“El ladrón en la cruz no tuvo que bautizarse”,
“El ladrón en la cruz no tuvo que bautizarse”, argumentan muchos predicadores y comentaristas.
“Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:39-43).
“El ladrón en la cruz no tuvo que bautizarse para ser salvo.” Esta observación la hacen muchas personas al escuchar o leer que el bautismo es requisito indispensable para recibir el perdón de pecados, convencidas, quizás, de presentar evidencia indisputable para sostener su creencia de que el bautismo NO ES NECESARIO para perdón. ¿Es válido su argumento?
Profundicemos un poco más en el tema.
1. ¿Vivió el ladrón arrepentido bajo el Antiguo Testamento o bajo el Nuevo Testamento? Bajo el Antiguo Testamento de Moisés. El Nuevo Testamento de Cristo aún no había entrado en vigor para el día cuando crucificaron a Cristo y los dos malhechores. “Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive” (Hebreos 9:16-17). El Nuevo Testamento de Cristo, “la ley de Cristo” (1 Corintios 9:27), “la doctrina de Cristo” (Hebreos 6:1), entró en vigor después de la muerte de su testador, sellando Cristo su Nuevo Testamento con su propia sangre (Mateo 26:28). La inmersión en agua para perdón de los pecados no era mandamiento del Antiguo Testamento. Pero, decididamente, es mandamiento del Nuevo.
2. Aunque próximo a expirar en la cruz, pero todavía con vida ¿tenía Cristo la autoridad para remitir o retener pecados a su discreción? Bien se sabe que contaba con ella. La ejerció al perdonar al ladrón arrepentido sus pecados. Muerto, luego resucitado, Cristo ascendió al cielo, sentándose a la diestra de Jehová. Ya no se mueve en cuerpo de carne y sangre entre los hombres. Pero, dejó para nosotros su Nuevo Pacto (Testamento), y en él clara y repetidamente enseña el bautismo como acto necesario “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38).
3. ¿Proclamó Cristo la Gran Comisión antes o después de su crucifixión? Después. ¿Murió el ladrón arrepentido antes o después de la proclamación de la Gran Comisión? Antes. Crucificado, sepultado y resucitado, Cristo instruye a los apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16). El ladrón, ya muerto, no escuchó esta proclamación, con sus condiciones tan específicas para ser salvo, las que se hicieron efectivas en el día de Pentecostés, diez días después de la ascensión de Cristo, y siguen vigentes hasta el día de hoy.
4. Conclusión. El caso del ladrón arrepentido no contradice ni invalida el mandamiento de bautizarse “para perdón”. Los líderes cristianos y las iglesias que apelan al ejemplo del ladrón en el intento de justificar su oposición al bautismo como requisito para ser salvo, descubren, ante toda alma informada y objetiva, su inexcusable falto de entendimiento, no solo respecto al bautismo sino también de la doctrina de los dos testamentos, abolido el Antiguo en la cruz (Colosenses 2:14-16) y hecho vigente el Nuevo en Pentecostés, cincuenta y tres días después de la crucifixión de Cristo y los dos malhechores.
A continuación, recopilamos los textos del Nuevo Testamento que establecen el bautismo como requisito “para perdón”.
El Nuevo Testamento enseña que el bautismo es necesario para ser salvo.
a) “El que creyere, y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16). El bautismo precede la salvación.
b) “Bautícese cada uno de vosotros… para perdón de los pecados” (Hechos 2:38).
c) “Levántate, y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16).
d) “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:3-7). El viejo hombre de pecado queda sepultado en las aguas bautismales, resucitándose el nuevo hombre para andar en vida nueva. No se anda en vida nueva antes de bautizarse porque los pecados no quedan borrados hasta que el creyente arrepentido no los sepulte en la tumba de las aguas del bautismo.
e) El bautismo es “el lavamiento de regeneración” (Tito 3:5). No hay regeneración espiritual sin el bautismo. Aunque modifique el creyente arrepentido su conducta moral, sigue cargando sus pecados hasta no bautizarse bíblicamente. Puede que se considere “regenerado y salvo”, sintiendo “gozo”, pero se engaña a sí mismo, pues hasta no cumplir con el mandamiento del Señor respecto a bautizarse “para perdón”, obviamente no recibe perdón. ¿Cambiará el Señor su mandamiento para acomodar al creyente que lo ignora voluntaria o involuntariamente, que lo mal interpreta o que no lo obedece porque el pastor dice que no es necesario?
f) “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva” (1 Pedro 3:21). ¿Cómo expresar con más claridad el propósito divino para el bautismo? “Nos salva.” Asombrosamente, la mayoría de los pastores, predicadores, evangelistas y expositores del presente dicen “No salva”, eliminando la letra “s” del pronombre “nos”, alteración osada que invalida el mandamiento del Señor, acción que Dios no pasará por alto como si se tratara de alguna pequeñez, de algún detalle insignificante. Cualquiera que sea la interpretación dada al resto del versículo veintiuno, ningún estudiante serio que reverencia la palabra inspirada negará que el bautismo sea necesario para ser salvo. “El bautismo… nos salva.” Claro, no aparte de la sangre de Cristo, ni tiene el agua poderes mágicos para limpiar al alma; sin embargo, “el bautismo… nos salva”, es decir, es un paso necesario “para perdón”. Quien niega esta doctrina expuesta con diáfana claridad merece que cuestionen su capacidad intelectual para entender el lenguaje más rudimentario. Sucede que las falsas doctrinas creídas ciegamente bloquean el intelecto de personas que entienden, sin dificultad alguna, otras materias aún mucho más difíciles. ¿No es así?
g) “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). Nacer del agua es zambullirse (sumergirse, bautizarse) en el agua. El que no se bautizara “no puede entrar en el reino de Dios” asegura Cristo. ¿Puede ser salvo sin entrar en el reino? Negativo. ¡En absoluto! Por consiguiente, el bautismo es necesario para ser salvo.
h) El bautismo que administraba Juan el Bautista también era “para perdón”. Juan “fue por toda
la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados” (Lucas 3:3).
-Resumen: Juan el Bautista, Cristo y los apóstoles, todos enseñan el bautismo “para perdón”. ¿Por qué no lo enseña y practica así la gran mayoría de los líderes cristianos del presente? No lo hacen por la falsa doctrina de “salvo por fe sola”. “Solo creer, hacer profesión de fe, y será salvo”, apoyándose frecuentemente en las palabras de Pablo para el carcelero de Filipos: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”, pero pasando por alto el hecho de que el carcelero y su familia se bautizaron en aquella misma hora de la noche. “Enseguida se bautizó él con todos los suyos” (Hechos 16:31-33). ¿Por qué la prisa? Usted lo entiende, ¿no? Es muy evidente: ¡porque el bautismo es esencial “para perdón”!
Respetuosamente, a todo pastor, evangelista, maestro o iglesia que niega la necesidad del bautismo para remisión de pecados le animamos a que rectifique su enseñanza, comience a predicar lo correcto, anuncie las condiciones exactas para perdón que Cristo fijó en la Gran Comisión y bautice “enseguida” a los confiesan el nombre del Señor, no obstaculizando o frustrando su salvación mediante la imposición de doctrinas de hombres tales como “salvación por fe sola”, “clases de candidato para bautismo”, etcétera. Entre las iglesias o movimientos que anulan el bautismo como requisito se encuentran los siguientes: la Iglesia Bautista, todas las Iglesias Pentecostales, tanto de concilios como independientes, la Iglesia Adventista del Séptimo Día y los Testigos de Jehová. No es bíblico el bautismo que practican por no efectuarse conforme al propósito designado por Dios mismo. El modo –inmersión- es bíblico, pero no así el propósito.
Observaciones adicionales sobre el ladrón arrepentido.
1. Se desconoce su nombre, edad o procedencia.
2. Cuántas veces hubiese robado o por cuánto tiempo son detalles no divulgados.
3. Tenía algún conocimiento del mensaje del Señor, no ignorándolo completamente, a pesar de ser ladrón. Él se alude a la venida de Cristo en su reino: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. Cuándo y cómo aprendiera de este “reino” sería asunto de especulación. Tan fuerte era el énfasis de Cristo sobre “el reino de Dios” que el tema impregna la mente hasta de este ladrón. Irónica y curiosamente, gran número de los que niegan la necesidad del bautismo para perdón también relegan a plano inferior el gran tema del “reino de Dios”.
4. Apenas horas antes de morir, al ladrón arrepentido Cristo le perdona sus pecados, confirmada una vez más la gran misericordia de Dios. Esto no significa que el Señor perdone a toda persona que espera hasta las últimas horas de su vida para apelar a la bondad de Dios. Al proferir al ladrón salvación eterna, Cristo lo habrá hecho, es de suponerse, evaluando las circunstancias de toda la vida de aquel hombre y, en particular, la condición de su corazón en el momento de su petición. Posponer adrede convertirse a Cristo hasta el lecho de la muerte, cualquier persona en sus cabales lo clasifica como un proceder egoísta que quizás no fuese correspondido con misericordia divina.
Conclusión:
¿Ha sido bautizado usted bíblicamente? ¿Por inmersión, “para perdón”, “en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:18-20) y para ser añadido a la iglesia que Cristo edificó (Hechos 2:47)? De no contar con este bautismo, ¿qué impide que lo procure lo más pronto posible? ¿Desea que un ministro competente del Nuevo Pacto (2 Corintios 3:6) le bautice como manda el Señor? Gustosamente, le orientaremos.
¿Le fue útil este estudio? Su correo electrónico al respecto será muy apreciado. Para los que amamos la verdad de Dios en toda su pureza hace falta el mutuo apoyo.
Evangelista anónimo de España cuestiona enseñanzas expuestas en los dos temas: “El ladrón en la cruz no tuvo que bautizarse (dicen)” y “El único bautismo bíblico es para perdón de los pecados”. (12 07 04. Cinco páginas)
El ladrón arrepentido, ¿murió bajo el Nuevo Testamento?
Al decir el ladrón “tu reino”, ¿en qué reino pensaba: el terrenal que proyectaban los judíos o el espiritual que proclamaba Cristo?
¿Ordenaba el Antiguo Testamento el bautismo?
¿Cuántos bautismos? ¿Cuál tiene poder? ¿Cuál es “puramente simbólico”?
¿Bautizarse antes de arrepentirse?
¿No era “para perdón” de pecados el bautismo que administró Juan el Bautista? El significado de bautismo “para arrepentimiento” (Mateo 3:11) y “bautismo de arrepentimiento para perdón” (Lucas 3:3).
Fuente:
Iglesia de Cristo de Puerto Rico
http://www.editoriallapaz.org/bautismo_ladron.htm
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