martes, 18 de marzo de 2008

La Sana Doctrina

"Y lo más importante de todos, hermanos, siervos del Señor, es defender la Sana Doctrina que les ha sido encomendada"

Palabras finales de una clase de maestría de un seminario aquí en Lima, clase sobre la cual me contaron y a la que seguramente nunca iré. Y es que ese término de Sana Doctrina pues... me da escozor. Es que, ¿existe realmente la sana doctrina, única, irreductible? Para muchos sí, y eso se hacía notar en mi clase de Teología I (la sistemática) en el seminario en el que estudié por un par de años, con la secuencia de temas que debían ser aprendidos de memoria para el examen final.

Todo lo que quedaba fuera de la estrecha banda era un error, y nuestra línea era la verdad. Gente como Bonhoffer, Barth, Tillich, Bullmann, eran mala palabra, y ni qué decir del análisis teológico católico. Leer una encíclica papal es impensable y tan fallado como analizar a Gutierrez, Boff o Hans Kung.

Nuestro fundamentalismo nos gana muchas veces, es más fuerte que nosotros. Pero tengo la confianza de que ya llegará el momento en el que comprendamos que hay varias teólogías "sistemáticas", que la visión de Dios es múltiple, que las vivencias del uno y del otro son demasiado distintas y que en la infinitud del Jehova de los Ejércitos caben muchos puntos de vista, muchos acercamientos, muchas formas de expresar la maravilla de experimentar la comunión con la Divinidad, con esa Trinidad única que nos enseña la base de la comunidad innata y que no se cansa de caminar a nuestro lado día a día, circunstancia tras circunstancia. Tengo la confianza en que un día nos gozaremos y aprenderemos de esa multiplicidad de pareceres, en los que juntos, sin recelos ni desconfianza, todos podamos crecer y ser concientes de que somos uno a pesar de pensar diferente.

¿Es este un sueño irreal? ¿Soy un iluso que tiene fe en algo imposible?

Fuente:
http://blogs.cristianos.com/category/teologia/

No hay comentarios:

Buscar este blog