José Luis Fabela Velez cmf
La cruz ha conocido períodos de mucha grandeza y también de decadencia. Sin embargo, cualquiera que sea la forma que adquiera la cruz, todos los cristianos tenemos que ver simpre a Cristo crucificado para llegar a compartir la fidelidad y la caridad del Hijo encarnado de Dios, el cual nos amó y entregó su vida como víctima agradable al Padre.
1. ANALISIS DE LA REALIDAD
En nuestra América Latina se ha hecho presente el neoliberalismo con una economía de miseria donde las mujeres y el pueblo sufren. La voz de las armas, la alienación de la TV, el narcomercado, el sistema patriarcal, el alcoholismo y el machismo. La resistencia al cambio, las niñas madres y las madres solteras, la prostitución, la migración constante a la ciudad en búsqueda de mejor vida, el maltrato laboral sobre todo a las personas de bajo estudio, la guerra de anticonceptivos, la masacre de los pueblos, una gran cantidad de viudas y huérfanos, niños de la calle, los ultrajes e instrumentalización a nivel político, fraude electoral, dificultades sociales de todo tipo, el SIDA en aumento, lentitud de la Iglesia en su participación sobre todo desde el punto de vista profético, etc.
2. LA CRUZ EN PERSPECTIVA TEOLOGICA
¿Cómo anunciar el Dios de la vida a personas que sufren una muerte prematura e injusta? ¿Cómo reconocer el don gratuito de su amor y de su justicia desde el sufrimiento del inocente? Estas son las interrogantes que tiene la teología en América Latina, a las cuales hay que dar respuesta.
Toda nuestra teología proviene del intento de dar respuesta al sufrimiento humano cuando son mutilados y tratados como seres inferiores a lo que son: personas creadas a imagen de Dios , redimidas por un sólo salvador Jesucristo y santificadas por el Espíritu Santo.
En efecto, el sufrimiento humano, el compromiso con él, las preguntas que de ahí surgen sobre Dios son un punto de partida y un tema central para la teología en América Latina. Aquí hay que hacer una distinción, se trata del mal-desgracia, del mal inocente. No se puede olvidar el aspecto de responsabilidad de quienes eventualmente provocan ese mismo mal inocente(1). El sufrimiento del inocente, y sus preguntas son un cuestionamiento capital para una teología de la vida espiritual y una teología de la Liberación.
"Dios mío, ¿Dónde estás?", es una pregunta que nace del sufrimiento del inocente, pero que nace también de la fe (2). El silencio de Dios es más insoportable para quien cree que el Dios de nuestra fe es un Dios vivo y no como aquellos, de los que se burla el salmista, "tiene boca pero no hablan" (Sal 115,5).
Encontramos por todas partes rostros sufrientes y empobrecidos (3). Las campanas de las Iglesias hechas por el pueblo, lloran y hacen llorar. Dentro, está el Señor, su rostro se parece al de los más despreciados de entre los hombres, por eso llega una enorme tristeza. El rostro del crucificado desencajado como el de los pobres, padeciendo, el Señor es contemplado en el silencio del pobre, en su sufrimiento.
Esta es una realidad antigua, cruel y profunda. Este parecido entre el Crucificado y el pueblo nos recuerda que nuestra gente pobre de América Latina y de otros lugares del mundo son un pueblo crucificado (4). Nada puede dispensar de tener en cuenta esta situación para vivir y pensar la fe. La certera intuición de Bartolomé de las Casas al afirmar que había dejado en estas tierras, a Jesucristo, nuestro Dios, azotándolo y afligiéndolo y abofeteándolo y crucificándolo, no una sino millares de veces
La pregunta ahora es ¿cuál es el camino para abrir a los que sufren a la memoria y a la alegría del Resucitado?. Proclamar el vencimiento del pecado y de la muerte, a fin de hablar de Dios y hacer que la alegría reine en nuestros días. Anunciar la alegría pascual de la victoria de la vida sobre la muerte implica, sin embargo compartir el sufrimiento de los últimos (5).
El centro del mundo , porque allí habita el Crucificado y con el todos los que sufren injustamente, todos los pobres y despreciados de la tierra, es el lugar desde el que debemos anunciar al Resucitado.
3. LA CRUZ EN LA RELIGIOSIDAD POPULAR
Cada rito religioso puede ser interpretado de distinta forma según el tipo de análisis que se use. El pueblo pobre conoce y hace sus ritos, sin embargo desconoce gran parte de su simbolismo y aún más el mito que engloba dichos símbolos.
La cruz tiene una gran importancia para nuestro pueblo y todo aquello que tiene relación con ella. Es una de las verdades centrales de la religiosidad popular. La cruz no sólo es propiedad del católico religioso sino también del alejado.
El pueblo usa la cruz de muy variadas formas: al levantarse y al acostarse, bendice la comida, el dinero de la primera venta, a los hijos que salen, etc. Se usa incluso en dichos populares; "no le deseo a nadie mi cruz"; "tengo que aguantar mi cruz".
En cuanto la cruz indígena, se descubre que los pueblos prehispánicos tenían ya en muy alta estima un signo idéntico al que hoy se conoce por cruz. Este signo existía ya en el lenguaje simbólico náhuatl. Aparecía esculpido y pintado en diversas esculturas y códices en que se señalaban los cuatro puntos cardinales, las cuatro regiones del mundo, era el signo como se presentaba al Dios de la vida de donde todo ser viviente procedía. Es de imaginar el impacto causado en los indígenas, al contemplar el mismo signo que por siglos habían venerado (6).
4. LA CRUZ Y LA MISION
La bienaventuranza de las persecuciones es la bienaventuranza de las diversas formas que toma la cruz en la evangelización. Solamente la cruz y las cruces de Jesús le dan significación a los sufrimientos de la misión.
La cruz es amor fiel a la causa del Reino de Dios. No debemos la muerte de Jesús del resto de su vida. Jesús hace publica su predilección por los pobres y pecadores, así desató el conflicto que lo llevó a la cruz.
El sufrimiento es la escuela coherente del seguimiento fiel de Jesús evangelizador. La devoción a la cruz por parte del pueblo, es en ocasiones verada aisladamente. La cruz es el punto final, aceptado por Jesús por amor. La pasión de Cristo no sólo expresa el amor fiel de Jesús en ese momento, sino que incluye la fidelidad de Jesús por el Reino en todas las persecuciones que precedieron el desenlace de la cruz.
En la espiritualidad del misionero, las formas de cruz, forman un todo con su misión. Son la prueba de que su evangelización es cristiana. Son el signo de fidelidad y eficacia de la misión. La oscuridad, las persecuciones constantes son signos privilegiados para verificar la autenticidad de la evangelización. Las persecuciones que sufrió Jesús, hasta la muerte, revelan la fuerza del mal, del pecado, del egoísmo y su oposición al Reino de Dios.
Durante toda su misión Jesús experimentó el mal como una realidad "la hora de las tinieblas". No hay que subestimar la fuerza del mal en la misión de Jesús. El mal no sólo llevo a Jesús al fracaso aparente de su vida y misión.
En lo negativo, la cruz nos enseña que el mal es invencible mientras dure la historia. Que es capaz de llevar al fracaso la obra de la Iglesia, y el esfuerzo misionero de cada uno.
Pero la paradoja es que la cruz es predominantemente signo de esperanza cierta en la misión, de su eficacia y de su victoria definitiva sobre le pecado. Cristo que paso de la muerte a la vida transformando la cruz en fuente de vida nueva y de liberación total, constituye el comienzo irreversible de la destrucción del mal de raíz, el mal para ser superado requiere de redención.
La cruz es el signo de la esperanza cristiana porque nos enseña que en la historia la última palabra la tiene el bien, la fraternidad, la justicia, la paz. Sólo la cruz nos da la identidad profunda y original de la evangelización, en donde el mal constituye la gran tentación del misionero.
Redentores con Jesús. La persecución nos revela lo que tiene de conflictivo la evangelización. En cuanto confrontación entre la justicia del Reino y las tendencias del egoísmo; la misión es por naturaleza conflictiva, fuente de cruz y de sufrimiento. Pero Jesús nos ha enseñado cómo reaccionar y cómo ser fiel a la misión en medio de los conflictos.
5. CONCLUSION
Después de éste recorrido, tratando de ser lo más profundo que pude, en el estudio de el signo "la cruz", que es tan importante para nuestro pueblo y que forma parte de nuestra fe, me surgen muchas inquietudes de tipo pastoral, sobre todo en el grande reto que tenemos a futuro nosotros como pastores del pueblo de Dios. Como avanza el tiempo cada día la realidad nos va presentando nuevos retos, en una sociedad en que la experiencia de nuestra gente se va haciendo insoportable en el cargar la cruz impuesta por las estructuras de pecado.
Creo que tenemos un compromiso con la vida, ya que la cruz sólo por la cruz no tiene sentido, sino es medio para llegar a la resurrección haciendo la experiencia de Jesús , que venció a la muerte, nuestra fe seria vacía.
Es a este mundo de esperanza al que nuestro pueblo de rostro sufrido, quiere llegar. Pero tal parece que este símbolo no pasa de ser sufrimiento y solo sufrimiento.
Los que formamos la comunidad de creyentes en Jesús, el Cristo, tenemos una grande labor, que es la de continuar luchando por un mundo que sea: paz, amor y justicia. Y que no llevemos a la comunidad al matadero otra vez, tal como se realizó con Jesús hace ya muchos años; aunque de alguna manera se sigue realizando cada vez que con nuestro hermano lo hacemos, sobre todo con el más necesitado y desprotejido.
Desde el punto de vista litúrgico, cuántas ceremonias llenas de todo pero vacías de Cristo. Lamento no poder profundizar más en el tema, pero creo que la puerta se queda abierta, para un futuro muy próximo.
BIBLIOGRAFIA
SEGUNDO GALILEA, Espiritualidad de la evangelización, CLAR, Bogotá Colombia 1982
P. BENJAMIN BRAVO
Procesos de conversión
Diccionario de Pastoral Urbana
Diccionario de Religiosidad Popular
NESTOR JAEN, Espiritualidad de la liberación, Sal Terrae, Santander.
P. CASALDALIGA, Espiritualidad de la liberación, Sal Terrae, Santander 1990
GUSTAVO GUTIERREZ
Beber agua en su propio pozo, Sígueme, Salamanca 1989 Hablar de Dios, Sígueme, Salamanca 1988
PETER EICHER, Diccionario de conceptos teológicos, Herder
AAVV, Nuevo diccionario de conceptos teológicos, Cristiandad
AAVV, Diccionario teológico del Nuevo Testamento, Sígueme
AAVV, Nuevo diccionario de espiritualidad, Paulinas
BAUER, Diccionario de teología bíblica, Herder
WOLFANG BEILNER, El evangelio regla de vida, Herder, Barcelona
CARLOS SCANNONE SI, Sabiduría popular símbolo y filosofía, De. Guadalupe, Buenos Aires 1984
Notas a pie de página:
- Respecto al tema hay un gran aporte en el trabajo teologico realizado por : Gustavo Gutierrez.
- Según A. Gesché "en nuestra teología cristiana hay dos tradiciones sobre el mal". Una que el llamaría Paulina y la otra que califica como Lucaniana. La primera la catalogaría como mal responsable, personal, moral de intención; la segunda, mal inocente, que va más allá del individuo, mal físico, mal desgracia. Este autor pone como ejemplo el sufrimiento del inocente en la parábola del Buen Samaritano, la desgracia que le ha ocurrido al que se encuentra a la vera del camino. Esto no exime de la responsabilidad a los que pasan por ahí.
- Al respecto tenemos una basta bibliografía, sobre todo en los documentos eclesiales, tales como : Conferencias Episcopales a nivel nacional como latinoamericano, entre estas las últimas Puebla y Santo Domingo, esto sin faltar el II Sínodo Arquidiocesano de la Ciudad de México.
- Esa realidad no es sino la existencia de una gran parte de la humanidad literal e históricamente crucificada por opresiones naturales y, sobre todo, por opresiones históricas y personales. Y esa realidad despierta en el espíritu cristiano una pregunta insoslayable, que abarca otras muchas: ¿Qué significa para la historia de la salvación y en la historia de la salvación el hecho de esa realidad histórica que es la mayoría de la huamnidad oprimida? Tenemos para este tema una gran cantidad de obras entre otras cito algunas: Ellacuria, "El pueblo crucificado en cruz y resurrección", México 1978. También, L. Boff, "Pasión de Cristo, pasión del mundo", Santander 1981 y finalmente Jon Sobrino, "El resucitado es el crucificado", Santander 1982.
- Historia de las Indias, en Obras Escogidas II, Madrid 1957.
- Para profundizar en el tema consulatar las obras del P. Benjamin Brravo, "Procesos de Conversion"
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