martes, 8 de abril de 2008

Arrianismo

Arrianismo

El arrianismo es el conjunto de doctrinas cristianas desarrolladas por Arrio, sacerdote de Alejandría, probablemente de origen libio, quien consideraba que Jesús de Nazaret no era Dios o parte de Dios, sino una criatura. Una vez que la Iglesia hubo aceptado como dogma la proposición opuesta, el arrianismo fue condenado como una herejía. El término, más allá de designar las doctrinas de Arrio, se utiliza para denominar aquellas doctrinas que expresen negación de la esencialidad crística (como Cristo) de Jesús, reducido a la condición de profeta extraordinario.

Historia

La naturaleza de Jesús era el problema más complejo de los primeros siglos del cristianismo, como lo revelan las discusiones teológicas. En los primeros siglos del cristianismo se planteaba el problema de la relación del Hijo y de Dios. A esto se le llamó las disputas cristológicas.

Al inicio del cristianismo había corrientes doctrinales que consideraban que Jesus era un ser mortal, el cual había sido elegido por Dios, para realizar sus designios y que por ello podía llamársele Hijo de Dios; a esta doctrina se la llamó adopcionismo. Sin embargo, en la Iglesiaencarnacionismo. Esta concepción de la naturaleza de Cristo trajo aparejados varios debates teológicos, ya que se discutió si en Cristo existía una naturaleza divina o una humana, o bien ambas, y si esto era así, se discutió la relación entre ambas (fundidas en una sola naturaleza, completamente separadas, o relacionadas de alguna manera). cristiana se fue haciendo mayoritaria la opinión de que Cristo había preexistido como Hijo de Dios a su encarnación en Jesús de Nazaret, y que había descendido a la Tierra para redimir a los seres humanos; a esta nueva doctrina se la denominó

El encarnacionismo prendió fuertemente en el mundo gentil, y especialmente en el occidente del Imperio Romano, mientras que las iglesias orientales defendían nociones más cercanas al adopcionismo. Arrio había sido discípulo de Pablo de Samosata, un predicador oriental del siglo III, y creía que Cristo era una criatura, aunque concedía que había sido la primera criatura formada por el Creador.

En la lucha de los encarnacionistas contra los arrianos hay varios factores a tomar en cuenta, como trasfondo de la discusión doctrinal:

  • Había una lucha de poder entre la Iglesia de Roma y las iglesias orientales, en una época en que la supremacía de la primera no estaba bien asentada todavía. Las iglesias orientales apoyaron a Arrio, mientras que las occidentales tendieron a apoyar a los encarnacionistas.
  • Pablo de Samosata había sido apoyado por la reina Zenobia de Palmira, enemiga mortal del Imperio Romano, y el emperador tendía a apoyar el encarnacionismo.
  • El encarnacionismo tenía mayor acogida en las clases acomodadas del Imperio (que vivían en Grecia o Roma), mientras que el Adopcionismo gustaba más a las clases empobrecidas (las que predominaban en las regiones orientales del Imperio).

Finalmente, en el Concilio de Nicea del año 325 se aprobó el credo propuesto por Atanasio, y la cerrada defensa del encarnacionismo hecha por Atanasio consiguió incluso el destierro de Arrio. Cuando éste fue perdonado el año 336, murió en misteriosas circunstancias (probablemente envenenado). La disputa entre encarnacionistas y arrianos iba a durar durante todo el Siglo IV, llegando incluso a haber emperadores arrianos (el propio Constantino I el Grande fue bautizado en su lecho de muerte por el obispo arriano Eusebio de Nicomedia). Ulfilas, obispo y misionero, propagó el arrianismo entre los pueblos germánicos, particularmente los hérulos, ostrogodos y vándalos. Después del Concilio de Calcedonia del año 381, el arrianismo fue definitivamente condenado y considerado como herejía en el mundo católico. Sin embargo, el arrianismo se mantuvo como religión oficial entre los germanos hasta el Siglo VI. El último rey germano en mantener el arrianismo fue Leovigildo, rey de los visigodos

El arrianismo hoy en día

A pesar de que el Arrianismo como tal haya desaparecido, se considera continuadores de ciertos aspectos del arrianismo a varias comunidades religiosas:

La cristología de los Testigos de Jehová guarda similitudes con el arrianismo, en el sentido que ambas consideran a Jesús como el Hijo unigénito del Dios Padre, pero también tiene diferencias.

Los socinianos, una denominación nacida luego de la Reforma Protestante en Polonia, y los unitarios, que se desarrollaron en Transilvania y Hungría, y posteriormente en el Reino Unido, América del Norte y otras regiones, no creen en el aspecto divino de Jesús, por lo que en alguna medida pueden ser considerados herederos del arrianismo.

Teologías actuales surgidas en la iglesia católica estarían reproduciendo esquemas arrianos, con una presentación no cristológica de Jesús; por ejemplo, el teólogo Pagola por su libro: Jesús, aproximación histórica. PPC, 2007, es acusado por el obispo de Tarazona, Demetrio Fernandez de que la tentación arriana asoma en el conjunto de la obra. Y por lo general, nuevas eclesiologías combinan teología liberacionista con el nuevo arrianismo científico, surgido de determinadas corrientes historicistas en la investigación bíblica.

El arrianismo en el saber popular

Se ha usado Arriano durante la historia para tildar desde el mundo Católico a cualquier cismático con la autoridad de la Iglesia con respecto a la cuestión de la unidad de Dios y la Trinidad. Por ejemplo, durante siglos, el mundo cristiano tendió a ver al Islam como una forma de arrianismo. Se ha avanzado la hipótesis de que la permanencia de arrianos tanto en Oriente Medio como en África del Norte y en Hispania habría facilitado la expansión musulmana en estas regiones durante el siglo VIII, aunque es una cuestión aún muy debatida.

Aunque no exista una iglesia arriana desde que Recaredo y con él todos los Visigodos se convirtiesen a la fe Católica en el III Concilio de Toledo, la disputa que hubo entre arrianos y católicos ha llegado hasta nuestros días en el saber popular. La expresión española armarse la de Dios es Cristo, indicando que va a haber un problema muy grande, hace referencia a las disputas tanto en el plano teológico como en el político y militar que hubo entre Arrianos y Católicos entre los siglos V y VII.

Véase también

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Sin dudas, de todas las herejías conocidas, fue la de Arrio la que representó la amenaza más grave para la doctrina ortodoxa cristiana durante los mil primeros años de su historia.
rrio fue presbítero de Alejandría alrededor de 318 y murió en 335. Su disputa con la ortodoxia era muy sencilla y reposaba sobre una premisa única: que Jesús era totalmente mortal, que no era divino en ningún sentido y que tampoco era en ningún sentido otra cosa que un maestro inspirado.

Proponiendo un solo dios omnipotente y supremo -un dios que no se encarnó y que no sufrió humillación y muerte a manos de su creación-, lo que hizo Arrio fue colocar el cristianismo en un marco esencialmente judaico. Y es muy posible que, residiendo en Alejandría, acusara la influencia de las enseñanzas judías: las enseñanzas de los ebionitas, por ejemplo. Al mismo tiempo, el Dios supremo del arrianismo gozó de gran fuerza de atracción en Occidente. Al adquirir el cristianismo un creciente poder secular, un dios como el que proponía Arrio empezó a resultar cada vez más atractivo. A reyes y potentados identificarse con semejante dios les resultaba más fácil que identificarse con una deidad humilde y pasiva que se sometió al martirio sin ofrecer resistencia y que rehuía el contacto con el mundo.

Aunque el arrianismo fue condenado en el concilio de Nicea de 325, Constantino había demostrado siempre simpatía por él y la demostró aún más en los últimos años de su vida. Al morir él, su hijo y sucesor, Constancio, abrazó abiertamente el arrianismo; y bajo sus auspicios se convocaron concilios que empujaron a los líderes de la ortodoxia eclesiástica al exilio. En 360 el arrianismo ya había desplazado prácticamente al cristianismo de Roma. Y, aunque volvió a ser condenado oficialmente en 381, continuó prosperando y conquistando adeptos. Cuando los merovingios subieron al poder en el siglo V, virtualmente todos los obispados de la cristiandad eran arrianos o estaban vacantes.

Entre los devotos más fervorosos del arrianismo estaban los godos, que se habían convertido a dicha herejía, tras abandonar el paganismo, en el siglo IV. Los suevos, los lombardos, los alanos, los vándalos, los burgundos y los ostrogodos eran sin excepción arrianos. También lo eran los visigodos, que, cuando saquearon Roma en 480, respetaron las iglesias cristianas. Suponiendo que los primeros merovingios, con anterioridad a Clodoveo, fueron receptivos al cristianismo, éste sería el cristianismo arriano de sus vecinos inmediatos, los visigodos y los burgundos.

Bajo los auspicios de los visigodos, el arrianismo pasó a ser la forma de cristianismo predominante en España, los Pirineos y lo que en la actualidad es el sur de Francia. Si es cierto que la familia de Jesús halló refugio en la Galia, en el siglo V sus señores ya eran los visigodos arrianos. No es probable que la familia padeciese persecución bajo el régimen. Probablemente gozaría de gran estima y es posible que se aliara matrimonialmente con la nobleza visigoda antes de hacer lo mismo con los francos y producir los merovingios. Y con el patronazgo y la protección de los visigodos, estaría a salvo de todas las amenazas procedentes de Roma.

Se dice que la Iglesia de Roma declaró que el hijo de Dagoberto se había convertido al arrianismo y no sería extraordinario que así lo hiciera. A pesar del pacto entre la Iglesia y Clodoveo, los merovingios siempre habían simpatizado con el arrianismo. Uno de los nietos de Clodoveo, Chilperico, no hacía ningún secreto de sus inclinaciones arrianas.

Si el arrianismo no era perjudicial para el judaísmo, tampoco lo era para el islamismo, que subió con la misma velocidad meteórica en el siglo VII. La visión que tenía el arrianismo de Jesús concordaba del todo con la que tenía el Corán. En el libro santo de los musulmanes el nombre de Jesús aparece mencionado no menos de treinta y cinco veces, bajo cierto número de títulos impresionantes: "Mensajero de Dios" y "Mesías" entre otros. Sin embargo, en ningún momento se le considera como otra cosa que un profeta mortal, precursor de Mahoma y precursor de un dios único y supremo. Y, al igual que Basílides y Mani, el Corán dice que Jesús no murió en la cruz, "no lo mataron, ni le crucificaron, sino que creyeron hacerlo". El Corán mismo no se extiende en explicaciones sobre esta afirmación ambigua, pero sí lo hacen los comentaristas islámicos. Según la mayoría de ellos, había un sustituto, que generalmente, aunque no siempre, se supone que era Simón de Cirene. Ciertos autores musulmanes dicen que Jesús se escondió en un nicho de un pared y que desde allí contempló la crucifixión de un sustituto, lo cual concuerda con el fragmento hallado en los papiros de Naj'Hammadi.

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