Artículo escrito por: Arlina Cantú
Cuando el Señor quiso salvarme por su gracia, utilizó como instrumento escogido al hombre que me había dado por esposo, y me fue guiando de tal manera al conocimiento de Jesucristo que mi vida fue realmente transformada porque conocí la vida de oración que embellece a los cristianos y la dependencia absoluta del poder de Dios en cualquier circunstancia de la vida.
Al transcurrir de los años puedo establecer comparaciones que glorifican a mi Señor y Salvador.
ANTES, rezaba a un Dios que me inspiraba miedo,
AHORA, oro a un Dios que me muestra su amor infinito
ANTES, repetía oraciones en grandes cantidades.
AHORA, platico en oración con el Dios que me acompaña.
ANTES, rezaba para que Dios no me mandara al infierno.
AHORA, oro agradecida a ese Dios que me salvó para siempre del infierno.
ANTES, rezaba sólo a la hora de las comidas
AHORA, oro a cada instante de mi vida para que otros sean salvos.
Y comparando mi vida como no creyente con mi vida actual, glorifico al Señor por haberme alcanzado con su gracia.
Le agradezco el haberme dado ese compañero en la vida, y reconozco verdaderamente que sus caminos son inescrutables para nuestra mente pequeña, pero debemos gloriarle porque nos ha escogido y nos ha hecho formar parte del remanente que Jesucristo vendrá a llevar con él.
Seamos fieles a Dios dando buen testimonio,
Scott Yingling
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