martes, 18 de marzo de 2008

El poder de Dios está a favor de nosotros (Efesios 1.18-23)

Introducción

Vivimos bajo la amenaza constante del poder del Mal. Ese poder es destructivo y devastador. En pocos instantes puede destruir miles de vidas humanas y ciudades enteras. Contrario a ese poder negativo es el poder de Dios. ¿Cómo es el poder de Dios? ¿Cómo se despliega? ¿A favor de quiénes está ese poder? Leamos Efesios 1.18-23.

Contexto: Hubo un himno, luego una oración en la cual Pablo pidió por sabiduría, revelación e iluminación. Ahora, en la parte final de la oración, pide que los efesios conozcan el poder de Dios.

I. C. El poder de Dios está a favor de los creyentes, se desplegó en la resurrección de Cristo y en la creación de la Iglesia

  1. El poder de Dios está a favor de los creyentes

1.1. El poder de Dios no es destructivo sino constructivo

1.2. El poder de Dios es para protegernos (cf. 1 P. 1.5). Esa protección se produce “mediante la fe”.

1.3. El poder de Dios es para vencer las fuerzas espirituales de maldad

1.4. El poder de Dios es para una vida santificada

Sólo el poder del Espíritu Santo nos capacita para agradar a Dios y andar en sus caminos. Para experimentar una vida de transformación que llegará a ser semejante a Jesucristo.

  1. El poder de Dios se desplegó en la resurrección de Cristo

2.1. El Padre levantó a su Hijo Jesucristo de entre los muertos. Así lo interpreta Pedro en Pentecostés.

2.2. La resurrección de Cristo fue un hecho histórico constatable.

Ese acontecimiento demostró el maravilloso e incomparable poder de Dios que venció a la muerte y al sepulcro. La vida fue más poderosa que la muerte. El poder de Dios operó en el cadáver de Jesús transformándolo en cuerpo resucitado y ya no más expuesto a la muerte, porque él resucitó para no morir nunca más. Comenta Stott:

“Esta fue la primera parte de la demostración pública del poder de Dios. Levantó a Jesús de la muerte a una nueva dimensión de experiencia humana. La tumba vacía y las apariciones de la resurrección fueron las evidencias.”[1]

2.3. A esa resurrección siguió la entronización de Cristo. “se sentó a la derecha de Dios Padre”.

2.4. Al Resucitado se le dio todo poder sobre gobiernos, autoridades, potestades, poderes, dominios.

Jesucristo es el Señor. Eso significa que es dueño y soberano sobre toda la realidad y todos los seres. Es creador de todo y sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Una vez resucitado y entronizado en los cielos, gobierna desde allí. Su poder es ejercido para el bien de la Iglesia y de la creación. Pero antes de vincular ese poder del Resucitado con la Iglesia, reflexionemos un poco sobre el poder y su ejercicio. Para ello, nada mejor que recurrir a un breve texto de Leonardo Boff titulado “Sobre el ejercicio del poder”.

“El poder no se define, se ejerce. Con una visión realista podemos distinguir tres formas de ejercicio del poder:

1) El poder del puño. Es el poder autoritario, concentrado en una sola mano, cerrada, y por eso mismo, no participativo y excluyente. Pone bajo censura las opiniones divergentes, castiga las contestaciones, desafía de los ciudadanos, gobierna infundiendo miedo. La única relación que admite es la adhesión acrítica y el servilismo. Los regímenes dictatoriales y los empresarios-coroneles corporifican el poder del puño.

2) El poder de manos abiertas. Es el poder paternalista. Quien posee el poder lo delega a otros con la condición de mantener el control y la hegemonía. [...]

3) El poder de manos entrelazadas. Es el poder participativo y solidario, representado por las manos que se entrelazan para reforzarse entre sí y asumir juntas la responsabilidad social. El proyecto, su implementación y sus resultados son asumidos por todos. [...] Es el poder-servicio, instrumento de las transformaciones necesarias.”[2]

  1. El poder de Dios creó la Iglesia

3.1. Jesucristo es Señor de todo, pero ejerce su poder a favor de la Iglesia

Jesucristo ya era cabeza de todo el universo. Y ahora el Padre lo dio a la Iglesia como cabeza de ella. “Por lo tanto, el universo y la Iglesia tienen ambos la misma cabeza que es Jesucristo.”[3]

3.2. La Iglesia es el cuerpo de Cristo

Esta es la metáfora predilecta de Pablo para hablar de la Iglesia. Aquí sólo la afirma. En 1 Corintios 12 desarrolla ampliamente la figura hablando del cuerpo y de los miembros. Es a través de la Iglesia que Cristo se expresa. Somos las manos de Cristo, los pies de Cristo, los brazos de Cristo.

3.2. La Iglesia es la plenitud de Cristo

¿En qué sentido? En el sentido de que Cristo llena la Iglesia, la completa con su presencia.

Es a partir de estas declaraciones de Pablo respecto a la Iglesia como cuerpo de Cristo y plenitud de Cristo, que Bonhoeffer puede afirmar que “La Iglesia es Cristo tomando forma en la sociedad”.

“La Iglesia es el Cristo presente, y la presencia de Dios sobre la tierra es Cristo.”[4]

Tenemos el privilegio de representar a Cristo. Cristo actúa a través de nosotros como su cuerpo. Es una realidad que escapa a nuestra comprensión y, también, un privilegio que no podemos dimensionar.

Conclusión:

El poder de Dios se desplegó en la resurrección de Jesucristo y en la creación de la Iglesia. Ahora, ese poder está a nuestra disposición. No para hacer lo que queramos hacer ni para ocupar el lugar de Dios, porque Dios sigue siendo el único soberano. El poder de Dios es para guardarnos del peligro, ayudarnos en momentos de dificultad, fortalecer nuestra fe y nuestra esperanza y, sobre todo, para servir a los otros. Es el poder-servicio el que necesitamos en este mundo dominado por el egoísmo. Oremos al Señor:

Padre celestial,

te alabamos por tu poder

desplegado en la resurrección

de tu hijo Jesús.

Gracias por resucitarlo

de entre los muertos.

Gracias por entronizarlo a tu diestra.

Gracias porque ese mismo poder

Ahora, está a nuestra disposición.

danos ese poder

para vivir vidas de santidad

y de servicio a nuestro prójimo.

Por amor del Cristo resucitado.

Amén.

Pastor Alberto F. Roldán

Buenos Aires, 28 de Julio de 2005



[1] John Stott, La nueva humanidad, p. 58.

[2] Leonardo Boff, “Sobre el ejercicio del poder”,
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=050

[3] Stott, op. Cit., p. 60.

[4] Bonhoeffer, Creer y vivir, p. 48.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pertenezco a la comunidad cristiana menonita de colombia ..nuestra iglesia se conoce como la iglesia encuentro de renovacion y de oracion felicitamos al pastor alberto por la acertada aprreciacionde la iglesia de cristo les animamos seguir en el trabajo ardoroso del evangelio..atte pastor manuel caicedo

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