Luciano de Antioquia
Luciano, nacido en Samosata, fue el fundador de la escuela de Antioquía. Eusebio (Hist. eccl. 9,6,3) nos hace de él la siguiente descripción:
Luciano, hombre excelente en todos los respectos, de vida morigerada, y muy versado en las ciencias sagradas, sacerdote de la comunidad de Antioquía, fue llevado a la ciudad de Nicomedia, donde residía entonces el emperador. Habiendo defendido la fe que profesaba delante del príncipe, fue encarcelado y después muerto.
El emperador de quien se habla en este pasaje es Maximino Daia, y el martirio tuvo lugar el 7 de enero de 312. Rufino (Hist. eccl. 9,6) reproduce el texto de la apología que Luciano pronunció delante del juez pagano, pero su autenticidad es dudosa.
Luciano no fue un escritor profundo. Jerónimo habla de su "pequeño tratado sobre la fe" (De vir.ill. 77) sin darnos ninguna información sobre su contenido. Conocía perfectamente el hebreo y corrigió la versión griega del Antiguo Testamento según el original hebreo. Esta revisión de los Setenta fue adoptada en la mayoría de las iglesias de Siria y del Asia Menor, desde Antioquía hasta Bizancio, y fue tenida en gran estima (Jerónimo, Praef. in Paral.; Adv. Ruf. 2,27). Quedan grandes fragmentos de esta obra en 105 escritos de San Juan Crisóstomo y de Teodoreto. Luciano revisó también críticamente el texto del Nuevo Testamento, pero, según parece, se limitó a los cuatro evangelios.
La escuela que fundó en Antioquía se opuso al alegorismo de la de Alejandría. Se dedicó a la interpretación literal de las Escrituras. Produjo comentarios bíblicos de valor perdurable y formó a un gran número de escritores posteriores con su método exegético.
Sin embargo, esta escuela tomó una orientación teológica particular. El documento más antiguo que tenemos sobre la enseñanza de Luciano le acusa de ser un sucesor de Pablo de Samosata y el precursor de la doctrina que pronto iba a ser conocida con el nombre de arrianismo. Es una carta escrita por el obispo Alejandro de Alejandría, diez años después de la muerte de Luciano, a todos los obispos de Egipto, Siria, Asia y Capadocia. Teodoreto (Hist. eccl. 1,4) cita el siguiente párrafo:
Vosotros habéis sido instruidos por Dios; no ignoráis, pues, que esta doctrina que se está levantando nuevamente contra la fe de la Iglesia, es la doctrina de Ebión y Artemas; es la perversa teología de Pablo de Samosata, que fue expulsado de la iglesia de Antioquía por una sentencia conciliar pronunciada por obispos de todas partes; su sucesor Luciano estuvo excomulgado largo tiempo bajo tres obispos; las heces de la impiedad de aquellos herejes han sido absorbidas por estos hombres que se han levantado de la nada... Arrio, Aquilas y toda la cuadrilla de sus compañeros de malicia.
En efecto, Arrio y los futuros partidarios fueron educados por Luciano en Antioquía. Arrio se jactaba de ser discípulo suyo, se llamaba a sí mismo "lucianista," y se dirigía al sucesor de Luciano, el obispo Eusebio de Nicomedia, como "colucianista" (EPIFANIO, Haer. 69,6; TEODORETO, Hist. eccl. 1,4). Todo esto indica que Luciano fue padre del arrianismo. Por lo tanto, esta herejía no tuvo sus raíces en Alejandría, donde empezó a propagarse, sino en Antioquía. El adopcionismo de Pablo de Samosata sobrevivió, con modificaciones, en la doctrina de Arrio. Atacaba, en efecto, el carácter absoluto de la divinidad de Cristo, uno de los artículos más fundamentales de la fe cristiana.
Durante la persecución de Valerio Maximiano, es martirizado en Nicodemia, el 7 de enero del año 212, y sepultado en Helenópolis de Bitinia.
Al hacer su panegírico San Juan Crisóstomo, destaca cómo la devoción eucarística le llevó a celebrar la Santa Misa en la prisión, la víspera de su martirio, teniendo como altar el propio pecho.
Fuente:
http://www.conoze.com/doc.php?doc=5429
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=23880
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