Al terminar la Primera Guerra Mundial, en la que participó como conductor de ambulancias, prosiguió su carrera en el Gaulois, periódico mundano. En París, en 1918, conoció a M. Proust, a quien dedicó Proust (1926) y Du côté de chez Proust (1947). Después de diez años de intentos, el triunfo de su novela El beso al leproso (1922), un estudio del daño causado por el anhelo de amor, lo consagró por fin.
La audacia del tema un "malentendido físico" entre esposos lo indispuso con la crítica católica. Pero el éxito de Mauriac se debió precisamente a la fuerza de los tipos que inmortalizó: madres austeras y posesivas, esposos desunidos, adolescentes en conflicto. En 1923 publicó Genitrix, al año siguiente El mal y en 1925 El desierto del amor. En 1927 obtuvo un gran éxito con Thérèse Desqueyroux, lo cual lo impulsó a desarrollar un ciclo que comprendió las novelas Lo que estaba perdido (1930) y La Fin de la nuit (1935), así como las obras breves Thérèse chez le docteur (1932) y Thérèse à l'hôtel (1933).
En 1928, año en que publicó la novela Destins, Mauriac atravesó una crisis religiosa que marcó un momento esencial de su vida. En este período apareció Souffrances du chrétien (1928), luego Bonheur du chrétien (1929), ensayos que mostraban los desgarramientos y luego la reconciliación de un alma perturbada por el deseo. Superada la grave crisis moral, intentó confrontar sus novelas con las exigencias de la fe. En 1932 apareció Nudo de víboras, novela en la que fustigaba el conformismo del medio burgués del que había salido. Paralelamente a su obra novelesca, cultivó el género autobiográfico con memorias reales, Commencements dune vie (1932), o imaginarias, como Le Mystère Frontenac (1933), al mismo tiempo que proseguía su obra de ensayista con Blaise Pascal et sa soeur Jacqueline (1931) y Le Romancier et ses personnages (1933). En 1933 fue elegido miembro de la Academia Francesa.
Por otra parte, retomó su actividad de cronista en L'Écho de Paris, luego en Le Figaro, a partir de junio de 1934. Se comprometió políticamente tomando partido por los débiles y los vencidos en una Europa en vías de hitlerización, como testimoniaron sus novelas La Fin de la nuit (1935) y Les Anges noirs (1936), así como Vida de Jesús (1936). Abordó por primera vez el teatro con Asmodeo (1937), obra en la que se reencarnaba Tartufo. Después del poema Le Sang d´Atys (1940) y la novela La farisea (1941), escribió Le Cahier noir, publicado en 1943.
Participó en la Resistencia y proclamó la caridad hacia los condenados de la depuración. Gaullista inicialmente, combatió a De Gaulle cuando lo juzgó infiel a su vocación cristiana. En esos mismos años, escribió nuevamente teatro: Los mal amados (1945), Passage du Malin (1947), Le Feu sur la terre (1951), obras que no fueron bien recibidas por el público y que lo llevaron a abandonar la vía dramática. En 1951 publicó una novela corta, Le Sagouin. En 1952, el premio Nobel marcó el apogeo de su carrera literaria. Ese mismo año publicó el comienzo de Bloc-Notes, un testimonio en forma de crónica.
En el plano político, tomó posición en contra de las guerras coloniales en Indochina y Argelia. En 1954 publicó la novela El cordero, luego Mémoires intérieurs (1959), y posteriormente Nouveaux Mémoires intérieurs (1965). Entretanto habían aparecido su Nouveau Bloc-Notes en 1961, Ce que je crois (1962) y De Gaulle (1964). En 1967 aparecieron sus Mémoires politiques; en 1968, su Nouveau Bloc-Notes (1961-1964) y Un adolescente de otros tiempos (1969), cuya continuación, Maltaverne, publicada póstumamente en 1972, fue comenzada en 1969.
Fuente:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/mauriac.htm
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