sábado, 29 de marzo de 2008

LA LLENURA DEL ESPÍRITU

LA LLENURA DEL ESPÍRITU

(Ef.5:1-20)

INTRODUCCIÓN: Todos estamos de acuerdo que Efesios 5:18 es uno de los textos más importante para la iglesia del Señor. La iglesia creció porque los hombres y mujeres fueron llenos del Espíritu. Ellos no discutieron el tema de la llenura, sencillamente vivieron llenos del Espíritu. Seguramente también estamos de acuerdo que la primera parte del texto, “No os embriaguéis con vino en el cual hay disolución...” no es una práctica cristiana (aunque a veces hay cada sorpresa), pero a lo mejor la segunda parte pudiera ser una de las más olvidadas. Este texto tiene dos mandamientos. El primero es negativo y apela el control que puede ejercer una bebida de carácter tóxico sobre nuestra mente y voluntad. Un borracho no solo está controlado externamente sino que pierde el control internamente. Pero el segundo mandamiento es positivo y apela al control que quiere ejercer el Espíritu en nosotros. El control del Espíritu no hace perder el juicio ni aniquila la voluntad, más bien produce un estado de conciencia espiritual y le da al individuo el fruto que contiene el dominio propio. El Espíritu no destruye sino que enaltece. Sed llenos del Espíritu según entendemos no es igual que llenar un recipiente que ha estado vacío; él no es un liquido o gas. Debemos recordar que estamos hablando figuradamente. El Espíritu no puede llenar algo material. Mas que pensar en ser “llenos” con el Espíritu debemos optar por la idea de ser gobernados por el Espíritu. Esto es diferente. Ahora bien, si conectamos esta idea con las palabras de Jesús cuando dijo, “..no os dejaré huérfanos” estaremos hablando, entonces, que quien es dirigido y gobernado por el Espíritu Santo lo estará siendo por Jesucristo. La misión del Consolador es llevarnos a los “ríos de agua viva” que prometió Jesús a todos los que le siguieran.

ORACION DE TRANSICIÓN: ¿Cuáles son las señales de una persona que anda y vive llena del Espíritu Santo?


I. LA SEÑAL DE UNA VIDA LLENA DE IMITACION v. 1

Vivimos en una sociedad que nos impulsa tremendamente a imitar todo lo que es “el último grito de la moda ”y a las llamadas celebridades del espectáculo. Hemos llegado a ser unos “adictos” en imitar todo lo que nos presenta esta llamada sociedad de consumo. La imitación se hace casi inconsciente. Lamentablemente no siempre se imita lo correcto, sin embargo hay un imperativo bíblico que nos impulsa a buscar lo que es mejor y correcto en materia de imitación. “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”. Hay una cosa muy cierta, quien imitada a Dios se le pegara todo lo bueno. Una vida llena del Espíritu querrá siempre imitar al Señor. La meta de nuestra lucha, el estándar por el que somos juzgados, no es otra pobre y débil persona; no es un “dios” hecho de carne y hueso. Nuestro estándar es nada menos que el mismo carácter de Dios, que es amor santo. El Espíritu Santo produce vidas llenas de imitación al autentico Dios.

II. LA SEÑAL DE UNA VIDA LLENA DE AMOR v. 2

Se ha hablado, se ha escrito, se ha escenificado, se ha romantizado y hasta se ha matado en nombre del amor. Pero, ¿ hasta donde se conoce y se vive bajo la autenticidad del amor? Ninguna definición del amor podrá acercarse a una autentica respuesta si no contempla la magnitud y profundidad de esta expresión: “..Como Cristo también nos amo y se entrego a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio en olor fragante”. Jesús vivió lleno del poder del Espíritu Santo y toda su vida fue una demostración de sacrificio. La cruz fue su mas grande expresión de amor. Una vida llena del Espíritu Santo andará bajo esta clase de amor. La primera cosa que hace el fruto del Espíritu es traer amor a nuestra vida. Se nos dice que el amor de Cristo fue como “olor fragante a Dios”. Nuestro amor a Dios y a nuestro hermano no puede ser menos que esto. Debemos andar de tal manera que nuestra vida sea una ofrenda de amor y a la vez un olor fragante que se eleva al cielo de Dios. He aquí otra señal inequívoca de un creyente lleno del Espíritu Santo.

III. LA SEÑAL DE UNA VIDA LLENA DE PUREZA v. 3

La inmoralidad siempre ha sido una amenaza a la santidad de la iglesia y a la pureza del alma. Es un terrible enemigo que nos acosa diariamente. No estuvo ausente en la iglesia del primer siglo ni tampoco lo ha estado con la iglesia del final de este milenio. Tenemos que reconocer que este flagelo ha detenido el avance impetuoso de la iglesia para “leudar” al mundo con su evangelio y por el contrario, su presencia, ha “leudado” la vida de la iglesia. La recomendación de la Palabra es que estas cosas ni siquiera se mencionen entre nosotros como corresponde a personas que han sido santificadas con la sangre de Cristo. Un hombre lleno del Espíritu cada día vaciara al “hombre viejo” de su vida junto con todo aquello que puede traer gratificación a la carne. La llenura del Espíritu no sede terreno a la impureza. Un creyente sabe que no debe practicar la impureza en su vida por esta solemne advertencia: “..Que ningún inmoral ni impuro ni avaro, el cual es idolatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”. Un creyente lleno del Espíritu es alguien que tiene “dominio propio”, por lo tanto es alguien que ha cerrado la puerta a todo aquello que ni agrada a Dios y que es contrario a la santidad.

IV. LA SEÑAL DE UNA VIDA LLENA DE LUZ v. 8c

Este texto esta lleno de imperativos; el que aquí aparece dice: “Andad como hijos de luz”. Los hijos de luz son el opuesto de los hijos de las tinieblas. Una vida llena de luz “no participa de las obras infructuosas de las tinieblas sino que las reprende” ; en consecuencia, un cristiano lleno del Espíritu es un cristiano lleno de luz. La presencia de la luz en el creyente no solo disipa las tinieblas pero también trae el conocimiento apropiado para que “nadie os engañe con palabras vanas”. Quien vive en la luz vive también en la verdad y quien anda en la verdad anda en el Espíritu porque el Espíritu nos conduce a toda verdad. El cristiano debe traer “todas las cosas a luz para que sean reveladas”. Esta es una señal de una vida llena del Espíritu.

V. LA SEÑAL DE UNA VIDA LLENA DE LEALTAD v. 10

Un hombre lleno del Espíritu no busca su propio bien. No procura la satisfacción que gira en torno a sus caprichos y deseos; por el contrario sus mas altos ideales serán “comprobar lo que es agradable al Señor”. El tendrá una vigilancia permanente en todo lo que dice, piensa o hace porque el sabe que hay alguien muy especial en su vida a quien debe agradar. El tendrá sumo cuidado de chequear su conducta sobre que cosas ven sus ojos, que oyen sus oídos, que tocan sus manos o hacia donde se dirigen sus pies. La lealtad a Aquel que tuvo de el misericordia levantándolo como príncipe y heredero de las bendiciones celestiales será su punto de honor. Yo no veo otra manera como se pueda cumplir con tan grande demanda sino a través de una vida llena del Espíritu. Yo no podré comprobar lo que al Señor le agrada si no estoy gobernado y controlado por el Espíritu de gracia.

VI. LA Señal DE UNA VIDA LLENA DE APROVECHAMIENTO v. 16

Cuando Pablo describió la condición de su época como teniendo “días malos” parece que estaba señalando lo que seria la realidad de cada generación a través de las edades. La palabra “tiempo” que el utiliza se refiere básicamente al momento oportuno. “Aprovechando” es también una palabra que significa “estar comprando”. Entonces, toda la idea del versículo pareciera decirnos que un hombre y una mujer que están viviendo bajo la llenura del Espíritu, aunque los días son malos, aprovechan cada oportunidad para la acción cristiana. Cuando aparecen los momentos oportunos los usan y aprovechan al máximo, especialmente aquellas que tienen que ver con el testimonio cristiano. La palabra aprovechar tiene la idea original de “comprar”, significando esto que mi vida debe caracterizarse por hacer esfuerzos intensivos y exhaustivos para buscar las oportunidades y una vez encontradas no dejarlas pasar por alto sino adquirirla. Un hombre lleno del Espíritu no es un flojo ni un perezoso, sencillamente es alguien que encarna las palabras de su Maestro, cuando dijo: “Trabajad entre tanto que el dia dure; la noche viene cuando nadie puede obrar..”


VII. LA Señal DE UNA VIDA LLENA DE ALABANZA Y GRATITUD v. 19-20

La alabanza presentada a Dios es un resultado inmediato de un corazón lleno del Espíritu. La música en el alma y su ejecución en la iglesia han sido siempre las expresiones mas sublimas y palpables de una vida espiritual. En el mundo se le canta a la sensualidad, se le canta al amor, se le canta a la vida, se le canta a todo lo que esta “debajo del sol” pero el cristiano lleno del Espíritu le presenta la ofrenda de su alabanza a Aquel que esta mas allá del sol. Los salmos, los cánticos y los himnos espirituales son sus instrumentos para enaltecer a su creador, salvador y sustentador. Pero además de la alabanza, la gratitud es otro fruto de una vida controlada y dirigida por el Espíritu. Quien así vive, se despertara agradecido por una noche de descanso, estará agradecido por la esposa o los hijos recibidos, estará agradecido por el “pan nuestro de cada día”, estará agradecido por la fuente de trabajo recibida, estará agradecida por sus amigos, familia, profesores, su patria, su iglesia, su vida, etc. Una vida llena del Espíritu no cerrará su boca para expresar su alabanza y gratitud a Dios por todo lo que El ha hecho por, por todo lo que esta haciendo y todo lo que El hará.

Conclusión: El texto que ha servido de base para nuestro mensaje nos ha presentado dos imperativos bíblicos. Los cristianos no se embriagan llenándose de vino, pero si se llenan de algo mas importante que esto, el Espíritu Santo. Su llenura produce una “embriaguez” totalmente diferente y constructiva. La influencia del alcohol produce deshonra al individuo, culpabilidad de conciencia y destrucción al cuerpo. Pero la influencia del Espíritu produce control con su presencia divina que tiene como resultado hermosura en el carácter, dulzura en las palabras, pureza en los pensamientos y poder en el testimonio. La llenura del Espíritu debe ser el asunto mas buscado en la vida y en la iglesia si se quiere crecer espiritualmente.

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