¿Pueden ser salvos los niños?
“¿Pueden ser salvos los niños?” Tanto si ha pensado usted en ello a fondo como si no, si ha llegado a una conclusión como si no lo ha hecho, esto es de suma importancia para entender lo que es el ministerio a los niños. He oído hablar acerca de diferentes ideas respecto a si los niños pueden o no pueden ser salvos. He oído decir, que cuando son menores de doce años, resulta un tanto difícil pensar en dicha posibilidad porque ni siquiera poseen el entendimiento intelectual para ello y es posible que no entiendan el concepto de la cruz, de modo que si pensamos en niños de cuatro o cinco años, ¡ni pensarlo! Su manera de tratar a los pequeños dependerá de la respuesta que haya dado. Es una pregunta a la que es importante responder.
Muchos conocidos dirigentes cristianos fechan su conversión en la primera infancia. Matthew Henry se convirtió a la edad de diez años, Isaac Watts a los nueve, Jonathan Edwards a los siete, Henrietta Miers a los cinco, la Sra. Ruth Graham a los cinco, Corrie Ten Boom a los cinco, mis hijos a los cuatro y a los cinco años. Estoy convencido de que los niños pueden y deben hacerlo. Las Escrituras así lo dicen y así nos lo indican. Charles Spurgeon decía: “Generalmente he hallado un conocimiento mucho más claro del Evangelio y un amor mas cálido a Cristo en el niño que se ha convertido que en el hombre, puesto que los niños no tienen necesidad de eliminar las costumbres de la duda, de las malas interpretaciones, que para tantos se han convertido en un impedimento, evitando que pudiesen aceptar el Evangelio.” En otra ocasión Charles Spurgeon dijo: “si se le ha instruido bien a los cinco años el niño puede creer y ser regenerado con la misma facilidad que lo puede hacer cualquiera.” La Palabra de Dios nos dice: “También le presentaban los niños pequeños para que los tocase. Y los discípulos, al ver esto, les reprendían. Pero Jesús los llamó diciendo: “Dejad a los niños venir a mi y no les impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos. De cierto os digo que cualquiera que no reciba el reino de Dios como un niño, jamás entrará en él.” Sucede todo lo contrario, en el caso de aquellos que creen que los niños son demasiado jóvenes. Jesús dice que tenemos que volvernos como ellos para entrar en el reino de Dios. Lo cierto es que, con frecuencia el problema que tenemos consiste en que, desde el punto de vista adulto de examinar las cosas, estamos pensando en el concepto intelectual. El intelecto y el acto de salvación. Aunque es cierto que el intelecto también participa, el conocimiento y la comprensión se basan en la voluntad. Si estamos dispuestos o no, y estoy convencido de que eso es lo que el Señor destaca en la relación con los niños, es el hecho de que están dispuestos a escuchar la verdad y nosotros también debemos de estarlo. No solo es que el niño de corta edad puede entregar su vida al Señor, sino que es preciso que lo haga. Hay una mentira, que brota de lo más hondo del infierno, según la cual se dice “no, lo que tenemos que hacer es esperar hasta que sean suficientemente mayores como para decidir, a fin de que puedan ver y experimentar todas estas cosas, y eso es algo diabólico. Es preciso que desde la niñez les instruyamos para el reino de Dios. Pienso que la labor de los padres no es necesariamente instruirles para esta tierra tanto como lo es para la vida eterna. Y hay ocasiones en que nos centramos demasiado en esta tierra cuando no deberíamos de hacerlo. Es de gran importancia que veamos y entendamos que es preciso que los niños crean y lo cierto es que pueden y deben hacerlo. Es algo fundamental participar en un ministerio dedicado a los niños. Y si no ha pensado usted en ello en serio, es importante que lo haga. Pregúntele al Señor, es un gozo tan tremendo ver a los niños venir al Señor. Los niños están dispuestos y creo que es importante que entendamos esto.
Seamos fieles a Dios transmitiendo su evangelio también a los niños,
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