sábado, 29 de marzo de 2008

La Gracia:don de Dios y tarea del hombre.

La Gracia:

don de Dios y tarea del hombre.


Armando Ibarra Carrillo

La definición de gracia es: don, regalo, concesión fortuita, presente hecho por bondad y largueza, aquello que es dado por benevolencia y amor. Esto se traduce en amistad ; teológicamente la vida del alma es la amistad con Dios. El don de Dios es Jesucristo, es la dádiva divina; por él nos vienen todas las gracias; sin él nada podemos hacer, pues El mismo lo ha dicho: "sin mí nada pueden hacer" (Jn.15, 5).

Dios nos da continuamente gracias y dones pues "él trabaja siempre" (Jn. 5,17). Muchos de ellos tal vez desconocidos. Muchos no pedidos pero sí concedidos. La inmensa mayoría pasan desapercibidos, porque no los aprovechamos. Muchos de nosotros creemos haber recibido sólo cinco denarios y en realidad son muchos más de los que imaginamos. Pero la mayoría de las veces son muchos los dones que no ponemos a trabajar porque ni siquiera sabemos que los tenemos. Pocos son los que reconocen que ayer sólo fuimos la semilla y hoy somos esta vida tan compleja, tan bella y plena para vivirla, y que si no la brindamos al prójimo, la perderemos para siempre; porque fue hecha para darse, no para retenerse. Porque la gracia es para darla al hermano, no para guardármela egoístamente; o "acaso se enciende una vela para ponerla debajo de la cama" (Mt.5,15); y ¿no es mi vida más que una simple vela que se enciende?.

No obstante, la economía divina tiene para dar y seguir dando; el Padre sigue trabajando y dando gracias aun a quien no las pide ni las merece, por puro amor. Porque muchos hombres injustos siguen viviendo por la gracia de Dios; siguen disfrutando del sol, del aire, del agua, sin percatarse que tal vez éste sea su último día.

Existen las gracias sacramentales, que son las gracias dadas con los sacramentos de la Iglesia; de ellas se ha escrito mucho. Pero poco se habla de las gracias habituales, que son el grado de acercamiento normal, o de vida continua que el alma guarda respecto a Dios.

Son tantas las gracias que Dios nos da que son suficientes para salvarnos y para intervenir en la salvación de otros; de tal modo que se afirma que "donde abundó el pecado sobreabundó la gracia" (Rom.5,20), y también agrega, "te basta mi gracia".

La principal de las gracias es la vida; y no me refiero a la simple vivencia material, sino a la espiritual; porque es mucho más lo que vivimos por dentro que lo que la materia nos da por fuera. La magia del espíritu (don de Dios), multiplica los mundos que pueden llegar a ser. Pero Dios se agrada de que vertamos nuestra vida como la sangre del Cordero Santo, por nuestros hermanos.

También son dones de Dios el cuerpo, la salud, la familia, la inteligencia, la sensibilidad para el arte, el espíritu humano que se eleva construyendo innumerables universos en un lugar que no es espacio y en un momento que no es tiempo, sin que esto merme o aumente su tamaño físico, pero elevando su medida espiritual hasta asemejarla a la de Dios. También es don divino el verdadero amor humano, las amistades, el país, la lengua. Podemos preguntarnos aquí: ¿cuánto pagamos por cada una de estas cosas que ya disfrutamos? Si hubiésemos pagado algo, dejarían de ser regalo de Dios, dejarían de ser dones.

Como gracia habitual es el pájaro que canta y nos recuerda a su creador; la lluvia que cae y nos recuerda los dones que nos vienen de Dios, el amanecer que significa un momento más para disfrutar del don mayor de Dios, la existencia.

Sin embargo, la vida es regalo para darse, nada pagamos por ella y nada debemos cobrar; san Pablo nos recuerda "lo que por gracia recibiste, dalo por gracia". Cada hermano que se acerca a nosotros es Cristo mismo que nos trae un mensaje: de ayuda, si nos demanda algo; de dádiva, si nos proporciona ayuda en alguna necesidad. Así transcurre nuestra existencia entre un dar y recibir cotidiano, diario. En este lapso pequeño de 24 horas podemos hacer infinidad de cosas; somos seres de un día; o quizás de horas; de una hora, de un minuto, de un segundo que cuando acordamos ya se ha ido. Pero poseemos la capacidad de conjuntar los tres tiempos en nosotros (pasado, presente y futuro), y de captar tantas cosas a la vez; podemos percibir (música-silencio, sabores-insipidez, dureza-suavidad, frialdad o calor, luz-obscuridad, colorido y brillantez), con nuestros sentidos. También recordar, soñar, temer, esperar, construir, disfrutar; todo a la vez. Somos algo tan bello, tan complejo, tan difícil de entender que sucede al igual que con Dios; es más lo que desconocemos que lo que sabemos. Dios se manifiesta de esta manera en nosotros, como algo tan cotidiano que no lo percibimos.

¿Qué hemos hecho con cada uno de estos tesoros? ¿en qué los hemos gastado? ¿los tenemos todavía? ¿los hemos perdido?.

Dios amó y sigue amando al hombre. Lo demuestra cada día derramando las gracias habituales abundantes. De nosotros depende el cómo las utilizamos, somos seres creados en libertad para decidir sobre nuestra propia existencia. Tal vez esta libertad nuestra sea la más temible de las gracias concedidas.

http://www.gratisweb.com/kyrios_cmf/t-gracia.htm

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