«Todos los escritos del NT presuponen el bautismo como un rito de entrada en la comunidad de Jesucristo. Esto se da por supuesto en las diversas reflexiones teológicas que aparecen en los escritos neotestamentarios sobre la realidad del bautismo. Pero en todo el NT no se hace alusión aluna al acto del bautismo; se da simplemente por conocida la existencia y forma de ese acto Esto no deja de crear dificultades a la hora de precisar en qué consiste el bautismo como hecho (sacramental) o cual es la teología neotestamentaria del bautismo, de forma que no se interpreten los textos a la luz de concepciones tardías. Por eso será Conveniente distinguir dos cuestiones: el acto ritual con sus antecedentes y cómo se interpretó y valoró teológicamente en el NT el hecho del bautismo. Esta misma articulación se impone si partimos del problema del origen del bautismo, donde hay que distinguir entre el rito (con sus elementos), el sentido de los ritos y lo que el bautismo cristiano como hecho salvífico (sacramental) significa y realiza.» (1)
Localización del Qumram
El origen y propósito del Bautismo
«¿De dónde vino esta idea de bautizar a la gente? Durante el tiempo del período entre el Antiguo y Nuevo Testamento, los judíos hicieron mucho trabajo misionero. Cuando la gente se convertía los hacían pasar por un lavamiento ritual llamado bautismo de prosélitos. Inclusive hoy en día en las sinagogas hay lugares donde hacen este ritual. Luego, los varones eran circuncidados después de ser bautizados. Juan el Bautista era uno de estos judíos que le decía a la gente que debía ser bautizada, que debía pasar por este ritual de lavamiento. Pero lo curioso era que Juan no le estaba hablando a gentiles, sino a judíos. Con esto les estaba diciendo que si querían entrar al reino de Dios tenían que bautizarse como los gentiles. No es de extrañarse que los judíos se hayan ofendido. Por eso decían que eran los hijos de Abraham, pero Juan les recordaba que Dios podía levantar hijos de Abraham inclusive de las piedras. La circuncisión había comenzado a desaparecer como señal del pacto. Había sido tan mal usada que iba a ser reemplazada por una nueva señal, es decir, el bautismo.
En el Antiguo Testamento la señal de pacto era la circuncisión y duró hasta los días de Cristo, pero le fue añadida una nueva señal. Luego, la Iglesia hizo algo interesante en el capítulo 15 de Hechos, ya no se iba a requerir la circuncisión como señal del pacto para los nuevos conversos gentiles. La circuncisión ya no era importante, ahora la señal era sólo el bautismo.
Colosenses 2:11 dice: "Además, en él fueron circuncidados, no por mano humana sino con la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo. En él también fueron resucitados mediante la fe en el poder de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos". Pablo dice que los creyentes fueron circuncidados espiritualmente cuando fueron bautizados. Entonces, el bautismo funciona como la circuncisión para el creyente. Antes de ser bautizados, los creyentes eran como los incircuncisos en el Antiguo Testamento. Ahora bien, los reformados notamos que en el Antiguo Testamento eran circuncidados los creyentes y sus hijos; y siguiendo la misma pauta del pacto decimos que ahora los creyentes y sus hijos deben también recibir la señal del pacto, esto es, deben ser bautizados.» (2)
«I Definición de Bautismo: (gr. báptisma; baptismós, "ceremonia de purificación", "bautismo", "ablución (lavamiento)" [del verbo baptízÇ, "sumergir (hundir)", "bautizar", "lavarse"]).
Rito religioso originado en tiempos precristianos. Los judíos lo practicaban como una ceremonia para recibir a prosélitos dentro del judaísmo (así lo demuestran varios de sus escritos). Cuando se los bautizaba, el rito probablemente tenía la función de limpiarlos de la impureza contraída como paganos, porque se usa el mismo término miqwêh, para otros baños de purificación. También se lo consideraba como el repaso de uno de los acontecimientos que hizo de Israel una nación: el cruce del Mar Rojo. Junto con la circuncisión y los sacrificios hacían del prosélito un integrante del mismo pacto del que participaban los israelitas de nacimiento. El estatus legal de este prosélito era el de un recién nacido (cf Jn. 3:3-10). Es significativo que los dirigentes judíos no cuestionaran la validez del bautismo de Juan, sino sólo su autoridad para administrarlo (Jn. 1:19-28).
Cuevas de Qumrám
Los esenios también practicaban el bautismo en conexión con sus ritos religiosos. En Khirbet Qumrân, su probable centro religioso, se descubrieron 146 varios estanques con peldaños para bajar a ellos. Se habrían utilizado para ritos bautismales, que aparentemente involucraban la inmersión, como ocurría con el bautismo de los prosélitos judíos.
Casi todas las confesiones cristianas practican el bautismo, aunque varían el modo de administrarlo: aspersión, derramar agua sobre la cabeza o inmersión total de catecúmeno. El método usado en tiempos del NT era la inmersión (se lo deduce del significado del término griego), según las descripciones bíblicas de la realización de la ceremonia y de las aplicaciones espirituales que hace la Biblia del rito.
El término baptízo se empleaba antiguamente para describir la inmersión de la tela para teñirla, y de una vasija para llenarla de agua; cuando se lo aplica al bautismo cristiano su significado más obvio es "sumergir" (las referencias bíblicas a los bautismos muestran claramente que se usaba la inmersión).
Juan el Bautista bautizaba "en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas" (Jn. 3:23). No habría razón para buscar un lugar donde había "muchas aguas" si volcar o asperjar un poco de agua era la forma de bautizar. El relato sobre el bautismo del eunuco etíope afirma que Felipe y el eunuco "descendieron ambos al agua" y luego "subieron del agua" (Hch. 8:38, 39), actos que indican con toda certeza más que un asperjar o volcar agua.
El apóstol Pablo realizó una aplicación espiritual del rito bautismal, que sólo es clara si se refiere al de sumersión. Al analizar el significado del bautismo, Pablo señala que:
1. Así como Cristo murió por el pecado, el cristiano debe morir a los pecados.
2. Así como Cristo, después de que murió, fue sepultado, el cristiano debe ser "sepultado" simbólicamente con él en el sepulcro de agua del bautismo.
3. Así como Cristo fue levantado de la tumba, el cristiano se debe levantar a una vida espiritual nueva (Ro. 6:3-5; cf Col. 2:12).
Ruinas de Qumram
Obviamente, las figuras de sepultura y resurrección no tendrían sentido si no pensáramos en una inmersión total. Vale la pena notar que la presencia de bautisterios en las iglesias más antiguas muestra que por siglos la iglesia cristiana practicó el bautismo por inmersión.
Queda claro que a los cristianos se le exigía el bautismo: Cristo ordenó a sus discípulos que bautizaran (Mat. 28:18, 19; Mr. 16:15, 16) y enseñaran a los nuevos conversos a observar todas las cosas ordenadas por él (Mat. 28:20); los apóstoles enseñaron la necesidad del bautismo (Hch. 2:38; 10: 48; 22:16), y practicaron el rito (8:12; 16:14, 15, 33; 19:5; etc.). Entre los prerrequisitos para el bautismo señalados por las Escrituras están la aceptación de Jesucristo como el Hijo de Dios (8:36, 37; cf v 12; 18:8) y el arrepentimiento (2:37, 38).
El buen samaritano",Van Gogh. 1890.
El término "bautizar" también se usa en sentido figurado. Juan el Bautista declaró que Cristo bautizaría con "el Espíritu Santo y con fuego" (Mat. 3:11; Luc. 3:16), lo que significaba el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés bajo el símbolo del fuego (Hch. 2:3, 4) o tal vez la destrucción final de los malvados (Mat. 3:11, 12). Jesús habló simbólicamente de su muerte como un bautismo (Mat.20:20-23: Mar. 10:37-39; cf Luc. 12:50), y Pablo en forma figurada de la experiencia de Israel al salir de Egipto: "En Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar" (1 Cor. 10:1, 2). Además, en la Biblia se registran 2 incidentes interesantes con respecto al rito: ciertos creyentes de Éfeso, después de recibir verdades nuevas e importantes y el "bautismo de Juan", fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús (Hch. 19:1-5); y en un pasaje difícil (1 Cor. 15:29) Pablo se refiere al bautismo por los muertos (se sugirieron muchas explicaciones, pero ninguna parece concluyente). (Talmud, ‘Erubin 4b; Yebamoth 47a. 47b; CBA 6:801, 802.)»(3)
A. Las palabras utilizadas para el concepto del bautismo.
1. En griego clásico.
a. Bapto. 1) Sumergir. 2) Sumergir en tinte y por eso teñir. 3) Sacar (agua).
b. Baptizo. Forma intensiva de bapto. 1) Sumergir. 2) Causar que perezca por ahogarse o por un barco que se hunde.
c. A veces se utilizó Bapto para nombrar el baño ritual pero nunca se utilizó la palabra baptizo. Era más común usar las palabras lovo (limpiar), nipto (limpiar o enjuagar, aclarar), rhantizo (rociar).
2. En la Septuaginta.
a. Bapto se usa 19 veces. Significa sumergir.
b. Baptizo. En Isaías 21:4 se usa metafóricamente para hablar de la destrucción. En 2 R.
5:14 se usa en el lavamiento de Naamán en el Jordán.
3. En la literatura judía. En los rollos de Qumram no se utilizaron las palabras bapto ni baptizo
para referirse a sus ritos de purificación. En cuanto al bautismo de prosélitos gentiles se utilizó la palabra bapto.
4. En el Nuevo Testamento.
a. Bapto se encuentra dos veces en Juan 13:26 y una vez en Lucas 16:24 y Apocalipsis
19:13. Significa sumergir o mojar.
b. Baptizo se usa 80 veces.
1). Veinticinco veces se refiere al bautismo realizado por Juan.
2). Tres veces se refiere al bautismo de Jesús realizado por Juan.
3). Siete veces se refiere al bautismo con el Espíritu por Jesucristo.
4). Nueve veces se refiere al sufrimiento de Cristo en la cruz y al sufrimiento de los apóstoles. (Las palabras bautizar y bautismo aparecen cuatro veces en Mt. 20:22-23 aunque no están en los originales. Pero tales palabras se encuentran en Mr. 10:38-39, que es un pasaje paralelo.)
5). Dos veces se refiere a lavarse antes de comer.
6). Dos veces se usa en la Gran Comisión.
7). Cuatro veces se refiere al bautismo realizado por los discípulos de Cristo cuando él estaba en la tierra.
8). Veintidós veces se refiere al bautismo realizado por los apóstoles de Cristo después de la resurrección de Cristo.
9). Dos veces se refiere al error de bautizarse en lugar de los muertos (1 Co. 15:29).
10). Tres veces se refiere a una doctrina ilustrada por el bautismo (Ro. 5:3; Gá. 3:27).
11). Una vez se refiere a la identificación con Moisés (1 Co. 10:2).
c. Baptisma. Se usa veintidós veces.
1). Trece veces se refiere al bautismo realizado por Juan.
2). Cinco veces se refiere al sufrimiento de Jesús.
3). Cuatro veces se usa en un contexto doctrinal (Ro. 6:4; Ef. 4:5; Col. 2:12; 1 P. 3:21).
d. Bautismos. Se usa cuatro veces mayormente en contextos de lavamiento rituales del A.T. (Mr. 7:4, 8; He. 6:2; 9:10).
B. Conclusión
Las palabras que se traducen al español como bautismo normalmente significaron inmersión. La idea de identificación total viene, en parte, por el uso de esa palabra en contextos de teñir. La tela bautizada (sumergida) en la tinta tomaba el color de la tinta, y ya no se podía separar el tinte de la tela, por la unión o identificación de ambos. Cuando se usa la palabra en contextos metafóricos mantiene la idea de sumergirse e identificarse. Cristo iba a sumergirse en el sufrimiento, es decir, a identificarse con el sufrimiento, y lo hizo de tal manera que no se podía distinguir entre ambos. En el contexto de la limpieza de las manos y de ciertos vasos, la palabra bautismo todavía mantiene la idea de inmersión ya que hay que sumergir las manos o el vaso en agua para lavarlos.
3. El significado del bautismo en los evangelios.
A. El bautismo practicado por Juan.
1. Su mensaje con el bautismo.
a. Juan pedía el arrepentimiento porque el reino de los cielos se había acercado (Mat. 3:2). El reino de los cielos es el reinado soberano de Dios sobre su creación. Tal reino estaba muy cercano por la presencia de Cristo, porque él era el Mesías, el rey davídico, que iba a establecer el reino en la tierra tal como fue prometido en el A.T. (2 S. 7:8-17; Is. 11:1-9; 24:23; Jer. 23:4-6; Zac. 9:9-10; 14:9). Para estar preparado para participar en tal reino y someterse al Mesías, los judíos tenían que cambiar su forma de pensar (volver la espalda a lo malo y a la vez volverse a Dios).
b. Predicó el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados (Mr. 1:4; Lc. 3:3). El bautismo indicaba que en el corazón ya había ocurrido un cambio. El resultado del cambio de corazón mostrado en el bautismo era el perdón de pecados. Para ser bautizados tenían que confesar, es decir, reconocer o admitir sus pecados (Mat. 3:6; Mr. 1:5).
c. Juan no aceptó un arrepentimiento insincero que no se manifestara por un cambio de vida
(Mat. 3:7-8; Luc. 3:7-8).
d. Él predicó que tenían que creer en Jesús (Hch. 19:4; Jn. 1:7-8).
2. El significado del bautismo.
a. Simbolizó un cambio de corazón y el deseo de tener perdón de sus pecados para estar preparado para la llegada del Mesías y su reino (Mat. 3:3, 6; Mr. 1:4-8).
b. Simbolizó su identificación con el mensajero de Dios y con los que declaraban que Dios era justo (y que ellos eran pecadores) y aceptaban el propósito o el plan de Dios para ellos (Lc. 7:29-30).
B. El bautismo de Jesucristo.
1. No fue bautizado como pecador (II Cor. 5:21). Juan no quería bautizar a Cristo porque reconocía que él no tenía pecado ni necesidad de arrepentirse (Mat. 3:14).
2. Fue bautizado para "cumplir así toda justicia" (Mat. 3:15). "Cumplir toda justicia" quiere decir que era voluntad de Dios que Jesús se identificara con el hombre y su pecado. A la vez
rechazó identificarse con los líderes religiosos que no reconocían su necesidad de arrepentimiento (Luc. 5:30-32; He. 2:17-18).
3. Fue bautizado para mostrar que era el siervo del Señor prometido en el A.T (Is. 42:1). El Espíritu del Señor estaría sobre el siervo y el Señor estaría complacido con él. Este versículo fue citado en el bautismo de Jesús en Mt. 3:16-17. En su bautismo Cristo se sometió a su papel como siervo del Señor en Is. 52:13- 53:12. Sobre él caería el castigo por la iniquidad de todos. (Vea también Is. 49:1-7 y 50:4-9.)
4. Fue bautizado para identificarse como el Hijo de Dios delante de Juan el Bautista y de Israel (Jn. 1:31-34).
C. El bautismo realizado por Jesucristo.
1. El bautismo en agua.
a. Por medio de sus discípulos Jesús bautizaba (Jn. 3:22; 4:1-2).
b. Aparentemente era el bautismo de arrepentimiento semejante al de Juan (Jn. 3:22-26). Aunque Juan dijo que Cristo iba a bautizar en el Espíritu y con fuego, tal obra no comenzó hasta después de su muerte (Jn. 7:38-39). Entonces Cristo siguió con el mismo bautismo de Juan como condición para participar en el reino del Mesías. No sabemos si continuaba bautizando hasta su muerte o no.
2. El bautismo en (con) el Espíritu y con fuego.
a. El bautismo en el Espíritu es un elemento del nuevo pacto prometido en Is. 44:3; Ez. 36:25-27; 39:29; Joel. 2:28. Cristo se refirió al nuevo pacto cuando habló de nacer de nuevo en Juan 3. Entonces bautizar en el Espíritu era el acto de limpiarlo a uno de sus pecados y darle un corazón nuevo en que el Espíritu Santo moraría, para que tal persona pudiera obedecer los mandamientos de Dios. En este caso "bautizar" significa "poner bajo la influencia de" o
"sumergir en el ambiente de".
b. Bautizar en o con fuego puede referirse al juicio del no creyente.
También puede referirse a la purificación del creyente o puede incluir los dos conceptos (Mat. 3:11-12; Luc. 3:16-17; Is. 1:25; Zac. 13:9; Mal. 3:2-3; 4:1).
D. El bautismo de Cristo en la cruz (Mar. 10:38-39).
1. El bautismo se identifica con la copa que Cristo tendría que tomar. En el A.T. la copa significó dificultades y sufrimiento (Sal. 75:8; Is. 51:19; Jer. 49:12; Ez. 23:31-34).
2. El bautismo en Mr. 10:38 es semejante al concepto del A.T. de estar bajo el agua. La figura de estar bajo el agua representaba una inundación de dificultades o calamidad que Cristo enfrentaría, era la carga del juicio de Dios contra el pecado cuando estuviera en la cruz.
3. En Mr. 10:39 el bautismo que los apóstoles enfrentarían era el sufrimiento y el martirio
(Santiago en Hch. 12:2 y Juan en Ap. 1:9) por haberse identificado con Cristo y su mensaje.
E. El bautismo en la Gran Comisión (Mat. 28:19-20).
1. El bautismo practicado por Juan y Jesús se limitó a Israel. Ahora el bautismo es para todas las naciones, ya que el mensaje se extiende a todas las naciones.
2. El bautismo es parte de la formación de un discípulo de Cristo. Es el primer paso para demostrar que ha creído en Cristo para el perdón de sus pecados (Lc. 24:46-47). El siguiente paso es recibir instrucción de todo lo que Cristo mandó.
3. El bautismo se llevó a cabo por los once discípulos. Ellos eran el patrón para todos los discípulos que vendrían después de ellos. Entonces es responsabilidad de todo discípulo bautizar y enseñar a otros. No es una responsabilidad limitada al "clérigo".
4. El bautismo es en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu. La persona bautizada entra o es puesta en una relación con las tres personas que son un Dios. No es una fórmula exacta porque en Hechos dice que fueron bautizados en el nombre de Cristo (Hch. 2:38; 8:16; 10:48;
19:5). Entonces el punto mayor es que la persona que cree en Cristo entra en una relación con las tres personas de la Trinidad. Tal entrada es por Cristo, es decir, se basa en el pago que él hizo de sus pecados. En Hechos, los apóstoles hacen hincapié en Cristo como el mediador, el camino, el Salvador y el rescatador. Entonces por medio de él, el creyente entra en una relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu.
5. En los mejores manuscritos la Gran Comisión en Marcos no se encuentra. De todos modos, el bautismo (Mr. 14:16) no era requisito para la salvación. Era solamente la manifestación externa de una conversión genuina. El que es condenado es el que no cree. La Biblia nunca dice que si uno cree pero no se bautiza es condenado. Las señales prometidas en Marcos
14:17 aparentemente eran para los apóstoles, porque Pablo lo dice en 2 Co. 12:12. En Hechos no todos los creyentes hicieron milagros.
4. La práctica y el significado del bautismo en la iglesia.
A. El bautismo en Hechos.
1. Hechos 2:38. El bautismo no es un paso a la salvación.
a. El bautismo en el nombre de Jesucristo. La fórmula de Mateo 28:19 no era requisito ya que en sí no era una fórmula. La entrada a una relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu se realizó por la obra de Cristo. El bautismo expresó externamente el arrepentimiento sincero y la necesidad de perdón de pecados (limpieza espiritual). Tal bautismo era identificado con la persona de Cristo (en su nombre) porque fue él quien proveyó el perdón de los pecados.
b. El bautismo no era uno de dos requisitos para recibir el perdón de los pecados. El arrepentimiento era el único requisito. El bautismo simbolizó de manera externa el arrepentimiento interno. Algunos han dicho que la relación entre arrepentirse y bautizarse para ir al cielo es como la relación entre subir al avión y tomar asiento para ir a otra ciudad. Tomar asiento no es necesario para ir a otra ciudad, aunque es la acción normal que se espera después de subir al avión. El bautismo también es como recibir el diploma en la clausura. Aunque no se reciba el diploma en público, uno se ha graduado de todos modos. El bautismo no era requisito para la salvación porque Pedro lo excluyó en Hch. 3:19 y 10:43. La combinación de arrepentirse y bautizarse no se encuentra otra vez en los Hechos. Además, Cornelio recibió el don del Espíritu Santo antes de ser bautizado (Hch. 10:44-48).
c. El bautismo por agua no fue reemplazado por el bautismo en el Espíritu. En vez de servir para prepararse para recibir al Mesías (quien iba a bautizar con el Espíritu), el bautismo significó haber recibido ya al Mesías y al Espíritu del Señor. El bautismo por agua simboliza un cambio de corazón y una identificación con el cristianismo naciente.
2. Hechos 2:41. El bautismo ocurrió inmediatamente después de recibir la palabra (arrepentirse o creer).
a. Hechos 2:41- 3000 judíos.
b. Hechos 8:12- Los samaritanos.
c. Hechos 8:36-38- El eunuco etíope, un oficial de Candace.
d. Hechos 9:17-18- Pablo.
e. Hechos 10:44-48- Cornelio, sus parientes y amigos íntimos.
f. Hechos 16:14-15- Lidia y su familia.
g. Hechos 16:31-34- El carcelero y su familia.
h. Hechos 18:8- Crispo con toda su casa y otros corintios.
i. Hechos 19:5- Los discípulos de Juan en Éfeso.
3. Hechos 8:12, 14-17. Demora en la recepción del Espíritu. No recibieron al Espíritu después de arrepentirse y bautizarse como Hechos 2:38 enseña. Tal vez ocurrió así para evitar el comienzo de una nueva secta y para mostrarles a los apóstoles que los medio-judíos ya estaban recibiendo al Espíritu Santo también.
4. Hechos 8:36-39. Inmersión es el modo del bautismo. El bautismo todavía era por inmersión ya que habla de descender del agua y salir del agua.
5. Hechos 10:47-48. El bautismo después de recibir al Espíritu. Recibieron al Espíritu Santo antes de bautizarse. El bautismo no era requisito para la salvación. No sigue el orden dado en
Hechos 2:38. Tal vez ocurrió así para ayudar a los apóstoles a ver que era voluntad soberana de Dios la introducción de los gentiles en el cuerpo de Cristo (su participación en el nuevo pacto y su recepción del Espíritu). La secuencia de creer y después ser bautizado por el Espíritu Santo es el orden normal para todos (Ro. 8:9). Hay un orden diferente solamente en los casos especiales de los samaritanos y de los discípulos de Juan. El símbolo de haber creído (el bautismo) no era una condición necesaria para poder entrar en una relación con Cristo y su Espíritu.
6. Hechos 19:1-7. Demora de la recepción del Espíritu. Aparentemente estos discípulos pertenecieron a un grupo que vio a Juan como un profeta importante independiente de Jesús.
De todos modos habían recibido el mensaje incompleto de Juan. No sabían nada acerca del Espíritu que Cristo iba a impartir, aunque esa era una parte integral del mensaje de Juan. Entonces Pablo les explicó que Juan bautizó con el propósito de preparar al pueblo para creer en Cristo. Juan no predicó con el fin de atraer al pueblo a sí mismo. Aceptaron el mensaje de Pablo y fueron bautizados. Este es el único ejemplo de bautizar de nuevo a unos discípulos. No indica que todos los bautizados por Juan fueron bautizados de nuevo en el nombre de Cristo después de Pentecostés. Más bien parece que estos fueron bautizados de nuevo porque no entendieron el mensaje verdadero de Juan (que tuvo su enfoque en Cristo) cuando fueron bautizados por primera vez. (Tal vez fueron bautizados por algunos discípulos de Juan que no habían mantenido el mensaje completo.)
7. Hechos 22:16. El bautismo ilustra el lavamiento de pecados. No es claro cuándo Pablo de veras creyó en Cristo. ¿En el camino a Damasco? ¿En los tres días que permaneció ciego? O, ¿en el encuentro con Ananías? Es más probable que llegara a ser creyente cuando Ananías le regresó la vista y Pablo fue llenó del Espíritu Santo (Hch. 9:17-18). No dice cuando recibió al Espíritu Santo pero da a entender que fue al momento de recobrar la vista. Pero en este caso es posible que Pablo llegara a ser creyente cuando iba a ser bautizado o inmediatamente antes de bautizarse. El bautismo no lo salvó sino el hecho de invocar el nombre de Cristo (es decir, cuando creyó en él y lo reconoció como su Salvador). El lavamiento de sus pecados ocurrió en el momento de invocar el nombre de Cristo.
Tal lo hizo al ir a bautizarse o inmediatamente antes de hacerlo. El bautismo sólo simbolizó el lavamiento que recibió por haber creído. En el N.T. el bautismo ocurrió tan rápido después de creer, que a veces hablaron del creer y bautizarse casi como un solo evento.
B. El bautismo en las cartas de Pablo.
1. Romanos 6:3-4; Colosenses 2:12; Gálatas 3:27. El bautismo se usa como metonimia (figura) de lo que simboliza, es decir la salvación.
El símbolo (el bautismo) se usa en el lugar de lo que simboliza (la salvación). El simbolismo de estar bajo el agua y salir de ella en el bautismo ilustra lo que ocurre al momento de creer. El creyente es unido con Cristo y participa de los beneficios de su muerte como si hubiera estado con Cristo cuando pagó por sus pecados. El estar bajo el agua ilustra el ser sepultados, dejar la vida anterior. El subir del agua ilustra la resurrección a vida nueva.
En otras palabras el bautismo en agua ilustra el bautismo en el Espíritu que sucede cuando uno recibe el perdón de los pecados y un corazón nuevo en el que mora el Espíritu, y cuando se es puesto en Cristo con otros creyentes (1 Co. 12:13).
2. 1 Corintios 1:13-17. El bautizarse no es indispensable para la salvación.
a. El bautismo debe de unir al creyente a Cristo, no a quien lo bautizó.
b. El bautismo no es el medio por el cual uno se une a Cristo en la salvación. Pablo aclara que es el mensaje de Cristo el que produce la salvación.
3. 1 Corintios 10:2. El bautismo significa identificación o unión con otro.
a. La identificación con Cristo y la sumisión a él como el rescatador se ve en la analogía de cómo Israel se identificó con Moisés y se sometió a su liderazgo como rescatador.
b. El bautismo en agua del cristiano (que simboliza la entrada a una vida nueva) se ve en la analogía de la experiencia de Israel. La nación fue sumergida (bautizada) en la experiencia de la nube (la presencia de Dios) y del mar (escapar del ejército de Egipto) para entrar en una vida nueva.
4. 1 Corintios 12:13. El bautismo en agua simboliza en parte el bautismo por el Espíritu en el cuerpo de Cristo.
a. La idea de identificación es muy evidente ya que Cristo, por medio del Espíritu, une (identifica) al creyente a la iglesia, que es el cuerpo de Cristo.
b. Este es el bautismo que Cristo iba a efectuar según Juan el Bautista. Es recibir los beneficios del nuevo pacto en el que Dios perdona pecados, da un corazón nuevo y da su Espíritu para que el creyente pueda vivir según sus mandatos.
5. 1 Corintios 15:29. El bautismo por los muertos era una práctica no aprobada por Pablo.
a. Pablo no dice "nosotros" sino "ellos" cuando habla de bautizarse por los muertos. No era una práctica suya.
b. Pablo se refiere a una de dos posibilidades:
1) Algunos creyentes fueron bautizados por otros que ya eran creyentes o estaban en rumbo a ser creyentes cuando murieron, sin ser bautizados.
2) Algunos miembros de una familia querían salvar a sus familiares que murieron antes de ser creyentes. Lo hicieron bautizándose en lugar de sus familiares muertos.
c. Pablo empleó tal práctica no aprobada para mostrarles su inutilidad, ya que aquellos no creyeron en la resurrección.
6. Efesios 4:5. Un solo bautismo refleja la unidad espiritual de todos los creyentes en Cristo (Ef. 4:4). Por eso el bautismo refleja la identificación de un creyente con todos los otros creyentes en Cristo.
C. El bautismo en 1 P. 3:21. El bautismo simboliza la petición a Dios de una buena conciencia.
1. El agua del diluvio era el juicio contra el pecado y también era el medio por el cual los que estaban en ella pasaron a un nuevo comienzo. Es una ilustración de la salvación. Igualmente el bautismo ilustra la salvación en Cristo. El agua del bautismo (como el diluvio) refleja el juicio de muerte por el pecado y también refleja el medio (como el diluvio) por el cual los que están en Cristo (como los que estaban en el arca) pasan a un nuevo comienzo.
2. La verdad de lo que el bautismo simboliza es lo que salva. El bautismo (que lava la suciedad de la carne) no salva. Es el creer de corazón, el pedir sinceramente el rescate de Dios (una petición a Dios de una buena conciencia) lo que resulta en salvación.
D. El bautismo en Hebreos.
1. Hebreos 6:2. El plural "bautismos" o "lavamientos" se refiere aparentemente al bautismo de Juan, de Cristo y del Espíritu. La instrucción sobre el bautismo se considera como una de las "enseñanzas elementales" que el nuevo creyente aprende, pero se espera que siga adelante a enseñanzas más profundas.
2. Hebreos 9:10. Se traduce con la palabra "abluciones" porque se refiere a los lavamientos de la ley del A. T. Como el bautismo del N. T., tales lavamientos no podían hacerlos perfectos en su conciencia (He. 9:9).
E. El lavamiento o el agua que tal vez se refiere al bautismo.
1. 1 Cor. 6:11. Como la palabra para lavar se encuentra en Hch. 22:16 (donde se habla del bautismo en el contexto), unos piensan que Pablo se refiere aquí al bautismo. Pero Pablo pudo haber usado la palabra bautizar si hubiese querido referirse al bautismo. Además, Dios es el sujeto de los otros verbos (santificar y justificar). Esto implica que lavar es una actividad divina en la regeneración, y el bautismo no lo es.
2. Ef. 5:26. La palabra "lavar" (como sustantivo) es la palabra que se encuentra en Hch.
22:16. Entonces algunos dicen que Pablo habla del bautismo en Ef. 5:26, especialmente porque Pablo añade la palabra "agua". Pero otra vez Cristo es quien purifica y él usa el agua como una ilustración de la limpieza espiritual (Ez. 36:25). Además la palabra es la que efectúa el lavamiento. No es bíblico decir que Dios no puede lavar los pecados si uno no ha sido bautizado.
3. Tito 3:5. La palabra "lavamiento" es la misma que se encuentra en Ef. 5:26. El significado de
la figura de agua en Efesios 5:26 se explica por la limpieza que ocurre en la regeneración en Tito 3:5. No habla del bautismo porque sería contrario a la frase anterior "no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho". Dios es quien lava al creyente del pecado y esta es una obra interior. La combinación de lavamiento y el Espíritu capta el leguaje del nuevo pacto de Ez. 36:25 y Jn. 3:5 (el nuevo nacimiento provisto por la muerte de Cristo).
4. Jn. 3:5. Algunos dicen que el nacer de agua es el bautismo realizado por Cristo. Pero tal interpretación iría contra todo el mensaje de Juan de creer para recibir al Espíritu y la vida eterna (Jn. 7:38-39; 3:16-36). Es mejor ver el nacer de agua y del Espíritu como el lenguaje del nuevo pacto descrito en Ez. 36:25-26 (Jer. 31:31-33). El nuevo pacto habla de una relación nueva con Israel. Pero los creyentes en Cristo participan de los beneficios espirituales del pacto que Cristo inició con su muerte. En el futuro, Israel va a participar en los beneficios espirituales (la regeneración) y materiales (estar en la tierra con el rey davídico). Entonces, nacer de agua es el acto de quitar el pecado, el corazón de piedra. El nacer del Espíritu es recibir el corazón nuevo y la morada del Espíritu en el creyente.
5. El bautismo de los bebés.
A. Los argumentos para bautizar a los bebés.
1. Hay una analogía entre el bautismo y la circuncisión (que era el sello de pertenecer al pueblo de Dios, practicado aun en los bebés del A. T.) que apoya el bautismo de bebés (Col. 2:11-12).
Así como los hijos de Abraham formaban parte de la comunidad por la circuncisión, también los creyentes son hijos de Abraham, y sus hijos forman parte de la comunidad (la iglesia).
2. Cuando un miembro de la familia creyó, toda la familia fue bautizada (Hch. 16:15, 33; 18:8). Esto tendría que incluir a los bebés de la familia.
3. Cuando uno de los padres era creyente, los niños eran santificados (1 Cor 7:14). Por eso estaban en la familia de Dios y merecían el bautismo.
4. Cristo incluyó a los niños en su reino (Mat. 19:13-14; Luc.18:15-17). La iglesia debe incluirlos por el bautismo.
5. Después de los apóstoles, la iglesia practicó el bautismo de los bebés.
B. Los argumentos en contra del bautismo de los bebés.
1. En Israel el nacer de padres pertenecientes a la nación era suficiente para ser circuncidados.
Aun los no creyentes podían pertenecer a la nación. Pero en el N. T. el bautismo refleja el nuevo nacimiento (espiritual) y era para creyentes. Los creyentes en Cristo son hijos de Abraham (Gál. 3:29). Pero esto es verdad solamente para los que creen, los que siguen los pasos de la fe de Abraham (Ro. 4:11-12). No incluye a la simiente natural.
2. En ningún caso en Hechos dice que los bebés estuvieran presentes. El orden siempre era oír el mensaje, creerlo y después ser bautizado (Hch. 18:8). Los bebés no oyen ni pueden creer el mensaje.
3. Los niños eran santificados en el sentido de que estaban apartados para ver el ejemplo del padre creyente y oír el mensaje. Estaban bajo la influencia de Dios por medio de un padre creyente. Pero no dice que automáticamente fueran creyentes por ser hijos de un creyente. El cónyuge de un creyente tampoco era merecedor del bautismo sólo por estar casado con el creyente.
4. Los niños reciben la bendición de Cristo pero no la salvación. Los que son como los niños (humildes y dependientes) son los que entran en su reino.
5. La práctica de la iglesia cuando los apóstoles ya no estaban no nos da la libertad de hacer lo que los apóstoles no hicieron ni enseñaron.
6. Resumen del bautismo.
A. Bautismo literalmente quiere decir sumergir o inmersión. También contiene la idea de identificación o unión.
B. El bautismo de Juan simbolizó el cambio de corazón que resulta en el perdón de pecados en preparación para la venida del Mesías y su reino. En el bautismo de Juan uno se identificó con el Mesías, con su mensajero y con sus seguidores.
C. El bautismo de Jesucristo mostró su identificación con los arrepentidos y sus pecados, como el siervo del Señor del A. T., quien iba a sufrir el castigo por los pecados de su pueblo.
D. El bautismo en el Espíritu por Cristo se refirió al nuevo trato, cuando el Espíritu moraría en el creyente por la muerte de Cristo.
E. El bautismo no requiere una fórmula exacta. El bautismo significa entrar en una relación con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu, pero el enfoque es Cristo, quien proveyó tal entrada con su muerte.
F. El bautismo precede la recepción del Espíritu solamente en dos casos especiales: en Hechos 8 y 19, donde había la posibilidad del comienzo de una secta o donde había mala información acerca de Cristo.
G. El bautismo no efectúa la salvación sino ilustra la muerte del creyente a la vida anterior (bajar en el agua) y su resurrección a vida nueva en Cristo (subir del agua).
H. El simbolismo del bautismo se usa a veces en lugar de la verdad que simboliza. Por ejemplo, el título es símbolo de cuatro años de estudios: decimos que el título abre puertas de oportunidad, pero no es el título el que abre puertas, sino los cuatro años de estudios. Usamos el símbolo por la realidad que simboliza. Por eso hay que evitar el error de decir que el bautismo salva. Lo que el bautismo simboliza es lo que salva.
I. El bautismo ocurría inmediatamente después de creer como el primer paso del discípulo. La enseñanza era el segundo paso al discipular. Por lo tanto, el bautismo no era un premio por haber llegado a cierto nivel de espiritualidad.
J. La inmersión era el modo de bautismo en el N. T.
K. El bautismo nunca incluyó a los bebés. Cuando se dice que "toda la casa" fue bautizada es porque todos los miembros de la familia creyeron.
L. El bautismo ilustra el acto de lavar a uno de sus pecados en la regeneración.
M. El bautismo ilustra el bautismo realizado por el Espíritu cuando uno es puesto en el cuerpo
de Cristo. Entonces ilustra también la identificación o la unidad con otros creyentes.
N. Existe el bautismo por segunda vez si el primer bautismo ocurrió cuando uno todavía no entendía el mensaje de Cristo y no había nacido de nuevo.
O. Cualquier creyente puede bautizar al nuevo creyente como parte de su responsabilidad de discipular a todas las naciones.
P. Aunque no es requisito, la práctica normal era que el creyente confesará o admitiera su pecado (y por lo tanto su necesidad de Cristo) cuando era bautizado.
Q. El bautismo no se utilizó como un paso para ser miembro de una iglesia local, aunque sí reflejó su identificación con otros creyentes.
R. El bautismo no era requisito para tomar la cena del Señor.» (4)
1. El acto bautismal y su origen (5)
«a) Abluciones rituales en el AT.
En la ley del AT encontramos una amplia gama de prescripciones sobre purificaciones mediante ablución y aspersión; las más específicas aparecen en Lev 11-15, Num 19 y otros pasajes similares del AT (cf., además, en el NT, por ejemplo, Mar 7:2ss; Jn 2:6; Hch 16:13). Los casos en que el israelita incurría en impureza, como el contacto con cadáveres, leprosos, animales impuros, etc., están evidentemente relacionados con la impureza cultual. Unas veces el impuro tiene que lavarse todo el cuerpo; otras le basta someter al rito de purificación determinadas partes del cuerpo y los vestidos. A veces también hay que lavar utensilios y vasijas. Además se da una purificación con fuego o agua, aunque generalmente insisten en su contenido intrínseco o en su finalidad religiosa.
La frecuente crítica de que los hacen objeto no va dirigida a las abluciones, etc., como tales, sino a la actitud interior con que se practican.
En la época del judaísmo posexílico las abluciones rituales fueron adquiriendo cada vez mayor importancia. Para nosotros es interesante notar que este hecho corre paralelo con una observancia de la ley cada vez más rápida pero también más expuesta a malentendidos, como la idea de que ¡a acción divina depende del esfuerzo humano. Las abluciones y asper5iones se multiplicaron y fueron mucho más allá de lo prescrito; la repetición se convierte en uso general. La forma del rito purificatorio -aspersión o inmersión, agua común o agua -viva-, es decir, corriente- se determina cada vez con mayor detalle y minuciosidad. Lo que importa es la observancia legal, mientras que la idea de perdón divino queda relegada a un segundo plano. Es típica la actitud de los fariseos, que tenían que lavarse incluso cuando habían sido tocados por un no fariseo.
Todo esto pone de manifiesto un segundo aspecto: las abluciones, en su teoría y en su praxis, contribuyeron a la ruptura de la unidad del pueblo de Dios; el resultado fue la formación de sectas que se distinguían por el cumplimiento cada vez más riguroso de la ley, cuya identidad se cifraba en las reiteradas abluciones. Caso típico son los esenios y los miembros de la comunidad de Qumran. Estos grupos conceden una importancia capital -incluso más que los fariseos- a los baños purificatorios, a los ejercicios de penitencia y a otras prácticas legales.
No consta que entre los esenios y otros grupos (Qumrán) se diese alguna forma de bautismo o baño purificatorio como rito de inkiacic3n; en cambio, el llamado bautismo de prosélitos debe interpretarse como un rito de iniciación. Y no es seguro que en tiempos de Jesús este rito existiera como algo fijo y habitual. Los paganos, al no cumplir las leyes purificatorias del Levítico, eran considerados por los judíos como impuros; de ahí que los paganos convertidos al judaísmo tuvieran que someterse no sólo a la circuncisión, sino también a un baño de purificación (el tercer momento del rito de iniciación para los prosélitos era el sacrificio). Lo importante para nuestro tema es que el prosélito se sumergía por sí mismo en agua -a ser posible, corriente- ante testigos judíos. La fe en el único Dios y el conocimiento de los preceptos principales eran requisito previo para el bautismo. Por el baño de inmersión, el prosélito quedaba culturalmente puro y era admitido al sacrificio. Rara vez -quizá nunca- acompañaba a este bautismo una confesión de los pecados. No era el bautismo lo que se consideraba como rito de reconciliación y perdón de pecados, sino la participación en el sacrificio.
b) El bautismo de Juan.
El ‘bautismo de conversión para el perdón de los pecados. (cf. Mar 1:4 par.) que administraba Juan representa en muchos aspectos una novedad, frente a los múltiples bautismos y abluciones de su tiempo y entorno. Juan se presenta como profeta autónomo, no como miembro de la clase sacerdotal establecida (aunque era hijo del sacerdote Zacarías), ni como doctor de la ley, ni en nombre de algunos de los movimientos religiosos contemporáneos; tiene conciencia de que se le ha encomendado una singular misión divina: la de ser el último heraldo del inminente día de Yahvé. Juan establece una relación esencial entre su radical predicación de conversión y el bautismo. El mismo califica su bautismo como bautismo -con agua., es decir, provisional, que .sólo sirve para preparar el recibimiento de aquel que ya en estos días bautizará -con Espíritu Santo. (cf. Mar 1:8; Hch 1:15; 11:16). Hasta qué punto se vio este bautismo como algo singular dentro del abigarrado marco de bautismos y baños de purificación, se puede deducir del sobrenombre de "Bautista" que se dio a Juan.
Aunque análogo a otros ritos en la forma externa, el bautismo de Juan es totalmente original.
No podía repetirse y poseía un carácter escatológico, como lo prueba la conversión que exigía y a la que estaba vinculado. Además, no era una autoinmersión o autobautismo: requería un bautizante y un bautizando. El término técnico empleado por el NT, que luego se adoptará para el bautismo cristiano, posee el sentido específico de ‘bautismo con agua. o -sumergir en agua» como acción del bautizante sobre el bautizando.
Frente a los bautismos de los esenios y otros, el de Juan se distingue, además, por estar destinado a todo el pueblo de Israel, no sólo a los escogidos o separados. Debe definirse corno -bautismo de conversión para Israel (en la perspectiva de la misión de Juan). Es verdad que también el bautismo de los prosélitos era irrepetible, pero se trataba de un autobautismo, mientras que los convertidos de la predicación de Juan tenían que hacerse bautizar por él como enviado de Dios.
Aun más importante es que el bautismo confería (sólo) la pureza levítica a los paganos que ingresaban en el judaísmo; en cambio, el bautismo de Juan estaba previsto de conversión precisamente para los judíos. El que se hacía bautizar tenía que confesar sus pecados (cf. Mar 1,5); el fin del bautismo era la preparación inmediata para la llegada del reino de Dios en la persona de aquel que debía bautizar con Espíritu Santo».
También Jesús se sometió al bautismo de Juan (cf. Mar. 1:9ss., 3:13-17; Luc 3:21s; Jn 1:29-34). En aquella ocasión mera proclamación pública de Dios Padre sobre su Hijo como salvador. Hay, además, un nexo evidente entre el descenso del Espíritu sobre Jesús y algunos textos como Jn 1:33; 3:1-13, entre otros. Finalmente los Santos Padres consideraron desde los primeros tiempos el bautismo de Jesús por Juan en el Jordán como fundamento del misterio pleno del bautismo cristiano.
c El rito del bautismo cristiano.
Todos los testimonios del NT sobre el bautismo coinciden en que la comunidad cristiana practicó el bautismo desde Los comienzos de su existencia. De esta presencia del bautismo en los orígenes de la Iglesia como comunidad cristiana dan testimonio directo o indirecto muchos pasajes del NT. También puede afirmarse que "bautizar" designa siempre el rito del bautismo con agua; por tanto (si exceptuamos algunos pasajes, pocos pero inequívocos), no es una expresión simbólica para designar lo .espiritual. o algo similar. Sobre la base de los escasos enunciados que aluden al acto del bautismo pueden señalarse desde el principio algunas notas diferenciales y esenciales del bautismo cristiano. Este tiene en común con ci bautismo de los prosélitos el carácter de iniciación. Coincide también con el de los prosélitos y con el de Juan en que sólo se recibe una vez, en contraste con la frecuencia de las abluciones y baños purificatorios judíos. Pero frente al bautismo de los prosélitos, el rito cristiano no es realizado por el bautizando. Requiere. lo mismo que el bautismo de Juan, un bautizante y un bautizando.
Del bautismo de Juan se distingue, finalmente, por la significativa fórmula .en nombre de Jesús o en nombre del Señor Jesús (cf. Hch 2,38; 10,48; 8,16; 19,5). Más tarde veremos que no se trata de una simple fórmula.
No hace falta aquí insistir en el análisis del rito bautismal. Basta dejar constancia de que si bien el rito del bautismo cristiano supone, en algunos de sus elementos, determinados modelos, sobre todo el bautismo de Juan, sin embargo comporta un momento decisivo que desde cualquier perspectiva debe considerarse Corno único autónomo: la referencia decisiva en el rito mismo a Jesucristo, es decir, a aquel que, enviado por Dios en la historia, actuó, fue crucificado y resucitado para entrar en su reino divino y en la gloria (cf. Hch 2; Mat. 28). Con esto no se niega la analogía con el rito externo del bautismo de Juan, pero éste queda totalmente superado.
2. Teología del bautismo cristiano según el NT
a) Teología de los bautismos precristianos judíos.
Cuando se trata de determinar el sentido y la eficacia de los baños y abluciones del AT, especialmente en relación con el bautismo cristiano, hay que tener en cuenta desde qué perspectiva debe emitirse el juicio. Se pueden considerar los ritos desde una perspectiva de historia de las religiones o bien subrayar el lado negativo y la obstinada "incredulidad" de Israel (hasta llegar al rechazo de Jesús como Mesías).
Pero también se puede tomar como criterio la función precursora del A:T. en los planes de Dios. En este último sentido, no deben de lado los aspectos «humanos. -incluso contrario Dios de la era veterotestamentaria, es decir, el hecho que no haya llegado la plenitud de los tiempos; en esta perspectiva, la salvación y la ineficacia salvífica de los ritos y (sean o no de institución divina) se articulan con miras a la plenitud mesiánica en Jesucristo y en confrontación con los ritos Entonces aparece lo que aquí interesa: la provisionalidad y la eficacia solamente condicionada de esos ritos veterotestamentarios y su conocimiento o, en la mayoría de los casos, sustitución en el N.T.
La eficacia de los baños y abluciones del AT se s de la purificación levítico-cultual. Eran ritos que de una forma u otra se ajustaban a la ley de santidad y segregación en virtud de la cual Israel, como pueblo elegido, quedaba segregado de los demás pueblos, los paganos y, en general, de todo lo profano. Las abluciones purificatorias que se prescribían para los israelitas y sus objetos de finalidad restablecer el estado de santidad de Israel, es decir su consagración a Yahvé, en caso de que un individuo (o todo el pueblo) hubiese perdido la santidad y pureza, la capacidad para poder ofrenda ante Yahvé, el Santo. Es de notar que la impureza levítica siempre se contraía por el pecado; esto es indudable.
Por eso podemos afirmar, por lo que se refiere al sentido y la eficacia del AT, que se practicaban con extraordinaria frecuencia innumerables posibilidades de contraer la impureza levítico-cultual. No se conocía un baño u otro género de abluciones comparable con el bautismo cristiano en sus notas de irrepetibilidad y eficacia radical. Por otra parte, no puede atribuirse a las abluciones la virtud de perdonar pecados.
Esto mismo puede aplicarse a los ritos purificatorios esenios o de la comunidad de Qumrán. La misma frecuencia de las abluciones indica que no se les atribuía una radical virtualidad (espiritual) renovadora del hombre. Algo similar hay que decir del bautismo de los prosélitos. Así, pues, si cabe hablar de una acción ritual de eficacia análoga, el único posible equivalente veterotestamentario del bautismo será la circuncisión. No debemos perder de vista el anuncio profético según el cual Dios mismo, Yahvé, llevará a cabo en el tiempo de la salvación - es decir del Mesías-- una ablución escatológica que tendrá eficacia salvadora y renovadora". Dejando aparte el sentido de cada uno de los referentes a esa purificación, lo cierto es que desde la comunidad neotestamentaria tales textos fueron leídos e interpretados en relación con la acción salvífica de Dios en Jesucristo y con el acontecimiento del bautismo.
Lo decisivo en esos textos es el anuncio del acto soberano de Dios que traerá consigo la conversión y renovación total de Israel. Los profetas habían insistido, con respecto a los ritos de purificación que siempre degeneraban en exterioridad, ritualismo y legalismo, en el sentido autentico de tales actos: el lavado externo es sólo un signo de la purificación interna del corazón, que siempre es necesario buscar. Lo importante en tales ritos no era lo exterior; debían ser signos de la actitud interior; la disposición a la penitencia y conversión. Pero por falta de verdadera disponibilidad para la penitencia, las abluciones (y ritos similares) eran de hecho ineficaces Por eso Dios anuncia que él mismo se encargará de realizar la conversión y la ablución escatológica.» (6)
- Leer mas sobre la mikve (incluye dos videos, uno en español y otro en inglés y un par de fotografías de mikvés actuales)
1 El cristiano en el tiempo y la consumación escatológica, Pág.127, Autor Johannes Feiner
2. www.thirdmill.org/files/spanish/pratt.bautismo.infantil.doc
3. http://www.bibliaonline.net/scripts/dicionario.cgi?procurar=bautismo&exata=on&link=bol〈=AR
4. http://www.obrerofiel.com/downloads/1326-1123085346.pdf
5. El cristiano en el tiempo y la consumación escatológica, Pág. 126 - 131, op. cit.
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