61-62; Lc 22, 66-69)

El Evangelio según san Juan, más tardío que los tres sinópticos, abrevia el relato de la Pasión, de modo que el proceso ante los judíos, en el que se manifiesta la expresión Hijo del Hombre, se distribuye por los capítulos previos al prendimiento de Jesús:

Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: ¿Crees tú en el Hijo del Hombre? Él contestó: ¿Y quién es, Señor, para que crea en Él? Jesús dijo: Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es. Él dijo: Creo, Señor. Y se postró ante Él.

(Juan 9, 35-38)

El punto de vista de Geza Vermes

Geza Vermes, uno de los más destacados estudiosos del Jesús histórico, documenta con varios ejemplos la tesis de que "hijo de hombre" -en arameo, bar nasha- es un idiotismo propio del arameo de Galilea con que el hablante alude a sí mismo. Con respecto a su utilización en el Libro de Daniel, para Vermes la expresión no hace referencia a un individuo concreto, sino que alude colectivamente a "los santos del Altísimo" (Vermes: 181). No obstante, admite que con posterioridad se desarrolló una interpretación mesiánica del texto del libro de Daniel, pero la sitúa a partir del siglo II. En ningún caso admite que la expresión "hijo de hombre" tenga en el evangelio un carácter titular, y opina que:

"Fue este giro idiomático lo que los discípulos galileos de Jesús, de mentalidad apocalíptica, debieron "escatologizar" por medio de una midrash de Daniel 7:13."

(Vermes, 197)

Referencias

  • Vermes, Geza: Jesús el judío. Barcelona, Muchnik Editores, 1977 (título original: Jesus the Jew, 1973); páginas 171-202. ISBN 84-7264005-1
  • Duquoc, Christian: Cristología. Ensayo dogmático sobre Jesús de Nazaret, el Mesías. Salamanca, Ediciones Sígueme, 1992 (título original: Christologie I-II. Essai dogmatique); páginas 156-176. ISBN 84-301-0554-9.
A muchas personas les ha llamado la atención el que Jesús se llamara a sí mismo «Hijo del Hombre» con tanta frecuencia, siendo como era en realidad hijo de Dios. Tenemos que observar que la expresión «hijo de...» la aplicaban los judíos a cualquier persona que tenía especial relación a la cosa a que se dedicaba, o que le caracterizaba; así a Judas se le llama «hijo del Diablo» a Bernabé el generoso, se le llama «hijo de Consolación» a los condenados se les llama «hijos de ira» y a los pacíficos «hijos de paz».

No es pues extraño que Jesús, que había venido de Dios en una misión tan especial como era la de salvar a los hombres, acomodándose al lenguaje de los judíos se llamara a sí mismo «Hijo del Hombre». No hijo de ningún hombre en particular, sino del Hombre de un modo genético o general.

En el libro de Daniel hallamos una referencia especial a este nombre en un Ser, en figura de hombre, que aparece al lado de otro Ser llamado «Anciano de días», que era una representación de la Divinidad. Al Hijo del Hombre de la visión celestial, dice el texto, que le fue dado «dominio y gloria y reino para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es dominio eterno que nunca pasará y su reino un reino que no será destruido jamás» (Daniel 7:13-14).

Evidentemente éste es el Mesías de Israel. Seguramente las gentes del tiempo de Jesús habían oído explicarlo muchas veces a los rabinos, en las sinagogas. Al adoptar Jesús semejante nombre era decir a las gentes que le rodeaban, no solamente que Él había venido con una misión especial en favor de los hombres, sino que Él era el Mesías profetizado por Daniel.


De los títulos aplicados a Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio, ninguno aparece tan frecuentemente como el de "Hijo del Hombre". En muchas partes Jesús revela este misterioso nombre en sus conversaciones y su predicación. A pesar de ser un título que se menciona tantas veces, no es fácil comprender qué significa exactamente. Esto
no debe sorprendernos, porque aún los contemporáneos de Jesús se intrigaban ante este título e incluso decían "¿Quién es este Hijo del Hombre?" (Jn 12 34)

La pregunta no ha perdido vigencia a lo largo de los siglos y aún hoy seguimos preguntándonos a qué se refería Jesús se describía a si mismo con el título de "Hijo del Hombre".

En primer lugar explicaremos que Jesús no fue el primero o el único en usar esta expresión. De hecho, aparece más de 100 veces en el Antiguo Testamento. En muchos contextos significa "ser humano" o "simple mortal" (Num 23 19; Job 25 6; Sal 8 4; Si 17 30), y puede aplicarse a hombres como el profeta Ezequiel (Ez 2 1-3) o Daniel (Dn 8 17).
En algunos pasajes del Evangelio parece que Jesús habla de sí mismo en dicha forma para enfatizar su total solidaridad con la humanidad. En este sentido Jesús es el "Hijo del Hombre" porque posee un cuerpo auténticamente humano (Jn 6 53) y tiene la capacidad de actividades humanas como descansar (Mt 8 20), comer y beber (Lc 7 34), sufrir (Mc 8 31) y yacer en una tumba. (Mt 12 40)


Pero existe algo más, escondido en la expresión "Hijo del Hombre". En ciertos contextos explica posibilidades más allá de las limitaciones humanas. A veces Jesús se refiere a sí mismo, explicando sus prerrogativas divinas. El Hijo del Hombre puede perdonar los pecados (Mc 2:10), suspender el Sabbath (Mc 2 28), juzgar (Jn 5 27) e incluso
haber sido enviado desde el Cielo. (Jn 3 31) ¿Jesús pensaba que con este título sus discípulos podrían entender que esta expresión en apariencia tan simple podría reclamar potestades tan grandes?

La respuesta a esta última pregunta nos lleva, nuevamente, al Antiguo Testamento. En esta ocasión al Libro de Daniel, donde el profeta describe en un capítulo entero una visión terrible: (Dn 7 1-28)

Daniel ve cuatro bestias que salen del mar, cada una luce más feroz y poderosa que la anterior. Estas criaturas monstruosas representan los imperios paganos notoriamente hostiles a Israel. Instigan a la guerra sin misericordia.
Estos monstruos instigan la guerra contra el Pueblo de Dios. De pronto, la escena cambia de la tierra al Cielo, donde la corte celestial está en sesión y el Señor sentado en Su trono. (Dn 7 9)

En Su presencia llega una figura gloriosa, "como un Hijo de Hombre", "alguien parecido a un ser humano" que llegó sobre las nubes del cielo. (Dn 7 13) Este "Hijo del Hombre" fue presentado al Señor (en esta pasaje se muestra a un anciano, motivo por el cual suele representarse a Dios Padre como un hombre mayor y barbado). La corte celestial le otorga poder, honor y el reino de todos los pueblos, naciones y lenguas en un poder eterno que no será destruido.

Con esta coronación, la corte parece pronunciar un veredicto de condena a las cuatro bestias, desvistiéndolas de su poder y quedando bajo el dominio del "Hijo del Hombre" y de los "santos" de Dios (Dn 7 26-27).

Aquí vemos un "Hijo del hombre" que luce más como un divino y glorioso Mesías, muy diferente a un "simple mortal".
Él es el Rey del Universo, con autoridad sobre todas las naciones. Es imposible pensar que Jesús adoptara para si mismo este título de "El Hijo del Hombre" sin que nos lleve a la mente a la memorable visión de Daniel.

Jesús hace alusiones indiscutibles a este pasaje de Daniel. (Mt 19 28; 24 30; 25 31) En estas ocasiones, vemos a Jesús enseñando a sus discípulos por medio de las Escrituras acerca de su propia realeza y de la autoridad que tiene para triunfar sobre el mal. Aún en su propio juicio ante el Sanedrín, Jesús dice a sus acusadores que es el Hijo del Hombre y que su padre le brindará el trono celestial (Mt 26:62; Mar 14 62).

El "Hijo del Hombre" es una expresión que nos dice mucho sobre el Mesías y su misión. Sus raíces en el Antiguo Testamento pueden mostrarnos la versatilidad y significados completos. Este título, además, nos eleva a los humanos y mortales a una promesa gloriosa para estar junto al Padre. Entonces "¿Quién es este Hijo del Hombre?"
Es Jesucristo, quien conquistó al demonio y que ahora está en el Cielo, ejerciendo su poder sobre Israel y todas las naciones de su Reino Universal, la Iglesia. (Mc 16 19; Hch 7 56; Ap 14 14-16)

Traducido y usado con permiso del libro "Gospel of Luke" p. 55, Scott Hahn y Curtis Mitch, Ignatius Press, San Francisco (Nihil Obstat: +Mons. J. Warren Oyeran, ST.D. .; Imprimatur: +William J. Levada, Arzobispo de San Francisco).

Fuentes:
  • http://es.wikipedia.org/wiki/Hijo_del_Hombre
  • http://www.adorador.com/preguntas/porque_jesus_se_llamaba_hijo_del_hombre.htm
  • http://www.encuentra.com/documento.php?f_doc=1100&f_tipo_doc=9

No hay comentarios:

Buscar este blog