sábado, 12 de abril de 2008

Torá: Revelación Divina o Invento del Hombre

Torá: Revelación Divina o Invento del Hombre


Sin símbolos

Shavúot es la fiesta en la que conmemoramos la entrega de la Torá de D"s al pueblo de Israel. Es una oportunidad para reflexionar acerca de la importancia, el sentido y el significado de la Torá. Para que podamos conocer el objetivo que ésta se propone para nosotros y para todo el mundo.
Cada comemoración judía tiene sus símbolos característicos. Sabemos que en Rosh Hashaná se destacan las manzanas, la miel, el shofar y los rezos prologados en el Beit Haknéset. Iom Kipur se caracteriza por el taanit, el ayuno: no comer ni beber.

Pésaj, a su vez, es una fiesta en la que por siete dias está prohibido comer pan. Comemos matzá y maror, celebramos el séder de Pésaj en el cual nos reunimos todos alrededor de una mesa, durante dos noches.
Cada una de las fiestas judías tiene sus símbolos concretos que nos la hacen vivir como concreta y palpable. La palabra Pésaj, por ejemplo, se asocia a matzá y a maror, como al concepto de Rosh Hashaná se lo asocia con el shofar o cuando decimos Iom Kipur lo identificamos con el ayuno. Lo mismo acontece con otras festividades judías. Así, cuando decimos Sucot asociamos esta celebración a la sucá, a las cabañas, al lulav, el etrog. Del mismo modo que asociamos Purim a la seudá, el vino y la lectura de la Meguilá o asociamos las velas a Janucá.

Sin Mitzvá específica

Ahora, si nos preguntamos cuál es el símbolo representativo de Shavúot observamos que en esta festividad no se se destaca ningún rito o simbolismo específico. Es, justamente, la festividad en la que se celebra la entrega de la Torá. Y que debe ser la fiesta más relevante en el calendario judío, dado que es el inicio de todo. Sin embargo, la Torá no nos ha encomendado ninguna mitzvá especifica para Shavúot.

Es curioso comprobar que mucha gente de nuestro pueblo se comunica cada año con el rabinato para preguntar por la fecha en que se celebra tal o cual festividad, sea Rosh Hashaná, Pésaj o Sucot, pero nadie llama para preguntar cuándo es Shavúot.

La Torá es algo especial

La gente ignora una fiesta tan importante. Por ello debemos resaltar que, la esencia fundamental del judaísmo es la Torá. Sin embargo, está escondida y carece de símbolos. La Torá es un elemento tan complejo, que nos confundimos cuando nos topamos con ella. Y no sólo hay desconocimiento de la gente, también acontece con los estudiosos. Esto pasa a menudo en el análisis de las religiones comparadas. La confusión nace allí justamente porque los estudiosos ponen en la misma mesa cosas distintas. Si, por ejemplo, analizamos vegetales debemos cuidarnos de no ubicar entre éstos, minerales.
Toda vez que se ha comparado al judaísmo con otras religiones, se ha caído en falsas conclusiones.

Es necesario siempre realizar una introducción para poder apreciar la grandeza de la Torá. La Torá es algo especial, que muchas veces aparece como un enigma de lo que significa para el pueblo judío. Por ello vamos a adentrarnos en el tema, para entender porqué no existen símbolos que caractericen a Shavúot, la fiesta de la Torá.

Necesidad de la religión

En primer término, debemos reflexioar sobre las necesidades del ser humano y de la religión. La religión es una necesidad de las personas. Todos tenemos una tendencia a buscar la protección desde el mismo momento de nacer. Sabemos que el niño que crece sin ambiente familiar va a tener serios problemas, justamente por la desprotección. Todas las personas necesitan del afecto paternal como del de los hermanos y, más tarde, del cariño de una pareja y de la amistad con sus pares. Son necesidades psicológicas de los hombres, que sin ellas pueden subsistir pero van a tener un desarrollo careciente.
Otra necesidad psicológica de los seres humanos, es la religión. Es la necesidad del hombre de sentirse protegido ante lo desconocido.
El hombre en sus comienzos estaba en un mundo nuevo y, por lo tanto, extraño. No tenía la posibilidad que tiene el hombre actual, a quien ya en la niñez le enseñan en el colegio acerca del frío y el calor, el sol y la luna, el trueno y las lluvias.

Todo ello era nuevo para él, sentía miedo y, por lo tanto, necesidad de protección. Esa necesidad de protección era tan grande e importante para el hombre como la necesidad que tienen hoy los seres humanos de afecto parental, del cariño de pareja y de la amistad de los demás.
Por eso, antes de que exista la Torá, el hombre ya había creado a D"s. Antes de que D"s se revele al hombre, el hombre ya había buscado a D"s. Pero lo que edificó el hombre no era el D"s verdadero, sino un ser sobrenatural por el cual el hombre se sentía protegido en los momentos de angustia. Ante lo incomprensible, ante el desconocimiento de porqué había sol o porqué llovía y desaparecía el sol, evocaba a ese poder supremo, que era como su D"s; un poder superior que atribuía al Sol, a Zeus o a Júpiter.
Siempre hubo un elemento de poder supremo que estaba por encima del hombre y le servía a éste para satisfacer la necesidad de protección. Asi nacieron las religiones. Es un mérito, porque es el hombre quien buscó satisfacer sus necesidades.

La diferencia

La diferencia que tiene el judaísmo y por la cual no puede ser comparado con otras religiones, es que la Torá no fue creada por el hombre para satisfacer sus necesidades psicológicas y sentirse protegido ante lo desconocido.
La época en que se entrega la Torá, fue el 6 de Sivan del año 2448, hace aproximadamente tres mil trescientos doce años. Según lo que dice el Midrash, de acuerdo al Talmud, nuestras almas estuvieron presentes en ese momento.
En esa época, cuando se entrega la Torá, ya existía la posibilidad de saciar la necesidad del hombre ante lo desconocido, porque existían cientos de dioses.
La entrega de la Torá es la revelación de D"s al Pueblo Judío. Y esto señala la singularidad del Judaísmo.

Días de impureza

Nosotros contamos los días del Avodat Zará (Omer), que son 49 y se contabilizan en el período de tiempo que transcurre desde Pésaj a la entrega de la Torá, o sea, Shavúot. Estos días, son correlativos a los 49 cabalísticos grados de impureza en los que cayó el pueblo judío que estaba viviendo en Egipto.
La corrupción del hombre tiene un comienzo y también un fin. Para decirlo en términos cotidianos, uno no puede comer más de lo que su propio estómago tiene capacidad de contener.
Y también hay límites para hacer el bien y para hacer el mal. El mal, cabalísticamente tiene 50 niveles. Y el pueblo judio mientras vivia en Egipto, donde habia todo tipo de impurezas, corrupción, paganismo e idolatria llegó al grado número 49 del mal.
Entre el momento que el pueblo judío sale de Egipto y que va a recibir la Torá, pasan 49 dias. En cada uno de estos días los judíos trabajaban para erradicar uno a uno los vicios que habían adquirido en Egipto.

Armonía y plenitud

La Torá es algo singular, que marca un hecho distinto a las demás religiones. La Torá no fue creada por los judíos. Es algo nuevo, sui generis. Es D"s quien le revela la Torá al pueblo judio, al pueblo de Israel.
Y sirvió no ya para hacerlos sentirse protegidos por algún ser supremo. No, la Torá tiene un sentido abarcativo en todas las áreas. Fue una revelacion hacia el pueblo judío. No invita a adorar a un D"s. La Torá es lo que le faltaba al mundo para vivir en armonía y en plenitud.

Diez palabras

Segun la Kabalá el mundo se creó con diez palabras. Si leemos el Génesis (el Libro Bereshit), allí dice: 'Bereshit bará Elohim et ha Shamaim ve et Haaretz. Ve Haaretz aitá tou ba vou, ve joshet alpenet et ha or'.
La traducción de la primera frase es: 'En el principio D"s creó el cielo y la tierra'. Ahora bien, si leemos acerca de los seis días de la Creación, es interesante reparar las veces que está escrita la palabra 'baiomer'. Y dijo: aiomer Elohim iié Or. O sea: Y dijo D"s que haya luz. Y se hizo la luz.
Y también dijo D"s que la vegetación se reproduzca sobre la tierra y así aconteció. Para la Kabalá, así como hay diez sefirot, esas diez palabras son las que han logrado crear el mundo. La armonía y el equilibrio universal están basados en diez palabras.

Mientras se cumplan estas diez palabras, el mundo estará en orden y equilibrio ecológico; manteniéndose también en satisfactoria plentitud y felicidad.
El Génesis se refiere a la creación de los elementos del universo, o sea, los planetas, las estrellas, el espacio, la tierra, los animales. El lugar y el tiempo fueron creados en los seis días de la Creación, con diez palabras.
Mientras que las criaturas creadas por esas diez palabras cumplan con ellas, el mundo se mantiene en armonía. Pero falta algo que debe tambien vivir en armonia. Nos referimos al ser humano, que es el protagonista que cubre el espacio y el tiempo. Faltaba que al hombre se le revelen cuáles son esas diez palabras para que sepa también vivir en armonía y que sea todo perfecto, pacífico, satisfactorio y que produzca felicidad.

'Dibrot ve maamarot' (Menciones y comentarios)

Es así que, 'Matán Torá', o sea, 'la Entrega de la Torá' nos recuerda a la entrega de dos Tablas de la Ley con cinco mandamientos en cada una.
Cuando uno estudia Torá tiene que realizar una tarea doble: primero se deben erradicar los prejuicios, preconceptos y conocimientos falsos que tenemos. Y sólo después podremos integrar el verdadero concepto en nuestra mente.
El error más generalizado, proviene tal vez de una falsa traducción. Es la que habla de 'Diez Mandamientos'. No es así, en hebreo está escrito 'Eser Dibrot'. Lo que quiere decir, diez palabras. Son entonces diez menciones que D"s le dio al hombre. En las que están formuladas y sintetizados los 613 preceptos de la Torá. Todo el judaísmo esta ahí. Se llaman tambien 'Maamarot', o sea, 'Comentarios'.
Igual que las diez menciones con las que D"s creó al mundo según el Génesis, son estas diez para explicarle al hombre lo que debe hacer.

¿Para qué esa comparación? 10 palabras y 10 menciones. Esto es para que el hombre comprenda que no se deben contradecir estos diez términos. Por ejemplo, si el sol dejase de cumplir con la mención que D"s hizo en el Génesis, para que salga por el este y se ponga en el oeste, y si mañana por la mañana el sol no quiere salir, no va pasar mucho tiempo sin que el mundo se destruya y no quede ningún vestigio de vida sobre la tierra.

La destruccion sobreviene cuando se contradicen las diez palabras del Genesis; ahora, cuando D"s da lo que todos llaman 'los Diez Mandamientos' y cuando el hombre transgrede todo lo que tiene que cumplir, crea un desequiibrio en el universo. D"s no creó un universo armónico sólo para los objetos inertes que existen, sino que lo creó también armónico para el hombre.

Ni rezo ni rito

La Torá viene a completar la Creación. Viene a enseñarnos cómo debemos actuar para vivir en la perfección, la armonía y la felicidad.
No debemos decir de ella que es religión judía; decirlo es una herejía judía.
La religion es el invento del hombre para poder saciar o satisfacer su instinto de miedo ante lo desconocido.

La Torá no es religión, ni rezo ni rito ni culto. Hay al respecto un error generalizado. Que se observa nítidamente, por ejemplo, cuando reparamos en los nombres de las primeras instituciones de nuestro ishuv. Al llegar nuestros antepasados a la Argentina, fundaron instituciones y las llamaban, por ejemplo, 'Comunidad Israelita de Culto y Beneficencia', pero nosotros no tenemos culto a D"s. La palabra 'Culto' estaba demás.

Etimología

La palabra Torá viene del hebreo: 'horaá', 'moré' o 'morá'. 'Enseña', 'maestro', 'guía' serían sus significados. Es decir, que se trata de una enseñanza para el hombre. El Moré enseña, no para que lo adoren, sino que para que el alumno pueda manejarse en su vida y obtenga satisfacción y éxito. No es un lider político que tiene que conquistar a los demás para que se transformen en sus seguidores.

La Torá no vino a que nosotros nos hagamos esclavos de D"s. La Torá vino a enseñarnos únicamente lo bueno para nosotros, para que tengamos éxito en la vida. El judaísmo sufrió todo tipo de tergiversaciones cuando se lo comparó con otras religiones. Porque no han entendido que, justamente es la antítesis de aquellas. Mientras las otras religiones preconizan un culto a D"s, en el judaísmo, en cambio, se enseña que D"s está para beneficiar al hombre.

Dar sentido

Si nosotros leemos la Torá y encontramos algo que nos aparenta ser contradictorio con los intereses del ser humano, entonces no entendimos bien lo que leímos. En la Torá no existe ni un punto ni una letra que agreda los intereses del ser humano. El judaísmo es el beneficio para que el hombre viva mejor, feliz, contento y en plentitud.

Hay muchas cosas en la Torá que aparentemente coartan la libertad o la satisfacción del hombre en el mundo. Pero no es así, lo que tenemos que comprender es que la Torá nos enseña a disfrutar mejor de la vida.
Ser feliz no depende de la cantidad o de la grandeza de las cosas, sino del sentido que les damos a las cosas.

Esa es la diferencia por ejemplo, entre un brindis familiar en Pésaj y una reunión de muchachos de la esquina que se emborrachan.
En el caso de los muchachos que acuden a un quiosco callejero y toman juntos cantidades de cerveza, cuanto más toman más se embriagan. Y luego llevan a cabo comportamientos lujuriosos o violentos.

Se supone que estos actos desavenidos son la consecuencia del alcohol. Ahora, bien: la Torá no nos prohibe tomar alcohol. Lo que nos enseña es que todo lo que hagamos en la vida, debe tener un sentido.
La persona que toma sin cesar hasta perder el control de lo que hace, puede incluso entrar en la perdición.

No se sacía y toma una y otra copa hasta caer en la corrupción personal. La falta de medida para beber es el producto de la falta de sentido de lo que está haciendo. En cambio, es distinto cuando hay un motivo para beber alchohol. Cuando hay una ocasión determinada, es decir, cuando podamos dotar a este acto de sentido.

Y este último es el caso del brindis de Pésaj, por tomar un ejemplo. Toda la familia se reúne entonces alrededor de la mesa. El abuelo toma la copa de vino de 12 grados de graduación alcohólica y se sirve cada uno cuatro copas de vino.
La diferencia es abismal con los muchachos que toman sin sentido. El sentido es lo que hace que la satisfacción sea real, verdadera, plena. Por ello, la Torá viene a enseñarnos dónde, cómo, cuándo y porqué disfrutar del mundo. La Torá abarca la perfección de la humanidad y del universo.

El concepto del judaísmo es algo especial. Y no solamente se lo tergiversa en el estudio de las religiones comparadas, sino también cuando se hacen estudios del folklore de las comunidaddes y se habla de la comunidad judía como se habla -por ejemplo- de la comunidad española, de la comunidad italiana o de la comunidad alemana.

Pero el riesgo más común es que asociemos algo profundo y trascendental con algo concreto que nuestros sentidos pueden palpar. Este criterio práctico puede tergiversar y ocultar el sentido de las cosas. Corremos el riesgo de creer que Pésaj es sólo el momento de comer 'gefuilte fish' (pescado relleno, a la usanza ashquenasí). Debemos siempre preguntarnos por el sentido de las cosas. La Torá es la que nos guía por este sendero.

Ser religioso

Otro de los conceptos equívocos es el de ser religioso. Podemos frecuentemente escuchar a personas judías que dicen, por ejemplo: 'yo no soy religioso, porque no voy al templo'; como otros dan de sí la misma definición porque no cumplen con el shabat o no comen kasher o no se ponen los tefilim.
Vemos que se reduce la religiosidad al hecho de ir o no, por ejemplo, al Beit Haknéset (Sinagoga). Y podemos comprobar que hay personas que en cambio sí van al Beit Haknéset y lo hacen todos los días. Y que no podemos decir de ellas que sean religiosas, porque ni siquiera son judías. Y van todos los días porque es su lugar de trabajo.

En estas definiciones de ser o no religioso, el único criterio que cuenta es el del rito. Y éste es un error muy común: se reduce la religión al cumplimiento -o no- de ciertos ritos. Si un hombre se levanta apurado y ni siquiera comparte con la mujer y sus hijos, porque no quiere demorarse para llegar a hacer la tefilá, no podemos decir que sea un religioso. Del mismo modo que no podemos tampoco decir que no lo sea, aquel hombre que se dedica al comercio pero que sí atiende a la familia que necesita de su presencia. La religiosidad está incorrectamente asociada al cumplimiento de los ritos. Y lo que deben atenderse son los preceptos.

Así, muchos se preguntan 'cómo los religiosos tiran piedras'. Si tiran piedras no son religiosos; la religión no es lo que un grupo de personas determina que es. La religión es lo que está escrito. Y abarca la totalidad del Universo.
Es un imperdonable exabrupto decir, por ejemplo, que 'un religioso mató a Rabin (z "l). Al llevar a cabo un crimen, ya deja de ser un religioso. Esta equivocación debemos erradicarla de nuestras mentes.

Estereotipos y disfraces

Como vimos, con diez palabras se creó el mundo y con diez palabras D"s le dijo al hombre todo lo que tiene que hacer. Y Shavúot carece de símbolos porque, a propósito, D"s le dijo en la Torá que no hagan nada. Porque si hubiera dado un solo símbolo, hubiéramos dicho '¡ah, la Torá significa esto!'. Es decir, si por ejemplo, hubiera una prescripción que para Shavúot indicaba ponderse tres veces los tefilim, hubiéramos creído que eso es ser religioso.
Cuando nos preguntamos qué es la Torá debemos saber que se trata del Todo. Y el Todo se representa con la Nada.
Es necesario dejar de lado los estereotipos que nos marcamos a nosotros mismos.

Así como sucede, tomando un ejemplo fuera del judaísmo, que si un hombre se disfraza de 'Papá Noel' y conduce un automóvil último modelo en vez del trineo, no es 'Papá Noel', así sucede tembién entre nosotros. Hay mucha gente que se disfraza de religiosos. Pero no quiere decir que lo sean.

Relación con la Torá

Es muy importante que en Shavúot nos dediquemos a reflexionar acerca de nuestra relación con la Torá. Todos los años tenemos que reinterpretar la Torá, sabiendo que es un proceso carente de símbolos.
Cuando nosotros estemos más compenetrados y tengamos más fe en la Torá, mejor nos va a ir en nuestra vida.
Debemos en Shavúot reflexionar para comprobar que la Torá es divina y nos ha sido entregada por D"s para nuestro beneficio. Sólo entonces se nos va hacer mucho más fácil poder cumplir con la Torá. Y nuestra vida va a ser mejor.

Las dudas

El problema más común, es que muchas veces hay quienes tienen algo debilitada la fe en la Torá. La entrega ocurrida hace más de tres milenios lleva a algunos a cuestionarse con expresiones del tipo, 'vaya uno a saber si fue cierto'.
Ahora bien, si nosotros nos preguntamos por nuestros antepasados veremos que tampoco los hemos conocido. Sin embargo, no dudamos del relato de nuestros padres y abuelos acerca de la existencia de nuestros bisabuelos y tatarabuelos.
Nos han contado, por ejemplo, que nuestros abuelos vinieron de Europa escondidos en las salas de máquinas de los buques. Y que alguno de los hermanos pudo bajar en el puerto de Nueva York y otro tuvo menos suerte y debió seguir escondido. Hasta que llegó a la Argentina o al Uruguay. Y creemos en estos relatos. Como creemos también en los relatos de los abuelos que nos hablan de quienes fueron sus abuelos y a los que reconocemos como nuestros tatarabuelos. Pero, curiosamente, al hombre moderno le resulta menos confiable el relato de la entrega de la Torá, cuando durante tantos siglos se ha venido repitiendo por tanta gente.

La tradición

Hay un concepto en la vida, que en hebreo se llama 'masoret' y en español 'tradición'. Es un elemento sin el cual los pueblos no pueden vivir. Y esto no sólo en lo referido a la religión. Tampoco habría, por ejemplo, vida económica, comercial ni mercantil sin tradición.
Toda sociedad acepta la tradición. Gran parte del Derecho nace justamente de la tradición. Toda sociedad es más que un méro cúmulo de personas, precisamente porque es portadora de un conjunto de costumbres y creencias que constituyen sus hábitos y configuran una tradición.
Hay quienes dicen que sólo creen en lo que está escrito. Pero bien, lo que está escrito ha sido muchas veces la confirmación de lo que alguien dijo verbalmente.

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Roma se apodera

El hombre había progresado intelectualmente. Y los pueblos empezaron a considerar más al judaísmo. Pero había un problema: las naciones eran antijudías -o antisemitas, si usamos el término contemporáneo. Admiraban a la religión judía, pero odiaban a las personas judías. Entonces, ¿qué hicieron? Le sacaron a los judíos su religión y los convirtieron a éstos en desertores y traidores de su propia religión.

Eso es lo que hizo Pablo de Tarso. Acusaba a los judios de no haber aceptado a su propio Mashiaj y sostenía que el mismo D"s los había relegado. Es así que la religion judía se traspasa ahara a los romanos. Hicieron esta maniobra, una cesárea que les urgía dado que esa sociedad ya no estaba más para el politeísmo. Entonces hicieron ese excelente cambio. Hay muchos libros de autores cristianos que analizan esto. Quien estudia la historia de Roma verá que fue así. Que fueron traidores a sus propias raíces los creadores de esta nueva religión.

Ahora, sucedió después que, por ciertos criterios sociológicos, demográficos y políticos, además de los cambios que hubo en la estructura de los países y de los imperios, adquirió auge la religión cristiana.
Vale apuntar que ésta tuvo un auge especial justamente porque en ese momento empezaron a haber muchas conversiones al judaísmo. Era un momento en el cual la humanidad perdió su confianza en los dioses paganos y en los ídolos. Y Roma se apodera de aquella religión monoteísta que tuvo a su alcance. Modificándola, claro está.

Presencia del pueblo

En cuanto al Judaísmo, veremos que la tradición no nace de una sola persona y que no es, por lo tanto, endeble.
Moshé recibe de D"s las Tablas de la Ley en el Monte Sinai. Pero Moshé no estaba a solas cuado hablaba con D's. El Matán Torá, (la Entrega de la Torá) que festejamos en Shavúot fue el acto de todo un pueblo. Un versículo de la Torá nos dice que esta Revelación fue la única vez que se produjo en la historia y que ya no va a haber otra. Es decir, que nunca más habrá una revelación de este tipo.

D"s se reveló no ante una, diez, cien o mil personas sino ante ante un Pueblo entero, y no por un segundo. Se reveló durante un año seguido, en Egipto. Y a través de los milagros. Y en el Monte del Sinai se reveló ante dos millones de personas. Las diez palabras que constituyen el complemento al equilibrio universal las escuchan directamente de D"s. Esa tradición nació del relato de dos millones de personas, que fue transmitiéndose de generación en generación.
Ésta es nuestra masoret, nuestra tradición.
Nosotros estamos aquí por eso. No creemos sólo porque la Torá lo dice, sino porque el pueblo entero -que fue testigo- lo fue transmitiendo de una a otra generación.

La tradición es entonces también una de las razones esenciales por las que creemos nosotros en la Torá.
Sumemos a esto la existencia de un análisis filosófico, que señala que tiene que haber una direccion divina del Creador para decirnos qué es lo que tenemos que hacer, más allá de la tradición.
La Torá no es únicamente lo que pensamos nosotros. No es solamente el rito ni la ceremonia. La Torá es mucho más que el Kol Nidre, el Izcor, el servicio y las cuatro copas de vino con que brindamos en el séder de Pésaj.
Lo mejor que podemos hacer los judíos es 'Limud Torá'. O sea, 'Estudiar Torá'. Esto quiere decir, profundizar más en la Torá para poder hallar las 10 palabras que nos van a conducir a la armonia, la felicidad y la plenitud.
Debemos tener fe en la tradición de todo un pueblo que está dispersado por el mundo, en la que todos dicen 'Shemá Israel' y ayunan en Iom Kipur. Esa fuerza nos tiene que ayudarnos asimismo para que tengamos más fe en la Torá.

Dos aspectos

No buscamos respuestas totales. Estamos sí frente a una tradición mundial e histórica que ocupa espacio y tiempo en nuestro disperso pueblo.
Debemos comprender un poco más la grandeza de la veracidad de la Torá. Es algo real, concreto y constante que nosotros como judios debemos creer lógicamente en ella.
Sintetizando, tenemos dos aspectos para comprender con motivo de cada celebración de Shavúot:

1- Que la Torá no es lo que hasta aquí creímos.
2- Cuando más nos arraiguemos a ella, mejor entraremos en la definición de las diez palabras que nos llevan a la armonía, la felicidad y la plenitud.

Recordemos que, en la medida en que nosotros más nos acerquemos a la Torá, más cumpliremos con los preceptos de D"s.
D"s no necesita nada de nosotros, nosotros necesitamos de Él. Necesitamos que nos revele los secretos de la vida para el éxito y nos los ha revelado.



Fuente:
Adaptado de http://www.shabuatov.com/articulos/tora.php

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