miércoles, 19 de marzo de 2008

HISTORIA DE LA IGLESIA - EPOCA MEDIEVAL

HISTORIA DE LA IGLESIA - EPOCA MEDIEVAL

PRIMERA PARTE: SIGLOS VII-IX

CAPÍTULO I

CARACTERES GENERALES DE LA IGLESIA IMPERIAL BIZANTINA

EN VÍSPERAS DEL PRIMER MEDIEVO

I. Significado y objetivos de nuestro curso

Nuestro curso de Historia de la Iglesia en la Edad Media no debe reducirse a una mera información elemental de hechos. En primer lugar se pretende un juicio crítico y vivo de los acontecimientos históricos, los puntos focales de la Historia de la Iglesia. En segundo lugar se trata de acercarnos a las fuentes, en especial las principales de cada evento. Tener un contacto personal con el material histórico primario es de una gran importancia. Y, en tercer lugar, analizar los fenómenos estudiados, para conducir a una investigación personalizada.

1. Parámetros usados

La Historia de la Iglesia es una disciplina teológica. Intenta contestar preguntas que vienen desde la Teología. Es posible estudiar fenómenos de la Historia de la Iglesia con resultados óptimos desde la óptica de un historiador profano. Pero la Historia de la Iglesia posee su propio objeto formal.

¿Historia de la Iglesia o Historia del Cristianismo? La diferencia entre estas dos disciplinas no reside en la hostilidad o benevolencia hacia la Iglesia; tampoco está en el método histórico, que en ambos casos debe ser crítico. La diferencia la podemos encontrar en lo que se está publicando últimamente, en las nuevas historias del cristianismo. La historia profana tiene unos parámetros distintos a los del historiador eclesiástico, plantea otras preguntas a las fuentes. Un historiador de la Iglesia, que también es teólogo, se encuentra en un continuo coloquio con la tradición de la Iglesia. No lo hace para juzgar .no somos jueces de las generaciones pasadas., sino para entender. También para ayudar a la Iglesia de nuestros días acerca de lo que hoy es esencial para la propia condición eclesial y lo que está más bien vinculado a las circunstancias de tiempo y de lugar.

Un criterio de acercamiento al estudio de la Historia de la Iglesia es el eclesiológico. La eclesiología es la clave de la historia de la Iglesia, sobre todo en el Medievo. De hecho, Y. Congar ha examinado este período desde esta postura en su Eclesiología de la Edad Media. Lógicamente no es la única clave de acercamiento la eclesiología, sino también la liturgia, las costumbres .devociones, supersticiones, piedad popular..... A. Angenendt ha estudiado en La historia de la religiosidad del Medievo el fenómeno de la religiosidad medieval desde el punto de vista de un teólogo que conoce muy bien la historia, así como la antropología y la etnología .inquietud esta última de la escuela americana.. Ningún medievalista, es cierto, puede interesarse del mismo modo de todos estos aspectos. Así, por ejemplo, debemos estudiar atentamente la evolución del papado.

2. Límites cronológicos

El período que nos proponemos estudiar abarca un amplio período que va desde el II concilio Trulano (692) hasta el siglo IX. Entramos en el núcleo de la discusión sobre el inicio del Medievo. Ciertamente que el 692 es una elección arbitraria, pues es la fecha en que se inicia el camino hacia el cisma del 1054. Sin embargo, no es una fecha feliz para verificar el paso de la Antigüedad al Medievo. No hay un año preciso

La descomposición del mundo antiguo y la aparición de nuevas estructuras no es un fenómeno idéntico en todas partes. Para el mundo bizantino este período podría iniciarse con la iconoclastia. La situación en Occidente, sin embargo, es mucho más confusa. En Italia comienza con los lombardos, desde el momento en que se destruyen las estructuras estatales romano-bizantinas.. Sin embargo, la cancillería pontificia sigue su trabajo como si nada hubiera ocurrido. En España podría situarse este relevo epocal en la mitad del siglo VI con los visigodos; sin embargo, Isidoro de Sevilla está fuertemente arraigado en la tradición antigua. En la Galia, Gregorio de Tours (+594) hereda la tradición de la Antigüedad, pero teológicamente no pertenece al mundo patrístico. El mundo merovingio presenta una evolución: elementos de la administración romana van quedando atrás, mientras que elementos nuevos germánicos surgen con fuerza. Gregorio Magno acomete la evangelización de los anglosajones: es calificado como el último papa de la Antigüedad, y, sin embargo, con él comienza el giro del papado hacia el mundo germánico.

Podríamos poner, pues, el inicio del Medievo en el final del siglo VI y no al final del VII, como tradicionalmente se ha considerado.

3. Selección de temas

Nuestro estudio lo iremos delimitando desde unas áreas muy concretas: Bizancio, el reino franco y los Balcanes. Roma no es el centro del mundo en este período del final del siglo VII. El historiador debe ver esto. Sólo en el siglo XI retomará de nuevo la iniciativa eclesiástica, no antes.

Comenzaremos nuestro recorrido por la Iglesia en Bizancio hasta los iconoclastas. Después veremos los pueblos occidentales desde el final de las migraciones, especialmente los francos. Por último, regresaremos a Bizancio

II. El Imperio bizantino en vísperas del primer Medievo

La estrecha relación entre emperador e Iglesia, ideología y cultura cristiana en Bizancio, ha fascinado a los contemporáneos, tanto dentro de Bizancio como fuera de él. Y no sólo a los contemporáneos, sino a generaciones sucesivas. El esplendor de este sistema ha sido del todo visible. Asumía casi un modelo que ha tenido efecto hasta nuestros días en algunas regiones .así, por ejemplo, en Serbia, Rusia y otras zonas del este europeo.. Nos acercamos al estudio de este modelo sin prejuicios, con la necesidad de tener en cuenta muchos aspectos. El primer aspecto es el histórico: no hay ningún sistema que sea estático; depende todo del curso de evolución de la sociedad bizantina. Un segundo aspecto sería el ideológico, qué influjos ha tenido este modelo de relación .el sistema romano, el helenista, el oriental y el cristiano.. Un tercer aspecto es el religioso, el papel determinante que el cristianismo tiene sobre el Imperio romano. El aspecto teológico, el concepto que se tiene de Dios, es también determinante. Y, finalmente, no podemos despreciar otros elementos culturales, económicos y sociales que se interrelacionan entre sí de una manera importante.

El período comprendido entre los siglos V y VI es muy importante para la formación del modelo bizantino de relación Iglesia-Estado. Para entenderlo necesitamos estudiar la figura de algunos emperadores. Comenzamos con Justiniano I, el último gran emperador romano (527-565). El prólogo a su Novela VI (535) es muy significativo: marca el papel del emperador en el concepto católico de sacerdocio. El sacerdocio debe estar al servicio de las cosas divinas; el emperador debe estarlo al servicio de las humanas. Ambos proceden del mismo principio. El sacerdote ha de vivir santamente, porque esto influye positivamente en el emperador. Es un texto programático, situado al inicio de la problemática Iglesia-Estado en Bizancio.

Justiniano comienza, inmediatamente de su subida al trono, con una reforma del Derecho, confiada a una comisión de diez expertos presidida por Triboniano. La finalidad del Codex Iuris Civilis es simplificar el Derecho y su administración. Al principio se piensa en tres partes: Institutiones .colección de leyes imperiales, pues se trata de actualizar las leyes antiguas.; Regesta o Pandetas .extractos de la literatura jurídica anterior, todo lo esencial de la tradición jurídica romana; cerca de 2.000 sentencias antiguas. y, finalmente, las Instituciones de Gallo .manual jurídico para la enseñanza del Derecho.. En la segunda edición del Códice sale otro libro: Novelas o Auténtica. Eran nuevas letras sobre el Códice, escritas en griego. Por tanto, el Codex Iuris Civilis se compone de cuatro partes: Institutiones, Pandetas .50 libros con extractos de derecho privado., Codex .recopilación de leyes imperiales entre el 528 y el 534. y Novelas .leyes imperiales emanadas después del 534..

El sistema que se propone Justiniano de realizar una unidad ordenada, una armonía entre Iglesia y Estado, no podía fundarse desde un punto de vista teológico. De hecho, hay una diferencia esencial entre el ministerio eclesiástico y el cargo imperial. No coinciden. La armonía es expresión de una peculiar ideología helenístico-cristiana, la cual procede de la ideología romano-pagana .que se remonta a la realidad política y social de aquel mundo pagano.. El resultado debía ser el ideal del emperador, que, como tal ideal, en la realidad frecuentemente no funcionaba.

Resultado de grandes concilios era el Derecho eclesiástico. Las decisiones sinodales, una vez confirmadas por el emperador, llegaban a tener rango de leyes imperiales, siendo integradas en el Derecho estatal y generando amenazas a los infractores .es decir, a los herejes.. Esta doble cara de las leyes es significativa. Hasta Justiniano la legislación imperial se ocupaba de la política religiosa de una manera muy concreta: aquellas leyes que se fijaban en los privilegios hacia el clero. Ahora Justiniano da un fundamento teórico al poder estatal y al clero, introduciendo una idea helenística: Dios es la única fuente de la ley, y ha delegado este poder legislativo en la tierra en el emperador. Con el tiempo, los obispos acabarían siendo funcionarios estatales, en cuanto ocupaban funciones de administración. El alto clero venía integrado en la aristocracia bizantina.

En el 451, con Anastasio I, el arzobispo de Constantinopla recibe un papel principal en el rito de la coronación imperial. Así se da un creciente influjo de la Iglesia. La coronación se hace, en el 602, en la iglesia de San Juan Bautista; después, en el 610 y en el 638, en San Esteban de Palacio; a partir del 641 se realizará en Santa Sofía. La jerarquía será integrada de modo creciente en el ceremonial imperial[1]. Esto favoreció la identificación entre la concepción eclesiástica y la imperial. Esta identificación se estableció, sobre todo, con el alto clero. Las diferencias entre el alto y el bajo clero son muy superiores a las de Occidente. El clero, en la sociedad bizantina, era 00bastante despreciado; esta sociedad vacilaba entre respeto y desprecio; no tenía gran reputación el clero.

Las tensiones y los problemas entre el clero tienen raíces más prácticas que teológicas. Hasta finales del siglo VI no se desarrolla una concepción política-religiosa de contraste. La oposición dentro de la Iglesia contra este sistema de relación con el Estado empezaba a emerger. La oposición teórica mejor fundada parte de Máximo Confesor (580-662), siendo profundamente diversa de la propaganda imperial. Aparte de ser un autor teológico de enorme relieve, es la cabeza de la oposición ortodoxa contra la política de integración de la Iglesia en el Estado bizantino[2], así como de los derechos de la sede apostólica de Roma. Se pone enfrente de la teoría .promovida por el emperador y la corte, así como de los teólogos aduladores. que defendía el significado teológico del emperador y su papel dentro de la Iglesia. Ante el tribunal imperial, en el 655, se defiende: la polémica contra Constante II es muy fuerte. Máximo rechaza no toda la teoría imperial, sino la tentativa de dar a esta ideología una base teológica cristiana. Pone al emperador entre los laicos, después del clero. Esto, en el siglo VII, se entendía como una provocación. Cuando en el 656 llega a la Galia, le dice a Teodosio de Cesarea en una disputa: «Ningún canon dice que sea sólo el emperador quien deba convocar un sínodo... La aprobación de las decisiones de un concilio sólo pueden reconocerse si son ortodoxas, no simplemente porque las apruebe el emperador». Sus posiciones no son de índole política, sino teológica.

La gama de interpretación entre la relación de emperador e Iglesia es muy amplia. En esta época no es correcto hablar de cesaropapismo, término que aparece en la historiografía occidental del siglo XVIII para referirse al pleno Medievo. El prólogo de Justiniano I en su Novela VI es significativo. En ámbito occidental, Gelasio I, en el 494, formula la teoría de los dos poderes, texto muy importante para el Medievo occidental y que entra en las Decretales de Graciano[3]: «Imperator intra Ecclesiam, no supra Ecclesiam» .tomado de Ambrosio de Milán..

III. El monacato bizantino

La vida ascética se difundió a partir del siglo IV en Egipto, Palestina y Siria, es decir, en las diócesis imperiales del Asia y del Ponto. En los siglos V y VI la cifra de monjes y monasterios aumenta. En Constantinopla llega a haber 92 monasterios en el siglo VI. No obstante, en el siglo VII se produce una crisis, la cual, sin embargo, no extinguió el desarrollo monástico. Constantinopla y la zona occidental del Asia Menor estaban poblados de monasterios. Los sínodos demuestran un aumento notable. Calcedonia I fue el primer concilio que empezó a regular este movimiento[4], hasta entonces espontáneo. El canon 23 es muy interesante: refiriéndose a la situación de Constantinopla, ordena la expulsión de clérigos y monjes que se acerquen a la capital sin el permiso de su obispo. Justiniano I también dictó algún decreto a este respecto.

Fundamental es el monasterio autónomo. En Bizancio no se formó nunca una centralización a lo occidental .con formación de federaciones y órdenes monásticas.. Un monje oriental que tomaba en serio su vocación era un hombre carismático. En el culmen de la estima general se encontraban los estilitas, expresión ascética muy extrema para nosotros, pero que en aquella época se presentaba como la cumbre de la aspiración espiritual.. Simeón el Viejo (412-459) vivió sobre una columna en Mesopotamia. Su discípulo, el sirio Daniel, llevó esta forma de vida a Constantinopla. Su influjo sobre la política religiosa de la capital era muy importante. El impacto de la Iglesia sobre la sociedad bizantina es enorme, siendo obra, sobre todo, del monacato. Gracias a él se va produciendo una transformación de una sociedad pagana en cristiana. En el siglo VIII Ciro, monje, llega a ser patriarca de Constantinopla (705-711).

IV. Relaciones de la Iglesia con la sociedad bizantina

Según G. Ostrogorski[5] no se puede entender la sociedad bizantina si se le quitan cualquiera de estos tres elementos: Estado romano, cultura griega e Iglesia. Hasta el siglo IV la propiedad de la tierra y la riqueza de la Iglesia iba creciendo mediante donaciones .también por parte del emperador.; la reducción de tasas para el clero favoreció este aumento de riqueza. La legislación imperial, sin embargo, tentó un compromiso de medidas contra el abuso de una parte del clero. Así, por ejemplo, ser frenaba la entrada en el estado clerical. Valentiniano III insistió en el 439[6] en que los municipios debían frenar el aumento sin límites del clero que no pagaba tasas. En el siglo VII Heraclio habla de unos 600 clérigos vinculados a la iglesia de Santa Sofía.

San Basilio Magno, san Gregorio de Nacianzo y san Juan Crisóstomo trabajan y escriben de una manera importante acerca de la labor social de la Iglesia. Sobre todo serán los monjes quienes atiendan estas ocupaciones sociales: hospitales, manicomios, comedores, asistencia al pueblo en momentos de particular carestía... Antes no existía la asistencia social. Los hospitales aparecen por primera vez en el mundo cristiano bizantino.

Todo esto se refleja en la legislación imperial de Justiniano I, poniendo esta asistencia bajo la custodia de los obispos. Así también se justificaba la exención de tasas.

Hemos hablado de la participación de la Iglesia en el ceremonial de la coronación imperial. Bajo Tiberio II Constantinos (578-582) y Justiniano II (685-695/704-711) los símbolos cristianos en el ritual de la corte llegaron a ser muy importantes. La batalla de Heraclio contra los persas fue precedida por una ceremonia religiosa en Constantinopla (5 de abril del 622). Era muy importante la defensa de Constantinopla contra los ávaros y contra los persas; los símbolos cristianos habrían salvado la ciudad. En el 630 se recupera la Santa Cruz de Jerusalén, introduciendo la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Se vive en un clima de entusiasmo cristiano. El influjo del cristianismo sobre la población entre los siglos V y VI es creciente, de tal manera que asistimos a un proceso de eliminación del paganismo.

* * *

CAPÍTULO II

BIZANCIO AL INICIO DEL SIGLO VIII

I. La dinastía de los Heraclios

Iniciamos nuestro capítulo con la dinastía de los Heraclios (611-711). Bajo esta dinastía la situación del Imperio es tensa, tanto con el exterior como en el interior. Entre el 610 y el 641 Constantinopla está cercada por ávaros y eslavos al norte, y persas al sur. Las tropas bizantinas, al final, salen al contraataque, venciendo en una situación desesperada.

Las tentativas de consolidar el Imperio tocaban también a la Iglesia. Bajo Heraclio la lengua oficial de Bizancio comienza a ser el griego. El puesto de los títulos latinos de emperador .imperator, augustus. es ocupado ahora por el griego de basileus. Se refuerza el proceso de separación de la tradición latina. Se consideraban romanos, y se indignaron cuando, en el correr de los años, Carlomagno se considere emperador romano. Sin embargo, el elemento griego fue, en la práctica, aumentando.

Asistimos a tentativas de unirse con la Iglesia monofisita en los territorios reconquistados en Asia. La doctrina del monoenergismo .una sola actividad en Cristo. y del monotelismo .una sola voluntad. no dejan de ser intentos de compromiso de unión, de reconciliación, que serán condenados por el concilio de Constantinopla del 680-681 .se confirmará, pues, la doctrina de las dos naturalezas, las dos voluntades y las dos acciones en Cristo.. La consecuencia de este VI concilio ecuménico fue la delimitación definitiva de la Iglesia bizantina y la monofisita, surgiendo, además, una nueva Iglesia: la monoteleta.

Entretanto surge un nuevo peligro, el de los musulmanes. El peligro de los eslavos del norte seguía presente. En el 681 el reino de los búlgaros se desarrolla hacia el sur. Los eslavos llegarán a tomar la Iliria, que era el puente entre Oriente y Occidente. Con Justiniano II, último de los heraclios, se sufren graves acontecimientos: en el 697 los árabes marchan sobre África del Norte, perdiéndose así las provincias romanas[7]. La amenaza de los persas por el sur viene ahora sustituida por los musulmanes. Con la amenaza musulmana, el interés por la unión con los monofisitas disminuye, al padecer la pérdida de las provincias bizantinas en el Medio Oriente, Palestina y África.

II. La irrupción del Islam

En el 570 Mahoma va a la Meca. En el 622 huye de ella, iniciándose la Hégira .y con ella el cómputo musulmán.. En el 632 va de nuevo a la Meca. Mahoma, desde el punto de vista de la orientalística occidental es influenciado por el judeocristianismo sincretista presente en la península Arábiga. Bajo el segundo califa[8], Omar (634-644), y los primeros años de Ufman se da una expansión notable del Islam: en el 635 se conquista Damasco, Siria, Palestina; en el 638 Jerusalén; en el 640-641 cae Egipto; en el 642 Cirene; en el 648 Cartago... Eran provincias bizantinas. En el 650 cae el resto del reino persa.

Surgen dos guerras civiles entre los mismos musulmanes disputándose quién es el legítimo sucesor de Mahoma. Así, en el 661 se produce con Alí .cuñado de Mahoma. un gran cisma: el chiísmo.

Bajo los Omeyas se produce una segunda gran oleada de expansión, llegando el Islam hasta la India, el Cáucaso y hasta las mismas puertas de Constantinopla (717-718). Invaden todo el norte de África, entrando en el 711 en España y llegando hasta los Pirineos. Consecuencia de toda esta expansión será un cambio del peso de la escena histórica. De Oriente pasará el testigo a Occidente. Oriente deja de ser el centro de la historia de la Iglesia para pasar éste a los países germánicos, a Occidente.

III. Una nueva estructura social

Un ulterior desarrollo del feudalismo y de la estructura social se dará en Bizancio. Heraclio empieza a sustituir el sistema tradicional de prefecturas y diócesis por una unidad militar y administrativa a la vez, llamada thema .Qema., bajo el mando de un estratega, y que se encontraba en una región determinada para protegerla. El objetivo era defender las regiones de frontera. Surgen de este modo unos soldados campesinos, militares colonos, lo cual le posibilitará al Estado disponer de un ejército permanente sin tener que acudir a mercenarios. Se va dando una paulatina unión entre la administración civil y la militar, una militarización del Imperio bizantino. La consecuencia de esta reestructuración, aparte de la militarización, es la formación de una aristocracia feudal. Dentro del pueblo también se asiste a una serie de cambios: los eslavos irán integrando también los themas, de tal manera que se van evacuando las zonas orientales.

IV. Los concilios

En esta época asistimos a dos concilios principales, el Trulano I y el Trulano II. El primero es el sexto de los ecuménicos, en Constantinopla (680-681), contra el monotelismo. Se da un retorno a la ortodoxia de Roma. Lo preside Constantino IV en la sala de la cúpula .trulos. del palacio imperial, en presencia de legados romanos. Se definió explícitamente que en Cristo convivían dos energías y dos voluntades. Entre los obispos acusados de favorecer el monotelismo .una sola voluntad en Cristo. estaba el propio papa Honorio I; fueron condenados .también el papa.. El emperador, del todo interesado en el aspecto político, sanciona con un edicto las decisiones conciliares, dictando, asimismo, las correspondientes penas. Importante es la rehabilitación de la sede romana tras la humillación sufrida por Honorio. Este concilio sirvió para que la Iglesia bizantina se desligase definitivamente del monofisismo.

No se dictaron cánones disciplinares, sino doctrinales. Sin embargo, muchos abusos observados en clérigos y laicos provocan que Justiniano II .hijo de Constantino IV. convoque un segundo concilio Trulano en el 692, el cual será un complemento de los dos concilios ecuménicos anteriores en el campo disciplinar; por eso se le llama también quintisexto concilio de Constantinopla. No hay legados romanos, lo cual profundiza el foso entre Oriente y Occidente. Los papas refutaron las decisiones de este concilio, no atribuyéndoles carácter ecuménico. Reconoce todos los .cánones apostólicos., que son, sin embargo, apócrifos .no se remontan a los Apóstoles, sino que al siglo IV en Siria; no obstante, son importantes para el Derecho oriental.. Se desaprueban los sínodos occidentales. El canon 3 se expresa contra la doctrina romana del celibato de los subdiáconos, diáconos y presbíteros. Constantinopla tendrá las mismas prerrogativas que Roma. El canon 82 critica la representación de Cristo en la figura de un ángel .en algunas imágenes romanas venía así representado., de tal manera que a partir de entonces debería ser representado en figura humana.

V. La dinastía siríana

La política fiscal de Justiniano provocará una revuelta en el 695, durante la cual se le expulsa a Bulgaria. Con la ayuda del Khan búlgaro llega de nuevo a Constantinopla en el 705, siendo muy cruel y, después de unos años (en el 711), será asesinado, concluyendo así la dinastía de los Heraclios. De nuevo vendrán los desórdenes y la guerra. Filípicos, en el 712, intentará una restauración del monotelismo. Con León III el Sirio (717-741) comienza una nueva fase de la historia bizantina. Con él comienza la dinastía Siríana (hasta el 802), y con ella una fase de estabilidad. León III era militar y su gobierno comienza con un golpe de estado contra Teodosio III, obligándole a dimitir y entrar en un convento. En el 717-718 se producirán éxitos militares contra los musulmanes, lo cual refuerza su poder[9]. En el 740 los árabes ya no supondrán una amenaza para Bizancio.

Atiende a reformas en la administración y en la jurisprudencia. Codifica nuevas leyes, aumentando el Codex Iustinianus y dando lugar a uno nuevo: Eklogé.

En este tiempo aparece la iconoclastia. Germán I (715-730) era el patriarca de Constantinopla. Hombre de compromiso, siempre preocupado por mantener la unidad de la Iglesia bizantina imperial, en la actualidad es venerado como santo por la Iglesia ortodoxa[10]. Sin embargo, a la hora de tratar sobre el tema de las imágenes, entra en gran conflicto con León III.

* * *

CAPÍTULO III

INICIO DEL CULTO CRISTIANO DE LAS IMÁGENES

I. Antecedentes

En la actualidad, tanto para los católicos como para los luteranos, las imágenes forman parte de la decoración de las iglesias. No ocurre así, sin embargo, con zwinglianos y calvinistas, los cuales tienen precedentes en la Iglesia antigua. Icona significa, en la Iglesia ortodoxa, presencia de la persona del representado. La gran estima de la Iglesia ortodoxa hacia los iconos es el resultado de la lucha iconoclasta, cuyo origen es muy controvertido.

La más antigua cristiandad no tiene ni posesión ni culto hacia las imágenes, siguiendo el mandato del decálogo de no tener ninguna imagen sobre la tierra bajo la cual postrarse:: «No te harás escultura, ni imagen alguna de nada de lo que hay arriba en el cielo, o aquí abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas, ni les darás culto» [11]. La trascendencia de Dios se veía no en las imágenes, sino en la Palabra y en la Historia de la salvación. Un segundo momento es la negación del poder mágico de las imágenes: «Si somos del linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a oro, plata, piedra, o escultura hecha por arte y genio humanos»[12]. San Pablo añade en su Carta a los Romanos: «Alardeando de sabios, se han hecho necios y han trocado la gloria del Dios incorruptible por representaciones de hombres corruptibles, e incluso de aves, de cuadrúpedos y de reptiles»[13]. Para la fe cristiana es decisivo que a Dios, que es espíritu, hay que adorarlo en espíritu y en verdad, no en imágenes.

Para el escatologismo de la Iglesia primitiva el arte parecía vanidad, por lo que la representación de imágenes carecía de interés. Con Clemente de Alejandría se comienza a distinguir entre ídolon e ikonon .eidwlon, eikwn.[14]. El primero representaba una idea pagana, hecha por mano de hombre; el segundo, sin embargo, representaba la imagen de Dios. De hecho, la imagen de Dios es su Verbo; y una imagen del Verbo es la mente del hombre, el hombre verdadero .el gnous., que es un ser racional[15], creado a imagen y semejanza de Dios. Refiere dos pasajes de la Sagrada Escritura: 1 Co 4,4 .Cristo es imagen de Dios vivo. y Gn 1,26 .el hombre es creado según la imagen y semejanza de Dios: Kai eikona Qeou - kaq omoiwsin..

Muy parecida es la posición de Orígenes, quien en su polémica contra Celso cita a Ex 20,4-5 y atestigua con Clemente de Alejandría que lo que es perceptible por los sentidos está en contraste con el mundo espiritual. Según el pensamiento platónico, la belleza está más allá de los sentidos. En los dos autores se refutan las imágenes religiosas; la única imagen admisible de Dios es el hombre espiritual.

Otra desaprobación explícita la encontramos en san Ireneo (+202) en su Adversus Haereses. Los gnósticos eran proclives a hacer imágenes de Cristo, poniéndolas junto a otras de Pitágoras, Aristóteles y Platón, llegando así a un culto sincretista.

En tiempos de Decio, a mitad del siglo III, así como de Diocleciano, se refutan las imágenes. En el 306, con motivo del sínodo de Elvira, se prohiben las imágenes en las iglesias[16] Con Constantino I (306-337) la situación no cambia, pese al cambio radical que experimenta la Iglesia. ¿Era lícito representar a Cristo? Epifanio de Salamina (+403), famoso teólogo, preocupado por la pureza de la fe, en el testamento dirigido a su diócesis exhorta a no colocar imágenes ni en la iglesia ni en los cementerios, así como tampoco en lugares privados, para no hacer vagar la vista durante la oración y evitar las distracciones para mejor penetrar en el corazón y en la mente.

La tendencia de la Iglesia antigua, pues, es de rechazo hacia las imágenes. Hans-Georg Thümmel se atiene a los testimonios de la cristiandad oriental hasta la iconoclastia. Llega a la conclusión de que las imágenes cristianas son bastante raras hasta el siglo VI. ¿Cuándo se da el cambio de tendencia? ¿Cuándo se da otro modo de pensar por primera vez? Es muy discutido entre los estudiosos. Al principio empieza a haber ornamentos con la iconografía bíblica de ángeles, palomas, áncoras .símbolo con barra transversal que llegará a convertirse en una cruz.. Así, Clemente de Alejandría, no obstante su desaprobación de las imágenes, llegará a aconsejar el acceso a Cristo mediante estos símbolos, si bien, evitando caer en la mentalidad pagana[17]. Comienza poco a poco a ilustrarse el contenido de la fe en locales comunes. Así, en un cementerio de Roma, a mitad del siglo III, encontramos representaciones bíblicas: el buen pastor, Noé en el arca, Daniel en el foso de los leones... Thümmel, como otros estudiosos, tiene dudas sobre la datación de estas imágenes. Esto demostraría que el origen de representar imágenes no viene directamente de la teología de la Iglesia oficial, sino de la piedad popular.

A mitad del siglo III encontramos también una sinagoga decorada con motivos bíblicos. Además, en Dura Europos .Irak. encontramos una capilla privada con representaciones del Nuevo Testamento. Con todo, no dejan de ser excepciones.

II. CAMBIO DE TENDENCIA

Entre los teólogos más abiertos empieza a darse una tendencia hacia un reconocimiento de las imágenes. Así, por ejemplo, los tres grandes capadocios. San Basilio Magno (+379), en su segunda carta De vita solitaria, en el capítulo III[18], habla de la vida de los santos como modelos a los que podemos mirar como imágenes hechas por un pintor. Hace un parangón entre el ejemplo mostrado en la Escritura y el arte figurativo. Tras este testimonio de Basilio asistimos a una polémica. En una homilía que posiblemente podría atribuirse a san Juan Crisóstomo .+407, es decir, una generación posterior a san Basilio. se invita a los pintores a representar la muerte de los mártires, poniendo a Cristo como árbitro del martirio[19]. En su Tratado sobre el Espíritu Santo, san Basilio enseña que en Dios Padre y su Unigénito se contempla una sola imagen de la divinidad, sin diferencia. No se divide la gloria, sino que es única: «El honor hecho a las imágenes se trasvasa al prototipo»[20]. Con estas palabras se suministra el fundamento teológico para una veneración de las imágenes.

Los dos Gregorios recomiendan la representación de las imágenes de los santos .no de Cristo. por un aspecto pedagógico, no de veneración. Paulino de Nola (+431) hace decorar su iglesia para la instrucción de los fieles. Esta idea fue acogida también por san Gregorio Magno (+604).

En Oriente, sin embargo, se va desarrollando una teología de las imágenes lentamente, para justificar el desarrollo de la práctica devocional. Hacia el siglo VI se cambia la imagen por el icono, lo cual supone un cambio de cualidad. La imagen servía como memoria y medio de enseñanza. Icono, sin embargo, llega a ser un modo de presencia del representado: recuerdo e invocación a la vez. Se establece, pues, una relación entre el santo y el fiel, un medio de gracia. En el mismo siglo VI aparece el concepto de imagen no hecha por obra de mano humana, llegándose a la expresión de aceiropointoz eikwn mandulion. Según una tradición, Cristo había enviado al príncipe de Edesa .Akbar. un reflejo de su sudario: el .Santo Mandilion.[21]. Otra tradición habla de una mujer de Capadocia que encontró en un pozo una tela con el retrato de Cristo. A causa de su origen milagroso tales imágenes tuvieron una función taumatúrgica, convirtiéndose en reliquias, que después se considerarían como causa de la victoria de Bizancio frente a sus enemigos. En Occidente existe una tradición parecida con el sudario de la Verónica. A finales del siglo VI aparece la tradición de un primer retrato de la Virgen, el cual habría sido pintado por san Lucas. Entre los siglos VI y VII se veneran iconos para implorar la protección frente a peligros bélicos.

De todos modos, los teólogos se manifiestan muy cautos en estos siglos, si bien asistimos a una rehabilitación paulatina de las imágenes. Así aparece en los escritos del Pseudo-dionisio el Areopagita, a finales del siglo V y principios del VI. Una consecuencia de su teología es que la imagen apunta a una realidad más alta. Es distinta de la realidad espiritual, pero la representa, es un reflejo de la trascendencia, cuyo sentido está detrás de la imagen.

III. La lucha iconoclasta

Poco a poco la controversia iconoclasta da dando un giro hacia un enfrentamiento Iglesia-Estado. Su inicio está en conexión con la ascensión al poder de la dinastía Siríana. Esencialmente la iconoclastia era un problema interno bizantino, si bien tendrá consecuencias en la relación de la Iglesia oriental con el papado y el reino franco.

Se inicia la crisis con León III, más en concreto con una controversia del emperador con el patriarca de Constantinopla, Germán I (715-730). De una carta de Germán I resulta que la iniciativa de las medidas iconoclastas venían de ciertos grupos del interior de la Iglesia bizantina, más en concreto obispos de Asia Menor. A principios del 720 el obispo Constantino de Nakoleia y el metropolita Tomás de Klaudiúpolis, en una visita que realizan a Constantinopla, expresan su preocupación a Germán por la imágenes. Se trataba de un problema pastoral que venían a resolver con el patriarca de Constantinopla. En alguans regiones se asistía a una aversión importante hacia las imágenes. Germán se manifiesta a favor de las imágenes, pero no convence a sus interlocutores. Sin embargo, su pensamiento sobre las imágenes lo vemos expresado en dos cartas: una es la que envía al metropolita Juan de Synnada. En ella ser remonta a la unidad cuerpo-espíritu humano. La visión de la imagen lleva a la imitación del mandamiento de Dios de una manera más eficaz que la misma Palabra; conduce al amor de Dios y de los santos. La encarnación del Verbo permite representarlo en figura humana. Excluye una representación del Dios invisible, pero no del Dios hecho hombre.

La otra carta es la que envía al metropolita Tomás de Klaudiúpolis. Las imágenes invitan a una imitación. La imagen se limita a lo esencial de la vida de un santo e impulsa al fiel a imitar la vida de ese santo.. Una imagen es, pues, un resumen de una vida escrita. De nuevo recurre a la encarnación del Verbo para legitimar el uso de las imágenes. Además sirve para refutar a los herejes .en concreto a los gnósticos. que niegan la verdadera encarnación del Verbo[22]. Germán argumenta partiendo de la tradición de la Iglesia: las imágenes se legitiman a partir de su largo uso en la historia de la Iglesia. Ciertamente que, como hemos visto en la evolución del culto a las imágenes, no sería una argumentación del todo correcta, si bien en aquel momento, en amplios estratos de la Iglesia bizantina, se vivía con total normalidad.

Según Germán, una veneración de las imágenes no era una idolatría. La Encarnación permite una adoración en espíritu y en verdad, no impidiendo una veneración. Las candelas ante las imágenes simbolizarían la luz de Dios; el incienso, la acción del Espíritu Santo. La veneración no es idolatría[23]. Argumenta de un modo hábil. Las imágenes no sustituyen a la Palabra, si bien la ilustran y profundizan su anuncio, según la estructura corpórea-espiritual del hombre. La Encarnación no sólo legitima, sino hace necesario el empleo de las imágenes.

Los argumentos de los adversarios se volvían contra el culto de las imágenes, y aquí estaba el verdadero núcleo del problema. El pueblo llano llegaba a la superstición, y esto preocupaba enormemente a estos obispos. Se usaban las imágenes como medio para curar enfermos, echar demonios, secar la mano de los ladrones, curar a los niños... Supersticiones, algunas de ellas, muy cercanas al paganismo. El obispo de Nakoleia no le dio la carta de Germán a su metropolita de Synnada.

Antes del 726 Germán ya se perfilaba como defensor de las imágenes. Su posición la mantiene incluso cuando el emperador León III empieza por esos años a tomar posiciónes contrarias. Se vislumbra la batalla. Teophanes Homologetes[24] es el historiador bizantino de aquellos años. Escribe una historia que abarca los años 284 hasta el 813. Su obra es la única fuente bizantina detallada que tenemos entre el 769 y el 813, que corresponde a la segunda fase de la iconoclastia. No tenemos escritos de los adversarios, pues fueron destruidos. Se remonta a la posición de Germán, cuya postura sería milagrosamente confirmada. La victoria de las fuerzas bizantinas sobre los árabes en Nicea el año 727 habría que adjudicarse a la protección de los Santos Padres que inauguraron el primer concilio en aquella ciudad, los cuales fueron representados en imágenes implorando la victoria. Teophanes reprocha a León III no ser fiel al voto de ortodoxia proclamado en su coronación imperial[25].

En lo que se refiere a León III, no tenía ningún comportamiento iconoclasta en el comienzo de su gobierno. Es más, siempre llevaba consigo una imagen de la Virgen. ¿Cuáles son los motivos de su cambio de actitud? Se han dado muchas opiniones, si bien no del todo satisfactorias para desentrañar la verdadera causa. Según Teophanes, el emperador, en el 726, habría hablado de secuestro de las imágenes. Los estudiosos piensas que León se habría pronunciado públicamente contra el culto a las imágenes, pero no parece que emanara un edicto. Interpretaba entonces la erupción de un volcán en Creta como un incendio de la ira divina a causa del culto a las imágenes. Poco después ordenó quitar la imagen de Cristo que estaba sore la Puerta de Hierro de su palacio. Era una imagen muy venerada por el pueblo, sobre todo por las mujeres, las cuales se lanzaron contra los soldados que quitaban la imagen, provocando su muerte. El castigo fue muy severo, poniendo después una inscripción en la puerta: sólo se veneraría la cruz de Cristo, pero no una imagen de Cristo. Es decir, se veneraría tan sólo un símbolo, pero no una imagen. Así los iconoclastas harán siempre hincapié en la cruz de Cristo.

Las fuentes se centran en dos motivos sobre el cambio del emperador: el influjo de los obispos del Asia Menor .episcopado muy tradicional e influyente en el ánimo del emperador.; y el influjo del Islam sobre León III. La primera hipótesis no está documentada, si bien no se debe excluir. La segunda es interesante. Teophanes habla de un edicto del califa Yazid II (720-724) prohibiendo las santas imágenes en su califato. León III llegaría a hacerse amigo de los sarracenos, sobre todo mediante cierto apóstata de la fe en Cristo y sostenedor de las doctrinas islámicas. Hacia el 721 Yazid, con una observancia fiel de la doctrina islámica, emana su edicto. Sin embargo, el Corán no prohibía la representación de seres vivos. Esto sí se daba en la Sunna. El edicto se extendía también a los cristianos que habitaban en territorios árabes. No se sabe en qué medida son destruidos los iconos cristianos. En enero del 724, tras la muerte del califa, se restituyen las imágenes a sus lugares de culto. Se había tratado, pues, de una medida transitoria. Los cristianos que viven en el califato de Damasco eran estimados. En el siglo VII encontramos funcionarios cristianos al servicio del califa, llevando la administración y la fiscalidad, así como la instrucción militar. Así, por ejemplo, el abuelo y el padre de san Juan Damasceno serán dos cargos muy importantes de esta administración. Y, curiosamente, será este santo uno de los mayores defensores de la veneración hacia las imágenes.

¿Todo esto influye en el ánimo de León? La influencia de Yazid no parece ser del todo fiable, por cuanto cuando León se manifiesta en contra de las imágenes, el califa de Damasco ya ha muerto y allí comienza de nuevo el culto hacia las imágenes.

La fecha que Teophanes nos da como el estallido de la iconoclastia (720) no parece que vaya asociada a la emanación de un acto administrativo contra las imágenes, pero sí el signo de un cambio de tendencia en la mente del emperador. De hecho se llegará al año 730, en el que ya se dictará un primer edicto contra las imágenes.

Las fuentes aluden a dos influjos negativos sobre León III: por una parte, la imitación del edicto dado años antes por el califa de Damasco, Yazid; por otra, el influjo del judaísmo. De todos modos, parece que ninguna de estas propuestas son fiables. Es verdad que el emperador no rechazó el influjo cultural árabe. Posiblemente fue el primer soberano bizantino que admitió la construcción de una mezquita en Constantinopla. El apelativo que se le dedica de «amigo de los sarracenos» viene de su relación amistosa con el califa de Damasco. Respecto al influjo hebreo, en el VII concilio ecuménico del 877 un patriarca oriental alude a que un judío había pronosticado muchos años de reinado a Yazid II si dictaba un decreto contra las imágenes. En la sociedad bizantina hay cierta tendencia antihebrea, por lo que parece improbable que el supuesto influjo judío sobre León III haya sido efectivo; es más, el emperador, al principio de su reinado, ordenó el bautismo de hebreos y montanistas.

Modernos estudiosos han barajado otras hipótesis. Entre ellas, una diferencia de mentalidad entre griegos y sirios. Se sostiene como probable un influjo de los paulinianos .secta armenia., los cuales no sólo expulsaron las imágenes de sus templos, sino que discutían la relación entre la Iglesia y el Estado. Otros ven un ataque directo hacia la Iglesia por parte de un Estado que ve con muy malos ojos cómo muchos varones ingresan en los monasterios y, por tanto, dejan de contribuir al fisco y al servicio militar .esto era particularmente grave en épocas de guerra.. Otros estudiosos han visto en León III un hombre iletrado, insensible hacia el mundo de la cultura, de la estética.

Otra vertiente para el estudio del iconoclasmo es la socioeconómica. La controversia habría nacido de una protesta de las masas populares .favorables a las imágenes. contra la Iglesia estatal y el emperador. Se ha hecho notar que la iconoclastia más decidida provenía, con León III y con Constantino V, de los oficiales del ejército de Tebas. Sin embargo, las emperatrices Irene y Teodora, defensoras del papel de las imágenes, habrían sostenido a una clase artesana y mercantil urbana en contra de los militares. De todos modos, no ha sido probado ningún vínculo de la iconoclastia a determinados grupos sociales; no se podría individuar la controversia a ningún grupo social fijo.

La multiplicidad de intentos de comprensión que se han dado demuestra lo complejo de este fenómeno de la lucha por las imágenes. Sin embargo, hay muchos momentos sobresalientes que debemos hacer notar. La posición misma del emperador, considerado como cabeza de la Iglesia: era un hombre de fuerte personalidad, que llega a consolidar el Imperio contra los enemigos externos e internos. Políticamente León III ha sido uno de los mejores emperadores bizantinos. Sus éxitos militares reforzaron sus posiciones frente a la Iglesia. Asumió la práctica de los emperadores precedentes. Cuando publica su colección legislativa[26] .Ekloge: Eklogé., pretende una fundamentación cuasiapostólica del poder del emperador[27]. Lo que el Señor habría conferido al papado, también lo ha conferid al emperador.

León III no estaba del todo en contra de las imágenes, sino sólo de las imágenes religiosas, en especial de aquéllas que representaban a Cristo. Por ello, el poder imperial podía ser representado, pero no los iconos de Cristo. Es posible que en el conjunto de reformas que acometió viera como fundamental cortar los abusos que se estaban dando respecto al culto de las imágenes, intentando cortar de raíz un posible retroceso de la sociedad hacia el paganismo.

Un segundo elemento nos parece muy importante. Desde Justiniano I se dan repetidas tentativas para ganar el monofisismo a la fe ortodoxa, y con ello las provincias que eran más susceptibles de caer en manos persas; estas tentativas de compromiso se dieron incluso a pesar del dogma de Calcedonia. Precisamente esas provincias en peligro tenían un componente poblacional muy importante de hebreos y árabes, contrarios a las imágenes. Es muy posible que, en la mentalidad de León III, emprender una política iconoclasta atenuaría la posición de esas provincias en contra del Imperio bizantino.

El edicto en contra de las imágenes se da en el 730. El emperador esperó obtener el consenso de Germán I, patriarca de Constantinopla, pues desde Justiniano I el ideal de gobierno se había puesto en la armonía reinante entre Iglesia y Estado bizantino. En una reunión del consejo secreto del emperador .integrado por altas dignidades civiles y eclesiásticas. se invita a Germán firmarlo. El anciano patriarca rechaza esta propuesta .fue uno de los pocos patriarcas que se opuso a su firma., declarando: «No puedo cambiar la fe sin el asenso de un concilio ecuménico». El único camino posible para él es la renuncia a su cargo de patriarca .morirá tres años más tarde, en el 733.. Su colaborador más inmediato, Anastasio (730-753) le sucede. Será obediente al emperador, no poniendo ninguna objeción a nada.

¿Cuáles son las medidas concretas que toma el emperador? Es algo discutido. Sabemos que poco después hay una rebelión. Relatos posteriores favorables a las imágenes nos hablan de una persecución contra los escultores, pero no son fuentes del todo fiables; al menos, no se pueden contrastar por la falta de fuentes en sentido contrario. Pero lo que sí que es cierto es que la actitud iconoclasta del emperador tuvo su impacto en la relación con el papado.

IV. Relaciones de León III con el papado

Bizancio mantiene cierto influjo sobre el papado por unos asientos que posee en el sur de Italia y por el exarcado de Rávena. Hasta el 684 el emperador bizantino insiste en el derecho de confirmar las elecciones papales. Hasta el 631 el resultado de tales elecciones venía simplemente comunicado al exarca. Con Martín I (649-655) se da un cambio, que provoca su arresto por Constanzo II en el 653, previo el permiso del exarca, y llevado a Constantinopla acusado de alta traición. El papado, desde el siglo VII comienza a orientarse de manera creciente hacia los nuevos reinos germánicos, precisamente por la tensión con Bizancio. Las decisiones del Trulano II suponían un alejamiento casi irremediable entre el papa y Constantinopla. Cuando Sergio I (687-701) rechaza suscribir las decisiones del Concilio, el emperador ordena su arresto; pero no pudo consumarse, pues la población romana protegió a su obispo. La supremacía bizantina sobre Italia fue considerada por los italianos como una dominación extranjera. En tiempos de León III, además, no entendían por qué tenían que financiar sus lejanas campañas militares. De hecho, Gregorio II (715-731) rechaza el pago de estas tasas, lo cual será considerado por el emperador como una traición. Según las fuentes pontificias[28], el emperador ordenó al exarca de Rávena el arresto del papa, con el fin de provocar la elección de otro, más manejable. Pero en el 720 el exarca fue asesinado por una revuelta que protegía al papa. De todos modos, no se pensó en una ruptura de relaciones, pues Rávena suponía una especie de protección contra los longobardos, que en el 729 marchaban sobre Roma.

El edicto del 730 se dictaba para todo el Imperio, también para Italia. León III se esforzó en conseguir el consenso del papa. Se conservan dos cartas que llevan el nombre de Gregorio II, dirigidas a León III en los años 728 y 729[29]. Escritas en griego, hoy se discute su autenticidad. A favor de que correspondan verdaderamente a Gregorio II está E. Caspar, gran conocedor del papado en esta época: funda su testimonio favorable precisamente sobre Gregorio II, al que considera como el gran papa del siglo VIII, el cual llegaría a la separación definitiva con Bizancio. Tanto H. Grotz[30] como Jedin también son favorables a la autenticidad de estas cartas.

Sin embargo, J. Gouillard no llega a admitir la autenticidad de estas cartas que él mismo publica, fechándolas entre finales del siglo VIII y primera mitad del IX. El alemán H. Michels publica un artículo contra Grotz intentando demostrar la falsedad de estas dos cartas. Para ello se basa en los usos diplomáticos de la cancillería pontificia y atestigua en su autor una completa ignorancia de las reglar más fundamentales de la diplomática pontificia. Sin embargo, conoce bien el ambiente de Constantinopla, por lo que pudieran haber sido escritas allí. Son cartas que circulan en torno al año 800 en Oriente y defienden una posición netamente a favor de las imágenes.

Debemos ser prudentes, pues, al tomar estas cartas. En todo caso serían un testimonio antiiconoclasta del siglo VIII.

A san Gregorio II le sucede san Gregorio III (731-741), de origen sirio, el cual actuará enérgicamente contra el edicto del 730. A inicios de noviembre del 731 convoca un sínodo de obispos italianos, condenando a cuantos destruyeran imágenes de Cristo, de la Virgen y de los santos, pues todo esto iba contra las antiguas tradiciones apostólicas, vigentes entre los fieles.

Así fue obstaculizada en Italia la ejecución del edicto imperial. El legado del papa en Constantinopla[31] fue metido en prisión. En el 732 León III envió una gran flota contra el papa, la cual naufragó en el Adriático. Ese mismo el emperador año toma una decisión que tendrá amplísimas consecuencias para el futuro: Calabria, Sicilia .también todo el sur de Italia. e Iliria, que eran restos del vicariato pontificio de Tesalónica, eran sustraídas de la jurisdicción del papa y puestas bajo la jurisdicción del patriarca de Constantinopla[32].

Para la Iglesia romana también tuvo consecuencias esta relación tensa con el Imperio bizantino. Ante la amenaza lombarda, en el 739 Gregorio III solicita una primera ayuda de los francos. Era la primera tentativa de alianza con un pueblo germánico. Se inicia así una evolución en vista a una alianza roana con el reino de los francos, la cual será efectiva en el 754 .en el 751 los lombardos, con la conquista de Rávena, habían puesto fin al exarcado bizantino y amenazaban directamente Roma.. Roma no abandonará los intentos de recuperar la jurisdicción sobre esas zonas sustraídas por León III, lo cual conduciría a tensiones en el siglo IX y al posterior cisma.

V. El monje-teólogo Juan Damasceno, defensor de las imágenes

Germán I había sido el último hombre de relevancia política y eclesiástica en defender, con argumentos de la tradición, las imágenes. Después de él no encontramos una voz autorizada en el Imperio bizantino que se eleve a favor de las imágenes. Pasando el tiempo, además de las declaraciones de los concilios a favor de las imágenes, la defensa más vehemente la encontraremos en san Juan Damasceno (650-750); la defensa de las imágenes es uno de los puntos de su vastísima obra teológica. De su vida se saben pocas cosas de seguro. Ya en el II concilio de Nicea .el séptimo concilio ecuménico: año 887. se le considera santo, basándose en una vida escrita sobre él por Juan VII de Jerusalén[33]. Nace en el seno de una familia noble árabe-cristiana. Su padre había sucedido a su abuelo como ministro de finanzas del califa. Juan recibe una gran formación escolástica; después de entra al servicio del califa, como su padre[34]. En tiempos de Abd-el-Malik (685-705) se produce un giro anticristiano en la política. Antes del 700 sabemos que ingresa en el monasterio de San Sabas de Jerusalén como monje. Juan V de Jerusalén lo ordena sacerdote y aprovecha sus cualidades de erudito, poeta y predicador. En el 726, durante la controversia iconoclasta, llega a ser el más notable propugnador del culto a las imágenes. Entre el 726 y el 730 redacta tres discursos famosos contra la iconoclastia[35].

Las afirmaciones teológicas de estos discursos las asume en su gran obra teológica de síntesis, Fuente del conocimiento. Intenta fundar sus argumentos sobre el uso y el culto a las imágenes desde un amplísimo punto de vista teológico, que resumimos de esta manera:

-En primer lugar tiene que afrontar el pasaje escabroso de condena de las imágenes en Ex 20. Según Juan debe interpretarse en la perspectiva de la acción unitaria de Dios en el Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento y en la época de la Iglesia. La prohibición del Antiguo Testamento hacia las imágenes se explica teniendo en cuenta la inclinación del pueblo hebreo hacia la idolatría. Sin embargo, se debe tener en cuenta que todo el Antigo Testamento es una sombra de la verdad. Para los cristianos, iluminados por el verdadero conocimiento de Dios, esta prohibición ya no es válida, sobre todo después de la encarnación de Cristo.

-El mismo Dios ha mantenido el sistema de comunicación en imágenes, apareciéndose en figura velada a Jacob, a Moisés, a Elías y a Daniel. Los relatos del Antiguo Testamento son typos, anticipación del futuro.

-Es más, los mismos relatos ya son en sí mismos imágenes. Una imagen pretende demostrar algo[36]. Es una semejanza, una representación .un paradigma., un retaro de algo, el cual muestra en sí mismo lo que representa. No es completamente igual al prototipo, al cual representa[37].

-Recurre a la filosofía platónica para dar una respuesta a este problema. Parangona la imagen con la idea platónica de arquetipo de la realidad terrena. El arquetipo puede existir sin la imagen, mas no a la inversa. La imagen es una representación del arquetipo, lo manifiesta y establece una relación con el contenido representado en quien contempla. Es decir, establece una relación con Cristo y, por Él, con la Santísima Trinidad. Es, pues, un medio de gracia.

-No podemos hacernos una imagen del Dios omnipotente, pero Dios mismo ha hecho una imagen de su Hijo. Con la Encarnación es dignificada la naturaleza humana y, por tanto, se puede representar a Cristo. Si bien la divinidad de Cristo no puede ser representada, el hecho de formar una sola persona con la naturaleza humana .se da la compenetración de ambas naturalezas, realidad que se ha llamado perichoresis. legitima una representación en imagen de Cristo.

-La iconoclastia nace no sólo por la existencia de las imágenes, sino, sobre todo, por su culto. Así es como Juan Damasceno intentará justificar su veneración. De la misma manera que hay una relación entre imagen u arquetipo, el honor se traspasa de la imagen a lo representado por ella. El concepto de veneración .proskónesis. daba lugar a malentendidos. Juan distingue entre una adoración a Dios y una veneración a las imágenes, aunque se use el mismo término de proskónesis para ambas realidades[38]. Hay una primera proskónesis según el sericio del culto que nosotros damos a Dios: es una adoración, una relación directa con Dios, único ser venerable por naturaleza. En otro escalón, también hay una veneración de honor, esta vez tributada a los santos. Esto preparará las decisiones del segundo concilio de Nicea.

Estos escritos provocaron la aversión de Constantino V hacia Juan. Así, deforma la raíz de su apellido árabe, la cual significaba .victorioso., para que signifique .bastardo.. Jua, ya de edad muy avanzada, muere poco antes de que se convoque el sínodo iconoclasta de Hierea (754), el cual le condena con un anatema cuatro veces repetido. De otra parte, ya en vida Juan Damasceno gozaba de la estima de los iconódulos, de la ortodoxia oriental y de la católica occidental. Venerado como santo, León XIII le proclama doctor de la Iglesia en 1890.

VI. Culmen de la controversia sobre las imágenes bajo Constantino V. El concilio iconoclasta de Hiereia el año 754

Constantino V (741-775) era también, como su padre, iconoclasta. Coronado por su padre como co-emperador en el 720 cuando sólo contaba con dos años de edad, bajo su reinado la iconoclastia llegará a ser un factor decisivo en la política. Lleva como sobrenombre kopronymos, apelativo despectivo que equivaldría a .el sucio.. Teophanes nos da la versión iconódula sobre este sobrenombre: en su bautismo, siendo niño, habría manchado la pila bautismal con sus excrementos; esto provocaría un vaticinio por parte de Germán I, el cual profetizaría un futuro desastroso con ese niño. Sin embargo, nos parece más fiable otra explicación a este sobrenombre: el emperador tenía pasión por los caballos, y, sin lavarse, entraría directamente de las caballerizas al salón del trono, lo cual provocaría el disgusto de los cortesanos ante su suciedad.

Hombre muy enérgico, entabló luchas armadas notables. Estando en guerra contra los árabes, en el 742, se rebela su cuñado Artabaste, haciéndose proclamar nuevo emperador. El usurpador toma apoyos en los iconódulos. El patriarca Anastasio (730-754), que antes había apoyado a los iconoclastas, ahora se pone de parte del usurpador. En mayo del 743 llega Constantino a la ciudad imperial y ejecuta un castigo humillante sobre el patriarca en el hipódromo[39] .a Artabasdo y a sus hijos les hijo desfilar cargados de cadenas y con los ojos arrancados.; no obstante, conservó su sede, volviendo a la adulación de los mejores tiempos. La iconoclastia llegará a convertirse en un factor político, como un signo de lealtad hacia su persona.

Mientras se empeña en la lucha contra los árabes en la parte oriental .en Armenia y en Mesopotamia., pierde el poder en Italia. En el 751 los lombardos conquistan Rávena y su entorno. Bizancio, pues, ya no estaba en condiciones de defender Italia ni Roma. Un enviado de Constantino llega al papa, Esteban II (752-757) con la petición de que se acerque a Pavía y pida al rey lombardo, Estulfo, la restitución a Bizancio de los territorios conquistados. Esteban se acerca a Pavía y después a Pipino, rey de los francos (754), lo cual significa una auténtica revolución en el papado en su influencia posterior en Occidente. Esta nueva orientación hacia los francos, y, por ello, alejamiento de Bizancio, viene en gran parte motivada por la iconoclastia de Constantino V: el papa no podía colaborar con un emperador hereje.

Con la rebelión de Artabasdo salen a la luz las divisiones de la sociedad bizantina. Había defensores de las imágenes en el episcopado, en la administración, en el pueblo y, sobre todo, en los monjes. Ya bajo el emperador León III, el patriarca de Constantinopla, Germán, había señalado que sólo un concilio ecuménico podría decidir en una cuestión de fe, decidir sobre este problema de las imágenes.

Ante esta experiencia de su padre, Constantino V actuará de un modo más sistemático. En primer lugar, su objetivo es la convocatoria de un concilio ecuménico. Para asegurar el éxito había que convencer primeramente a los indecisos y alejar a los adversarios. Para asegurar una mayoría favorable trató de confiar las sedes episcopales a sus secuaces, fundando nueve diócesis, las cuales encomendó a obispos hostiles a las imágenes. Asimismo provocó manifestaciones públicas para ganar al pueblo a su causa. Tenía una gran formación teológica, redactando una serie de escritos[40] que perseguían el mismo objetivo: leídos en asambleas públicas, debían anticipar los resultados de un futuro concilio.

El emperador trata de fundar una refutación teológica contra el culto de las imágenes, sobre todo contra la de Cristo. Su argumentación es muy hábil. Se presente, en primer lugar, como defensor de la ortodoxia, lo cual le lleva a la afirmación de las dos naturalezas en Cristo sin mezcla. Después de esta confesión cristológica toma posiciones sobre a identidad del arquetipo y la imagen: una imagen es buena cuando es idéntica a lo que representa. ¿Cómo es posible representar a Cristo en su doble naturaleza? La divinidad de Cristo es ilimitada y, por eso, no representable. Pero, si se le representa bajo figura humana, llega a ser una persona humana sólo, porque falta el elemento divino. Tal imagen, que representa a Cristo s´lo cmo hombre, no se puede referir al dogma cristológico. La verdadera imagen de Cristo no puede encontrarse en una pintura hecha por mano de hombre, sino en la Eucaristía, estando presente el Resucitado como Dios y como hombre. Usando la fórmula de las dos naturalezas .en vez de la calcedoniana en dos naturalezas. intentaba aproximarse a los monofisitas. Si la representación de Cristo es ilegítima .porque va contra el dogma., con mayor razón el culto hacia las imágenes es intolerable. En otros escritos a los obispos recoge una colección de textos patrísticos contra las imágenes.

Nada más adherirse los obispos a estas teorías, redacta otros escritos contra la Virgen y los santos. Así convoca el concilio de Hieria, en un palacio imperial, el cual se desarrollará entre el 10 de febrero y el 8 de agosto del 754. La fuente principal sobre este concilio la tenemos en Teophanes. Asistieron 338 obispos. Los iconódulos negaron autoridad ecuménica a este concilio, pues faltaron las sedes patriarcales .ni el papa, ni Constantinopla, Jerusalén, Antioquía, Alejandría y Constantinopla[41]. El emperador confía la presidencia del concilio a Teodoro, arzobispo de Éfeso. El emperador, hábil político, sólo hace elegir el nuevo patriarca de Constantinopla cuando se aprueben los decretos del concilio.

No obstante, el concilio fue menos cómodo de lo que supuso al principio el emperador. Su resultado final se ha conservado no en modo directo, sino a través del II concilio de Nicea del 787, donde fueron leías las conclusiones de Hieria párrafo por párrafo. El concilio de Hierea subrayaba los anatemas de seis concilios ecuménicos anteriores; se consideraba a sí mismo como ecuménico. Se revalida la unidad indivisible y no mezclada de las dos naturalezas en Cristo .asunto en el que Constantino V no era manifiestamente ortodoxo.. En cuanto a las imágenes, se llega a hacer un problema teológico de lo que fue un problema pastoral en su origen: ni siquiera podría ser representada la humanidad de Cristo, pues equivaldría a una negación del carácter teándrico de Cristo, una caída en el nestorianismo y en el arrianismo. La única imagen legítima de Cristo es la Eucaristía. Se funda en pasajes bíblicos, sobre todo en Jn 4,24[42]: «Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad».

A diferencia de los escritos imperiales, procura moverse en el ámbito de la teología calcedoniana. No obstante, extiende la refutación de las imágenes a las de la Virgen, los santos y lo smártires. Después de los anatemas, se declara a sí mismo como VII santo concilio, con decisiones vinculantes para toda la Iglesia. Al final el emperador declara a Constantino de Sylaion .al sur del Asia Menor. como patriarca de Constantinopla. Los decretos conciliares fueron leídos ante el pueblo en el foro de Constantinopla. Condena a los defensores de las imágenes, a Germán y al obispo de Chipre. Por cuatro veces es condenado Juan Damasceno. Así, todo defensor de las imágenes sería considerado no sólo enemigo del emperador, sino también hereje.

Según Nicea II hubo muchas persecuciones, se destruyeron y profanaron muchas imágenes y se cerraron muchos monasterios. Sin embargo, es difícil dar una fiabilidad total a estos relatos, pues no nos han llegado fuentes iconoclastas. Posiblemente la acción iconoclasta fue especialmente brutal en Constantinopla y su entorno. En otras partes del Imperio las medidas tomadas dependían mucho de los responsable locales. Muchas imágenes fueron destruidas y sustituidas por otras de animales y plantas: al lugar de la imagen de Cristo se puso la cruz. También se persiguieron las reliquias, siendo muchas de ellas destruidas.

En los diez años siguientes al concilio no parece que hubiera una persecución sistemática, debido a la amenaza de los búlgaros. Sólo en los años sesenta se ven persecuciones más violentas, con el martirio de monjes[43], si bien no parece que fueran muchos los que murieron.

El monacato fue el alma de la oposición y también el centro de las iras más feroces del emperador. Muchos monjes fueron obligados a prestar el servicio militar. Las necesidades de la guerra eran perentorias. Con estas medidas, además de la persecución contra los iconódulos, se pretendía impedir que muchos jóvenes se acercaran a los monasterios.

En el 775 muere Constantino V en una batalla contra los búlgaros. El ejército le fue siempre fiel. Las controversias continuaron durante unos decenios más.

* * *

CAPÍTULO IV

LA AFIRMACIÓN DEL CULTO A LAS IMÁGENES

I. La dogmatización del culto de las imágenes: el concilio II de Nicea (año 787)

León IV (775-780), hijo y sucesor de Constantino V, no derogó los edictos promulgados por su padre, quizá porque en el ejército y en el alto clero predominaban los partidarios de la herejía. Sin embargo, procedió con cierta benignidad. A su muerte tomó las riendas del gobierno su mujer, Irene, por la minoría de edad de su hijo Constantino VI .tenía sólo diez años cuando subió al trono.. Con Irene, natural de Atenas y con una predisposición a favor de los iconos, se inaugura una nueva etapa, en la que se volvió a autorizar el ingreso de los jóvenes en la vida monástica, abriéndose monasterios que habían sido suprimidos.

No obstante, en la derogación de las medidas iconoclastas debía actuar con prudencia, por la fuerza del ejército .aún fiel a Constantino V., de los funcionarios .en su mayoría habían sido nombrados por él. y de los obispos .que estaban vinculados a las decisiones de Hieria.. La única solución era un nuevo concilio, verdaderamente ecuménico.

El patriarca de Constantinopla, Pablo IV (780-784) había jurado las decisiones de Hieria. Para evitar ser un obstáculo, renuncia en agosto del 784 a su cargo y se retira a un monasterio. La emperatriz propone para sucederle no a un monje .evitando así las suspicacias iconoclastas., sino a un laico, su canciller Tarasio (784-806), de cuya habilidad se esperaba una actitud conciliadora. Cuando la Junta de electores había mostrado su consentimiento a la futura convocatoria de un concilio, Tarasio aceptó su nuevo cargo envió al papa Adriano I (771-795) la Sinódica, comunicación de su nombramiento pidiéndole la comunión[44].

La carta contiene una profesión de fe iconódula y se refiere a la intención de convocar un concilio que discutiese definitivamente el problema, para el cual pide la asistencia del papa o el envío de legados. Irene dirigió al papa una misiva similar y conocemos la respuesta de Adriano I (octubre del 785)[45], en la que muestra su desagrado por la consagración ilícita de un laico como patriarca, por el empleo del título de patriarca ecuménico y por la poca disponibilidad de Tarasio a devolver a la jurisdicción del papa los territorios de Iliria... Pero, al mismo, tiempo, alaba la iniciativa de restaurar la imágenes, aunque esto no representaba un problema para Occidente, donde únicamente eran vistas como un elemento catequético-pedagógico. Finalmente anuncia el envío de dos emisarios, reservándose el derecho de confirmar las decisiones del Concilio.

«...Aquel pseudo-sínodo, que sin la sede apostólica tuvo lugar... contra la tradición de los muy venerados Padres, para condenar las sagradas imágenes, sea anatematizado en presencia de nuestros apocrisarios... Y cúmplase la palabra de nuestro Señor Jesucristo: .Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.; y también: .Tú eres Pedro....; la sede de Pedro brilló con la primacía sobre toda la tierra y ella es la cabeza de todas las Iglesias de Dios»[46].

La oposición de los iconoclastas era grande, sobre todo entre el ejército. El Concilio había sido abierto en agosto del 786 en la iglesia de los Santos Apóstoles, pero fue disuelto inmediatamente por la irrupción de soldados iconoclastas. Sólo fue posible convocarlo de nuevo cuando las tropas se encontraban ausentes de la capital, combatiendo a los árabes. Al mismo tiempo. Irene hizo venir de la Tracia a un contingente fiel y tuvo la precaución de hacer la convocatoria en Nicea, no en Constantinopla.

El Concilio realizó su trabajo en siete sesiones[47] y las resoluciones fueron promulgadas por Irene y Constantino VI el 23 de octubre. Es el VII concilio ecuménico y el último considerado como tal por los ortodoxos. Participaron más de 300 obispos, muchos monjes y dos legados pontificios no obispos. Tarasio llevaba la iniciativa y, frente a los sectores más radicales, permitió la actuación de obispos que anteriormente habían apoyado los decretos iconoclastas.

Se leyó una versión de la carta del papa en la que se suprimían los párrafos críticos con el patriarcado de Constantinpla y se acentuaban los relativos a las imágenes. Los debates[48] no fueron de gran altura teológica e, incluso, se mezclan leyendas piadosas y milagros. En la decisión final se hace la distinción entre el culto de adoración a Dios .latreuein. y la veneración hacia las imágenes .proskunein.. La posibilidad de hacer imágenes de Cristo se basa en la Encarnación. Las de los santos pretenden que se imite su ejemplo. Por tanto, no vemos una argumentación original, sino ideas ya conocidas.

«Entrando, como si dijéramos, por el camino real, siguiendo la enseñanza divinamente inspirada de nuestros Santos Padres y la tradición de la Iglesia católica .pues reconocemos que ella pertenece al Espíritu Santo, que en ella habita., definimos con toda exactitud y cuidado que de modo sejejante a la imagen de la preciosa y vivificante cruz han de exponerse las sagradas y santas imágenes, tanto las pintadas como las de mosaico y de otra materia conveniente, en las santas iglesias de Dios, en los sagrados vasos y ornamentos, en las pareces y cuadros, en las casas y caminos, las de nuestro Señor y Dios y Sanvador Jesucristo, de la Inmaculada Señora nuestra, la santa Madre de Dios, de los preciosos ángeles y de todos los varones santos y venerables. Porque cuanto con más frecuencia son contemplados por medio de su representación en la imagen, tanto más se mueven los que éstas miran al recuerdo y deseo de los originales y a tributarles el saludo y adoración de honor, no ciertamente la latría verdadera que serún nuestra fe sólo conviene a la naturaleza divina, sino que, como se hace con la figura de la preciosa y vivificante cruz, con los evangelios y con los demás objetos sagrados de culto, se las honre con la ofrenda de incienso y de luces, como fue piadosa costumbre de los antiguos. .Porque el honor de la iagen se dirige al original. .san Basilio., y el que adora una imagen, adora a la persona en ella representada»[49].

El concilio de Hieria es declarado ilegítimo y se rebaten sus conclusiones mientras que hay una explícita voluntad de moverse sobre la línea de los concilios ecuménicos anteriores. Finalmente se puso un icono en un puesto de honor, junto al evangeliario, como reconocimiento expresivo del culto de las imágenes. En la sesión final el emperador y su madre fueron aclamados como la nueva Elena y el nuevo Constantino.

II. Las controversias bizantinas en torno al II concilio de Nicea

Las decisiones del concilio II de Nicea fueron rechazadas por los teólogos carolingios. En el Libri Carolini se dice que ni en Hieria ni en Nicea se había acertado con la verdadera doctrina. El primero por su vandalismo iconoclasta, y el segundo por su adoración idolátrica de las imágenes. En una línea semejante se mueve el sínodo de Francfurt (795). De todos modos, nos referiremos por ahora a las controversias que tuvieron lugar en Oriente.

Las tensiones en el seno de la sociedad bizantina no acabaron con el Concilio. Estaba en cuestióni el papel de los monjes, los cuales habían salido fortalecidos sobre todo en dos grandes problemas: en primer lugar, el rechazo que éstos hacían del principio de oikonomía .oikonomia., condescendencia propia del derecho canónico ortodoxo y que había aplicado el patriarca; dudaban de su ortodoxia y de su actuación con los obispos en el sínodo, a los que habría convencido con dinero. En segundo lugar, la disputa moiquiana .mokos..

Irene vio que el partido iconoclasta quería apoyarse en su hijo y encontró una ocasión propicia para alejarlo del trono. Estaba casado con María de Paflagonia y, después de siete años de matrimonio, la repudió obligándola a entrar en un convento, con el fin de casarse con una dama de la corte llamada Teodota. El patriarca toleró este comportamiento, pero se despertó una fuerte oposición entre la sociedad bizantina y especialmente los monjes, que denunciaron que se trataba de un adulterio. La tensión que se originó no es sino un botón de muestra de las tensiones que la sociedad bizantina albergaba en su interior. Dándose cuenta de la presión de la opinión pública, Irene aprovecha la oportunidad para volver al poder. En el 797 Constantino VI es capturado y expulsado.

Irene es la primera reina bizantina que tiene un poder absoluto. Teopnanes refiere un proyecto de matrimonio entre la reina y Carlomagno, pero esto no parece del todo fiable, pues el rey franco era considerado como un bárbaro. La reina no se hace designar como basilisa, sino basileus, emperador. Cubre de grandes favores al monacato, pero desde el punto de vista administrativo y defensivo no fue eficaz. En el 802 es depuesta y muere al año siguiente.

Nicéforos I (802-811), que era el canciller, asciende al trono. Hombre experto en finanzas, sanea la economía. A la hora de nombrar un sucesor al patriarca de Constantinopla, pasó por encima de Teodoro Estudita. En el 811 muere en un enfrentamiento con los búlgaros .su cabeza sirvió de copa al khan búlgaro..

A Nicéforos I le sucede Miguel I el Árabe (811-813), el cual reconoce la coronación imperial de Carlomagno (812). Tal reconocimiento implicaba la existencia de dos imperior cristianos separados. Ante la incapacidad administrativa y militar de los emperadores iconódulos se formó de nuevo una oposición iconoclasta, intentando la renovación política y el poner en cuestión las decisiones de Nicea II. En el 815 se convoca un nuevo sínodo, el cual abre la segunda etapa del iconoclasmo; en él se renuevan los decretos de Hiera. No era un asunto menor, sino una muestra de la crisis profunda de la soceidad y de la Iglesia bizantinas.

En esta época el teólogo que lucha a favor de las imágenes será Teodoro Estudita (759-826). En torno al 780 entra en el monasterio. Llega a abad en el 794. Debido a la incursión árabe en el 798, traslada el monasterio a las inmediaciones de Constantinopla: es el monasterio de Studios. En él inicia una reforma monástica que influye en todo el monacato bizantino, lo cual le acredita como el mayor representante del monacato ortodoxo después de san Basilio. La aportación de Teodoro es un reforzamiento del elemento cenobítico, comunitario. Su doctrina se encuentra en dos catequesis. Organiza el monasterio, a diferencia del individualismo de otro tiempo, como una comunidad que se mueve al ritmo del trabajo y de la oración. Más que la contemplación, entiende que está en la diakonía la expresión de la vida angélica que los monjes deben imitar. El monje renuncia al mundo para entrar en otro nuevo mundo. Su renuncia no comporta una separación absoluta del mundo, pues entraría en contradicción con los mandamientos de Dios. Se trata de testimoniar ante el mundo la importancia del servicio. Para Teodoro es esencial la obediencia .la virtud más alta en el monje. según el ejemplo dado por Jesucristo: así como Él sirvió a los apóstoles, lo mismo ha de hacer el monje con los hermanos y con los hombres. Es una apertura al apostolado y a la diakonía. La regla del monasterio era el typikom, que, más que una regla propiamente dicha, se trataba de un documento de fundación, donde se señalaba cuál era el modo de vida monástico. El monacato adquirirá un gran relieve como expresión de una mayor perfección en la vida cristiana.

En cuanto a las imágenes, su idea viene plasmada en tres Antirrhetikoi[50]. Negar la representación de Cristo equivale a negar la Encarnación. Luego entonces, hablaríamos de un Cristo incorpóreo. Por tanto, las imágenes no sólo son lícitas, sino necesarias. Supera, pues, la mera importancia catequética que hasta entonces se les daba. En cuestión dogmática se pone frente al emperador, lo cual le costará el exilio.

La victoria definitiva de las imágenes vino finalmente en el 843-844, con Teodora, mujer de Teófilos. El 11 de marzo del 843, en una solemne función religiosa en Santa Sofía, se restablece el culto a las imágenes. Un sínodo del 844 sanciona estas decisiones. La Ortodoxia celebra cada año el Domingo de la Ortodoxia, coincidiendo con el primero de Cuaresma, precisamente en recuerdo de la victoria del culto a las imágenes. En una pieza poética, litúrgica, llamada troparion .himno., aparece condensada toda la discusión de la iconoclastia; en ella los iconoclastas son llamados herejes, y se recuerda cómo el honor a las imágenes ha de pasar al original .idea de san Basilio..

Como conclusión a nuestro tema podemos ver cómo el concilio II de Nicea, desde un punto de vista dogmático, es muy sobrio. Renuncia a una larga argumentación cristológica. Sin embargo, lo que sí abundan son las afirmaciones cristológicas de varios teólogos iconódulos. Pero no pasan de la afirmación personal: no tienen la fuerza vinculante de una declaración conciliar, si bien es cierto que fueron enormemente influyentes.

Las imágenes se reafirmaron como inseparables en el culto litúrgico de la Iglesia ortodoxa, lo cual ha llegado hasta nuestros días.

* * *

CAPÍTULO V

LA IGLESIA OCCIDENTAL EN TORNO AL AÑO 700

I. Introducción

Nos adentramos en un mundo muy distinto al bizantino, el cual fue heredero directo de la Antigüedad cristiana. El centro de la Cristiandad había gravitado sobre Bizancio. Ahora vamos a estudiar las distintas Iglesias que aparecen en Occidente. Ciertamente que quedaban cristianos de la antigua Romanitas, aunque dependiendo de las regiones .muy pocos en Inglaterra, ninguno en Irlanda..

Con la invasión de los pueblos germanos, la situación de la Iglesia cambia totalmente. Llega a ser una Iglesia occidental. Esta Iglesia tenía la misma fe, pero en la disciplina se presenta con una gran autonomía, así como en la liturgia y en la práctica de los nombramientos episcopales. Reconoce al papa como obispo de Roma, pero no permite injerencias por parte de Roma.

II. La Iglesia visigoda en España

En tiempos del rey Leovigildo (568-586) los visigodos, tras haber conquistado el reino suevo, crearon un reino estable y muy importante en la Península Ibérica, con capital en Toledo. El reino sobrepasaba los límites de la Península. Leovigildo .que era arriano. pensó en la posibilidad de una unidad nacional junto con los católicos de procedencia romana; para ello se valió de una fórmula de compromiso que giraba en torno al arrianismo. La oferta era conciliable con el dogma católico, pero con los años triunfará la solución católica.

A la muerte de Leovigildo le sucede su hijo Recaredo (586-601), el cual, al poco tiempo de la muerte de su padre, se convierte al catolicismo (587). El III concilio de Toledo supone un momento crucial en la historia de la Iglesia en occidente, pues en él se dio la conversión del reino visigodo al catolicismo. Es considerado es concilio como el nacimiento de la Iglesia nacional visigoda, la cual alcanzará un esplendor enorme, con un gran grupo de obispos santos y una liturgia de rito hispánico que aún en nuestros días sigue siendo uno de las joyas de la Iglesia española.

Llama la atención la regularidad en la convocatoria de concilios. Sus decisiones desvelan cómo el rey se siente responsable de la disciplina eclesiástica, así como de la liturgia, el celibato, las propiedades. Actuaba como verdadera cabeza de la Iglesia. Los decretos conciliares, después de la confirmación regia, se hacían de obligado cumplimiento para todo el reino. El rey se presentaba en la inauguración del concilio y consigna una lista con el orden de los asuntos a tratar. No tomaba parte en las discusiones conciliares, pero las decisiones finales cobraban un carácter oficial. Delitos de religión o transgresiones disciplinares eran considerados como delitos públicos. La Iglesia establecía así la posición del rey, y por ello esperaba de él un ejercicio de la justicia y de la piedad. Bajo el influjo de la Iglesia, con Chindasvinto (642-655) se produce una humanización del Derecho. Por primera vez se afirman los derechos del esclavo, el cual tenía derecho a la vida y a la integridad corporal frente a su señor[51].

Con Wamba, en el 672, se introduce pro primera vez un rito que llegará a ser muy importante en todo el Medievo occidental: la unción del rey en la coronación. Se trataba de una sacralización del rey, de la cual el Antiguo Testamento ofrecía una gran base teológica. Junto al rey estaba el primado de Toledo, que presidía los concilios nacionales. En el 671 se aprueba que el candidato al primado fuera propuesto por el rey, lo cual provoca que se convierta en un funcionario real más.

La relación con Roma era muy débil. Se trata de una Iglesia nacional católica, pero con una relación muy peculiar con Roma. La correspondencia de san Julián de Toledo con el papa (674-675) muestra este celo por la autonomía. El XV concilio de Toledo (688) asume en las actas la última carta de Julián confirmando esta actitud de independencia.

La invasión musulmana del 711 no eliminará completamente esta Iglesia visigoda.

Una de las glorias de la Iglesia visigótica es el ofrecer la última flor de la literatura patrística antigua. Hombres como san Leandro, san Isidoro, san Braulio, san Ildefonso, san Julián... San Isidoro de Sevilla (+636) es el transmisor del saber antiguo al Medievo. Sus Etimologías han sido objeto de muchísimas copias, y han servido como base para el razonamiento teológico y científico de la Edad Media. .Etimologías. es una palabra que procede del hecho de buscar la esencia, la raíz, de cada concepto. Tiene un gran interés también por su teología de los pobres, volcada sobre lo social. No obstante, en lo político encontramos en él cierto aislamiento peligroso, al considerar a España como el centro del mundo, quizás con cierto sentimiento de superioridad sobre las demás naciones. Este proceso de .hispanocentrismo., de no estar abiertos al mundo circundante, posiblemente haya que esgrimirlo como una de las causas de su sucumbir ante la invasión musulmana.

III. La Iglesia lombarda en Italia

Los lombardos eran un pueblo muy fiero, mucho más que el resto de los pueblos germanos. Provocaron una gran destrucción de iglesias, expulsión de indígenas, etc. Sin embargo, no llegaron a conquistar toda la península italiana, entre otras cosas porque no estaban muy unidos entre ellos. Lograron, eso sí, derrotar a los bizantinos, lo cual supuso la separación completa entre Bizancio e Italia.

La situación de la Iglesia se presenta muy difícil, tanto que el metropolita de Aquileya huye, así como el arzobispo de Milán. Agilulfo (591-606) se casó con la católica Teodolinda (+627), lo cual influyó muy positivamente sobre los lombardos para dar el paso al catolicismo. Será en la segunda mitad del siglo VII cuando el catolicismo gane definitivamente terreno: bajo el rey Pertarit (671-688) se extingue el arrianismo. Pavía, la capital del reino, se convirtió en el centro de la actividad católica. Pavía era una extensión del dominio del papa, dependiendo directamente de él.

Desde el principio de su existencia, dos serán sus grandes enemigos: los francos y los bizantinos. En el 774 los francos destruyen el reino lombardo ante la amenaza que suponían para el papado. Quedarán insertos en el reino de los francos.

IV. El reino franco

La Galia aparece como un territorio de grandes diferencias étnicas. En el sur hay existe una tradición cultural y religiosa aún dependiente de la Antigüedad. El resto precisaba de una gran obra de cristianización

1. El bautismo de Clodoveo

El punto esencial en la historia del reino franco es la conversión de su rey Clodoveo (498 ó 499; otros autores hablan del 506), y con él de todo el pueblo. La fuente más antigua que nos da noticia de este acontecimiento es la carta de Avitus de Vienne (+518)[52].

El motivo de la conversión de Clodoveo está en la búsqueda de un Dios de los ejércitos que le ayude en la batalla contra los enemigos. Gregorio de Tours lo refiere[53]. Relacionada con la conversión de Clodoveo está la conversión de su pueblo, una conversión colectiva, en masa, conforme al ca´racter arcaico de las nuevas sociedades guerreras. Según Gregorio eran más de 3.000 los que recibieron el bautismo con Clodoveo. En el primer medievo la cristianización se convierte en un acto colectivo.

La decisión de Clodoveo debilita definitivamente el arrianismo moderado .homeo, por el que el Hijo de Dios era similar al Padre.. Un pueblo germánico-pagano se convertía directamente al catolicismo, sin pasar por el arrianismo de otros pueblos bárbaros.

2. La Iglesia franca

Junto al bautismo de Clodoveo observamos lo que podemos llamar el modelo franco de relaciones entre Iglesia y Estado, las cuales han impregnado la historia eclesiástica medieval. Desde el principio se dio una unidad entre poder político e Iglesia, la cual llegará a tener un carácter galo-franco. Gálico en cuanto al orden tradicional de la Iglesia, según el modelo de la Iglesia antigua romana .derecho canónico lengua litúrgica, estructura en provincias eclesiásticas a las que pertenecían los obispos, etc... Cuando los germanos se adhieren al catolicismo, quieren ser como ls romanos, y así adoptan la lengua latina en la liturgia[54]. De todos modos, se va produciendo una evolución que nos permite calificar a este período como la gran época de transición de la Iglesia antigua a la medieval.

Los sínodos se convocan cuando el rey lo estima necesario, y es él quien confirma los decretos sinodales. Estamos ante una Iglesia que está bajo el rey. El papa tiene una autoridad espiritual, pero nunca llega a tener un poder directo sobre la Iglesia franca. Al final del siglo VII desaparece la estructura antigua metropolitana, dando paso a una relación estrechísima entre el rey y cada obispo de su Iglesia. El modelo se asemeja mucho al de basileus de la Iglesia bizantina. Los sínodos se hacen frecuentes[55]. Tratan de todas aquellas materias que caen bajo la competencia del obispo, especialmente cuestiones prácticas, y nos dan una visión panorámica de los problemas de aquella Iglesia. Sin embargo, de la misma manera que se debilita la estructura metropolitana, así también el papel del obispo irá decayendo.

La Iglesia franca desarrolló un orgullo institucional que se basaba en el hecho de que su conversión no estuvo viciada por la herejía. Esto podemos verlo en su Lex salica, la primera ley que codifican los pueblos germánicos, con ciertos influjos también romanos. Ha sido conservada en 87 manuscritos, lo cual nos hace idea de la creciente cristianización. Nos interesa esta ley por su prólogo, donde se muestra al «pueblo fiel» de los francos, que nunca ha caído en la herejía, como los lombardos lo los visigodos.. Se autocalifican como el «nuevo pueblo de Dios»[56]. Un manuscrito del 763 nos da noticias de otro del 700, que posiblemente sería el más antiguo, el de Montpellier .H-136.. La imagen de Cristo como el Dios nacional franco nos parece muy polémica, y nos hace pensar en los redactores de estos documentos, que no parecen ser otros que clérigos francos.

En cuanto a la estructura de esta Iglesia, observamos el debilitamiento de la figura del obispo, puesto que está vinculada sobre todo al rey. La Iglesia no desempeña sólo una responsabilidad espiritual, sino también pública, en cuanto a la asistencia social, las obras públicas .puentes, caminos, albergues, etc.. y la administración de justicia. Llega a haber estados eclesiásticos, gobernados bajo la jurisdicción de un obispo. Carlomagno intentará reformar el reino franco, queriendo que el obispo se circunscriba a sus competencias espirituales. Pero esto no era fácil. Tenemos el caso del obispo de Tréveris, Milo (+761), el cual era hijo y sucesor en el episcopado de Liutwin, perteneciendo a la alta aristocracia de Austrasia. Era el prototipo de un episcopado degradado que debía desaparecer. Un episcopado que se encontraba demasiado vinculado a sus familias de pertenencia de sangre.

3. El sistema de la iglesia privada

Iglesia propia o privada es un concepto traducido del alemán Eigenkirche, acuñado por Ulrich Stutz en el siglo pasado. Pretende designar a una Iglesia que pertenece a un gran propietario de la tierra. Éste hace construir, a cuenta de sus fondos, una iglesia para sus campesinos, dotándola de rentas para la sustentación del clero. Con esto, el señor de la tierra era propietario no sólo del edificio, del templo, sino también de lo espiritual, estando capacitado para el nombramiento del sacerdote que debía servir en su iglesia. De hecho, se corrió el gran riesgo de la explotación de la Iglesia: el señor del dominio territorial nombraba sacerdote para su iglesia como podía nombrar un molinero para su molino cuando éste se quedaba sin obrero. Es más, el sacerdote era elegido entre las personas incapaces de hacer otros trabajos más productivos. Era un clero sin formación alguna; no había una preparación teológica mínima.

Será tal la unión entre altar y suelo, que el sistema de la iglesia privada llegará a convertirse en una institución jurídica, estando en la base la propiedad del suelo. Todo lo que estaba incluido en la iglesia .campos donados, habitantes que mantener, el cementerio, etc.. era considerado propiedad del patrón de la tierra.

Los sínodos merovingios trataron de abolir este sistema, aunque al final se limitaron sólo a evitar abusos, pues el sistema en sí no se puso nunca en discusión. Se pretendía que el sacerdote estuviera libre de los abusos del señor; y para esto, nada mejor que fuera un hombre libre, es decir, no siervo. De hecho, si había sido siervo, la ordenación sacerdotal le confería la libertad. Los obispos no podían protestar demasiado, porque esta iglesia privada, rural, llegaba a ser indispensable en una sociedad agrícola como era la altomedieval. El sistema de iglesias privadas llegó a tener un papel relevante en muchos lugares donde el obispo no podía llegar.

Estudiosos actuales ven en este sistema una forma de asegurarse los señores terratenientes la salvación familiar. Organizaban los oficios litúrgicos como medio de asegurarse el sufragio por sus difuntos. Lo mismo decir de los monasterios fundados por estos señores laicos. Con los carolingios la concepción de la vida diocesana cambiará, teniendo un desarrolló hacia iglesias o monasterios propiedad del obispo. El propietario no era un laico, pero el sistema funcionaba de la misma manera.

V. La Iglesia irlandesa

Irlanda no fue nunca conquistada por los romanos, si bien hay indicios de algunos contactos de irlandeses con el mundo romano en los primeros tiempos de la evangelización. Las primeras noticias de cristianización las tenemos en Próspero de Aquitania (+455), el cual escribe en su Crónica ( hacia el 431) que Celestino envía un primer obispo, Palladio, a Irlanda. Restos arqueológicos también hablan de un primer conato de evangelización a finales del siglo IV.

El gran evangelizador de Irlanda es san Patricio, cuya fecha de llegada (hacia el 432) no acaba de aceptarse en nuestros días. Nos han llegado dos testimonios en forma de carta: una Confesio y una Epistola ad milites corrotici .contra los agresores británicos: los corróticos eran los jefes militares británicos; eran bandidos que vivían de la trata de esclavos.[57]. Según estos testimonios, Patricio era oriundo de una familia británica, pero fue pronto a Irlanda, de donde, después de años de esclavitud, pudo escapar a la Galia. Allí conoció el monacato de la zona del Ródano .cerca de Niza.. Después regresa a Irlanda como obispo misionero, ocupando la sede de Armagh .en el norte de la isla.. Es un personaje ciertamente muy importante en la evangelización irlandesa.

Efecto de la conquista de los anglosajones fue el aislamiento de la Iglesia irlandesa. Los invasores oponían una barrera entre Irlanda y el continente. Esto, sumado a condiciones sociales particulares, provocó que su desarrollo se dé en condiciones muy particulares, sobre todo en lo que concierne al monacato y al sacramento de la penitencia. Pero, de todos modos, se debe decir que en el siglo que va desde el 460 al 560 se pasa en Irlanda de una cultura casi pagana de la Edad del Hierro a una cultura cristiana.

El monacato tuvo enorme impacto sobre la población. El siglo VI es el gran siglo de fundación de monasterios, lo cual coincidió casi con el inicio de la evangelización. Irlanda no tenía una unidad política; estaba dividida en muchos reinos locales. En estas pequeñas entidades residían las tribus, las cuales se articulaban en grandes familias. El individuo debía responder ante el jefe del clan, dueño de toda propiedad; a él se le debía obediencia y sumisión absoluta. Éste es el punto de partida de la organización política y religiosa.

La vida monástica se proponía en el resto de Europa como una alternativa al mundo exterior. En Irlanda, sin embargo, no ocurría así. Los monasterios son centros religiosos, culturales y administrativos en una isla donde no existen ciudades. El monasterio mantenía una unidad muy estrecha con la familia del fundador, que había sido un señor laico. Los grandes monasterios veneraron a su señor fundador como santo .al margen de cualquier canonización oficial.. Se fue formando en ellos una sucesión, en línea indirecta, del cargo de abad, el cual pertenecía a la familia fundadora. Se hizo costumbre que esta familia donase a uno de los hijos como oblato para después llegar a ser monje.

Otro rasgo típico de Irlanda es la identificación de la diócesis con un grupo de monasterios, los cuales estaban bajo el gobierno de una casa madre; se diseña una forma de organización en grandes monasterios, la cual sustituye a la diócesis. Tenían propiedades dispersas por toda la isla .se llamaban paruchia.. Se entraba en un círculo de relaciones personales, una especie de prelaturas personales. Quien pertenecía a un monasterio pertenecía a la paruchia de un obispo, independientemente del lugar de Irlanda donde habitase. Se trata de una sociedad muy arcaica que propicia estas relaciones personales.

En estas circunstancias se manifiesta algo curioso: el abad de un monasterio podía hacer consagrar a uno o varios monjes como obispos, los cuales seguirían estando bajo su autoridad. La concepción del obispo es la de un mero consagrante, bajo las órdenes del abad del monasterio. Para ellos era más importante la santificación personal que los usos sacramentales. Los monjes, con su ascesis, eran los mejores mediadores de salvación. Así, pues, los obispos estaban por debajo de los monjes, que eran los «hombres de Dios» .vires Dei.. El obispo, que no tenía tanto tiempo para orar debido a la multitud de ocupaciones que le distraían, no eran tan santo como un monje. En este contexto, las mujeres llegaron a tener un papel muy imortante, aunque no sacramental. Así, por ejemplo, la abadesa del monasterio de Santa Brígida en Kildare tenía autoridad sobre el obispo.

La vida en los grandes monasterios .donde incluso podía haber unos 1.500 monjes. era muy severa. En la Regla de San Columbano aparece una influencia muy fuerte entre el monacato irlandés y el oriental; las líneas de influencia eran san Basilio y Casiano. La regla[58] comprende dos partes bien diferenciadas: una para los monjes y otra para los cenobitas. Es muy severa y detallada en el caso de tomar medidas disciplinares contra los infractores. Asimismo, las costumbres eran muy diferentes a las del continente: usaban la tonsura de san Juan .rasurada media cabeza por delante, y por detrás dejaban colgar una larga melena., en vez de la tonsura de san Pedro que se usaba en el resto de occidente .toda la cabeza rasurada, dejando una corona de pelo que circundaba la cabeza.. Llevaban colgando del cuello una bolsa con una cápsula en su interior que contenía una hostia consagrada.

Estos monjes-sacerdotes irlandeses inaugurarán una nueva fase en la historia del sacramento de la penitencia en Occidente, la llamada «penitencia tarifada», práctica que pondrá de relieve la penitencia privada y repetida frecuentemente. Las medidas de satisfacción impuestas en la confesión no estaban vinculadas al arbitrio del confesor, sino establecidas en libros penitenciales, los cuales se remontan al siglo VI .Penitencial de Finiano., si bien el más importante será el Penitencial de Qumiano en el siglo VII.

Penitencia tarifada porque cada pecado tenía su tarifa de pena, la cual era, casi siempre, el ayuno. Este sistema hace comprender una concepción de la penitencia en la que se considera en primer lugar el carácter vindicativo, y en segundo lugar la mejor y corrección del pecador. En el fondo se evidencia una concepción del pecado que estará muy presente en todo el Medievo: la de que Dios no deja impune ningún pecado[59]. En el Penitencial de san Columbano aparecen el distinto trato que merece cada pecado: a pecados diferentes, penitencias diferentes, según la imagen de que cada enfermedad precisa de un remedio propio. Se habla, siguiendo la terminología de san Gregorio Magno, de pecados capitales. De todos modos, los pecados que más se nombran no son los interiores .de pensamiento., sino más bien el homicidio, la fornicación, el adulterio, el robo, la borrachera, etc. Son una fuente muy interesante para concer la condición moral de aquella época. El hecho de que ciertos pecados vengan muy frecuentemente nombrados nos da idea de las carencias de aquel tiempo.

Las tarifas impuestas eran bastante elevadas, pero podían ser conmutadas por otras; en algunos casos era la única manera de poderlas expiar en vida. Así es como se inventan penas más breves, pero también más severas. Se les da el nombre de conmutaciones. Así, por ejemplo, se podía indicar la recitación de los 150 salmos con los brazos en cruz y dentro de agua fría[60]. También cabía la posibilidad de que satisficiese un sustituto, normalmente monje, al que se le recompensaba materialmente. Todo este proceder se explica cuando en el centro de la penitencia está la pena a redimir, no un aspecto moral-pastoral. Habrá que esperar al siglo XII, con Abelardo, para que se experimente una vuelta a la moral del Nuevo Testamento. En este período que estudiamos asistimos a una moral muy baja, comprensible si tenemos en cuenta la rudeza de aquellos pueblos.

En los siglos VII y VIII muchos monjes se retiraban como eremitas a islas poco accesibles. Se trata de un tipo de reforma de la Iglesia que se denomina céli De, es decir, .discípulos de Dios.. Algunos monjes fueron navegantes, de tal mananera que los primeros habitantes de Islandia fueron estos monjes aventureros. San Prendano (+580) y sus seguidores fundaron así el monasterio de Clonfert. La Navigatio Prendani, en forma de romance, cuenta un viaje de exploración de algunos monjes irlandeses. Fue un documento muy leído en toda la Edad Media. Así es como se piensa que la zona norte de América pudo ser descubierta por monjes irlandeses[61]

Una característica de este monacato irlandés o celta es la peregrinación, la cual hay que distinguirla del pellegrinatio. El pellegrino sería el caminante piadoso que, después de visitar los santos lugares, regresa a su patria. El peregrinus, sin embargo, es otra cosas. La Antigüedad cristiana conocía el ideal ascético del ser sin patria. Se trataba de la renuncia voluntaria a la comodidad de una morada fija rodeado de compatriotas, para caer en la cuenta de que la patria verdadera es la celeste. San Patricio, en su profesión, se denominó a sí mismo «prófugo por amor de Dios». Por eso marcha a un país donde no goza de la protección de los derechos civiles, ni conoce siquiera la lengua de ese territorio. Las fuentes subrayan lo costoso de este tipo de peregrinación: el peregrino no conoce amigos ni tiene relación con las costumbres del lugar. En cuanto a las mujeres se refiere, san Bonifacio no era partidario de que hicieran peregrinación, pues advertía que en muchas ciudades del norte de Italia había muchas prostitutas anglosajonas.

Se trata, pues, de una anacoresis itinerante, que no excluye la presencia de algún compañero que lleve la misma intención. El mayor sacrificio era el de hacer el voto de no regresar jamás a su patria, a Irlanda, siguiendo así el mandato de Dios a Abrán: «Sal de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, y vete a la tierra que yo te indicaré»[62]. Este pasaje era, par muchos de ellos, una llamada concreta a la santidad.

VI. La Iglesia en Inglaterra

Sobre la presencia de la Iglesia en Britania encontramos un primer testimonio en Tertuliano, en su Adversus Iudaeos, VII. Orígenes, poco después, habla también de lo mismo[63]. Después del 300 Eusebio, en su Demostratio Evangelica[64], también menciona esta presencia; en su Historia Eclesiastica ad gentes anglorum relata el martirio de san Albano, en tiempos de Diocleciano[65]. Con la gran revolución de Constantino, varios obispos británicos tomarán parte en distintos concilios. Cuando las tropas romanas se retiren de Britania (después del 410), la Iglesia británica, desprovista de protección, sufrirá las invasiones bárbaras: pictos, irlandeses y, sobre todo, anglos y sajones, que, procedentes del norte de Alemania y Dinamarca, se instalarán en el sudeste, en torno a York y Londres. El monjes Gildas, en el siglo VI, es el historiador de aquel momento[66], muy hostil hacia los sajones, a los que culpa de la destrucción de la cultura céltica.

San Gregorio Magno nos da la noticia de que la Iglesia británica no hizo nada por convertir a los anglosajones. De hecho, la iniciativa de su evangelización fue tomada por Gregorio mismo en el 597, cuando envía a aquellas tierras a Agustín, abad del monasterio de Sant.Andrea su Celio, junto con cuarenta monjes.

Las noticias que tenemos se basan en la Historia de Beda el Venerable, redactada hacia el 731 ó algo más tarde. Al inicio de la evangelización existen siete reinos anglosajones sobre la isla: Kent, Sussex, Essex, Wessex, Anglia Est, Mercia y Northumbria. Unidos bajo una especia de imperio, a cuya cabeza se situaba el bretwalda .un emperador o rey supremo.. La iniciativa de la primera conversión viene de la mujer de Enfelbert de Kent, que era merovingia, y por tanto católica: en el 597 el rey y muchos nobles más fueron bautizados. Es célebre la instrucción que san Gregorio Magno da a aquellos primeros evangelizadores sobre cómo deben trabajar entre los anglosajones[67]: no destruir los templos paganos, sino asperjarlos y elevar altares nuevos al Dios verdadero, a fin de que la gente no oponga una resistencia insalvable a la nueva fe.

En una segunda fase será Northumbria la que llegue a ser centro de la cristianización, bajo el rey Edwin. Después de la muerte de Gregorio Magno y de Ethelbert ya se habían fundado dos episcopados en Kent. Agustín llega a ser el primer arzobispo de Canterbury y Melitu, en el 604, es el primer obispo de Londres. En el 625 se ofrece una nueva oportunidad de evangelización en York: Edwin estaba casado con una hija de Ethelbert, la cual era una cristiana muy activa. Sin embargo el rey era prudente y cauto, por lo que antes de convertirse convoca en Witenagemôt un consejo de sabios, es decir, de los grandes del reino. Nos ha llegado el relato que Beda el Venerable, en su Historia Eclesiastica Anglorum[68], hizo. Fue precisamente el primer sacerdote de los paganos quien aconsejó la conversión. Edwin, en la Pascua del 628 se hace bautizar. Si bien no hay que descartar los motivos políticos para esta conversión, sin embargo tampoco debemos olvidar los puramente interiores. Después de él se bautizará todo el pueblo. Paulino de York llega a arzobispo y actúa con éxito durante seis años.

Sin embargo, esta segunda fase fue interrumpida bruscamente tras la muerte de Edwin en una batalla. Northumbria llega a ser el centro de la Heptarquía. A nivel apostólico, en Oswald y Oswin difunden un cristianismo de tipo irlandés, mientras en Essex y Anglia Est trabajan misioneros de la Galia. La confusión eclesiástica era grande, debido a las diferencias de tradición cristiana y, sobre todo, a la distinta fecha de celebración de la Pascua. En la Iglesia irlandesa se celebraba una fecha distinta a la de la Iglesia romana. En aquel tiempo esta cuestión se consideraba como vital para la salvación de los hombres, pues en la datación influía el orden del cosmos; el hombre no tenía autoridad para cambiar arbitrariamente la fiesta de la Pascua, pues esto implicaría un pecado contra el orden que el Creador había infundido en el cosmos.

La gran revolución vendrá con el sínodo de Whitby .o de Streaneshalch: éste era un monasterio femenino. en el 664. La Pascua y la tonsura de los clérigos era el tema de controversia. Según Beda[69], tanto las mentes como los corazones estaban muy turbados. La presidencia del sínodo la ostenta el rey de Northumbria. Los dos grandes protagonistas son el abad de Lindisfarne y el joven Wilfred. Este último había viajado a Roma; a su regreso defiende el modo romano de datación de la Pascua. La decisión se adoptará después de una disputa dramática. Los partidarios del cómputo irlandés recuerdan a los santos monjes irlandeses, con san Columba (+597). Sin embargo, Wilfred reclama el uso de la Iglesia romana y universal, y lo hace invocando la autoridad de san Pedro, particularmente presente en Roma, el cual tiene las laves del cielo. El rey apoya a Wilfred, con el siguiente argumento: se debe obedecer a Pedro, porque es él quien tiene las llaves del cielo. Así, el culto a Pedro tendrá muchísimo relieve entre los anglosajones, pues es el portero del cielo. Las peregrinaciones a Roma se harán frecuentes, tanto que el rey renunciará al trono y peregrinará también a Roma, con el fin de morir con la seguridad de ir al cielo por su proximidad con san Pedro.

Así, pues, tras la derrota de los irlandeses en el 664 se consolida el episcopado de origen romano. Esta Iglesia de Inglaterra llega a ser en este momento la iglesia más romana de toda Europa. Teodoro de Canterbury (669-690), monje griego de Cilicia en Asia Menor, refugiado en Roma con motivo de las controversias cristilógicas de la Iglesia oriental, había sido consagrado obispo por el papa Vitaliano y enviado a tierras de los anglosajones. Será un gran propagador de la liturgia romana y el gran unificador de la Iglesia anglosajona: el primer arzobispo de toda la Iglesia de los anglosajones. Junto a Teodoro un monje africano, Adriano, reorganizará la vida monástica. Ninguna Iglesia nacional, pues, será tan fiel a los usos romanos como la anglosajona en torno al año 700.

VII. Los irlandeses sobre el continente

El abad Iona, que escribe la vida de san Columbano, especie de espejo de la mentalidad y espiritualidad de la época, desarrolla dos temas en ella: la peregrinatio y el vir Dei. El distanciamiento ascético caracteriza la vida de san Columbano: en un primer momento la separación de sus padres; después la separación de su propia voluntad en el monasterio de Bangor; a continuación el abandono de Irlanda siguiendo el ejemplo de Abrán. La temática del vir Dei es desarrollada en la oración que se le ve hacer antes de cada milagro, convencido de que Dios da todo lo necesario a quienes dejan todo por Él; el milagro, pues, viene de un empeño ascético y de la oración. Para evitar una división espiritual en el monasterio, san Columbano abandona su comunidad, con el fin de orar por ella y regresar después con una nueva fuerza espiritual. Mientras es monje en Bangor siente la vocación de la peregrinatio, a ejemplo de Abrán: dejar su tierra, su familia, la casa de su padre..., para llegar a la tierra que Dios le indique.

Con la autorización del abad, Columbano se embarca con otros 12 compañeros camino de Inglaterra y después de la Galia. En la Galia encuentra un cristianismo que él juzga muy negativamente: bien por enemigos externos, bien por la negligencia de los obispos, allí sólo quedaba la fe cristiana, no las buenas obras. Comienza así a predicar espontáneamente el evangelio. Habla en latín. Tanta era su humildad, que seguía al pie de la letra el precepto de «quien se humilla será ensalzado». Cuando llega a la Galia se encuentra una situación muy peculiar: dividida en tres grandes reinos .Neustria al oeste, Austrasia al este y Borgoña al sur., sin embargo estaban unidos entre sí por la dinastía merovingia. En torno al 590, año en el que llega Columbano, estaban unidos Austrasia y Borgoña. Funda primeramente el monasterio de Annegray y, posteriormente, los de Luxeuil y Fontaines.

En contacto con los nobles que lo visitaban, Columbano no ahorró críticas contra las costumbres depravadas de la Corte. Incluso llega a rechazar la invitación de bendecir al hijo ilegítmo de Teodorico II, lo cual le cuesta la expulsión del Reino francoburgundio. Le acompañan a él y a sus monjes hasta la costa para embarcar con destino a Irlanda. Sin embargo, un naufragio les hace regresar la costa. Emprenden el camino hacia Maguncia, llegando hasta el lago de Constanza. Columbano, en la Vita Columbani, se muestra con espíritu poético y conocedor de los clásicos; conocía de primera mano la difícil poesía de Horacio. En Bregens comienza a predicar sin éxito a un pueblo semipagano. Sin embargo, se irán bautizando poco a poco; incluso aquellos cristianos que habían caído en prácticas paganas, tornarán a la fe verdadera.

La situación de paso del paganismo al cristianismo le induce a seguir predicando y pasar a Italia, lo cual hace atravesando Suiza. En su paso por Suiza mantiene una acalorada discusión con uno de sus monjes, Gallo (muere en la primera mitad del siglo VII), el cual, enfermo, prefiere quedarse en Suiza. Columbano le excomulga y le prohibe celebrar la misa .cuando Columbano esté en el lecho de muerte, le hará llegar a Gallo su bastón como señal de reconciliación. Uno de los monasterios benedictinos que más influencia ha ejercido sobre el Medievo europeo llevaría el nombre de San Gallo..

Columbano prosigue hasta Milán, donde se ve envuelto por disputas teológicas. El rey lombardo Agilulfo le dona el lugar de Bobbio para que funde un monasterio. En él morirá Columbano un 23 de noviembre del año 615. El número de monasterios se incrementó considerablemente, siendo en gran parte fruto de la actividad de estos monjes. Con el monacato columbano el centro de influencia monástica pasa al norte de la Galia.

Iona de Bobbio cuenta cómo las familias de los nobles se sintieron atraídas por este modo de vida, ingresando muchos de sus miembros en los monasterios recién fundados. Adoptaban la forma de vida irlandesa. Todo esto demuestra cómo la clase alta franca buscaba una forma de vida más profunda, huyendo de un cristianismo mediocre. Aparece así el ideal del santo noble, el hombre que une la vida monástica a la acción política y eclesiástica. Toda familia nobiiaria tenía la ambición de tener un santo noble en su fundación. Así, san Arnulfo de Metz y santa Gertrudis de Nibel serán los dos santos de la familia carolingia.

VIII. El monacato de la Iglesia galo-franca

1. Tres círculos monásticos

Distinguimos tres círculos diferentes de tradición monástica que influyen en la Iglesia franca a través de la vida religiosa posterior. El primer de ellos es el monacato subgálico del Ródano. Juan Casiano (+430 ó 435) nos habla del monasterio insular del Rhin, fundado hacia el año 400 por san Honorato, el cual había sido apoyado por la aristocracia romana-gala que huía de los francos. Llegará a ser un semillero de obispos, cuyo hombre más notable será san Cesáreo de Arlés. Estos obispos organizan el monacato en la Galia meridional a través del Ródano.

El segundo círculo de influencia monástica es el llamado monacato martiniano .de san Martín de Tours (+397).. Sabemos de este tipo sobre todo por la obra del biógrafo de Martín, Sulpìcio Severo. Se trata más bien de eremitas, en el sentido de un estilo de vida muy parecido al de las lauras de los monjes del desierto.

Por último, un tercer círculo es el formado por el monacato irlandés. Hasta el momento en que irrumpen los irlandeses sobre el continente, los monasterios continentales se encontraban alrededor de lugares de vieja tradición cristiana. Sin embargo, los monasterios irlandeses se irán implantando en lugares donde no hay raíces cristianas. El monasterio fundado por san Columbano en Luxeuil llegará a ser un semillero de obispos, pero esta vez apoyado por la aristocracia franca. En el siglo VII se produce el predominio de este modelo. Al mismo tiempo comienza el influjo d ela regla benedictina entre los francos, la cual triunfará definitivamente en el siglo IX.

2. Monasterios basilicales

La riqueza del monacato en la Galia muestra otro fenómeno que tiene gran importancia en la formación de la vida religiosa: el monasterio basilical. Se trata de un monasterio que se encuentra junto a una basílica o un santuario famoso. La monja española Egheria ya nos cuenta cómo en Oriente .en Edessa, Siria. hay abundantes casas de martyria .basílicas, santuarios construidos sobre la tumba de un mártir. y monjes a su servicio. En estos casos, pues, se hace determinante el servicio al santuario.

Este tipo de santuarios los encontramos en Roma y en la Galia. En torno a san Pedro eran muy influyentes. Cada santuario podía disponer de más de un monasterio .de hecho, san Pedro tenía tres o cuatro; san Pablo Extramuros tenía dos monasterios.. En Roma habría unos 30 ó 40 monasterios de este tipo, habiendo una presencia grande de monasterios griegos. Sabemos poco de la vida interna de estos monasterios. Monjes francos que los visitaban se interesaron mucho por su forma de vida y, regresando a su patria, contaban y copiaban el modelo en la Galia. Allí, junto a los clérigos, fundaban también los monjes. No se habla de soledad. No sólo sirven en la liturgia, sino también en la atención y cura de los fieles que llegan al santuario peregrinos. Estos monasterios basilicales informarán de una manera muy especial la figura de la vida religiosa en Occidente. La integración de los monjes en la vida social estaba más desarrollada en Occidente que en Oriente.

San Martín de Tours es uno de los monasterios más famosos. También San Denis, San German Auxerre, San Hilario de Poitiers, San Mauricio, San Eucharius de Trier, San Severino, San Mauricio... En estos monasterios se da una alabanza a Dios día y noche. El más célebre es, posiblemente, el de San Mauricio, en Suiza, el cual ha sobrevivido hasta nuestros días. Este tipo de alabanza sólo podía ser posible en una gran comunidad, la cual podía subdividire en distintos grupos.

La llegada de los monjes anglosajones al continente llevará consigo otra variante monástica: la romana-anglosajona-benedictina. Sólo será en el siglo IX cuando este monacato tan diverso se unifique, se uniforme bajo la regla de san Benito.

* * *

CAPÍTULO VI

LA IGLESIA FRANCA BAJO LOS MAYORDOMOS CAROLINGIOS

I. Introducción

En la Galia merovingia el palacio era el centro administrativo del reino. El funcionario encargado de gestionar el palacio era el mayordomo o .maestro de palacio.. Sin embargo, figuraba como el vértice de la administración del reino. Con el último rey de la dinastía merovingia[70] el mayordomo llega a controlar absolutamente todo.

Austrasia era el reino más extenso e independiente de la dinastía. Comprendía las regiones del Rhin .incluso más allá del Rhin hacia el este, sin saber precisar bien los dominios., la Mosela... Metz era la ciudad principal. En torno a ella, a Lietz y a Aquisgrán va desarrollándose la estirpe de los Carolingios. Representantes principales son Pipino el Medio (714), Carlos Marthel (741) y Pipino el Joven (768). Estos tres personajes tienen el mérito de haber reunificado el reino franco, con el fin de reorganizarlo internamente y acceder a una expansión hacia el exterior.

En la lucha por el poder la religión juega un papel decisivo. En los confines de Austrasia hay dos pueblos, frisones y sajones, que luchan por la independencia. Defendían no sólo su independencia política, sino también su religión. El hecho de reafirmarse contra el cristianismo era una manera de rechazar la amenaza que les suponía lo franco. En l consolidación franca vemos algo curioso en el enfoque de un cristianismo particular. Era importante que los Carolingios se sirvieran de extranjeros para renovar la Iglesia. Los anglosajones fueron privilegiados. Wilibrordo, en el 690, pasa a predicar a los frisones. Bonifacio irá a Assia y Turingia. Su misión era el primer paso para la reforma de la Iglesia franca, ligándola más a Roma.

II. Los misioneros anglosajones

La Iglesia anglosajona era de corte romano como ninguna otra en Occidente fuera de Roma. Difunde con su misión rasgos típicos de Roma en la Iglesia franca.

Los misioneros estuvieron muy ligados a la estirpe carolingia. Desde el principio los monjes anglosajones buscaron el nexo con la familia más potente de los francos, es decir, los Carolingios. La idea de arribar al continente deriva del monacato irlandés-escocés con su estilo de peregrinación. Elbert, sacerdote, fue uno de los primeros[71] en el 691. Los monjes ingleses tuvieron una gran conciencia de su cercanía nacional con el pueblo del continente que se había quedado en tierra, sin invadir la isla. En torno a Britania se acerca Elbert. Seguía el ideal monástico de la peregrinatio: si no tenía éxito sabía que tenía que seguir su camino, finalizando en Roma para venerar las reliquias sagradas.

La motivación misionera era más fuerte entre los sajones que entre los monjes irlandeses. Elbert transmite su ideal a Wilibrordo, el cual había sido educado en el monasterio de Ripon, fundación de san Wilfrido. Beda[72] cuenta cómo, con doce hombres, se acercó a Pipino el Medio, el cual los acogió con gran benevolencia y los envió a Frisia. A los que abrazasen la fe les concedería grandes beneficios. Es curioso notar cómo Wilibrordo no se presentó al rey de los frisios, sino al mayordomo franco. Esto nos muestra ya la orientación política. Se trata de una decisión muy amplia, la cual se abre al conquistador franco. Es, pues, una misión no independente de la política.

Un contrapeso a esta influencia política es la petición de una autorización a Roma, en el 692, al papa Sergio. También querían obtener alguna reliquia de los mártires. Por ello, también podemos hablar de una misión romana. En el 695 Wilibrordo va de nuevo a Roma, donde será consagrado obispo en el 701. Es nombrado arzobispo. Se trata de la primera vez que aparece esta dignidad sobre el continente .pues para las Islas Británicas ya había sido nombrado Agustín de Cantorbery.. Arzobispo pero no para un territorio, sino para un pueblo: lor frisones. Elegirá Utrecht como sede, una vez conquistada por los francos. Junto a la catedral construye un monasterio.

La alianza entre Iglesia y conquistadores francos exasperó a los frisones, por lo que en el 714, muerto Pipino, se produce una rebelión que expulsa a todos los misioneros. Sólo tras la conquista de Carlos Marthel pudo regresar Wilibrordo. El monasterio fundado por Wilibrordo en Echternach .actual Luxemburgo. en el 697 pasó en seguida (en el 706) al mundiburidium de Carlos: se trataba del paso a la dependencia total del señor feudal; a cambio recibían de él protección.

III. Winfrido-Bonifacio (672/75-754)

De Bonifacio tenemos dos grandes fuentes en su Vida, escrita por Wilibaldo, y sus Cartas, que constituyen un epistolario muy rico, único en su género en aquella época. Nace en torno al 672 ó 675. Hijo de un feudatario de Wessex, al sur de Inglaterra[73]. A los siete años es ofrecido al monsterio de Epternacum como oblato. Más tarde pasa a la abadía de Nursting, cerca de Westminster. Su formación y su vida son muy similares a los de Beda. Con 30 años es ordenado sacerdote, llegando a dirigir la escuela del monasterio; en este tiempo escribe alguna obra gramatical y de métrica[74] .no obstante, no es un estilo muy claro, distinguiéndose por ello del diáfano de Beda.. Con casi 40 años toma la decisión de emprender la peregrinatio, dirigiéndose a Utrecht en el 716. El rey frisón, Radbot, apenas había tomado el poder. Viendo que no se podía hacer gran cosa, regresa a Inglaterra y es elegido abad. Su obispo, Daniel, le muestra comprensión al oír sus objeciones para este cargo. En el 718 marcha definitivamente y se dirige a Roma. Gregorio II (715-731), no obstante su empeño en los asuntos italianos, le presta su apoyo. El 15 de mayo del 719 recibe del papa un nuevo nombre: Bonifacio .la elección de este nombre respondía al santo del día precedente.. A la vez le autorizaba a elegir un campo de misión entre los germanos. Es nombrado como co-ministro del papa en la evangelización, siendo simplemente obligado a observar el uso romano para la administración del bautismo. Con esto se iniciará la romanización de la liturgia franca, de grandes repercusiones incluso hasta nuestros días. A diferencia de Wilibrordo, Bonifacio ya nunca más llevará su nombre de pila, lo cual lo interpreta él mismo como una vinculación a Roma.

Vuelto de Roma se dirige a Frisia, junto a Wilibrordo, el cual tenía una gran experiencia de trabajo con los frisones; con él llegará a estar unos tres años. Ya había muerto Radbodo, por lo que se abre la posibilidad de trabajar entre los frisones. Su actuación va acompañada de destrucción de templos y signos paganos, así como construcción de lugares de culto cristianos. Las relaciones con Wilibrordo no aparecen del todo claras en las fuentes. Parece ser que Wilibrordo, en su vejez, quiso un sucesor, un hombre fiel que le ayudase en la misión. Para ello pensó en Bonifacio, a quien quería consagrar como obispo. Bonifacio se opuso con toda humildad, arguyendo que no tenía aún la edad canónica de 50 años. Posiblemente fue ésta la razón por la que Bonifacio se separó de Wilibrordo, dirigiéndose a Assia .en los confines del reino franco. en el 721.

Para los anglosajones no era difícil entender la lengua de los sajones y de los frisones. Nos cuenta Liudger, obispo de Münster, que en el monasterio femenino de Pfalzel encontró Bonifacio a un joven frisón leyendo un texto latino. Al preguntarle el santo si lo entendía, el joven respondió que no, por lo que Bonifacio, sin mayor dificultad, le tradujo ese texto latino a su lengua frisona.

Bonifacio toma como centro de operaciones para la misión el pequeño convento de Amöneburg. En el 722 marchará de nuevo a Roma, de tal manera que el papa, Gregorio II, lo consagra como obispo el 30 de noviembre. Bonifacio presta un juramento de fidelidad, tal y como lo hacían los obispos de la Italia sub-vicaria. Con este juramento reconocía al papa como su metropolita competente. En este juramento menciona al emperador León III; la razón es porque Italia formaba parte del Imperio bizantino. El juramento lo pronuncia ante la confesión de Pedro, comprometiéndose a mantener la fe en su pureza y no tener contacto con obispos que vivieran fuera de los cánones, bien por su vida o por su doctrina; es decir, que no estuvieran en comunión con al papa.

Gregorio II le da una serie de cartas, entre ellas una a Carlos Marthel[75]. Carlos ya es mayordomo de todo el reino franco, no sólo de Austrasia. Le conocemos bien por la famosa batalla de Poitiers (732), en la que derrota a los musulmanes y les corta el paso de los Pirineos. La carta que le lleva Bonifacio es la primera que recibe de Roma. El papa le hace una indicación muy genérica a Bonifacio sobre el territorio a evangelizar: a las gentes de la Germania y de la zona oriental del Rhin. No era una zona muy concreta, posiblemente por la ignorancia romana acerca de la distribución de aquellos pueblos. Sin embargo esta ambigüedad le vino muy bien a Carlos, el cual escribirá una carta a Bonifacio .y no al papa. como si fuese súbdito y enviado suyo.

En el 723 Bonifacio inicia su misión en Geismar, muy cerca de la frontera de los sajones. Muchos de los assianos convertidos recibieron la imposición de las manos. Otros, sin embargo, se opusieron a vivir íntegramente el mensaje evangélico. Algunos siguieron sacrificando al bosque o a los árboles. Otros hacían la aruspicina o la adivinación. Había quienes acudían a sortilegios o auspicios. También quienes despreciaban estas prácticas paganas. Ésta era la situación de aquel pueblo, con una presencia masiva de paganos y supersticiones.

En esta situación se dispone a cortar una encina de enorme importancia para aquel pueblo, la encina de Iove[76], en presencia de los paganos, los cuales le insultaron. Prodigiosamente, la encina se quebró en cuatro partes iguales, ante lo cual aquellos paganos se convirtieron y comenzaron a bendecir al Señor. Con esta madera Bonifacio empezó la construcción de un oratorio, dedicado a san Pedro. Era la primera iglesia en Fritzlar.

En lo que respecta al método de los misioneros, no importaba tanto la disputa intelectual cuanto más bien el valor para destruir vestigios paganos, intentando demostrar que el Dios cristiano era más fuerte que sus divinidades paganas[77].

La fama de san Bonifacio, más que por su actividad misionera, viene por su papel de reformador de la Iglesia franca. Es el personaje clave para entender la Iglesia latrina del siglo VIII. Bonifacio llegará a ser el prototipo de santos similares en el siglo VIII.

Después de los años 724-725 extiende su actividad de Assia a Turingia; no a Sajonia, región totalmente cerrada a los misioneros por no estar sometida al poder franco. Las condiciones de Turingia, sin embargo, eran diversas a las de Assia, pues contaba con una larga tradición cristiana, remontándose a tiempos del ostrogodo Teodorico (año 500), el cual había dado al rey de Turingia como esposa a una nieta suya. De todos modos, Bonifacio se siente urgido a misionar estas tierras cuando le llegan noticias de que algunos cristianos de Turingia venden esclavos a los paganos para ser inmolados; asimismo, se da el consumo de carne sacrificada a los dioses, junto con irregularidades matrimoniales, vida escandalosa de sacerdotes y obispos, etc. Gregorio II, ante la indignación que siente Bonifacio, le recomienda clemencia; sin embargo, Gregorio III será más severo.

Bonifacio se da cuenta de que el fondo de toda la problemática está en la desorganización de la Iglesia franca. ¿Qué actitud tomar con obispos como Milo de Tréveris o el de Lietz, que habían heredado el obispado de sus respectivos padres? El obispo de Maguncia había caído en una batalla militar... Un hijo de Carlos Marthel regentaba tres diócesis y dos abadías .eran fuentes de conspicuos ingresos.. Eran obispos sin sentido de su misión pastoral y espiritual. ¿Cómo reaccionar ante esta situación de decadencia?

En el 731 accede al papado Gregorio III. Al año siguiente envía, junto con una carta, el palio a Bonifacio, lo cual le daba derecho a erigir nuevas diócesis y consagrar obispos. De todos modos, esto no llegará a hacerlo durante los siguientes diez años, debido en gran parte a las trabas de Carlos Marthel, el cual se sentía contrariado en sus proyectos políticos por los misioneros anglosajones; tras la victoria sobre los musulmanes en Poitiers (732) llegará al ápice de su prestigio y de su poder y no sentía necesidad de los misioneros.

La erección de nuevas diócesis confiadas a obispos irlandeses se debía a que Bonifacio no encontraba hombres dignos del episcopado entre los francos. Esto provocó una gran oposición entre la Iglesia franca, pues suponía una disminución de su poder. Consideraron a los irlandeses como intrusos.

La elección de Bonifacio como arzobispo hizo una gran impresión en Inglaterra, de tal manera que pudo ganarse un buen grupo de colaboradores ingleses. También monjas, como el caso de su sobrina Lioba, la cual en el 735 es abadesa del monasterio femenino de Tanberbischofsheim[78], dedicándose a la educación de los niños.

Una de las grandes desilusiones de Bonifacio será la imposibilidad de llevar a cabo la misión entre los sajones, lo cual había sido su objetivo. Sin embargo, se le abre un nuevo campo de misión. En el 735 el duque Otilio asciende al gobierno de Baviera, ducado prácticamente independiente del reino franco. El duque busca el contacto directo con Roma para la misión, siendo respondido en una carta del papa. Bonifacio quería saber qué pretendía el papa en su carta al duque: ¿una iglesia local independiente de los francos pero directamente vinculada a Roma? En el 739 escribe una relación a Gregorio III sobre todos sus trabajos[79]. Esta relación no nos ha llegado, pero su contenido lo intuimos por la respuesta que le envía el papa, detallando cada uno de los puntos que Bonifacio relatase. Éste había realizado una reforma radical: de cinco obispos que había en el ducado sólo había aceptado la validez de uno, Vivilo de Passau. Erigió cuatro diócesis: Ratisbona, Frisinga, Salisburgo y Eichstätt, si bien ninguna con rango de sede metropolitana: todos los obispos estaban bajo la autoridad directa de Bonifacio, el cual no tenía sede fija, con el fin de gozar de mayor movilidad. Toda esta actividad encuentra grandes obstáculos en la intervención de los francos.

En lo que respecta a los sacerdotes, surge la duda acerca de la validez de su ordenación. El papa le aconseja conferir de nuevo ad cautelam la ordenación a quienes se tuviera duda de la validez de su presbiterado.

Por último habla del bautismo. Bonifacio había prometido en el 719 administrarlo según el uso romano. Fue fiel a este juramento, teniendo un gran papel en el desarrollo ulterior de la liturgia romana entre los francos, lo cual ha llegado hasta nuestros días. La antigua liturgia galicana conocía tan sólo una unción después del bautismo, la cual era impartida por el sacerdote o por el diácono que hubiera administrado el sacramento. La liturgia romana, sin embargo, comportaba dos unciones: una primera post-bautismo impartida por el sacerdote oficiante y una segunda, que venía de la imposición de manos conferida por el obispo y que equivalía a la confirmación. En Roma, rodeada de pequeñas diócesis subvicarias no era difícil esta práctica. Sin embargo, sabemos por Beda que entre los francos muchos obispos no visitan diversos lugares alejados de sus diócesis, por lo que aquellos fieles se encuentran sin confirmar[80]. Tanto Wilibrordo como Bonifacio consagran ........o.o. .chorepíscopos., una especie de obispos auxiliares que podían colaborar en la administración del crisma. Se trata, pues, de una solución bastante convincente según el modelo romano. De todos modos, la extensión vastísima de algunas diócesis hacía casi imposible la relación pronta del obispo con sus fieles, por lo que se fue separando el rito del crisma con respecto al bautismo; había que esperar la llegada en visita del obispo para poder hacerse. En el desarrollo de esta práctica juega un papel muy importante san Bonifacio.

IV. La reforma bonifaciana (741-754)

El año 741 es una fecha clave por varias razones. En Constantinopla muere León III y le sustituye su hijo Constantino Coprónimos. En Roma muerte Gregorio III y le sucede el papa Zacarías. Asimismo muere Carlos Marthel, sustituyéndole sus dos hijos, Pipino y Carlomán. A Bonifacio se le abre una nueva coyuntura, bastante favorable por cierto: los nuevos dirigentes francos, educados en un monasterio, estaban abiertos a una reforma eclesiástica. Siente por primera vez una protección real por parte de estos mayordomos, dándose entre ellos una estrecha colaboración.

En el 741 Bonifacio erige nuevas diócesis en el territorio franco-oriental, en Turingia: Büraburg, Würzburg y Erfurt. Le informa al papa Zacarías de su nueva relación con los regentes francos, en especial con Carlomán. Sin embargo, a Zacarías, que era griego, no le pareció bien la carta de Bonifacio, expresando incluso sus dudas sobre la conveniencia de la erección de las nuevas diócesis. Recordaba el papa las prescripciones canónicas de no consagrar obispos en ciudades de poca importancia, con el fin de no devaluar el relieve del obispo, su dignidad. Sin embargo, donde predicaba san Bonifacio no había siquiera ciudades, sino pequeños poblados o castillos. Esto demuestra la dificultad de comprender esta situación para un papa procedente de Grecia, con una sensibilidad muy distinta. De todos modos, el papa no da marcha atrás, sino que confirma la actuación de Bonifacio.

El siguiente objetivo que se marca Bonifacio es el de la reforma de la Iglesia franca. Desde hacía 80 años no había tenido un sínodo. Las diócesis estaban en manos de laicos ávidos de poder o de clérigos adúlteros. Es así como pide la convocatoria de un sínodo a Roma. La reforma promovida por Carlomán .en Austrasia. y Pipino .en Neustria. fue iniciada en el sínodo celebrado entre los años 742 y 743 en un lugar desconocido. La primera datación que se da es el 21 de abril del 742, año «de la Encarnación del Señor». Se pudo esta fecha porque en ese momento no había rey ocupando el trono franco. Al inicio del 743 es elevado al trono un merovingio, Childerico III, por lo que la datación siguiente será a partir del reinado de este rey[81].

Por parte de los obispos francos la participación fue escasa; tan sólo asistieron 7. Faltaban obispos importantes como los de Maguncia y Tréveris. Carlomán da valor legal a las decisiones del sínodo.

¿Cuáles son las reformas? En primer lugar, el restablecimiento de la constitución eclesial normal, canónica, con el orden jerárquico de arzobispo, obispo, sínodos anuales y validez del Derecho canónico. Ésta era la estructura normal de una Iglesia al inicio del Medievo. En segundo lugar, la responsabilidad en la administración de una diócesis es del obispo solamente. Esto iba contra los señores feudales, que tenían responsabilidad en algunas iglesias. La medida significaba que los sacerdotes no podrían excusarse de la obediencia del obispo: todo sacerdote debería dar cuentas de su vida y actividades al obispo al inicio de cada cuaresma; todo Jueves Santo recibiría el crisma del obispo. Los bienes usurpados por los laicos a las iglesias debían ser restituido. En tercer lugar, se excluye a los clérigos que no vivieran canónicamente, en concreto los concubinarios[82]. Ningún clérigo podía llevar armas ni ir de caza; no debían habitar mujeres en sus casa ni podían vestirse como laicos. En conjunto, se puede decir que con esta medida se intentaba sacralizar la manera de vivir del sacerdote, lo cual influirá en la posterior reforma gregoriana. En cuarto lugar se establece una colaboración de los obispos con los funcionarios estatales contra las prácticas paganas y supresticiosas. Por último, los monjes y las monjas deberían adoptar la regla de san Benito.

Éste es el contenido del concilio Germánico. No todas las leyes eran nuevas .en especial lo concerniente al estado de vida de los sacerdotes.. Nuevas eran las amenazas de penas contra los clérigos lujuriosos y la restitución de bienes a la Iglesia. Una novedad formal es la promulgación de los decretos conciliares en forma de capitulares, lo cual es nuevo respecto a los sínodos merovingios. Los decretos de los sínodos francos en los siglos VI y VII recibían su autoridad de la firma de los obispos. Con Pipino y Carlomán deberán autentificarse y publicarse como capitualres, es decir, como disposiciones legislativas escritas y emanadas por los Carolingios. Sólo bajo Ludovico Pío se volverá a la forma antigua de rúbricas episcopales.

Bonifacio quería introducir sínodos anuales metropolitanos. Así, el siguiente sínodo austrásico .si bien se celebra en Neustria, en Les Estinnes, (Soissons)., es una constatación para Bonifacio de que debe actuar con cautela, por la fuerte oposición de los nobles francos para devolver los bienes usurpados a la Iglesia. Reafirma la doctrina y los cánones respecto al matrimonio .se prohibe, por ejemplo, el contraer nuevas nupcias viviendo el primer cónyuge.. En el códice donde se registra este sínodo[83] observamos un elenco de prácticas paganas[84], estando una parte de ellas mencionadas en el concilio Germánico. Los jefes civiles ayudarían a los obispos en la búsqueda de estas prácticas paganas.

V. El ocaso de san Bonifacio

El concilio Germánico supuso el culmen del influjo de Bonifacio. Pero a partir de él irá decayendo su influencia. Surgen grandes oposiciones. Entre los francos se da una tendencia de rechazo hacia el extranjero: Bonifacio, por ser extranjero, era considerado como indigno del episcopado franco. Sin embargo, éste era arzobispo, aunque sin sede fija. Quería llegar a ser arzobispo de Colonia, la diócesis más importante de Austrasia, con el fin de difundir su reforma. Pero falló este proyecto por la oposición franca, debiéndose contentar con ser obispo de Maguncia en el 745.

Tampoco iban bien las cosas en Baviera. Un sacerdote administraba el bautismo con una fórmula que Bonifacio consideraba como inválida. Virgilio de Lalszburgo, irlandés y en relaciones tensas con Bonifacio .que era anglosajón., eleva la pregunta a Roma. En el 746 el papa Zacarías responde y toma posiciones contra Bonifacio[85]: aquel sacerdote ignoraba la lengua latina y, además, no parecía ser reo de herejía. No sería, pues, preciso rebautizar de nuevo a aquellas gentes, sino simplemente imponerles las manos para purificarles.

En el 747 Carlomán, el sostenedor más firme de Bonifacio, abdica de mayordomo e ingresa en el monasterio de Montecasino como monje. A partir de este momento, Pipino, único regente, regulará las disposiciones eclesiásticas autónomamente, sin contar con Bonifacio. Éste comenzará a ocuparse de un nuevo proyecto: la fundación del monasterio de Fulda. Las fundaciones que había hecho hasta entonces se concebían como centros pastorales para la misión. Ahora, sin embargo, pretendía otra cosa. Le encarga la fundación de este monasterio a un amigo suyo que se había retirada como ermita hasta los confines de Assia, en Hersfeld. El 12 de marzo del 744 .día en que se celebraba a san Gregorio Magno. se fundaba este monasterio. En el 751 Bonifacio pide a Zacarías un privilegio para asegurar la incolumidad del monasterio. ¿Se trataba de una exención de la jursdicción episcopal, o más bien una protección para la existencia y bienes del monasterio? Parece que lo último es lo más verosímil. En esta carta habla Bonifacio de cuatro pueblos .assianos, bávaros, turingios y sajones., en cuyo centro se encontraba el monasterio, el cual elige para su futura sepultura.

En el 752 Bonifacio se ofrece al nuevo papa Esteban II para colaborar con Roma como siempre lo hubiera hecho, con empeño. Sin embargo, su estela va declinando: en el 753 Bonifacio no aparece en la relación de Pipino con el papa; el mayordomo había encontrado otro colaborador, Crodegango de Metz.

Bonifacio, durante un viaje para la imposición del crisma, el 5 de junio del 754, fue asesinado en Dokkum por unos paganos. La tradición refiere que el santo obispo intentó proteger su cabeza de la espada con un libro, el cual, conservado en nuestros días en la iglesia capitular de Fulda, tiene un golpe de espada en su cubierta.

VI. Balance de la obra bonifaciana

En primer lugar debemos observar cómo la reforma de sanBonifacio ha iniciado una nueva orientación para toda la Iglesia occidental: el definitivo nexo con Roma. La Iglesia franca era una iglesia nacional en el doble sentido: en el estar más bien aislada de Roma y en que el rey ejecutaba su supremacía .esto mediante dos derechos: el nombramiento de obispos y la convocatoria de concilios; el rey era el verdadero jefe de la Iglesia franca..

El objetivo de Bonifacio era el de someter al episcopado franco bajo la autoridad de Roma. Según esta intención debía ir el sometimiento a la liturgia romana, en vez de la galicana, la cual, por otra parte, presentaba una gran influencia oriental. Éste debía ser el primer signo de pertenencia a Roma. La nueva Iglesia franca, unida a Roma, recibía una conciencia de universalidad; se abrían sus horizontes a las necesidades de la Iglesia universal.

Otro objetivo de Bonifacio es la restauración de la organización metropolitana, en desuso con los merovingios. A la cabeza de esta Iglesia debía ir un arzobispo, cuyo símbolo de la autoridad recibida de Roma debía ser el palio. El arzobispo, según Bonifacio, era el mediador entre Roma y los demás obispos. Sólo podría llegar a esto mediante concesiones, pues los Carolingios no querían perder su influjo sobre la Iglesia franca.

Por obra de Bonifacio se produce también un acercamiento del clero diocesano al monacato. A esto colaboró el traslado al Continente del modelo anglosajón de monasterio-catedral como centro de la vida eclesial. El centro en las zonas de trabajo misionero era el monasterio. Sus colaboradores vivían de forma monástica. Las preferencias por este modelo monástico están en la búsqueda del carácter específico de la imagen del sacerdote en este primer medievo: presupuesto para una acción ritual, cultual, grata a Dios, era la abstinencia sexual. Entendían como inaceptable la unión de vida sexual y el culto. Si no aprobaba el matrimonio en los sacerdotes, con mucha más razón luchó contra el clero concubinario. La vida monástica ofrecía una mayor garantía para la vivencia del celibato en el clero.

Otro resultado de la obra bonifaciana es el de la cristianizacióin del pueblo, en particular del pueblo rural. Cada villa tenía su iglesia, la cual llegará a ser el centro de toda la vida pública. No es fácil valorar este hecho en la formación de la sociedad medieval. El cristianismo, que se había formado en la Antigüedad en el seno de las grandes ciudades y alrededor de los estamentos más cultivados, sin embargo en este tiempo llegará a ser una religión de todos. Todo niño era bautizado; todo adulto debía tener un mínimo de formación .en la que era indispensable aprender de memoria el padrenuestro y el credo.; la participación litúrgica del domingo se generaliza. Al final, eta forma rudimentaria de pastoral conduce a una sensibilización del pueblo hacia el ideal cristiano, así como la conciencia de que los contenidos de la fe estaban en ciertos libros. Sin embargo, no se llegó a dar el paso hacia una liturgia en la lengua del pueblo[86].

Un campo delicado de la pastoral era el de la legislación matrimonial, sobre todo lo concerniente a la indisolubilidad. Gregorio II envía a Bonifacio una respuesta a una serie de preguntas que éste le había formulado. En ella el papa permite contraer segundas nupcias en el caso de que la mujer esté enferma y no esté en condiciones de hacer el débito conyugal. Sin embargo, poco más tarde, el papa Zacarías no permitirá esta opción.

Se menciona también un tema importante para la economía: el diezmo. Para la Iglesia antigua era expresión de una justicia propia del Antiguo Testamento y esto se consideraba como insuficiente. En la Iglesia oriental no era aceptable el pago generalizado. En la segunda mitad del siglo VI empieza a generalizarse en Occidente el pago del diezmo, posiblemente en el sur de la Galia. El concilio Germánico habá decidido la restitución de los bienes eclesiásticos secuestrados por los laicos. Esto resultó imposible. En compensación, Pipino propuso dar el diezmo de manera obligatoria. Uno de los motivos principales de la dificultad de la evangelización entre los sajones fue el de la obligatoriedad del diezmo. Dos factores pudieron contribuir a esta obligación: el influjo creciente del Antiguo Testamento en el primer Medievo .sobre todo en la teología moral: el Antiguo Testamento fue considerado como regla para la conducta moral, al mismo nivel que el Nuevo Testamento.; y la recompensa por la administración de los servicios litúrgicos. El diezmo se pagaba al párroco, por lo que se precisaba de una distribución territorial previa .para evitar la confusión de darlo a otra parroquia.. Esto contribuyó a que la parroquia fuera la única entidad competente en la administración de los sacramentos. Nace así la obligación de asistir a la misa dominical en la propia parroquia, así como recibir los sacramentos en ella y no en otra[87].

* * *

CAPÍTULO VII

LA ALIANZA ENRE EL PAPADO Y EL REINO FRANCO

EN EL SIGLO VIII

I. Situación del papado en la primera mital del siglo VIII

Los papas, de hecho, eran obispos pertenecientes al Imperio bizantino; estaban teóricamente bajo la obediencia del emperador bizantino. El último papa en viajar a Constantinopla fue Constantino I (708-715), el cual fue requerido por Justiniano II (710-711) para encontrar una solución a los problemas causados por el concilio Trulano II. Los papas anteriores había rechazado sus determinaciones debido a haber sido un sínodo de fuerte tendencia antirromana. Justiniano II esperó un resultado aceptable de sus coloquios con el papa. Efectivamente se llegó a un compromiso aceptado por el papa, por lo que el emperador reconoció el primado romano. Se consideraba, pues, com oun privilegio que el emperador daba al papa, lo cual era inaceptable para Roma, pero por mantener la paz no se hizo una protesta formal por parte del papa. De todos modos, la Iglesia se fue separando de los bizantinos.

Tras el concilio I Trulano (680-681) se fue afirmando el elemento griego-oriental en Roma. Los papas del tardo VII fueron sicilianos o griegos. En este contexto bizantino Roma tomó cuatro fiestas marianas del año litúrgico griego. Uno de los pocos papas de origen romano en este momento fue Gregorio II (715-731), el cual había compañado a Constantino I en su viaje a Constantinopla. Las relaciones de Gregorio II con el emperador León III (717-741) estuvieron presididas por una gran tensión. El emperador encontró una gran resistencia cuanto intentó imponer una nueva tasa a Roma para financiar sus campañas militares. El papa defendió con energía los bienes de su pueblo, lo cual le costó la intención por parte del emperador de atentar contra él. Cuando en el 726 León III haga de la iconoclastia su programa político, las tensiones se recrudecerán. En Italia se pensaba que el Imperio debía volver a Roma y dejar de ser griego. Se retira la obediencia al exarca de Rávena; éste, Eutiquio, se alió con el rey lombardo, Liutprando (727-751), en el asedio de Roma. El papa consiguió cambiar el parecer del rey lombardo.

El papa debía guardar un difícil equilibrio: por una parte se sentía ligado a Bizancio, pero también debí defender del derechos de Roma. En enero del 730 emana León III su primer edicto contra las imágenes. Gregorio II se mantuvo leal en su relación con Bizancio, pues se consideraba como impensable que un papa se pudiera separar del Imperio.

Gregorio III (731-741) era sirio. Trató de resolver los problemas con Bizancio por la vía diplomática, pero fracasó en sus dos intentos: la primera vez por miedo del enviado; la segunda, por la interposición del estratega de Sicilia. El 1 de noviembre del 731 se condena, en un sínodo en Roma, la doctrina iconoclasta de Le´ñon III. Esto no fue aceptado por Constantinopla. Es más, la respuesta vino con medidas administrativas contra Roma. El patrimonio de San Pedro .que se encontraba en Sicilia e Italia meridional. fue gravado hasta tal punto, que prácticamente llegó a la expropiación. Gran parte del sur de Italia, Iliria, Macedonia y Grecia pasó a la administración del patriarcado de Constantinopla. Todo esto supuso el fin de la Iglesia imperial grecolatina, con la separación del elemento latino. El papado se redujo a un obispado más del centro de Italia, que raramente entraría en relaciones con la Iglesia griega. Sin embargo, no dejó de considerarse a Bizancio como el poder legítimo de Italia.

La situación se hizo insostenible cuando Liutprando, rey de los lombardos, sometió el Ducado Romano en el 739, amenazando la misma Roma. Gragorio III, abandonado por Constantinopla, se volvió hacia Carlos Marthel, mayordomo franco. Es el primer contacto mantenido con los francos, con motivo de esta petición de ayuda[88], en un momento de tensión iconoclasta con Bizancio y la amenaza lombarda. La veneración que los pueblos germánicos tienen hacia Pedro .como portero del cielo. llega a ser un factor notable en la búsqueda de uevas formas de relación entre francos y papado. Sin embargo, en este momento (años 739-740) se ve como lejana la posible alianza: Carlos Marthel estaba aliado a los lombardos; ambos habían luchado juntos contra los sarracenos; además, estaba enfermo, no pudiendo obtenerse de él grandes resultados; por otra parte, el mayordomo no quería mezclarse en asuntos italianos. LA situación del papa era, ciertamente, desesperada. La única solución venía de pactar la paz, por lo que busca la intercesión de los obispos del norte de Italia.

En el 741 muere Gregorio III sin conseguir los resultados apetecidos. Zacarías (741-752) le sustituye. Es el último pontífice de origen griego. Aporta una política hábil, tendente a un acuerdo con lombardos y bizantinos. En un coloquio con Liutprando consigue el acuerdo para una paz ventenal. Cuandoel rey lombardo amenace Rávena, el papa .que había recibido la petición de ayuda por parte del exarca y del obispo de aquella ciudad. llega a impedir el asedio. Esto nos sirve para comprobar cómo el papa se sentía vinculado a Bizancio, a pesar de las tensiones iconoclastas. Él mismo tradujo los Diálogos de san Gregorio Magno al griego, con el fin de conseguir un mayor entendimiento entre griegos y latinos. De todos modos, la política de Zacarías no era progresista para ese momento: en el fondo quería volver al orden clásico de relaciones entre emperador-papa, mientras el curso de la historia apuntaba hacia otra dirección.

II. La elevación de Pipino a rey

Después de la muerte de Carlos Marthel, sus hijos, Carlomán y Pipino el Joven, se dividen el poder. Sin embargo, Carlomán se retira en el 747 a Montecasino, por lo que Pipino llega a ser único mayordomo franco. En el 746 acude al papa sin el trámite de Bonifacio, proponiéndole una serie de preguntas acerca del rango del metropolita, los obispos, el celibato, los votos monásticos, detalles sobre la penitencia, el matrimonio, etc. En el fondo venía a demostrar las preocupaciones de un cristiano que se sentía responsable de su Iglesia. El papa le contestó rápidamente.

Poco después escribió (año 749) otra carta al papa sobre la posición del mayordomo mismo[89]. El rey no tenía, en la realidad, ningún poder. ¿Era justo que reinase en estas condiciones? Zacarías responde que es mejor llamar rey a quien tenga el poder, a fin de que el orden no se resienta; por lo tanto, Pipino debía ser rey. La respuesta del papa es parangonable a una decretal. Fue adoptado como criterio decisivo el principio de idoneidad. No era un problema eclesiástico, sino un asunto político. La sacralidad del rey franco derivaba de la sangre .provenía, según su tradición, de una estirpe mítica.. No era fácil sustituirlo, precisamente por su carácter sacro. Sin embargo, esta sacralidad fue sustituida por otra, fundada sobre la voluntad de Dios expresada a través del papa y sobre la unción .que subrayaba el carácter sacro de la nueva dinastía; este rito de la unción no lo tenían los merovingios.. Pipino es consagrado en Soissons como rey de los francos por Bonifacio. Childerico fue tonsurado e internado en un monaterio.

La unción del rey no había sido inventada por los francos, sino por los visigodos, siendo también practicada por los irlandeses. Es muy posible que los francos siguieran el modelo visigodo. La inspiración la toman del Antiguo Testamento, en concreto del joven David. Así es como Pipino recibe su legitimidad no de la etirpe, sino de la «gracia de Dios». Es la primera vez que aparece esta expresión, la gracia de Dios, para justificar un reinado.

Se discuten en la actualidad muchos detalles concernientes a este hecho. Parece que la datación haya que retrasarla al año 751, en vez del 750. Por otra parte, no parece que fuera Bonifacio el obispo consagrante, puesto que no aparece nada de esto en sus cartas, y esto parece extraño debido a la importancia del hecho. Más bien habría que pensar que fue Crodegando de Metz, confidente de Pipino, quien siguiera este acto de coronación. Con todo, lo más importante es el efecto del acontecimiento. Pipino, por la autoridad del papa, había llegado a rey. Es un hecho importantísimo para toda la historia de Europa y de la Iglesia en el Medievo.

III. Viaje del papa al Reino franco

Entre el 753 y 3l 754 viaja el papa al Reino franco. La ocasión de este primer viaje de un papa al reino de los francos era brindada por la amenaza de los lombardos hacia Roma. Estamos en los tiempos de Astulfo, rey más intransigente que Liutprando. Después de la conquista de Rávena .tras la cual Astulfo pasó a vivir en el palacio del exarca, dato éste de gran importancia simbólica., el rey lombardo se propuso adueñarse de toda Italia. Esteba II (751-757) se dirigió a Constantino V en petición de ayuda, pero el emperador bizantino no envió sino tan sólo una delegación diplomática, la cual tenía el cometido de exigir a Astulfo la restitución de los territorios conquistados. Ante esta situación, el papa se dirigió al rey franco, que tanto debía en su ascensión al trno al apoyo del papa Zacarías. En el último instante llega una última delegación bizantina. Contemporáneamente llegan también dos oficiales francos con el fin de acompañar al papa a la Galia; eran Crodegando de Metz y el duque Autcardo. El 14 de octubre del 753 se acerca el papa a Pavía, junto con un oficial bizantino y los dos delegados francos. Tras la tentativa ante el rey lombardo y el fracaso de la misma, el papa se despide de los bizantinos y prosigue su viaje hasta la Galia.

Parece claro que el papa tenía la intención de provocar la ruptura con Bizancio. En el 754, en la fiesta de la Epifanía, se en cuentra el papa con Pipino en el palacio de Ponthion. El papa fue recibido según el ceremonial bizantino. El rey se postró ante el papa, ofreciéndole su servicio. Tenemos dos fuentes de este acontecimiento: el Liber Pontificalis[90] y los Annales Mettenses Priores[91], texto este último que estaría compuesto hacia el año 805; ésta es la única fuente que refiere la postración del papa ante el rey, lo cual es un signo de cómo querían ver los francos su relación con el papado.

Se concluye con un pacto de amistad, el cual significa la mutua protección. El rey tenía necesidad del consenso de sus grandes para poder llevar una campaña contra los lombardos, la cual sería impopular entre los francos. El 1 de marzo del 754, en el palacio de Berny-Rivière se reúne con su consejo, el cual se niega. El monje Carlomán se acercó a la corte por mandato de su abad de Montcasino, con el fin de impedir la petición del papa. De hecho, Pipino hizo internar a su hermano en un monasterio franco. El 14 de abril de ese mismo año, fiesta de la Pascua, Pipino, sus hijos y los grandes del Reino se reúnen en el palacio de Quiercy para redactar un documento: la famosa Promesa de Quiercy .promissio carissiaca., primer paso para la formación del Estado Pontificio. Contenía la restitución del Exarcado .Rávena, Ferrara, Bolonia, etc.. y de la Pentápolis .Rímini, Pesaro, Fano, Sinigaglia y Ancona., territorios que habían pertenecido a los bizantinos. No se hablaba entonces de .Estados Pontificios., sino de .Patrimonio de San Pedro..

El 28 de julio agradece el papa al rey su empeño, coronándolo y ungiéndolo de nuevo como rey de los francos. ¿Por qué esta segunda unción? La importancia no estaba en la unción en sí, sino en la dignidad del consagrante. El papa nombra Patricio Romano a Pipino, dignidad que sólo poseía el exarca de Rávena, la cual llevaba consigo la obligación de defender Roma de cualquier peligro. Se firma una cláusula[92] de grandes consecuencias, en la cual, mediante pena de excomunión, se prohibe el acceso al trono de cualquiera que no fuese de la estirpe carolingia, consagrada por manos del Pontífice Romano. En agosto se pone Pipino en marcha contra los lombardos, a los que consigue reducir: Astolfo es derrotado en Susa y sitiado en Pavía, por lo que promete la devolución de Rávena y otras veintiuna ciudades con sus tierras. Pipino regresó a la Francia y el papa a Roma. Al poco tiempo Astolfo se arrepintió de su promesa, precipitándose sobre Roma[93]. Esteban II se dirigió de nuevo a Pipino, recordándole la promesa de Quiercy. En el 756 irá de nuevo el rey franco contra los lombardos, forzando a Astolfo a capitular: debía entregar la tercera parte de su tesoro real, pagar un tributo anual a los francos y devolver al papa las ciudades antes prometidas, más la de Comacchio, junto al Po.

III. La donación de Pipino

En Quiercy se habían producido dos hechos muy importantes: por una parte la ayuda militar y, por otra, una donación. Las conquistas del rey franco en Italia concernían a territorios que pertenecieron a Bizancio; no eran, pues, de dominio pontificio. Los bizantinos, de hecho, esperaron su restitución. Pero Pipino declaró lo siguiente al embajador bizantino: «No he salido a campaña sino por amor a san Pedro y remisión de mis pecados, y jamás revocaré la oferta hecha a san Pedro». Con la donación de Pipino comienza la historia de los Estados Pontificios, los cuales estarían constituidos por gran parte del Exarcado y la Pentápolis, además del Ducado Romano, algunas ciudades limítrofes y Córcega. Los papas daban mucha importancia a esta donación de Pipino, porque para ellos suponía la única fuente de ingresos, los cuales servían para la manutención de la numerosa población de Roma y el costoso mantenimiento de las numerosísimas basílicas[94].

Los motivos de esta actitud están, según las fuentes, en la devoción a san Pedro. El culto a san Pedro tenía antiguas raíces en la Iglesia franca, la cual lo había recibido de los misioneros anglosajones. En el caso de Pipino no dependemos de varias hipótesis, sino de un testimonio muy preciso acerca de la fundación que hace, en la propia basílica de San Pedro, de un altar particular junto al Apóstol, con el fin de celebrar continuamente misas en favor de la familia carolingia. El papa accede al traslado de las reliquias de santa Petronila .considerada como hija de san Pedro. desde las catacumbas a una capilla construida al sur de la basílica .mausoleo que se alzaría con Pablo I.. Adquiriría una importancia capital para los Carolingios, de tal manera que santa Petronila se convertía en una auxiliar especial para los francos: para acceder a san Pedro, nada mejor que encontrar la recomendación de su hija.

En los Annales Reges Francorum está reflejado el hecho de que en el 756 Pipino confirma el derecho de san Pedro, redactando .sin atender a los antiguos dueños. un documento de donación territorial en favor del papa. En el Liber Pontificalis aparece, en la Vida de Adriano I, cómo este papa recuerda a Carlomagno la donación de Pipino[95] (en la Pascua del 774). Esta coincidencia en las fuentes demuestra que Pipino, al menos, había regalado algo. Sin embargo, en la concepción papal .la de Adriano I. no estaba del todo cumplida su donación. Parece que el papado no había insistido tanto en el cumplimiento de una promesa cuanto en la ampliación del territorio regalado. La propiedad papal, según el pontífice, añadiría a a la donación de Pipino el Exarcado entero .incluso las ciudades de Imola, Bolonia y Ferrara., Córcega, Venecia, Istria, Espoleto y Benevento[96]. Sin embargo, Pipino no había nunca donado este territorio; era una pretensión que el papado quería obtener de Carlomagno. Los francos no sólo le habían dado protección al papa, sino además, ya en este momento, vastos territorios de Italia. El papa regalaba a Carlomagno la colección de cánones de Dionisio el Exiguo junto con las Decretales pontificias, fuentes del Derecho eclesiástico.

IV. La leyenda de la donación constantiniana

Debemos distinguir entre esta última donación y la de Pipino. Buscando los motivos de la donación de Pipino, los estudiosos piensan en un documento apócrifo: el Constitutum Constantini[97], el cual se habría dado supuestamente cuando Constantino, en el 330, trasladó la capital del Imperio a Constantinopla. Hoy es indiscutible su falsedad.

El falso se divide en dos partes: una confesio de fe de Constantino bautizado; y una donatio .de donde viene el nombre al documento., la cual enumera derechos transferidos por Constantino al papa. El contenido es muy simple, con aspectos netamente jurídicos. Constantino, enfermo de lepra, acude a todos los médicos y sacerdotes paganos del Capitolio. Estos últimos aconsejan abrir una zanja para verter en ella la sangre de niños y, aún caliente esta sangre, bañarse el emperador en ella. La noche anterior recibe Constantino una visión en la que se le aconseja otra cosa: dirigirse al papa Silvestre. Así lo hizo y fue curado. Esto es lo que le movería a tomar varias decisiones: el papa tendría la preeminencia sobre los cuatro patriarcados .Antioquía, Alejandría, Constantinopla y Jerusalén., así como de las demás iglesias del mundo; el papa se trasladaba, desde la clandestinidad, al palacio Lateranense, sumándose a esto la concesión de grandes extensiones territoriales. Para que la dignidad pontificia no desmereciera de la terrena, se le donaría el palacio lateranense, la ciudad de Roma, toda Italia y Occidente. Constantino marchaba a Constantinopla porque no veía conveniente que en el mismo lugar donde era constituido el dominio de Cristo y de los sacerdotes habitara también el emperador. Constantino, pues, habría concedido la potestad temporal sobre Roma, Italia y todo Occidente. No se trataba de una pequeña parte de Italia, sino de todo el Occidente: Constantino, emperador de Oriente, nombraba como responsable de Occidente al papa. Se trata de una compilación de valor hagiográfico, ejemplificativo, madurado en un ambiente italo-franco, entre personas favorables a las buenas relaciones entre los francos y el papado.

¿Dónde, porqué y cómo se ha producido y se ha puesto en circulación? Parece que el testimonio manuscrito más antiguo sobre este Constitutum no es anterior al 850 y está en conexión con las falsas Decretales del Pseudoisidoro[98]. Sobre la datación del mismo, hoy se sigue discutiendo, si bien se tiende a pensar que se habría dado entre la mitad del siglo VIII y la mitad del IX, más precisamente al finales del siglo VIII. Su lugar de origen sería Roma, en concreto la Cancillería Pontificia. Algunos estudiosos ven una relación, un nexo de unión, entre los hechos de Ponthion y la Constitutum: Esteban basaría su derecho de nombrar Patricio de Roma a Pipino precisamente en este falso.

El influjo de este falso sobre el ulterior desarrollo del papado es enorme. Algunos han querido ver en él como una carta magna de las pretensiones del papado, pero esto parece una exageración. Con motivo de la coronación de Otón I (siglo X) se manifiesta el conocimiento que de este documento se tiene en la cancillería pontificia. El cardenal Humberto de Silva Cándida, en 1053, lo usa en confrontación con los griegos .no olvidemos que Constantino era venerado por la Iglesia griega como santo.. La utilización de este documento fue uno de los motivos del cisma de 1054. Los papas del Medievo hicieron de él un argumento central para sus reivindicaciones territoriales. Así lo hicieron Inocencio III y Gregorio IX, si bien fueron muy cautos a la hora utilizar el documento para reivindicar el primado religioso: tenían que evitar que pareciera el primado una donación también de Constantino. Inocencio IV, en su enfrentamiento con Federico II (1248), hace pintar los caracteres más sobresalientes de este documento en la capilla de San Silvestre, apareciendo las escenas de la curación de Constantino y la donación a Silvestre .la intencionalidad de estas pinturas era clamaramente política contra el emperador del momento..

La donación fue considerada como auténtica durante todo el Medievo, aunque no faltaron reservas en cuanto a la validez del documento .no en cuanto a su autenticidad.. Así, or ejemplo, Arnold de Brescia (siglo XII) y algunos grupos heréticos la refutan no por razones de tipo histórico, sino por su rechazo a una Iglesia rica y su deseo de volver a la Iglesia primitiva: la donación sería el gran pecado de la Iglesia .entre estos grupos contestatarios estaban los valdenses.. El primero en intuir su falsedad formal es el cardenal Nicolás Cusano (1433). Lorenzo Valla, en 1440, también documenta su falsedad. Al principio, sin embargo, no se abrió camino esta demostración; habrá que esperar a 1518-1519 cuando en el entorno de Lutero se difunda esta visión revisionista. Se produjo entonces una lucha entre defensores y detractores. El cardenal Baronio (+1607) sostuvo que sí había una donación de Constantino, pero que el documento era falso, hecho or los griegos y traducido al latín[99]. Por fortuna, en nuestros días se ha cerrado esta discusión.

V. La Iglesia franca después del 754

Después de la muerte de san Bonifacio se divide su herencia espiritual. La administración de la abadía de Fulda pasa al abad Sturm, sustituto de Bonifacio que tuvo que defender enérgicamente su independencia frente a otro discípulo de Bonifacio, Lul .anglosajón.. Obispo de Maguncia, el cual extiende el dominio de Maguncia mediente la incorporación de otras pequeñas diócesis[100]. La posición privilegiada que tuviera Bonifacio pasa ahora a Crodegango de Metz, franco, que había servido en la cancillería de Carlos Marthel. En el 753 acompaña a Esteban II al reino franco, lo cual demuestra que era un hombre de confianza de Pipino. Recibe el pallium de manos del papa y sucede a Bonifacio como arzobispo de la Iglesia franca. De su persona estamos bien informados, siendo un promotor de la edificación de la Iglesia y un hombre que mostró comprensión hacia la vida ascética.

En este tiempo se da un hecho muy importante para los clérigos de Metz: la introducción de la vida canónica, a un nivel muy parecido al de los monjes: se trataba de la vida común entre el clero. La Regula Canonicorum, primera que se escribe de este género e inspirada en san Benito, será muy influyente.

Signo de la continuidad de las reformas de Bonifacio es la convocatoria de sínodos, como el de Attigny en el 763, donde se concluye solemnemente con una unión de oración al uso de la Iglesia en Inglaterra. Todos se obligaban por contrato a asistir a la muerte de cada persona con un número determinado de oraciones, lo cual se haría demasiado gravoso en su ejecución. Se reafirmó este uso en el sínodo de Dingolfing.

* * *

CAPÍTULO VIII

CARLOMAGNO Y LOS PAPAS

La relación de Carlomagno con los papas está bien documentada, especialmente por las cartas del Codex Carolinum .la fuente más importante para la alianza entre los papas y los carolingios, así como para las disputas teológicas del siglo VIII.. En la actualidad se conserva un único manuscrito: el Codex Vindobonensis 449, el cual se encuentra en la Biblioteca Nacional de Viena[101]. Junto a esta importantísima fuente está otra: el Liber Pontificalis, el cual nos da noticias muy interesantes entre los siglos VIII y IX. En él encontramos escritas contemporáneamente a los hechos las vidas de aquellos papas, lo cual tiene mucho valor para nosotros.

I. Desórdenes en Roma hasta el primer viaje de Carlomagno en el 774

Carlomagno asciende al trono en el 768, al principio unido a su hermano Carlomán. En ese momento la situación política en Roma es muy peligrosa. En el 767 muere Pablo I. Una de las familias romanas más influyentes eleva al pontificado a un miembro de la misma, Constantino, el cual era laico. Era el comienzo de una larga crisis. Constantino pide apoyo a los carolingios, pero una rebelión en Roma .sostenida por los lombardos. pone en el pontificado a Felipe, un monje que, poco después, será obligado a volverse a su monasterio.

El rey lombardo, Desiderio, influye para que suban al solio pontificio candidatos suyos. Tanto los lombardos como las facciones romanas impedirán actuar con libertad a los pontífices de este momento. Con Esteban III comienza el influjo de los francos en el pontificado, extendiéndose hasta Adriano II, en el siglo IX. Esteban III, que llegó al papado en una situación confusa, renueva el pacto de amistad cn los carolingios y envía una delegación papal a un sínodo celebrado en el 769. En este sínodo se condena la usurpación del laico Constantino, emanando una nueva disposición sobre la elección de los papas, en la cual se prohibe el nombramiento de un laico. También se ocupa de la controversia de las imágenes, condenando a los iconoclastas.

La situación, en torno al año 770 es tensa. Entre los dos hermanos carolingios hay problemas, los cuales concluyen cuando muere Carlomán en el 771. El papa Esteban teme una alianza entre carolingios y lombardos, posible ante la boda de Carlomagno con una hija de Desiderio. Esteban muere en el 772.

Adriano I, su sucesor, se mueve con gran habilidad: aun reconociendo la soberanía de los bizantinos, sin embargo se confía al rey franco. Contra las amenazas de los lombardos sabe buscar refugio en Carlomagno, el cual era, a la sazón, Patricio de los Romanos, es decir, protector de Roma. El biógrafo del papa nos dice que fue forzado por la necesidad, ante la presión de los lombardos. Carlomagno llegará a asediar Pavía en el 774. Antes había celebrado la Pascua en Roma: había sido recibido allí como exarca y como patricio. Renovó con el papa el pacto de amistad. El lunes después de Pascua Adriano hizo cantar los Laudes Regiae en honor de los francos; se trataba de la aclamación más solemne hacia la Iglesia franca: son una exclamación en forma de oración litánica por el rey franco, su familia, su ejército. Aparece por primera vez la frase Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat, referida a Carlomagno, que era el representante de Cristo. Se trata, pues, de un texto con un contenido altamente político-litúrgico.

En una carta que el papa dirige a Carlomagno en mayo del 778[102], hace una referencia expresa al Contitutum Constantini para recordarle la promesa dada a san Pedro, hecho que justifica con la generosidad de Constantino. Carlomagno debía ser el nuevo Constantino, un nuevo cristianísimo emperador. Esta expresión, ciertamente, resulta reveladora para este momento. Adriano implora que se sean dados a san Pedro los patrimoinos del Lacio y Toscana, Benevento y Espoleto, así como Córcega. Y esto lo hace en clara referencia al Constitutum y a la promesa de Quiercy. Sólo años después Carlomagno dará una parte de ese territorio, pero no todo.

Una segunda visita del rey franco a Roma en el 782 pareció iniciar una solución. Allí se confirmó el pacto de amistad entre Carlomagno y el papa. En una carta de agradecimiento por este evento[103], el papa recuerda las peticiones de la carta anterior sobre los territorios regalados a san Pedro. Sin embargo, el papa se fue dando cuenta que debía despedir de su mente el sueño de un estado pontificio independiente.

El papa carecía de libertad de acción en lo político-eclesiástico. Esto se demuestra en los acontecimientos que se produjeron con ocasión del viaje de una embajada bávara a Roma en el 787. Corren los tiempos de Tásilo III, duque de Baviera y hombre muy devoto, deseoso de una cierta independencia en las relaciones con los francos. Para ello busca, junto al papa, una paz con los francos. La ocasión parecía propicia por la amistad de Adriano con Carlos. Sin embargo, los proyectos del rey franco eran muy diversos para Baviera y, al final, el papa tuvo que plegarse a estas pretensiones. Según los Annales Regni Francorum[104] el papa amenazó de excomulgar a Tásilo y sus seguidores si no mantenía la obediencia a los francos. Además, si no ofrecía su homenaje al rey franco, éste quedaría libre de pecado por cuanto ocurriera en Baviera tras la entrada del ejército .sus devastaciones, homicidios, etc... Se trata de un texto oficial franco, no escrito en la Cancillería papal, por lo que debe ofrecernos, a priori, algunas reservas. Pero, de todos, modos, nos sirve para entender el sostenimiento moral de una conquista franca y cómo Adriano, que en un principio estaba cercano a los bávaros, sin embargo, bajo la presión franca se pone contra sus amigos primeros. Se da, pues, una auténtica capitulación del papa ante Carlomagno. Las cartas que entre el 788 y el 790 escribe el papa a Carlomagno demuestran esta dependencia del papado bajo los francos, incluso en lo económico. ¿Cómo contemplaba Carlomagno la situación del papado? Para el rey franco Italia era tan sólo un lugar de acción entre otros muchos.

Otro acontecimiento que se dio en la visita de Carlos a Roma fue el encuentro con una embajada bizantina, la cual pide la mano de Rotrud .hija de Carlomagno. para el hijo de la emperariz Irene, la cual, viuda de León IV, intentaba un cambio de política respecto a las imágenes y a las relaciones con Occidente. Sin embargo, las pretensiones de la embajada albergaban también una intecionalidad diplomática: esperaban el reconocimiento de sus estados en Italia .quizás también el reconocimiento de un estado pontificio más o menos autónomo.; el acuerdo de matrimonio llevaría consigo también el tratado territorial. Adriano es el primer papa que comienza a fechar sus documentos desde los años de su pontificado, añadiendo seguidamente los del emperador bizantino, lo cual muestra también su deseo de permanecer independiente frente a los francos.

Es posible que en este encuentro de Roma del 781 saliera a colación la cuestión de las imágenes. De todos modos, en una carta autógrafa enviada por la emperatriz Irene al papa (agosto del 785), se invita a Adriano I a participar en un sínodo que condenase los decretos de Hieria. El 26 de octubre de ese mismo año responde el papa favorablemente. Sin embargo, no fue él mismo en persona, sino que envió dos legados a Nicea en el 787. Allí se condenó el iconoclasmo. Otro hecho es significativo: no fue tomada en consideración una petición del papa concerniente a los territorios pontificios en la Italia meridional y Sicilia .no se decía nada de los derechos patriarcales sobre Iliria..

Esto último, con ser doloroso, no fue tanto como la reacción de Carlomagno. Éste no fue invitado a Nicea. Bizancio había convocado tan sólo al obispo de Roma, considerado como el patriarca de todo Occidente .es decir, en su jurisdicción entraba también el reino franco.. Esto, que respondía a la antigua tradición eclesiástica, sin embargo no reconocía los cambios notables que se habían producido. Carlos se consideraba desplazado[105]. La primera consecuencia derivó en la ruptura de la promesa de matrimonio de su hija con el heredero bizantino y una apertura de hostilidades en el sur de Italia.

En el terreno eclesiástico Carlos no aceptó las decisiones del concilio II de Nicea. Se trataba de mostrar su supremacía en la Iglesia occidental, incluso en asuntos internos. La reacción de Carlos demuestra la dependencia del papa hacia él. En el 792 Carlos envía un extracto de textos griegos que habían causado escándalo a ls teólogos francos. Este rechazo supone una humillación para un papa que había dado su consenso al concilio. Adriano no acepta la condena de Carlos, es más, la justifica en un escrito detallado de defensa.

Carlos no se deja impresionar por esto y da un segundo paso: en el 794 convoca un sínodo en Francfurt para discutir de nuevo el problema de las imágenes, lo cual venía a suponer otra humillación para el papa. Junto a un leve consuelo por la condena que en el sínodo se hizo del adopcionismo hispano, se mantenía la ofensa hecha al papa. El día de Navidad del 795 muere Adriano I. Eginardo, biógrafo de Carlos, cuenta que el rey lloró como si se tratase de un hermano...

El pontificado de Adriano no fue un momento feliz para la historia del papado por su dependencia de los francos. La única manera que tuvo de explicar su autoridad espiritual fue mediante el concepto de compaternitas, el cual esbozó en una carta a Carlos: venía a ser una parentela espiritual, un vínculo similar al material de la descendencia.

El nuevo papa, León III (795-816), se apresuró a enviar a Carlos noticias de su elección, acompañando una promesa de obediencia y fidelidad, junto con las llaves de san Pedro y e vexilo romano. Era, pues, un reconocimiento incondicional de la supremación de Carlos sobre Roma y el patrimonio de san Pedro. De todos modos se puede justificar esta actitud por la dura oposición de las distintas facciones romanas.

Y Carlos tomó muy en serio esta supremacía. En el 796 envía al abad Angilberto a Roma para que el papa lleve una vida honesta[106]. Es algo tan sorprendente como la idea que tiene Carlomagno de su papel y el del papa. Su misión la concibe como defender a la Iglesia de los paganos y de los infieles en lo exterior; en lo interior, mantener la pureza de la fe[107]. La misión espiritual del papa quedaba, por tanto, limitada a la oración: orar por el rey y su ejército. La guía de la Cristiandad debía estar en manos del rey, el cual se convertiría en verdadera cabeza de la Iglesia. Así es como Carlos hace guerras con la convicción de tutelar el pueblo cristiano frente a sus múltiples enemigos. También se sentía responsable del bienestar interno de la Iglesia.

León III estaba preparado para una colaboración estrecha con Carlos. No se da ninguna oposición escrita frente a la actitud y papel del rey franco. La Cancillería Pontificia fechará los documentos, a partir de este momento, junto a la datación del Pontífice, la datación de Carlos.

Carlomagno llega no sólo a ser jege polítivo, sino verdadero jefe de la Iglesia franca.. En una carta escrita por Carlos a León III, desarrolla el papel de las relaciones entre el rey franco y el papa; el papa debía ser mero intercesor para la Iglesia; las decisiones debería tomarlas Carlos, no el papa. Es decir, el papa quedaba reducido a una especie de capellán de la realeza.

Contamos con otro testimonio, esta vez del sacerdote irlandés Cathwulf, que no era de la corte de Carlos, sino que vive en Inglaterra y escribe desde allí a Carlomagno. Escribe la carta[108] después de la conquista del reino lombardo, cuando Carlos llega a rey de los lombardos. Escrita en un estilo que recuerda al de los espejos de los príncipes, intenta dar respuesta a cómo debe comportatse un príncipe cristiano. Aprovecha para desarrollar una eclesiología. La carta supone una afirmación muy sorprendente para nosotros: el rey es vicario de Dios Padre, es decir, del Creador; los obispos son vicarios sólo de Cristo. Por tanto, el obispo pasa a un segundo plano, subordinado al poder tegio en cuanto vicariato de Dios Padre. Eclesiología muy distinta a la actual, sin embargo nadie en aquel tiempo la contestó o pensó fuese herética.

Otro testimonio bastante interesante es del mismo León III, el cual manda pintar dos cuadros de mosaico entre los años 796 y 800. Destinados a la gran sala triclinium del antiguo palacio lateranencse[109], presentan a Cristo, el cual entrega por un lado las llaves a san Pedro y una bandera a Constantino; en el otro lado san Pedro da una bandera a Carlomagno y con la mano derecha da el palio a León III. Es, pues, san Pedro quien le da la bandera a Carlos, no el papa. Se trata, pues, de un testimonio acerca de la coexistencia de ambos poderes, expresión de la concepción de León III en estas relaciones. Un programa para la fraterna relación entre los dos plenipotenciarios: ambos recibían el poder de san Pedro. Esto curiosamente no se había concedido nunca a ningún emperador bizantino.

Y es que el papa se encontraba en una situación del todo precaria, siendo cuestionado, sobre todo, en Roma. En el 799 se alzó una rebelión contra el papa, habiendo un atentado contra él en una procesión. El duque de Espoleto .que, a la sazón, era aliado franco. lo acogió. Después lo condujo hacia Carlomagno, el cual estaba en guerra con los sajones. Carlos recibirá a León III con todos los honores en Paderborn .Sajonia.. En un poema escrito para la ocasión .Carolus Magnus et Leo III[110]. se nos describe la acogida calurosa que le prodigó Carlos.

Una carta que escribe Alcuino a Carlos nos da idea de cómo contemplaba este monje anglosajón la relación de Carlomagno con Roma. Hace referencia al atentado sufrido por el papa en Roma en abril del 799. Muestra cómo la primera autoridad es la del papa, la segunda es la autoridad imperial, que reside en la segunda Roma .Constantinopla.[111], y la tercera dignidad es la real, de la cual Cristo ha encargado a Carlos como rector del pueblo cristiano. Es una dignidad superior a las otras dos, a causa de la sabiduría y de la dignidad real en sí. Sólo en él reposa firme la seguridad de la Iglesia.

La condición del papa se complica cuando llegan a Paderborn sus adversarios para acusarle ante Carlos. Éste, pues, tiene la posición de juez del mismo papa. Las opininiones de los consejeros de Carlos eran dispersas a este respecto. Alcuino fue informado por el arzobispo de Salszburgo sobre la vida no impecable del papa. Pero Alcuino recuerda a Carlos el axioma del Peudo-Símaco, del siglo VI: ninguno podía someter a juicio a la Sede Apostólica. El papa fue reconducido a Roma por un séquito franco, pero las acusaciones no parece que estuvieran privadas de fundamento.

En noviembre del año 800 Carlos viaja a Roma con un séquito muy grande. Acogido con honores imperiales, se reúne un sínodo en San Pedro bajo su presidencia, el cual busca una solución al problema del papa. Renuncia a pronunciar una sentencia jurídica, merced al axioma del Pseudo-Símaco. León III se mostrará listo a hacer un juramento de purificación .también previsto por el Derecho Romano., según el cual era inocente de cuanto se le acusaba. El 23 de diciembre el papa, sobre el ambón de San Pedro, jura no haber ordenado los hechos criminales de los que se le acusaba. Con este juramento, para Carlos, quedaba resuelto el caso. Las fuentes no nos dicen de qué acusaciones se trataba[112].

IV. La coronación imperial de Carlomagno en el año 800

Dos días después del juramento del papa viene la coronación de Carlos como emperador. Este hecho tiene una importancia histórica mundial. Las fuentes principales son, por una parte, el relato oficial franco, el cual se encuentra en los Annales Regni Francorum del año 801; por otra parte está el Liber Pontificalis, versión romana de los hechos.

Según el primero, el mismo día de Navidad, en el momento de la misa y ante la Confesión de San Pedro, León III impone la corona imperial sobre la cabeza de Carlos, siendo aclamado por el pueblo como augusto, grande y pacífico emperador Romano. Después del canto de las Laudes fue adorado por el papa según el uso de los antiguos príncipes. Depuesto ya el título de patricio .ya no tenía objeto. fue aclamado emperador y augusto.

La versión pontificia difiere un poco. Todos los fieles romanos exclamaron unánimemente a Carlos como pío coronado por Dios, magno y pacífico emperador... vida y victoria. En seguida el papa unge con el óleo santo al rey.

Contamos con un tercer texto, el cual lo hallamos en la Vida de Carlomagno escrita por Eginardo entre el 830-836, es decir, algunos decenios después del acontecimiento. Como causa de su marcha a Roma pone el autor la devoción del rey franco hacia san Pedro. También menciona cómo el papa se había visto presionado por las circunstancias romanas a acogerse a la protección del rey. La situación de la Iglesia era del todo confusa. Es en estas circunstancias en las que Carlos toma el título de emperador y augusto. Nos dice Eginardo que si Carlos hubiera conocido las intenciones que se tenían de coronarlo emperador, no habría entrado en la Iglesia. Sin embargo, supo vencer la arrogancia de los bizantinos con magnanimidad, llamándoles .hermanos. y enviándoles embajadores.

Un cuarto relato de los hechos[113], frecuentemente olvidado, merece tenerse en cuenta.. El analista de los hechos es el obispo de Tréveris y abad de Lorsch, Richbod, discípulo y amigo de Alcuino. No estuvo presente en la coronación, pero sí tuvo información de primera mano. Señala cómo estaba vacante en Bizancio el título de emperador; aunque estaba en manos de una mujer, esto, sin embargo, no era admisible por los occidentales. Por eso habría parecido justo al papa y a los demás obispos, junto con el pueblo, dar a Carlos la dignidad imperial. De hecho, él tenía en su poder la ciudad de Roma y otras residencias imperiales de Italia, Alemania y Francia .Milán, Tréveris, Lyon, etc... Parecía justo que él, con la ayuda de Dios, tuviera esta dignidad. Carlos, pues, se sometió al querer de Dios y a la petición de los sacerdotes y del pueblo cristiano. Así es como el día de Navidad es consagrado por León III.

Hay otra fuente, Annales Maximiliani, que, en realidad, es una derivación de otros annales, por lo que no merece mucha atención.

Algunos datos son reconocibles de las lecturas de estos textos. El título y la aclamación del puel romano indican que se atiene al rito de la coronación imperial al uso en el Imperio cristiano antiguo. El nuevo Imperio estaba vinculado a Toma, lo cual seguirá por muchos siglos en Occidente: Emperador de los romanos. Este ligamen con Roma no parece referirse a la autoridad de los romanos en general: la dignidad imperial se fundaba, más bien, en la autoridad del papa. Éste le concede la corona y le administra la unción. Dos fuentes importantes francas .los Annales Regni Francorum y la Vida de Carlomagno (de Eginardo). no mencionan la unción; es más, el papa hace homenaje al emperador como si fuera su señor: el papa se postraría en la basílica vaticana. El Liber Pontificalis no nos refiere esta postración del papa. Por eso, debemos construir los hechos valiéndonos de todas las fuentes.

Carlos intentó minimizar el carácter romano de su imperio. Después del 800 utiliza un título bastante complicado: «Carlos, Serenísimo Augusto coronado por Dios, grande, pacífico, gobernando el Imperio Romano, rey de los francos y de los lombardos» .Romanum gubernans Imperium, Rex francorum et longobardorum.. De hecho, no elige Roma como residencia imperial; es más, ya no volverá a Roma nunca más. Cuando nombra emperador a su hijo, Ludovico Pío (813), no lo hace en Roma y no cuenta con la presencia del papa; lo hará ante el altar de Aquisgrán y será el propio Ludovico quien tome la corona del altar y se la ponga.

Otro punto a tener en cuenta es la relación que Carlos tiene con los bizantinos. La existencia de un segundo emperador en la cristiandad estaba en abierta oposición a la teoría imperial bizantina. Mientras Pipino y Carlos tuvieron el título de Patricius romanorum reconocieron la autoridad imperial bizantina. Ahora, Carlos depone el título de patricio. A los ojos de los bizantinos, la toma del título imperial por parte de Carlomagno lo convertía en usurpador .por otra parte, uno de tantos como había ya sufrido el propio Imperio bizantino.. Nos dice Eginardo que Carlos soportó con «grande paciencia y magnanimidad» el desprecio de los bizantinos, lo cual será ya una tónica entre Occidente y Bizancio. Paciente también se muestra a la hora de pedir la mano de una princesa bizantina .porfilogénita, es decir, nacida entre las paredes de un palacio imperial bizantino..

La versión bizantina acerca de la coronación imperial de Carlomagno no deja de ser irónica. Encontramos una referencia en la Cronographía de Teóphanes. Según él, la rehabilitación que Carlos hace del papa, provoca que éste, en agradecimiento, le devuelva el favor con la coronación imperial. Teóphanes menciona la unción .rito desconocido para la coronación de los emperadores orientales. con estas palabras no exentas de ironía: «Fue ungido de la cabeza a los pies».

Según el analista de Lorsch .el cual nos refiere acontecimientos anteriores a la coronación de Carlos., para muchos francos estaba vacante el trono imperial bizantino, debido a que una reina estaba en él. Éste sería, pues, el pretexto político que Carlomagno encontró: la ausencia de un legítimo emperador.

En Occidente, a lo largo del Medievo, se habla frecuentemente de una Traslatio Imperii, según la cual, la dignidad imperial habría sido trasladada desde Bizancio a Occidente. En el 800, sin embargo, no está presente esta idea. Se trata, pues, de una teoría olítica desarrollada posteriormente, la cual tomaría sus raíces en Eusebio, que, a su vez, se inspiraría en Daniel .éste muestra cueatro imperios, el último de los cuales, anterior a la venida del anticristo, es el Romano; la existencia del Imperio romano se consideraba en la Edad Mediea como fundamental, para evitar la llegada del anticristo.. El primero que usa conscientemente, en modo teológico, este concepto es Otón de Fruisinga en el siglo XII, con el fin de justificar el Imperio germánico. Sólo después de la decadencia del poder imperial, Inocencio III .en sus enfrentamientos contra Federico II. usa también esta terminología: los papas son los que han trasladado el Imperio a los francos, porque en el papado reside la plenitudo potestatis.

En el acto de la coronación de Carlos no encontramos esta idea de Traslatio. Es más, la idea de Carlos no es la de una traslatio, sino más bien la de una renovatio imperii, como veremos. En esta época carolingia tan sólo encontramos un único texto en el que aparece el término traslatio: se trata de la Vida de Willehad[114], escrita en el siglo IX. En ella se alude a la acusación de los francos hacia la ilegitimidad del imperio bizantino, al reinar una mujer; asimismo se alude al sínodo en San Pedro, presidido por Carlos para rehabilitar a León III; concluye diciendo que el dominio .imperio. se ha trasladado a los francos. Pero es el único testimonio escrito que nos ha llegado de la época acerca de este término.

Las palabras que usa Eginardo para referirse a la falta de conocimiento que Carlos tenía acerca de su coronación, son bastante misteriosas y han provocado muchos años de estudio para no pocos historiadores. Según Eginardo, el título de emperador contrarió notablemente a Carlos, tanto es así, que de haberlo sabido antes, ni siquiera la importancia de la fiesta de Navidad habría sido suficiente para que entrase en la basílica vaticana. ¿Carlos era sorpendido por la iniciativa del papa? Parece que esto se debe excluir, pues todos los detalles que enuncian las fuentes nos hacen concluir que Carlos no es nombrado emperador con sorpresa suya; es más, suponemos que en Paderborn hablaron Carlos y el papa de este asunto.

¿Qué es, entonces, lo que desagrada a Carlomagno? La reacción que tras la coronación tiene Alcuino, nos puede dar algunos indicios al respecto. Alcuino escribía frecuentemente a Carlos, y siempre lo hacía con palabras de adulación. Sin embargo, nos encontramos con un sorprendente silencio después de la coronación. No hay ninguna congratulación. En la primera carta que le escribe a Carlos tras su regreso a los Alpes no usa la palabra .emperador.. Alcuino no estaba de acuerdo con que se le hubiera conferido esta dignidad a Carlos en Roma. Él tenía otra concepción del Imperio: no debía ser la sucesión del Imperio romano, sino la creación de otro nuevo, independiente de Roma, fiel al estilo del Antiguo Testamento. Carlos no era sucesor de un título pagano, como el de César, sino que debía ser sucesor de David.

Buena parte del reino franco tampoco contempló con buenos ojos la coronación de Carlos en Roma. La coronación en San Pedro acentuaba el carácter romano de la dignidad imperial. Además, para Carlomagno no eran los romanos el pueblo más importante que se albergaba bajo su protección, sino el de los francos: éstos eran, en realidad, el pueblo elegido. Debía ser, por tanto, no emperador de los romanos, sino de los francos.

Pocos días después de la coronación Carlos enjuicia a los acusadores del papa y los condena a muerte. León III intercede y consigue que se les conmute la pena por el exilio de por vida. El papa queda, pues, rehabilitado.

La relación de Carlomagno con los papas viene ilustrada en una frase que Eginardo plasma en el capítulo 27 de la Vita Karoli: particular devoción a San Pedro. Que esta iglesia estuviera segura y adornada por las riquezas que él, el emperador, le enviase. La veneración no es hacia el papa, sino hacia san Pedro, el .portero del cielo.. En el capítulo 33 recoge Eginardo el testamento de Carlomagno: en él cita primaramente Carlos las sedes metropolitanas francas, a las que dona gran parte de su propiedad; sólo después viene citada Roma entre otras muchas más. Para Carlos el papa era, tan sólo, el primer metropolita de su reino, un obispo plenamente intregrado en la Iglesia franca, cuyo jefe real y único era Carlos. ¿Cuál es, pues, la diferencia en las relaciones Iglesia-Estado entre los bizantinos y los francos? ¿Cuál es el papel del papa en ambas concepciones? ¿La Iglesia franca es una Iglesia nacional o universal? Intentaremos dar una respuesta según avancemos en nuestro argumento.

* * *

CAPÍTULO IX

VIDA ECLESIÁSTICA Y CULTURAL

EN EL REINO DE CARLOMAGNO

I. La vida eclesiástica

Su durante toda la Edad Media se produce una estrechísima compenetración entre la Iglesia y el Estado, de tal manera que al hablar de la política medieval tenemos que hablar necesariamente d ela Iglesia, esto se dará de una manera especial en tiempos de Carlomagno.

La Admonitio Generalis del 23 de marzo del 789[115], anterior a la coronación imperial, nos muestra detalles interesantes para comprender esta inquietud carolingia de compenetración con la Iglesia. Es una capitular dirigida a los principales del reino franco .nobles, obispos, abades., precisamente en el momento de mayor compenetración entre la Iglesia y el Estado en todo el Medievo. La suprema autoridad la ostentaba la capilla de Corte, donde oficiaban los clérigos capellanes, los cuales, entre otras cosas, tenán la reponsabilidad de custodiar la capa de san Martín de Tours. De custodiar esta reliquia reciben el nombre de capellani, de tal manera que, por extensión, fue llamado capella el grupo de estos clérigos. No tenían solamente la misión de custodiar esta reliquia, sino también la de servir al rey. No estaban bajo la obediencia de ningún obispo, sino que dependían directamente del soberano. Eran responsables de todos los servicios litúrgicos, así como de la correspondencia del rey. Eran los oficiales más importantes de la administración franca, con una competencia universal. Formaban, por así decir, el gobierno del reino franco. Durante los primeros años estuvo al frente de la misma Fulrado de Saint Denis[116], con el título de archicapellán. Con la extensión del reino franco, también aumenta el trabajo y la especialización de algunos capellanes[117].

En la parte central del documento[118] se dice que Carlos envía emisarios para corregir lo que hubiera que corregir, tanto de errores como de superfluo, añadiendo las cosas justas. La finalidad es seguir el ejemplo de los santos para la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Habla, en primer lugar, de enviados .missi dominici.: se trata de los oficiales que Carlos envía pra controlar la actuación de los condes en las distintas regiones del reino. Los condes .contea. no ostentaban título nobiliario; se trataba, más bien, de funcionarios del Estado. Sus competencias no eran muy numerosas. El rey envía hombres que controlen su labor. Solían ser dos: uno laico .un conde de palacio. y otro eclesiástico .un obispo o un abad.. No eran exponentes de un aparato burocrático, sino más bien mediadores entre los intereses del soberano y los de la aristocracia y la Iglesia locales.

Carlos, en esta capitular, invoca el recuerdo del piadoso rey Josías[119], al cual quiere imitar. Esto nos hace comprender cómo Carlos concibe su reino como el Nuevo Israel. El rey no sólo debe custodiar el bienestar de sus súbditos, sino también el culto divino y la vida moral de su pueblo. De hecho, Carlos fue llamado .David. por sus amigos. Es así como toma un cuidado especialísimo de la capilla del palacio de Aquisgrán, su lugar favorito de residencia en sus últimos años.

En el capítulo 26 de la Vita Karoli de Eginardo se dice que Carlos vive la religión cristiana con gran conciencia y piedad. Es así como construye la basílica de Aquisgrán, adornándola con oro, plata, bronce y piedras preciosas[120]. Frecuentaba la iglesia por la mañana y por la tarde, cuidando que las celebraciones fueran oficiadas con gran decoro. Para fomentar esto donó grn cantidad de vasos sagrados y ornamentos. Tenía un enorme interés por la liturgia, la cual ocuparía un puesto central en la vida pública del reino. Ésta es la razón por la que cuidó sobremanera de la corrección de los libros litúrgicos. El tiempo carolingio fue una época muy creativa en los textos y libros litúrgicos.

Es el período de la liturgización de la Iglesia. Los cambios en la liturgia franca eran grandes con respecto a la romana. Carlos acomete una romanización de esta liturgia. Debido a la devoción a san Pedro, ya desde la primera mitad del siglo VII se había dado un proceso considerable de romanización de la liturgia galicana. A principios del siglo VIII ya había llegado al reino franco el Sacramentarium Gelasianum, colección más bien privada de textos de oración para el sacerdote celebrante. Coincide con este momento la gran reputación que adquiere el Sacramentarium Gregorianum, cuya autoría se atribuía a san Gregorio Magno. Dos factores habían ayudado a la recepción de la difusión de la liturgia romana entre los francos: la actividad de san Bonifacio y el pacto entre Pipino y el papa Esteban II. En tiempos de Pipino confluyen los dos sacramentarios .Gelasiano y Gregoriano. en un nuevo sacramentario galo-romano, llamado Gelasiano del VIII o Gelasianum Mixtum. El testimonio más antiguo de esta romanización es el sacramentario de Gellone[121].

La conclusión de este proceso de romanización litúrgica se da con Carlomagno. Precisamente él tiene una inquietud bastante curiosa: pretende retornar a los textos litúrgicos auténticos, por lo que se dirige al papa Adriano I para pedirle un ejemplar del Sacramentario Gregoriano puro. Adriano, curiosamente, no disponía de este libro: sólo en el 785 o inicios del 786 le envía el libro solicitado a Aquisgrán: se trata del llamado Gregoriano-Adriano. Muy posiblemente el papa no entendió bien el deseo de Carlos, el cual no quería un libro bello .en este caso, el enviado por el papa., sino un libro que fuera modelo litúrgico. El sacramentario enviado por el papa, siendo muy bello, sin embargo era insuficiente para servir de modelo; incluso para la misma liturgia que se celebraba en Roma ya quedaba anticuado. En él se recogía tan sólo las celebraciones oficiadas por el papa en las grandes celebraciones del año litúrgico y de la cuaresma. Carlos iba más allá: pretendía organizar una liturgia válida para ser celebrada con decoro en todas las parroquias. Los liturgistas de la capilla real se ven obligados a adptarlo y añadir en un suplemento esos ritos y fiestas que faltaban en el envío del papa. Los toman de la liturgia galicana ya romanizada; también toman elementos visigóticos. Hasta hce pocos años se pensaba que era Alcuino el redactor de ese suplemento. Hoy, sin embargo, los estudiosos lo atribuyen a Benito de Aniane[122]. Es un hecho curioso cómo la misa que se ha venido celebrando en la Iglesia hasta la reforma del Vaticano II no ha sido la tridentina, sino la carolina.

La relación entre Iglesia-Estado se ve, de una manera particular, en los síndoso. En ellos, convocados por el rey, había tantos laicos como eclesiásticos. La fuerza de sus decisiones venía de su publicación en forma de capitulares. La compenetración entre ambos ámbitos se advierte especialmente en las actas del concilio de Frankfurt (794)[123]. Convocado por Carlos él estaba presente. La herejía adopcionista de Elipando era el primer punto tratado; también se trató lo referente a las imágenes, visto en el concilio II de Nicea. En este contexto, nos interesa subrayar el hecho de que no sólo se tocaban problemas doctrinales-eclesiales, sino otros problemas civiles que se sometían al parecer de los eclesiásticos. Así, por ejemplo, el asunto de Tásilo III de Baviera[124], la reforma monetaria, la administración de justicia, etc.

Todos los cristianos de su reino debían conocer cuál debía ser el papel que tenían que desempeñar. La Iglesia tenía que educar al pueblo en la civilización y conducirlo a la salvación eterna. En la Admonitio Generalis del 789[125] prescribe a los sacerdotes que aprendar bien el canto romano y prediquen cosas útiles, honestas y rectas, que conduzcan a la vida eterna. Debían explicar, de manera especial, el Credo, la vida eterna .concretamente el castigo eterno para los malhechores., la hospitalidad .para los transeúntes y peregrinos.. Ningún aspecto de la vida eclesial se descuidaba: desde la catequesis hasta la formación de los candidatos al sacerdocio. Los obispos deberían vigilar la vida de sus sacerdotes, cómo celebraban el bautismo y la misa, si se mantenían en la ortodoxia, si comprendían y sabían explicar el Padrenuestro, si cantaban solemnemente el Gloria. Se prescribe que los clérigos no lleven armas, a fin de que confíen más en la protcción divina que en las armas[126].

Se conserva el elenco de las cuestiones que aparecían en un examen previo a la ordenación sacerdotal[127]. Tenían que saber de memoria, así como explicar, el Credo y el Padrenuestro; comprender los cánones .especialmente los referentes al matrimonio.; conocer los libros penitenciales .para la confesión.; conocer bien todo lo referente al bautismo; comprender la misa romana; saber leer el evangelio y explicarlo a los inexpertos .esto conllevaba saber el latín; tenían que ser capaces, además, de cantar el rito latino según las solemnidades del año litúrgico.; conocer las homilías de los Padres, con el fin de poder valerse de ellos en la predicación.

Los fieles debían aprender de memoria el Padrenuestro y el Credo. Para esto podían recurrir a la lengua vulgar. Se conservar un manuscrito de un monasterio de Alsacia que recoge varios textos: el Padrenuestro, los pecados capitales, el símbolo niceno, etc.

Los Carolingios promueven la liturgia romana por varios motivos: en primer lugar, el amor que tienen los francos hacia san Pedro; además, su deseo de terminar con el caos litúrgico galicano .prácticamente cada parroquia celebraba de una manera distinta.; hay una tercera razón, la cual estaría motivada por el intento de interrumpir todo influjo bizantino sobre el reino franco .de hecho, la antigua liturgia galicana tenía muchos elementos de influencia bizantina..

Casi todas estas iniciativas eran personales de Carlomagno. Sin embargo, también se dan iniciativas privadas, por parte de los obispos, como se puede ver en los Capitula Episcoporum[128]. Se trata de unos sesenta textos, muy similares a las capitulares de los soberanos carolingios, emanados por los obispos para sus propias diócesis. Son, pues, iniciativas de los obispos, entre los que destaca Teodulfo de Orleans (+821), uno de los más estrechos colaboradores de Carlos. Estos Capitula ofrecen una visión bastante clara de los problemas cotidianos de la Iglesia carolingia.

II. La cristianización de los sajones

Los sajones formaban un pueblo que, asentado en la llanura alemana septentrional, se encontraba cercanísimo geográficamente a los francos. Por esto hubo un sinfín de problemas. Carlos no logró conquistarlos sino después de 33 años de continuas campañas militares. Su objetivo era insertarlos en el reino franco y cristianizarlos. Antes de dar comienzo las campañas militares francas, una serie de misioneros hizo su labor particular. Destacan los dos hermanos sajones Edwald .el Blanco y el Negro., los cuales serían asesinados por los sajones. También el sacerdote anglosajón Lebuino[129], el cual reune en torno al año 770 una asamblea de nobles sajones; si bien no fue asesinado como los dos hermanos anteriores, sin embargo fue expulsado de aquellos lugares con la prohibición de regresar.

En el 772 comienza Carlos la guerra contra los sajones. En esta primera campaña destruye el santuario central de una de las tribus sajonas, considerado como la columna del mundo: era el santuario de Irminsul, cuya destrucción tenía la intencionalidad de demostrar la superioridad del Dios cristiano. Sin embargo, esto provocó la venganza sajona sobre iglesias de Assia, aprovechando la estancia de Carlos en Italia en el 773. La respuesta del rey franco fue la de no tener paz con los sajones mientras no abrazaran la fe o fueran exterminados. Eginardo, en el capítulo VII de la Vita Karoli, escribe que tales acontecimientos .la reacción de los sajones. fueron los que provocaron el conflicto abierto de guerra, la cual se extendería sin interrupción por espacio de 33 años.

En el 776 los sajones prometieron su sumisión y adhesión al cristianismo. Al año siguiente Carlos convoca una dieta del reino franco en Paderborn, con el fin de dar una primera organización a la acción evangelizadora. Los sajones se hicieron bautizar en masa. Este hecho es importante si queremos entender la violencia de los francos en las rebeliones que los sajones protagonizarían posteriormente: los francos, en su concepción, no luchaban ya contra paganos, sino contra apóstatas. En el 778 se incendiaron iglesias y se asesinó a monjes. Por esta razón, unos años después, en el 785, Carlos les impuso la Capitulación de los Sajones[130], por la cual serían condenados a muerte los sacrílegos, los que violasen el ayuno y la abstinencia, los asesinos de clérigos, los que creyeran en las brujas y un largo etcétera de situaciones penadas con la pena capital. Si alguno había caído en cualquier cosa de éstas y, arrepentido, se presentaba ante el sacerdote y cumplía una dura penitencia, sería absuelto tras el pago de una fuerte cantidad de dinero y el testimonio del sacerdote.

Son medidas muy duras, pero motivadas por unas prácticas supersticiosas que incluían los sacrificios humanos. Carlos pretendía extirpar todo esto. Sin embargo, la mayoría de lo que pudiéramos llamar el pueblo bajo era contraria al abandono de su propia religión o inserción en el reino franco. Su líder, Widukind .el cual pertenecía a la nobleza., organiza una rebelión contra los francos. La respuesta de Carlos fue muy dura, instaurando el Tribunal de la Sangre en Verden. Hizo decapitar, según las fuentes[131], a millares de rebeldes en el 782. En el 785 se presentó Widukind ante Carlos pidiendo el bautismo, el cual se le confirió la noche de Navidad en el palacio de Attigny. El mismo Carlos fue su padrino, lo cual significaba que lo acogía como hijo adoptivo. La familia de Widukind será una de las más importantes de la nueva Sajonia incorporada al Imperio. Con esta conversión se concluían momentáneamente las hostilidades, las cuales no finalizarán hasta que en el 804 se conquiste definitivamente Sajonia.

La dureza de los métodos de Carlos contra la oposición sajona suscitó no pocas críticas entre sus colaboradores más estrechos. Alcuino le recuerda las palabras de san Agustín: «La fe debe ser voluntaria, no coaccionada». Si se evangelizaba con el mismo empeño con el que se pedía el diezmo o se obligaba al cumplimiento de las leyes, no habría tantas dificultades para ser acogido el Evangelio entre los sajones. La voz crítica cristiana, pues, no se quedó muda. De hecho, durante las campañas contra los ávaros en el 796, se abandonará la práctica del bautismo de masas. Sin embargo, como balance no negativo, podemos decir que la conversión de los sajones llegará a hacer de este territorio un centro de cristianismo floreciente.

III. La reforma cultural

Carlomagno veía un vínculo indisoluble entre la reforma de la Iglesia y la reforma de la educación. No obstante su intervencionismo eclesiástico, sin embargo no tuvo nunca la intención de arrogarse derechos que sólo competían a los sacerdotes .la celebración de los sacramentos, por ejemplo.. Quiere, ante todo, que los sacerdotes sean fieles a las prescripciones de los cánones. Intenta retornar a la tradición más auténtica, la cual se encontraba, según él, en Roma. Por eso, en su programa es típico su premura por conseguir textos litúrgicos y canónicos auténticos.

En el 774 pidió al papa Adriano I la colección canónica de Dionisio el Exiguo. El papa le envió una edición muy amplia .la .Dionisio-Adriana.., la cual llegaría a ser el libro de derecho canónico más importante del reino franco. Con el fin de uniformar al monacato franco, pidió al abad de Montecasino un ejemplar de la regla de san Benito. Pero lo que más deseaba era, por encima de todo, un texto auténtico de la Biblia: había observado que el texto latino de la Biblia difería según los códices. Por eso ordena a Alcuino una revisión del texto latino, obra que verá la luz en la Navidad del año 801. La Biblia de Alcuino es un acontecimiento en la historia cultural europea. No se trataba de una revisión científica .de hecho, no fueron consultados ni los textos hebreos ni los griegos., pero sí una corrección de impurezas y errores; de esta edición se harían múltiples copias. Teodulfo de Orleans hizo un intento idéntico, llegando a un texto que muy posiblemente era más válido que el de Alcuino .es probable que se sirviera para la parte correspondiente al Antiguo Testamento de la ayuda de un judío bautizado., pero tuvo menos éxito que la del estrecho colaborador de Carlomagno. El gran objetivo del emperador era el de basarse en textos originales.

En este momento comienza lo que se ha dado en llamar .Renacimiento Carolingio.. Muchos libros fueron transcritos, en su gran parte, en los monasterios. De aquella época se han conservado unos 7.000 u 8.000 manuscritos, pertenecientes a autores clásicos. Si hoy sobreviven los clásicos latinos es, en gran medida, mérito del interés carolingio. Para Carlos eran los monasterios quienes tenían este cometido cultural y de resurgir religioso. Así lo manifiesta en su Epistola de litteris colendis[132], enviada en torno a los años 784-785 al abad de Fulda. En esta carta se queja el rey franco de haber recibido algunas cartas de monasterios con un gran número de faltas de ortografía. Esta falta de formación podría derivar en errores de entendimiento. Por eso les urge a una necesaria instrucción. Si los libros no tenían corrección no se podría rezar justamente.

IV. Los colaboradores de Carlomagno

Los eruditos que más relieve tuvieron en la corte de Carlomagno no fueron precisamente los francos. Podemos destacar los siguientes hombres:

1. Alcuino (+804)

Era anglosajón. Educado en York, escribió una Historia de la Iglesia de York. En una peregrinación a Roma (771) encontró a Carlomagno en el norte de Italia y éste le invitó a su reino. Entre los años 782.790 y 793.796 estuvo en la corte de Aquisgrán, de tal manera que numerosos documentos de la época fueron redactados por él. Fue nombrado abad de Tours. Su herencia literaria es considerable: didáctica, exégesis, moral, hagiografía... Destaca su libro sobre la Trinidad en el que sigue a san Agustín, pero que representa el inicio de la teología medieval.

2. Teodulfo de Orleans (+821)

Procedente de España, viene huyendo de los musulmanes. Recibió de Carlomagno el obispado de Orleans; León III le otorgó el pallium el 800. Teólogo muy perspicaz y poeta, hoy se le atribuye la redacción de los Libros Carolinos.

Del reino lombardo procedían:

3. Paulino de Aquileya (+802)

Tras la caída de los lombardos (774) fue invitado por Carlomagno a su corte. Desde el 787 fue Patriarca de Aquileya. Consejero teológico, a menudo consultado por Carlomagno y poeta .se le considera autor del himno Ubi caritas.

4. Pablo diácono (+799)

Era maestro en el palacio real de Pavía y, tras la derrota de los lombardos, se retiro como monje a Montecasino. Como su hermano .complicado en una conspiración. hubiese sido llevado prisionero a Francia, se presentó ante Carlomagno y obtuvo su libertad con la condición de permanecer en la corte. Escribe las Gestas de los obispos de Metz, el llamado Homiliarum Caroli Magni .lecturas patrísticas que Carlomagno recomendó a todas las iglesias de su reino, tuvo gran difusión. y una Historia de los lombardos .que acaba con la muerte de Liutprando (744), prefiriendo callar lo ocurrido después..

Carlomagno tenía un gran deseo de aprender, de ahí sus iniciativas culturales y su interés por convocar alrededor de la corte a los mejores eruditos de su tiempo. Él mismo se interesaba por el estudio de la retórica, cálculo, astronomía... El renacimiento carolingio responde a su propia iniciativa y estaba al servicio de la Iglesia y de la fe cristiana .tal y como se entendía.: una Iglesia universal gobernada por el Cristo celeste, que tenía dos vicarios en la tierra: los titulares del poder temporal y espiritual. Ambos gobernaban la christianitas y no existía una neta delimitación de los poderes, por lo que un soberano fuerte como Carlomagno se sentía responsable de todos los cristianos, también los que se encontraban bajo poderes no cristianos .de ahí los contactos diplomáticos incluso con el mundo musulmán..

* * *

CAPÍTULO X

DISCUSIONES TEOLÓGICAS BAJO CARLOMAGNO

I. La controversia sobre las imágenes y los Libros carolinos

Ya hemos visto la reacción de Carlomagno ante el Concilio II de Nicea. Ahora nos detendremos en el contenido de los Libri Carolini, refutación encargada por el propio Carlos a sus teólogos, que él mismo respaldó como si fuera obra suya, y que problamente fue redactada por Teodulfo de Orleans[133].

La premisa político.religiosa es que la Iglesia franca, bajo la dirección de Carlomagno, está llamada a defender la pureza de la fe, mientras que la Iglesia bizantina, con una mujer que había usurpado el Imperio, no podía convocar un concilio ecuménico. Los francos juzgan que ni el concilio iconoclasta de Hierea (754) ni el iconódulo II de Nicea (787) han acertado con la verdadera doctrina: el primero, por su vandalismo iconoclasta; el segundo, por su adoración idolátrica a las imágenes.

Su posición quiere ser la del papa San Gregorio: «Ni adorar las imágenes ni romperlas». En realidad, la versión latina de las actas de Nicea que el Papa envió a Carlomagno, y que es la que habían estudiado sus teológos, oscurecía la distinción esencial que se contiene en el texto conciliar acerca de latría y proskynesis, pues se traducían los dos conceptos por adoratio. Pero la oposición era más profunda y no se explica por el simple defecto de traducción: ellos afirmaban seguir la vía media, las imágenes como elemento pedagógico y de recuerdo, pero sin adoración.

Se reitera la doctrina bíblica: nadie en el Antiguo ni el Nuevo Testamento pintó imágenes, sino que escribieron libros, de tal manera que la mente humana no tiene necesidad de imágenes para llegar a Cristo[134]. Dos maneras .se dice en los Libri Carolini. puede haber de adoración: la primera es el culto debido a Dios; la segunda es una forma de respeto y saludo a personas vivas; de ningún modo se puede tributar a las imágenes inanimadas. Las imágenes son útiles para la decoración de las iglesias y para recuerdo de los hechos religiosos y de los santos, pero es irracional encender luces y quemar incienso ante ellas; decir que esto es culto relativo, es cosa que no se entiende. Se ha de venerar la cruz, la Sagrada Escritura, y las reliquias de los santos, pero es reprensible igualar eso con las imágenes. Es lamentable que el concilio de Nicea, llamándose sin razón ecuménico, amenace con anatemas al que no venere las imágenes; ciertamente, no hay que destruirlas donde existan; para los oficios divinos son cosa indiferente; la religión nada pierde ni gana con ellas.

Tendríamos que preguntarnos si la posición carolingia contra el culto a las imágenes venía únicamente por la distinta versión de las actas del concilio II de Nicea o, más bien, había una cuestión de fondo. Una lectura atenta de los Libri Carolini nos hace intuir que las diferencias entre francos y bizantinos eran muy profundas, de tal manera que la protesta de la Iglesia franca no hubiera sido muy distinta si la traducción de las actas hubiera sido mejor.

Recuerdo de Teodulfo de Orleans .autor de la respuesta dada por los carolingios acerca de las imágenes. tenemos una capilla mandada construir por él en Germigny-des-Prés, edificio realizdado siguiendo el modelo de la capilla del palacio de Aquisgrán. A diferencia de ésta, conserva los mosaicos originales, los cuales se perdieron en Aquisgrán. Se trata de una decoración según la concepción teológica de Teodulfo, sin representaciones humanas. En el ábside hay una imagen del arca de la alianza rodeada de querubines. Ésta es la postura defendida por los Libri Carolini, según la cual faltaría un apoyo bíblico para defender la representación de las imágenes y su culto. La única imagen correcta de la presencia sacra en el Antiguo Testamento sería el arca.

En su concepción, las reliquias eran más importantes que las imágenes, porque el cuerpo de los santos resucitarán. El culmen de insensatez estaría en equiparar las imágenes al culto eucarístico. Otro argumento que exponen los Libri Carolini es el del discipulado activo: Cristo no quiere el culto a las imágenes, sino el culto del discipulado activo en su seguimiento; nuestra bandera no debe ser una imagen, sino la misma cruz de Cristo. La espiritualidad de los Libri Carolini es eminentemente cristocéntrica: una mediación de la salvación por medio de las imágenes sería completamente absurda y una ofensa al único mediador que es Cristo.

Carlos se presenta como el protector de la fe en Occidente, habiendo sido elegido por Dios para este cometido. De todos modos, según Anne Freeman nunca ha llegado Carlos a promulgar estos Libri Carolini. No es del todo claro que Carlomagno hubiera enviado este libro al papa, si bien es curioso que el único manuscrito que ha llegado hasta nuestros días está en el Vaticano[135]. Es un manuscrito que no está completo, que podría pertenecer al mismo Teodulfo, y que contiene algunas anotaciones en los márgenes, las cuales podrían pertenecer a Carlomagno. Desde 1774 está en la Biblioteca Vaticana; no sabemos cómo llegaría hasta allí.

La pregunta que se hace Freeman es por qué Carlos no llega a publicar estos libros. En primer lugar porque se da cuenta de la firme decisión que tiene el papa de aprobar las actas del concilio II de Nicea, no queriendo contradecirlo. Sin embargo sí se tuvieron en cuenta sus afirmaciones en el sínodo de Frankfurt del 794: el sínodo rechazó las actas de Nicea II, si bien no entró en detalle. Los Libri Carolini no fueron más allá de los confines del palacio de Aquisgrán. Sólo en el 860 Inmaro de Reims se interesó por este tratado e hizo una copia[136], la cual sería publicada con el correr de los siglos (1549). En seguida encontraría este tratado una enorme acogida entre los protestantes, especialmente Calvino, el cual vería confirmada su actitud contraria a las imágenes. El libro llegó a ponerse en el Índice de libros prohibidos en Lovaina, Roma y España hasta 1900.

En Bizancio Miguel II sostuvo en el 821 una posición muy próxima a los francos. No se prohibían las imágenes, pero se debía evitar todo exceso supersticioso. Algunos iconódulos bizantinos huyeron a Roma e hicieron propaganda contra el emperador bizantino, el cual llegaría a un acuerdo con Ludovico Pío. Éste podría haber impuesto la posición de los Libri Carolini, pero no lo hizo, sino que buscó un acuerdo con el papa Pascual I y en el 825 convocó un sínodo en París. El rey franco envió un resumen al papa: sus embajadores tenían instrucciones de ser pacientes y respectuosos con el Pontífice[137]. En el sínodo de París aparece una posición clara, pero se abandona la rigidez de tiempos anteriores. Se busca, ante todo, la paz dentro de la Iglesia. Es evidente cómo tras la muerte de Carlomagno (814) se había dado un avance del culto de las imágenes en la Iglesia franca. En el 843 la victoria de los iconódulos en Bizancio coincide con el fin de este interés teológico-pastoral entre los francos.

Concluyendo nuestro apartado debemos observar cómo la mayoría de los estudiosos han resaltado el malententido acaecido tras el envío de una traducción deficiente de las actas del concilio II de Nicea. Pero de fondo está la diferencia entre la teología oriental y la occidental, el problema de si las imágenes podían ser medios de gracia .bizantinos. o, más bien, un obstáculo al único mediador que es Cristo .carolingios..

II. La lucha contra la cristología adopcionista

John C. Cavadini es el último gran estudioso de un asunto muy complejo, en el que se entremezclan elementos políticos y teológicos. La Iglesia española se había quedado, desde el 711, aislada del resto de Europa; sin embargo, tenía muy cercano al reino franco. Carlomagno hace más de una incursión contra los musulmanes, lo cual hace que se den ciertos contactos entre la Iglesia española y la franca.

El adopcionismo nace como una controversia en el interior de la Iglesia española. Contra un cierto Migecio, que sostenía una teología trinitaria heterodoxa, Elipando afirmó en un concilio de Sevilla, en el 782, que se necesitaba distinguir sobre la persona de Cristo entre su relación intratrinitaria .Hijo de Dios desde toda la eternidad. y su estado de hijo, trámite la adopción, que le compete en cuanto hombre. Distinguía, pues, entre hijo verdadero y propio, e hijo adoptivo en el Verbo encarnado. Consideraba esta distinción como ortodoxa, e intentaba fundarla en ciertos textos de la liturgia mozárabe. Sin embargo, esta posición fue contestada por la Iglesia de Asturias, la cual pretendía una independencia respecto a la Iglesia de Toledo. Así, el monje Beato de Liébana[138] acusa a la fórmula de Elipando de romper la unidad personal del único Hijo de Dios y, de ahí, también de nuestra unión con Cristo.

Elipando encontró apoyo en Félix de Urgel, geográficamente muy cercano a la frontera franca. Preocupado de reforzar la unidad y la concordia de la Iglesia española, sin embargo la cercanía de los musulmanes le hace sensible a la cuestión del significado de Cristo en la historia de la salvación. La obra de Félix, En defensa de Elipando (789), nos ha llegado en la refutación de Alcuino, Contra Félix de Urgel[139]. Se aprecian dos argumentos como determinantes para Félix, los cuales se basan en la convicción de que se puede perder la verdadera humanidad de Cristo .la igualdad de Jesús con los hombres.: distinguir la generación eterna del Hijo de Dios del nacimiento de la Virgen; y el Cristo encarnado como modelo de nuestra redención en cuanto que es hombre. La adopción de Cristo corresponde a nuestro nacimiento espiritual. Ésta es su argumentación. Desafortunadamente para Félix, los francos estaban demasiado cerca, de tal manera que llegó a ser más enemigo para ellos que el mismo Elipando. Adriano I es informado inmediatamente de esta cuestión por parte de los adversarios de Elipando en Asturias. Su respuesta condena la doctrina de Elipando como nestoriana[140]. La reacción de Carlos fue rápida y radical: Félix debía retractarse en un sínodo en Ratisbona, en el 792. Lo mismo tendría que hacer en Roma sobre la tumba de Pedro, haciendo confesión de fe. Pero, retornado a su diócesis, Félix desmintió su retractación. La suerte de Félix alarma a Elipando y al episcopado español, los cuales rechazan la .herejía. del Beato de Liébana y los sufrimientos de Félix. Los obispos francos respondieron sin excitación con el sínodo de Frankfurt en el 794: la condena del adopcionismo era el punto más importante.

Muy preocupante para los francos era que el adopcionismo cobraba cierta importancia en los confines fronterizos de la Septimania, donde se celebraba la liturgia mozárabe, la cual era sospechosa para los francos. Los obispos de Lyon y Narbona realizan un viaje en el 798 a esa zona fronteriza, predicando contra la herejía adopcionista. Pero esto no era suficiente para Carlos. En el 799 un sínodo en Aquisgrán vuelve a ocuparse del problema. Para sorpresa de todos se presentó Félix. La disputa entre él y los teólogos francos concluye con una declaración de Félix por la que se plegaba a la mejor argumentación franca. Como prueba de la veracidad de su actitud, hace una confesión de fe por la que se separa de su antigua concepción teológica y profesa la doctrina de la Iglesia universal. Con todo, Carlos lo apresó y le envió a Lyon, donde moriría en el 818. El adopcionismo desaparece de España en el siglo IX.

III. La controversia en torno al Filioque

La doctrina según la cual el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo es expresión de la teología trinitaria de san Agustín. Servía bien a los obispos hispanos para explicar la unidad sustancial del Hijo con el Padre contra el arrianismo visigótico. La Iglesia franca adopta el concepto de Filioque a lo largo del siglo VIII, más en concreto en el sínodo de Saint Tigny (767): era una fórmula idónea para explicar la realidad de que es Cristo quien nos ha redimido y enviado el Espíritu Santo; se explicaba la unidad de acción de Cristo y el Espíritu Santo.

Adriano I participaba de esta teología, pero no tenía intención de incluir el término en el Credo. De hecho, el concilio de Éfeso (431) prescribía que no debía variarse el Credo de los Padres. En los Libri Carolini venía la fórmula de manera expresa; pero otra cosa era su introducción en el Credo, lo cual se hace en la Iglesia franca en un sínodo provincial en Friul (796-797), presidido por Paulino de Aquileya[141]. Defendía el añadido diciendo que no era un cambio en el Símbolo de fe, sino una aclaración. En la liturgia franca se recoge poco después.

La cuestión fue nuevamente discutida en el 809, cuando algunos monjes francos en Tierra Santa cantan el credo introduciendo el Filioque. Esto provocó la protesta de los monjes bizantinos ante León III. El papa transmite el contenido de la carta a Carlomagno[142]. Carlos encarga una investigación a sus teólogos, entre ellos Teodulfo de Orleans, que había escrito un tratado sobre el Espíritu Santo. Un sínodo en Aquisgrán (809) decide que es legítima su introducción en el Credo. La decisión es enviada a Roma. León III adopta la misma actitud que su antecesor, Adriano I: siendo como era ortodoxa la doctrina del Filioque, sin embargo decide dejar el credo como estaba.

Carlomagno se empeñó intensamente en la doctrina del Filioque, pues era expresión de la soberanía de Cristo, lo cual se comunica al Espíritu Santo. Las tres controversias teológicas que se producen en tiempos de Carlomagno .imágenes, adopcionismo y Filioque. son, en realidad, controversias cristológicas. Los francos se muestran inflexibles, por cuanto un cambio podía hacer peligrar su espiritualidad cristocéntrica.

* * *

CAPÍTULO XI

IMPERIO Y PAPADO EN EL SIGLO IX

I. Ludovico Pío y la Iglesia

Ludovico Pío, hijo de Carlomagno, era virrey de Aquitania en el 781. En el 813 es nombrado co-emperador por su padre, en un gesto significativo: es invitado a ceñirse él mismo la corona imperial sobre la cabeza, sin la intervención del papa ni de ningún otro obispo. En su actividad de gobierno concebirá como su responsabilidad principal el bien de la Iglesia. Theganus[143] escribe que Carlos habló a su hijo exhortándolo a honrar y temer la omnipotencia de Dios, observar sus mandamientos y defender la Iglesia de cuantos la amenazaban. El hijo se convertía en heredero de un vastísimo imperio, el cual había sido gobernado con mano firme por su padre. Sin embargo, Ludovico no tenía la misma energía y seguridad que Carlomagno.

Según afirma una parte de la historiografía francesa, se trataba de un sucesor más bien débil, el cual disminuiría la autoridad imperial por su devoción o sumisión a la Iglesia y sus consejeros eclesiásticos. Así, una prueba de debilidad sería la repetición de la coronación imperial en el 816 por manos del papa Inocencio IV; asimismo tampoco protesta cuando su hijo Lotario, que ya había sido incoronado por él en el 817, se hace incoronar de nuevo por el papa Pascual I en Roma (823).

Sin embargo, para otros historiadores es el hombre que refuerza la reforma de la Iglesia franca, algo descuidada por su padre en los diez últimos años de su vida. Suman a los méritos de Ludovico el haber propagado la civilización carolingia. La investigación moderna tiende más hacia esta última visión, más positiva, que hacia la de cierta historiografía francesa[144].

Ludovico alió de una manera nueva reino e Iglesia, dando un nuevo significado a los episcopados y monasterios. Éstos recibieron un privilegio de inmunidad, lo cual significaba que el titular de ese privilegio podía juzgar y castigar directamente a sus campesinos, así como recoger impuestos y otros derechos derivados de este privilegio. Se trataba, pues, de cierta independencia para los obispos y algunos abades. Junto a esto se da otra forma de protección que no se deriva del derecho público, sino del vasallaje: el mundio o mundiburdio: sometimiento voluntario a un señor, el cual está a su vez obligado a proteger al vasallo y representarle en juicio. Si ese señor era duque o el mismo rey, su protección era de gran valor. Ludovico une estos dos elementos en él, concediendo los dos privilegios juntos a los episcopados y algunos monasterios importantes. Se trataba de un reglamento inaudito, pues hacía de los monasterios y episcopados una propiedad suya, del monarca. Así es como los reyes podrían intervenir en el nombramiento de obispos, lo cual tendrá su culminación con Otón .pero el arranque está con Ludovico.. Ludovico llegará a conceder la libre elección para obispos y abades, pero esto no se dará en el caso de las colegiatas, donde él mismo, en persona, se reserva intervenir.

Las iglesias y monasterios privilegiados debían ayudar en las guerras del Imperio. En tiempos de paz deberían tener un servicio regio: hospedar al rey y a su séquito cuantas veces pasaran por sus dominios. Es así como Ludovico crea la Iglesia imperial, que con Otón será regida directamente por el rey.

Su legislación monástica-canongial es importante. Se da en tres sínodos en Aquisgrán entre el 816 y el 819. Su consejero era el visigodo Benito de Aniano (814-821): sus ideas influyeron en Ludovico cuando en Aquitania había iniciado una reforma del monacato. Ahora extiende la reforma a todo el Imperio. Sólo Fulda y Saint Denis pusieron objeciones. El punto esencial era la obligación de observar la regla de san Benito y las Costumbres de Aquisgrán[145]. Así es como san Benito de Aniano es el verdadero fundado del monacato benedictino .de hecho, el actual hábito benedictino proviene de esta época, siendo el hábito de los monjes francos, no el que usaba san Benito propiamente..

También da una legislación para los canónigos, los cuales eran clérigos que tenían derecho a asistir al obispo diocesano. San Crodegango de Metz había organizado la vida común de estos clérigos, escribiendo una regla inspirada en san Benito. Bajo el influjo de san Benito de Aniano se hace una clara distinción entre monjes y canónigos: estos últimos reciben unos estatutos propios, la Regla de Aquisgrán. La vida de los canónigos sería similar a la de los monjes, pero menos rigurosa: no se requería una profesión religiosa, sino obediencia a su prepósito; tampoco se hacía voto de pobreza, la cual era aconsejada vivir en privado

Sin embargo, la reforma no puedo ir mucho tiempo adelante. En el 821 muere Benito de Aniano y comienzan en seguida las dificultades internas en el Imperio. En el 817 Ludovico había dado una Ordinatio Imperii[146], la cual reorganiza más tarde para repartir el Imperio entre los hijos de su primer matrimonio y los del segundo. En los años 30 tendrá que viajar Gregorio IV al reino franco para poner paz entre el padre y los hijos del primer matrimonio. Después de la muerte de Ludovico en el 840 estallará la guerra entre sus hijos, creándose tres reinos: Francia occidental .para Carlos el Calvo., Francia oriental .para Ludovico el Germánico. y una larga franja entre Frisia, Renania y Suiza hasta Italia, llamada Lotaringia .nombre dado por Lotario II, hijo de Lotario I[147].. Con el tratado de Meersen (870) se disolverá este reino central.

II. Las decretales pseudo-isidorianas[148]

Parte del programa reformista carolingio será el de restablecer las provincias eclesiásticas. La verdad es que los obispos francos no estaban muy preparados para asumir esto. Carlomagno y sus sucesores optaron por los sínodos imperiales .en los que estaban presentes todos los obispos. más que por los provinciales. Sin embargo, la decadencia carolingia provoc que los metropolitas francos occidentales, en los años 40 del siglo IX .en especial Incmaro de Reims., busquen una supremacía jurisdiccional sobr los obispos de sus provincias eclesiásticas, con el fin de remediar situaciones a las que no llegaban los sínodos imperiales.

Se trataba de una novedad, pues en la Antigüedad los patriarcas no eran superiores al resto de los obispos, sino sólo el sínodo provincial; éste representaba la última instancia de apelación. Incmaro, y con él otros metropolitas, intentan el desarrollo de los sínodos provinciales con el fin de atraer hacia sí el poder jurisdiccional. Comienza en este momento el uso significativo de denominar sufraganei a los obispos de la provincia eclesiástica. En la base de esta pretensión hau un problema candente en la Iglesia franco-occidental: la insuficiente delimitación entre los derechos del metropolita y los obispos de su provincia. Problema que se arrastraba desde la Iglesia antigua, donde los sínodos tenían la última palabra.

Es en este contexto en el que se da la falsificación de las Decretales Pseudo-isidorianas. Aparentemente era una colección canónica, cuyo compilador se llamaría Isidoro Mercatore, pero que en realidad fue compilada por un grupo muy hábil de eclesiásticos francos. Suponen un reflejo de los problemas de la Iglesia franca, los cuales podemos evaluar en los siguientes puntos:

-Protección de los bienes eclesiásticos contra la usurpación de los laicos, es decir, la secularización de los bienes de la Iglesia.

-Libertad para el clero en el ejercicio de sus competencias religiosas.

-Extensión del privilegium fuori a todos los clérigos: se trataba de que todos los eclesiásticos estuviesen exentos de los tribunales civiles, de tal manera que sólo se sometieran a los tribunales eclesiásticos.

-Tutela de los obispos sufragáneos contra el poder del metropolita.

Es curioso cómo en este caso mencionan la apelación al papa: el juez supremo en toda causa mayor era el papa. La interpretación que los falsificadores hacían de este principio era bastante curiosa: .causa mayor. era, para ellos, todo lo concerniente al episcopado. Los sínodos, poco a poco, fueron recibiendo su autoridad desde Roma, de tal manera que necesitaban la aprobación directa por parte del papa. En el caso de un proceso contra algún obispo, el acusado podía apelar a la Santa Sede en cualquier fase del proceso, no sólo al final .como era costumbre hasta entonces..

Esta extensión de las competencias pontificias eran inauditas en la Iglesia antigua, de tal modo que sirvieron para reforzar la posición del papado, el cual, sin embargo, no tenía nada que ver con la falsificación de estas decretales. De todos modos, una vez hecha la falsificación, fue visto por el papado como un regalo caído del cielo: en un lenguaje jurídico contenía todo aquello que la Santa Sede postulaba. Sin embargo, para los falsificadores el tema del primado romano era un contrapeso en su lucha contra los metropolitas. No obstante, Nicolás I hará uso de estas decretales de una manera un tanto confusa; sí lo usarán con resolución los papas de la reforma gregoriana.

Los obispos no se cuidaron de crear formas de colaboración a nivel de provincia eclesiástica. La estructura sinodal, por otra parte, era bastante rudimentaria. Vivían pacíficamente en la simbiosis de los dos poderes .o las .dos espadas., como se llemaría posteriormente.: el temporal y el espiritual. No pensaban organizar una Iglesia netamente distinta a la del poder estatal. Su visión era la de una cristiandad en la que reino y sacerdocio, trono y altar, iban íntimamente unidos.

De otra parte, el papado había llegado a extender su influjo en la Iglesia occidental debido a dos factores: la organización de la nueva Iglesia anglosajona desde tiempos de san Gregorio Magno, y la reforma bonifaciana. El pallium era el símbolo de una unión más estrecha con Roma. Los papas del siglo VII se lo habían concedido a los arzobispos anglosajones, unido al derecho de ordenar obispos sufragáneos. Este sistema sería imitado por san Bonifacio en el siglo VIII. Con Carlomagno se concede a todos los metropolitas el título honorífico de arzobispo. El pallium llegaba a ser una confirmación del nombramiento .se prescribe en este momento que todo obispo recién nombrado arzobispo debe recibir de Roma el pallium en un plazo de tres meses.. En el siglo X el papa, confiriendo el pallium daba también el derecho a consagrar obispos sufragáneos .como se hacía entre los anglosajones.. El pallium hacía del arzobispo un representante del papa con autoridad delegada. Esta idea dominará hasta la mitad del siglo XII. Pero antes de esta fecha no era algo asumido en todas partes, lo cual sí se da a partir del siglo XII. La mayoría de los arzobispos observó fielmente esta prescripción romana, pues les parecía que les daba mayor autoridad, la equiparación entre arzobispo y vicario apostólico. La victoria de la monarquía papal era tan sólo una cuestión de tiempo. Sin embargo, el progresivo alejamiento por parte de Occidente de la estructura sinodal de la Iglesia antigua es algo que contribuirá al cisma con la Iglesia oriental.

El pontificado de Nicolás I (858-867) supone un enriquecimiento del Derecho canónico[149]. Sus ideas, de todos modos, no eran nuevas. Roma sería la instancia suprema de apelación en cada fase del proceso judicial. Además, sólo el Romano Pontífice podría ratificar los decretos de un concilio. Su breve pontificado es capital, equiparable al de un Gregorio Magno, antes, y un Gregorio VII, después. Dejó una huella muy profunda, sellando el inicio de aquel poder que llegará al ápice con Inocencio III. El orden religioso y social del mundo dependía del papa.

El proceso matrimonial de Lotario II (855-869), rey de Lotaringia, administra al papa una oportunidad única de intervenir en una cuestión delicada, a la vez que hacer ver su supremacía sobre los metropolitas, en este caso de Colonia .Gunther. y Tréveris .Theutgaud.. El caso ofrece bastantes paralelismos con otro que sacudirá los cimientos de la cristiandad siglos después: el matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón. En este momento las consecuencias también son graves: supondrá el fin del reino de Lotaringia. La Iglesia de entonces no tenía una doctrina canónica clara sobre el matrimonio .ésta llegará tan sólo con la Escolástica, la cual precisará el carácter sacramental del matrimonio.: no había una normativa clara y fija. La institución del matrimonio se irá cristianizando lentamente. La Iglesia antigua había transmitido una doctrina de fe general bien formulada, pero no una doctrina matrimonial sistemática. Lotario II había contraído matrimonio canónico con Teutberga, si bien convivía desde tiempo atrás con Waldrada, con la que había tenido dos hijos. La legislación germánica distinguía dos tipos de matrimonio: en el primero, llamado munt-ehe, la mujer o su estirpe recibía por parte del marido una dote, pasando de esta manera de la tutela de su padre a la tutela del marido y su estirpe. En el segundo, friedel-ehe[150] era decisivo el consenso nupcial, concluido sin dote: la esposa no pasaba a la tutela del marido, sino que gozaba de cierta independencia. Canónicamente este tipo fue considerado inferior al primero, siendo fácilmente disoluble. La Iglesia tenía que optar por un tipo o por otro. Optó por el primero y vació de contenido el segundo, calificándolo de simple concubinato. El motivo era la preocupación por la indisolubilidad del matrimonio, la cual parecía vanir asegurada habiendo una dote por medio. De hecho, los matrimonios con dote era más estables y mejor considerados socialmente. A falta de un verdadero control social, el matrimonio friedel-ehe tuvo una tendencia hacia el concubinato. Muchos nobles tenían, junto a la primera mujer, una segunda por este sistema. El matrimonio de Lotario II con Waldrada era de este tipo.

El punto central del problema matrimonial es que no tuvo hijos con Teutberga, razón por la que quiso legitimar los hijos habidos con Waldrada para no ser excluidos de la sucesión al trono. Esta pretensión debía pasar por la elevación del matrimonio con Waldrada al nivel de matrimonio indisoluble. Los metrolopolitas de Colonia y Tréveris justificaron el argumento del rey, pero el papa no, por lo que declaró a Teutberga como única mujer legítima; la otra, pues, era concubina. En el 865 Nicolás I abole la antigua usanza germánica de la doble mujer. El papa convoca a los dos arzobispos a Roma y los depone. Era todo un signo del aumento de la autoridad papal. Los dos puestos vacantes sólo podrían ser cubiertos con su consenso. Esto, años antes, habría sido inaudito, pero los tiempos habían cambiado. Lotario, al final, acabó plegándose a la decisión matrimonial de Nicolás I.

Sin embargo, la relación matrimonial vino a ser un martirio para Teutberga, la cual pidió la nulidad. Sin embargo, Nicolás I fue inflexible. Su sucesor, Adriano II se mostró dispuesto a interceder, para lo que anunció la convocatoria de un concilio en Roma para el año 870. Sin embargo, la muerte le sorprendió a Lotario en Padua en el 869. Teutberga se retiró a un monasterio en Metz. Waldrada, por su parte, también se retiró a un convento.

* * *

CAPÍTULO XII

LA IGLESIA BIZANTINA DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO IX

I. Los patriarcas Ignacio y Focio de Constantinopla: primer período

El fin de la lucha de las imágenes no significó la paz en Bizancio. Más de una vez los monjes estuditas, pretendiendo defender la ortodoxia, polemizaron con el patriarca de Constantinopla, Metodio I, acusado de oikonomía, es decir, de ser clemente hacia los que no estaban en regla con el Derecho canónico. Metodio I había alejado a los obispos iconoclastas, pero no los había relevado con monjes estuditas, sino con hombres moderados. En el 847 muere el patriarca, siendo nombrado Ignacio. La emperatriz Teodora destinó al patriarcado a Ignacio (847-858) .que era hijo de Miguel I Rangabé. sin convocar un sínodo de elección .del cual posiblemente no hubiera salido elegido.. Ignacio, que como monje había sido un hombre muy riguroso, no mostró dotes políticas de gran habilidad. Fue un período de tensiones con Roma, no sólo por la irregularidad de su elección, sino por algunas apelaciones que se hicieron ante Roma y que fueron dictadas por el patriarcado occidental desfavorablemente para Ignacio. A esto se une otro hecho: Teodora intentaba tener alejado del poder a su hijo Miguel. En el 856 Bardas, hermano de Teodora, da un golpe de estado y pone como emperador a Miguel III el Beodo (856-867). Sin embargo, el patriarca se mantuvo fiel a Teodora, de tal manera que cuando ésta fue obligada a entrar en un monasterio, Ignacio se opuso a imponerle el velo. A esto se sumó que en cierta ocasión se negó a dar la comunión a Bardas, por mantener una relación incestuosa con su nuera Eudocia. Fue obligado a dimitir.

En su sustitución fue elegido un hombre inteligente: Focio, posiblemente uno de los patriarcas más inteligentes que haya tenido Constantinopla. Sin embargo, Focio era, en el momento de su elección (858), laico .era profesor de filosofía en la Academia imperial, así como canciller.. En seis días se le impusieron todas las Órdenes sagradas. Eligió como uno de sus tres obispos co-consagrantes a Ignacio Asbestas .metropolita de Siracusa, el cual se había refugiado en Constantinopla huyendo de los sarracenos, y que, suspendido en funciones por Ignacio, había conspirado contra él.. Pero Ignacio declaró que él era el único patriarca legítimo y que la ordenación de Focio era inválida. Por tanto, la contienda estaba servida, con dos patriarcas reclamando la misma sede.

Cuando Nicolás I recibe la entronización de Focio, es decir, la carta solemne que se enviaba desde Constantinopla para pedir la comunión .y en la que Focio informaba de cómo se había visto obligado a subir al patriarcado ante la renuncia voluntaria de Ignacio y su ingreso en el monasterio., el papa, en su respuesta al emperador, aprovechó para hacer valer las prerrogativas romanas. Expuso de manera detallada el primado romano y reprochó a los bizantinos no haber consultado con Roma la deposición de Ignacio, así como haber elevado al patriarcado a un laico .lo cual iba contra la legislación canónica.. Sin embargo, no era tarde para examinar este estado de cosas y darle una salida, para lo que envió en el 861 dos legados, con el fin de ver, mediante un sínodo en Constantinopla, cómo estaba la situación. El papa, al final del escrito, reclamaba la devolución del vicariato de Iliria y de las zonas del sur de Italia arrebatadas por León III a su jurisdicción.

Los legados pontificios, asimilados rápidamente por Asbestas y Focio, se dejaron seducir por el nuevo estado de cosas y se erigieron .adelantándose a la voluntad del papa. en jueces, confirmando la deposición de Ignacio .el cual había sido acusado con falsedades.. En lo concerniente a la devolución de la jurisdicción sobre el sur de Italia, el asunto era delicado y Focio se movió con cautela, eludiendo una respuesta; se trataba, según él, de una competencia imperial. Roma constataba que Bizancio había extendido su dominio no sólo sobre el sur de Italia, sino sobre otras zonas de Occidente, como Bulgaria.

En ese momento algunos discípulos de Ignacio se acercaron a Roma y le transmitieron al papa cuanto había sucedido, haciendo ver, además, que Focio adolecía de una gran inestabilidad; por otra parte, Ignacio estaría más dispuesto que Focio a acceder a las pretensiones territoriales de Roma. También le llegaron al papa los informes de diez metropolitas y quince obispos, pormenorizando cuanto había sucedido y apelando a la jurisdicción de Roma. Todo esto provoca que Nicolás I convoque un sínodo en Roma (863) y anule las disposiciones de sus legados; además, se amenazaba a Focio con la excomunión si no restituía la sede a Ignacio. No se trataba de una ruptura definitiva con la Iglesia bizantina, sino más bien de un problema canónico con una persona determinada. Sin embargo, la reacción del emperador fue airada en contra del papa. Un viso de primera solución .más bien un paréntesis. vino en el 867 con la muerte Nicolás I y el asesinato, poco antes, de Miguel III por Basilio I. Éste se había separado de Focio y puso de nuevo a Ignacio como patriarca. Concluía así el primer período de Focio como patriarca.

II. La migración de los pueblos eslavos

Desde el siglo IV empiezan a tener una gran importancia las migraciones de los pueblos eslavos en Occidente, alcanzando su culminación con la coronación imperial de Carlomagno en el año 800. A la par que las migraciones germánicas, se produce también una migración eslava, la cual penetró en Iliria y las zonas balcánicas hasta el Peloponeso. Los eslavos occidentales quedaron fuera de las fronteras del antiguo Imperio romano bizantino, siendo asimilados por los germanos. Sin embargo, la parte meridional eslava penetró en Bizancio. En el año 600 Gregorio Magno dio permiso para que los eslavos avanzasen por Istria hasta Italia. En la primera mitad del siglo VII fundaron un primer Estado eslavo bajo Samo. El arzobispado de Salszburgo, centro eclesiástico de Baviera, era el encargado de evangelizar la parte occidental de estos pueblos hasta la actual Hungría. En el 811 se añade el influjo del arzobispado de Aquileya. Moravia y Bulgaria llegarán a ser las zonas de influjo latino y bizantino.

III. La obra de los dos evangelizadores de los eslavos, Cirilo y Metodio

El pueblo moravo aparece citado en el 822 en la dieta de Frankfurt. Obtiene su primera organización estatal por parte del príncipe Moimir. Falló su tentativa de escapar del influjo franco cuando Ludovico el Germánico sustituye, mediante el tratado de Verden (843), a Moimir por su sobrino Rastislaw. Sin embargo, éste continuó la política antifranca de su tío de una manera más tenaz. Políticamente llegó a la independencia, pero eclesiásticamente dependía de Salszburgo. En el 860 se dirige Rastislaw a Roma, con el fin de obtener una organización eclesiástica independiente. Pero el papa le negó la independencia de Salszburgo. Por esto, en el 862 envía a Miguel III una solicitud de misioneros para que catequicen a su pueblo. Rastislaw quería independizarse de la Iglesia franca, y para ello pretendía asociarse con Bizancio; sabía que Bizancio no podía influir grandemente sobre ellos, pues tenía por medio a Bulgaria.

En el 863 el emperador Miguel III elige a Constantino y Metodio como misioneros. Naturales de Tesalónica, eran buenos conocedores de la lengua eslava, hombres cultos y con experiencia administrativa en el servicio de la corte imperial. Constantino era un excelente teólogo .sucesor de Focio en la cátedra. y conocía el mundo más allá de las frontereas bizantinas .habían desempeñado una misión político-religiosa entre los cázaros del mar de Azov.. En la Vita Constantini se nos dice que Constantino encontró en Crimea un evangelio y un salterio escritos en lengua rusa. ¿Se trataría de un alfabeto ruso? Entonces, ¿por qué llegaron a inventar otro alfabeto estos dos hermanos? ¿Era, más bien, un alfabeto gótico? Lo más probable es que se tratase de un alfabeto siríaco. También se nos dice que recuperó del mar las reliquias de san Clemente Romano, el tercer sucesor de san Pedro, el cual fue exiliado en el Mar Negro hacia el año 100. Trasladarán las reliquias a Roma. Buen teólogo, despuntó en los debates contra los representantes judíos y musulmanes, de tal manera que en aquella zona llegó a bautizar a unas 200 personas. Eran, pues, hombres aptos para la evangelización.

La Vita Metodii nos informa de que Dios reveló a Constantino las letras para la lengua eslava, componiendo así el texto de discurso. Se trata de la creación del primer alfabeto eslavo, el cual no es el que hoy llamamos cirílico, sino una fase anterior glagolítica, constando de 38 letras .derivantes de la minúscula cursiva griega con algunos signos orientales..

En el 863, pues, llegan los dos hermanos a Moravia, siendo muy bien recibidos por Rastislaw. Allí tradujeron los libros litúrgicos al eslavo y enseñaron a rezar. Sobre la base de estos textos se difunde una liturgia eslava y una organización eclesiástica rudimentaria. No obstante las tensiones entre Moravia y los francos, y la excomunión de Focio, la actividad de los dos hermanos estaba fuertemente imbuida de una conciencia de unidad eclesiástica entre la Iglesia oriental y la occidental. Usaron la lengua vulgar como litúrgica, lo cual fue una práctica habitual de la Iglesia antigua. Ellos no pusieron en duda la jurisdicción romana. Por otra parte, la falta de críticas a su modo de actuar demuestra que no había incompatibilidad: tanto Oriente como Occidente no tenían nada en contra con este modo de actuar en otra lengua.

Casi 40 meses trabajaron en Moravia. Sin embargo, no tenían posibilidad de ordenar sacerdotes. Faltaba, pues, una jerarquía propia. Por eso, los dos hermanos se encaminaron a Constantinopla con sus discípulos. Al pasar por Panonia .confín del reino franco y lugar bajo la jurisdicción de Salzburgo., tuvieron conocimiento del príncipe Kocel (861-874), el cual soñaba con una independencia similar a la de Moravia. Es así que les confía 50 discípulos para ser instruidos.

Ludovico el Germánico estaba empeñado en recuperar la supremacía en Moravia, por lo que había mandado misioneros bávaros, los cuales, para reafirmar la jurisdicción de Salzburgo, criticaron la actividad de los dos misioneros; asimismo, atacaron el uso de la lengua eslava. Es encontes cuando los dos hermanos reciben una invitación de Nicolás I para visitar Roma. Sin embargo, cuando los dos hermanos llegan a Roma (867), acaba de morir Nicolás I. Allí se produce un debate entre eclesiásticos francos y los dos misioneros. Según los francos, sólo el hebreo, el griego y el latín eran las tres únicas lenguas dignas para la alabanza de Dios, pues estuvieron presentes en la cruz del Señor. Constantino les llamaría .pilatistas.. Adriano II (867-872) los acoge festivamente y bendice las letras eslavas. Son consagrados como obispos y sus discípulos son ordenados sacerdotes, celebrando la liturgia eslava en varias iglesias romanas. Se trataba, pues, de la bendición de Roma a la actividad de estos hombres. Constantino contrae una grave enfermedad, por lo que toma el hábito monástico y cambia de nombre; a partir de entonces se llamaría Cirilo. Muere el 14 de feberero del 869, siendo enterrado en la iglesia de San Clemente, donde reposaban las reliquias de san Clemente Romano, que habían traído desde Crimea. Metodio retornará a su tierra de misión. El papa le permitía emplear la lengua eslava en la liturgia, pero con la condición de leer antes las epístolas en latin, pudiendo ser leídas después en lengua eslava.

En Bulgaria aumenta la tensión y la indignación con los misioneros latinos, y así se somete a la jurisdicción de Constantinopla. En el 870, sin embargo, el papa da un paso importante: satisface el deseo de Kocel de erigir un episcopado eslavo en Panonia, de tal manera que Metodio es nombrado arzobispo de Sirmio. Era una provincia eclesiástica que comprendía Panonia, Moravia y territorios serbo-croatas. En el fondo había una intención de recuperar la jurisdicción romana sobre Iliria. El papa había escrito a Kocel: Metodio era enviado a todas las regiones eslavas como legado pontificio.

La reacción de Salzburgo no se hizo esperar. Los francos detuvieron a Metodio (870) y éste tuvo que defenderse en un sínodo en Ratisbona ante los obispos de Salzburgo, Freising y Passau. Los obispos bávaros lo arrestaron durante dos años en cárceles francas. Las protestas de Adriano no fueron escuchadas. Sólo Juan VIII (872-882) consiguió poner a Metodio en libertad en el 873, de tal manera que pudo llevar su obra adelante. Estaba, sobre todo, interesado en la Iliria. A inicios del siglo VIII los croatas habían sido evangelizados por los francos. Su príncipe, Domagoj (864-876), se reveló contra los francos. En los años 70 se anexionaron al episcopado de Metodio.

En el 873 el papa escribe una carta al príncipe serbio Otimir (873). Juan VIII invita a los serbios a asociarse a la diócesis panónica. Sin embargo, aún permanecieron en la órbita oriental. Metodio se revela como un representante de la Iglesia romana, la cual trata de obstaculizar el avance bizantino sobre la Iliria .para esto nada mejor que poner una provincia eclesiástica independiente y ligada directamente a Roma.. No obstante, las condiciones cambiantes de Moravia obligaron a un compromiso. El príncipe Svatopluk .sobrino de Rastislaw. favoreció a los adversarios de Metodio, representados por Wiching, obispo bávaro, el cual era sufragáneo de Metodio. Restauró la liturgia latina en Moravia y Metodio fue difamado, incluso ante el papa .atrayendo su voluntad.. Metodio caía en desgracia. En julio del 879 el papa prohibe celebrar la liturgia en lengua eslava, y cita a Metodio en Roma. Éste se defendió, de tal manera que el papa escribirá la Carta de Igualdad de todas las lenguas para alabar a Dios; y escribe a Svatopluk en este sentido.

La Vita Metodii, cap. XIII, recoge una invitación del emperador a visitarlo. En sus últimos días Metodio tradujo otros libros en lengua eslava. El 6 de abril del 885 muere y es sepultado en Velehrad .Moravia.. Esteban V nombró como sucesor al adversario Wiching, con la prohibición de utiizar el eslavo en la liturgia. Los discípulos de Metodio marcharon a Bulgaria. Ellos serán los que realmente inventen el alfabeto cirílico.

IV. La controversia entre Roma y Bizancio sobre la cristianización de Bulgaria

Bulgaria era el puente sobre el que se encontraban las cristiandades griega y latina. Con el nacimiento del nuevo reino búlgaro (681-1018) la península balcánica deja de ser este puente. Los primeros intentos de cristianización del pueblo búlgaro llegan hasta finales del siglo IX. El khan Boris I (851-879) decidió la recepción del cristianismo. Uno de sus motivos era el deseo de ser reconocido como aliado, en paridad de derechos, con las otras potencias cristianas; otro motivo era el de alcanzar su propia autocracia, así como una sacralización de su persona.

Ocasión para la aceptación del cristianismo es la situación política exterior entre Bizancio, los francos y Moravia. Se llega a un conflicto entre Bizancio y el papado. Boris era muy hábil. Poco después del 862 expresa su disponibilidad a recibir el cristianismo de parte de los francos. Entró en contacto con Ludovico el Germánico y entabló un compromiso de ir contra Moravia; sin embargo, ni la alianza ni el bautismo de los búlgaros llegó a cuajar.

El influjo de la Iglesia latina se extendió casi hasta las puertas de Constantinopla. Por eso Bizancio hizo lo imposible por evangelizar Bulgaria. Aprovechando una carestía en Bulgaria, obtienen de Boris en el 874-875 la forma bizantina de fe cristiana. Los bizantinos piensan en una estrecha colaboración con los búlgaros. No mandaron misioneros de lengua eslava, porque consideraron que Bulgaria era una extensión del territorio griego; a Boris, por otra parte, no le importaba gran cosa que la Iglesia búlgara estuviera bajo la jurisdicción de un patriarca excomulgado.

Boris tenía en mente una solución similar a la de Rastislaw. Lo negocia hábilmente. Deseoso de que se organizasen sus territorios con una jerarquía eclesiástica completa, pidió los nombramientos al patriarca de Constantinopla. Pero Focio dio largas al asunto, pues no quería que se independizasen tan pronto de Bizancio. Al mismo tiempo les envió una instrucción demasiado prolija y difícil para esos pueblos recién convertidos. En agosto del 866 Boris se vuelve hacia Roma: una delegación búlgara somete a Nicolás I una lista de preguntas, así como el ruego de enviar sacerdotes a Bulgaria. Por la respuesta del papa, las Responsa ad consulta Bulgarorum[151], intuimos las preguntas que se le hicieron .sobre todo en cuestiones dogmáticas y disciplinares.. Destacan tres respuestas, las cuales daban ocasión para minimizar la autoridad de Constantinopla: Constantinopla no era una fundación apostólica .sí lo era Roma.; la segunda sede en honor, después de Roma, era, según el canon 6 del concilio I de Nicea, Alejandría. Las otras dos respuestas hacen referencia a si en Bulgaria podría ser nombrado un patriarca. El papa se mueve con prudencia: primero sería nombrado un obispo y, después, un arzobispo. El arzobispo, siempre bajo la jurisdicción de Roma, podría consagrar otros obispos. El papa envió dos legados .uno de ellos Formoso del Porto, futuro papa., los cuales satisficieron grandemente a Boris. Así es como Bulgaria se subordina a Roma y se encomienda a los dos legados la organización de la Iglesia búlgara.

Focio, de otra parte, vio en la actitud de los misioneros latinos en Bulgaria no sólo una ofensa, sino un ataque a la verdadera fe. La cuestión búlgara pasaba de ser, de una rivalidad jurisdiccional, a un litigio más general y doctrinal. En la primavera del 867 Focio escribía una encíclica a todos los patriarcas orientales[152], en la que consideraba a Constantinopla como la fuente de la ortodoxia. Acusaba a los latinos de haber entrado en Bulgaria como jabalíes en la viña del Señor, pues exigían de los búlgaros ayunar en sábado, no ayunaban la primera semana de la Cuaresma y admitían el tomar leche, queso y otros derivados, exigían de sus sacerdotes el celibato y rechazaban a los sacerdotes legítimamente casados, rechazaban la confirmación conferida por los sacerdotes para ser administrada de nuevo por un obispo. La parte más extensa de su argumentación incidía en el fundamento de la disputa: el Filioque.

La actitud de Nicolás I en su respuesta a los búlgaros había sido prudente. De hecho, proponía tolerar a los sacerdotes casados, aunque se prefiriera a los célibes. La repetición de la crismación era una práctica habitual en Roma, de la cual no había fundamentación dogmática para obligarla en Bulgaria. El hecho de que los legados pontificios la introduzcan es una muestra de hasta qué punto querían distanciarse de Constantinopla. Esta argumentación se apoya de una manera decisiva si consideramos que la introducción del Filioque en el credo no se había introducido en Roma; el hecho de que los legados en Bulgaria sí lo introdujesen manifiestaba hasta qué punto se buscaba subrayar elementos que separasen de la Iglesia bizantina.

Entre agosto y septiembre del 867 Focio convoca un sínodo en Constantinopla, en el cual se excomulga a Nicolás I, así como a cuantos le seguían. No se conservan las actas de este sínodo. Lo cierto es que la posición de Focio .excomulgado de Roma. se vio reforzada. Es significativa la importancia que en este tiempo tiene la Iglesia franca: el papa se vuelve hacia el potente arzobispo Incmaro de Reims buscando apoyo. Pero no sólo el papa: también los bizantinos; buscando el apoyo de los francos, reconocen en este sínodo .celebrado en presencia de Miguel III. a Ludovico II . así como a su mujer Angilberta. como emperador de Occidente, de tal manera que le envían las actas sinodales y un sinfín de regalos. Para los bizantinos sólo Ludovico II estaba en condiciones de provocar la destitución del papa que los orientales tanto perseguían. Sin embargo, el 13 de noviembre del 867 muere Nicolás I. Pocas semanas antes también había cambiado la escena política de Constantinopla, por lo que el plan de Focio fracasaba.

V. El segundo período de Ignacio y Focio. Retorno de Bulgaria a la obediencia de Constantinopla

En la noche del 23 al 24 de septiembre fue asesinado Miguel III por Basilio I (867-886), fundador con este acto de la dinastía macedonia. Entre las primeras cosas que hace Basilio I está la destitución de Focio y la rehabilitación de Ignacio. Escribe una carta a Nicolás I invitando a la convocatoria de un sínodo para analizar las relaciones entre los patriarcados. Sin embargo, cuando llegó la carta a Roma ya había muerto el papa. Adriano II (867-871) acogió bien la idea y envió legados pontificios para presidirlo. El sínodo se celebró en Constantinopla (869-870), en la iglesia de Santa Sofía, siendo importantísimo para la Iglesia universal en cuanto suponía la unión de la Cristiandad oriental con la occidental. Además, para Roma, el primado papal se afirmaba más netamente que en cualquier otro concilio ecuménico precedente. Será considerado como el VIII concilio ecuménico, IV de Constantinopla. Los patriarcas de Antioquía y de Jerusalén enviaron representantes. Se confirmaron de nuevo las decisiones del concilio II de Nicea sobre el culto a las imágenes, Ignacio era confirmado como patriarca de Constantinopla. Focio y sus seguidores eran condenados y se consideraba como inválida su consagración episcopal. De aquí se derivaba que también eran inválidas las ordenaciones episcopales conferidas por él. Esto era muy duro de aceptar: si bien no tenían problema con admitir la condena a Focio, sin embargo se oponían a declarar nula su consagración episcopal. Éste se presentó en el sínodo y puso en duda la competencia judicial de los legados; sin embargo no pudo impedir que cayese sobre él el anatema.

Se pueden entrever diferencias entre los legados romanos y el resto de la asamblea. Para los primeros el primado tendría la última palabra en todo. Sin embargo, los orientales razonan desde el principio de la pentarquía: los cinco patriarcas .cuatro orientales y el patriarcado de Occidente, Roma. tenían el mismo derecho.

Después de la firma de las actas, los legados sufrieron una amarga desilusión: se trataba del paso de los búlgaros a la obediencia de Constantinopla. Boris I no había conseguido de Roma un arzobispo propio para Bulgaria, por lo que se dirigió de nuevo a Bizancio. Basilio I, después de la firma del protocolo imperial por parte de los legados romanos, convocó una reunión en el 870 para tratar esta cuestión. Los legados revalidaban el principio de que la nacionalidad no tenía importancia para la jurisdicción. Sin embargo, los patriarcas orientales se basaban en cánones de concilios pasados, según los cuales la jurisdicción eclesiástica debía estar en conformidad con la estatal. Los patriarcas orientales determinaron que Bulgaria perteneciese al patriarcado de Constantinopla. Es así como Bulgaria recibe un arzobispo, metropolita, dándose una autonomía respecto a Occidente y también a Oriente.

Roma, no obstante, siguió reclamando sus propios derechos. Juan VIII (872-882) prosiguió en la línea de Adriano II, incluso más dura, amenazando con la excomunión al patriarca Ignacio si en un plazo de treinta días no mandaba salir de Bulgaria al patriarca y obispos enviados allá; sin embargo, cuando llegaron los legados pontificios a Constantinopla, Ignacio había muerto. Las condiciones políticas, por otra parte, le obligaron a la prudencia. En el 875 moría Ludovico II y el papa se alía con Carlos el Calvo, al que corona como emperador y rey de Italia. Buscaba la protección contra los sarracenos, pero Carlos moría al poco tiempo y los estados del sur de Italia estaban inmersos en corruptelas múltiples; es más, habían firmado pactos con los árabes. El papa estaba solo y no tenía más remedio que pedir ayuda a los bizantinos.

En el 875 Basilio I había rehabilitado moralmente a Focio cuando le llamó a encargarse de la educación de su hijo. En el 877 muere Ignacio y el emperador le reinstaura en el patriarcado. Para conseguir la ayuda de los bizantinos contra los árabes el papa tenía que rehabilitar a Focio. Sin embargo, el papa puso dos condiciones: que Focio confesara su culpa y pidiera perdón, y que renunciara a Bulgaria. Estamos en los años 879-880. Los legados romanos no pudieron impedir el triunfo de Focio, el cual quedaba rehabilitado sin condiciones; incluso del Filioque no se llegó ni a hablar. En el 882 moría Juan VIII y su sucesor, Marino I, recibía la ayuda de una flota bizantina contra los sarracenos. Se puede decir que la unidad de la Iglesia se mantenía, si bien ya estaba en marcha el germen del futuro cisma.

El papel de Focio como teólogo fue más importante incluso que como político. En su encíclica del 867 había entrado en polémica contra el Filioque, lo cual continuó en el 883-884 en una obra escrita al patriarca de Aquileya: De Sancti Spiritus Mystagogia[153]. Veía en la teología del Filioque una deformación de los fundamentos de la fe cristiana. Era falso no sólo el añadido al Credo, sino la misma doctrina en sí. Para Focio la concepción latina significaba la asunción de dos principios en la Trinidad, lo cual iría contra la unidad en Dios; el Espíritu Santo sólo podía proceder del Padre; el envío para la obra de la salvación, sin embargo, sería del Padre y del Hijo.

Hay un texto canonista griego que mantiene una relación con Focio. Se trata de la ...v...._ ._v v...v (869-876). Se trata de un intento por delimitar las competencias del emperador y del patriarca, siguiendo la doctrina de Gelasio I. El patriarca, en materia eclesiástica, era independiente del emperador. Como mucho, el emperador estaba obligado a defender la pureza de la fe. Sin embargo, este texto no se llegó a reconocer como oficial. Basilio I moría en el 886 y Focio era exiliado a un monasterio, en el que moría cinco años después. Sin embargo su pensamiento pervivió como la defensa de la ortodoxia, siendo venerado por la Iglesia oriental como santo.

* * *


[1]Muy complicado, con un enorme desarrollo.

[2]PG 90, 117BC, 117D, 148A.

[3]D 96, c. 10.

[4]Cánones 4, 8, 18 y 24.

[5]Geschichte des Byzantinischen Staates, München 31963.

[6]Novela III.

[7]H. Pirenne, en su obra clásica Mahoma y Carlomagno, desarrolla la tesis de que el Islam destruye la unidad del mundo mediterráneo y, con ello, la Antigüedad. Con Carlomagno se iniciaría un nuevo mundo.

[8]Califa significa .sucesor. o representante de Mahoma.

[9]Los bizantinos poseían un secreto de guerra, el fuego griego, el cual no se podía extinguir ni siquiera con agua.

[10]Se discute si muchos documentos atribuidos a él son auténticos. Recientemente el concilio Vaticano II ha citado algunas homilías suyas en referencia a la Anunciación y a la Dormición de la Virgen.

[11]Ex 20,4-5.

[12]Hch 17,29.

[13]1,22-23.

[14]Protektikos, 195.

[15]PG 8,214B.

[16]C. 36.

[17]Pedagogos III 59,2.

[18]PG 32, 228C-229B.

[19]PG 31, 489AB.

[20]Capít. 18, 45: PG 32, 119C.

[21]Esta tradición está viva en Occidente en tiempos de las cruzadas.

[22]PG 98, 173B.

[23]PG 98, 184 BC.

[24]Chronographia I y II, a cargo de C de Boor, 1883-85.

[25]O.c., II, p. 407.

[26]PG 113, 456A.

[27]Se vale para ello del pasaje evangélico de Jesús resucitado encargando a Pedro el pastoreo de la Iglesia .Jn 21,15ss...

[28]Liber Pontificalis.

[29]Están publicadas por J. Gouillard en un artículo de la revista Trovaux et Mémories 3 (1966), p. 243-307.

[30]En otro artículo en la revista Archivio Historico Pontificio 18 (1980), pp. 9-40.

[31]Este cargo recibía el nombre de .apocrisario..

[32]A finales del siglo IX el papa Nicolás I se lamentaba de esta medida adoptada por León III .Epp. IV, 438, en Monumenta Germanica Historia..

[33]PG 94, 429-490.

[34]Vivió en el califato de Damasco; lejos, pues, de una influencia directa de León III.

[35]Han sido publicados en una edición crítica muy buena, por el padre benedictino B. Kotter. También están editados en la colección de Ciudad Nueva: Juan Damasceno, defensa de las imágenes sacras. Defensa apologética. (1983).

[36]Imag. III, 16, 2-8.

[37]Esta idea ya estaba presente en san Basilio.

[38]Imag. I, 14.

[39]Le hizo montar de espaldas sobre un asno, dando la vuelta a un hipódromo atestado de gente.

[40]Se conservan algunos fragmentos, editados por H. Hennephof, Textus Byzantini ad Iconomachiam pertinentes, Leiden 1969; también en G. Dumeige, Nicée, en Histoire des Conciles oecuméniques 4, Paris 1978.

[41]Anastasio había muerto poco antes.

[42]Curiosamente este pasaje será empleado siglos más tarde por Zwinglio en su disputa contra las imágenes.

[43]PG 100, 1069-1186.

[44]Grümel-Darrouzes, Les regestes des actes der patriarcat de Constantinople, n. 351.

[45]Jaffe, Regesta Pont. Rom., 2448-2449.

[46]H. Denzinger, O.c., n. 298.

[47]24 de septiembre al 13 de octubre del 787.

[48]Mansi, XII, 951 ss. A XIII, 1 ss.

[49]H. Denzinger, O.c.., n. 302.

[50]PG 99, 328-436.

[51]Leges Visigothorumn en Monumenta Germania Historia .Leges Nationum Germanicarum I..

[52]MGH, AA (Auctores Antichissimi) VI/2, 75 ss.

[53]Historia, II, 30.

[54]Cuando eran arrianos empleaban la lengua germana en sus actos litúrgicos.

[55]El primero en convocarse es en el 501 en Orleans.

[56]K.A. Eckhardt, MGH, Leges Nathionum Germanicorum IV, 2 (1969), 2-9.

[57]Ambos textos están publicados en Surces Chretiennes 249 .L. Bieler, ACW 17..

[58]G.S.M Walker, Script. Lat. Hib.

[59]C. Vogel, Ilpeccatore e la penitenzia nell Medioevo.

[60]Esta penitencia se menciona en la vida de san Patricio.

[61]En los años 1976-1977 un inglés hizo la prueba de llegar a las costas de Terranova con las indicaciones de la Navigatio Prendani, con una barca idéntica a las utilizadas en aquella época.

[62]Gn 12,1.

[63]Hom. 4,1 in Eze.

[64]I, 2,15; III, 4, 45.

[65]Precisamente sobre su tumba se construirá, en el siglo VII, la abadía de San Albano.

[66]AA, en MGH, XIII, 1.

[67]Registro, XI, 56.

[68]II, 3.

[69]Historia Eclesiastica Anglorum, III, 25.

[70]La dinastía merovingia se consideraba como sagrada, por sus antepasados míticos.

[71]Según nos cuenta Beda en su Historia, V, 9.

[72]O.c., V, 10.

[73]Hacemos hincapié en su procedencia del sur de Inglaterra, pues los monjes de los que hemos hablados venían del norte, habiendo grandes diferencias de estilo entre las dos regiones.

[74]CCL 133.

[75]Ep. 20.

[76]Iove es una trasposición de un culto germánico.

[77]Esto nos recuerda el motivo de la conversión de Clodoveo, al considerar el Dios cristiano como el más fuerte, garantía para el éxito en sus batallas.

[78]Vita Leobae, MGH SS XV, 119-137.

[79]Notemos que esta relación está escrita un año después del último viaje de Bonifacio a Roma, habiendo recibido del papa el nombramiento de Vicario suyo, legado, en la Germania.

[80]Es lo que le mueve a Beda a recomendar el aumento del número de diócesis.

[81]El texto del sínodo se encuentra en MGH Con. II, 1, pp. 2-4.

[82]Todo sacerdote concubinario sería metido en prisión por dos años; los monjes que vivieran en esta irregularidad tendrían un año de prisión y se les rasuraría toda la cabeza.

[83]Cod. Vat. Pal. Lat. 577.

[84]Llevan el título de Indiculus superstitionum et paganiarum .MGH Cap. I, 223..

[85]Ep. 68.

[86]Ninguno pensó en esto. Los últimos que había tenido una liturgia en lengua vernácula habían sido los arrianos. La aspiración de aquellos germanos era la de hablar y escribir latín como los romanos; era una cuestión de prestigio.

[87]Las órdenes mendicantes fueron cambiando esta mentalidad, granjeándose la oposición de los párrocos; en esta oposición no debemos olvidar las razones económicas.

[88]Codex Carolinus 1-2, MGH, Epp III, 476-479. También encontramos información de este hecho en el Liber Pontificalis I, 420 .a cargo de L. Duchesne.. Además está la Crónica de Fredegario .Fredegario, Cont. 22, MGH Ssrer Mer II, 179., en la cual se sostiene que Gregorio III propuso un pacto a Carlos Marthel, mediante el cual se sometía a la protección de los francos y se separaba de los bizantinos. Asimismo, confería a Carlos el Consulado Romano.

[89]Annales Regni Francorum a. 749, MGH, SsrG, ed. F. Kurze 8.

[90]Vida de Esteban II.

[91]Año 753, en MGH SsrG, ed. B. Simson 45.

[92]MGH SRM 1, 465ss; MGH SS XV 1,1. También en Gasparri, Fonti per la storia medioevale, Firenze 1992.

[93]Llegó a saquear las catacumbas.

[94]Solamente en las candelas de aceite de oliva, que permanentemente estaban luciendo, ya se iba un presupuesto grande.

[95]Gasparri, O.c., p. 278.

[96]Ésta es la relación que hace el Liber Pontificalis, si bien parece lo más verosímil que se incluyeran tan sólo los patrimonios antiguos de la Iglesia en esas regiones.

[97]MGH, Fontes iuris germanici antiqui 10, a cargo de H. Fuhrmann.

[98]Manuscritos Vaticanos Latinos 630.

[99]En el siglo pasado se demostró lo insostenible de esta teoría.

[100]A Lul debemos que recogiera las cartas de san Bonifacio, así como la redacción de su primera biografía. Quedó como obispo de Maguncia, no llegando a arzobispo.

[101]MGH Epp III 469-657.

[102]Codex Carolinus 60, MGH Epp III, 586-587.

[103]Ibid. 68, MGH Epp III, 597.

[104]A. 787, edición a cargo de Kurze, p. 76.

[105]No debemos olvidar que los bizantinos lo consideraban como un usurpador.

[106]MGH Epp IV, p. 135.

[107]Ibid., p. 137.

[108]MGH Epp IV, p. 503.

[109]Actualmente se encuentra junto a la Escala Santa.

[110]MGH Petae I, pp. 366 ss.

[111]No alude a la deposición de Constantino VI por parte de Irene en el 796.

[112]Algunos estudiosos han pretendido ver en León III deslices en cuanto a la castidad, pero parece que lo más acertado es que se diera cierta corrupción en la adjudicación de obras para las numerosas construcciones romanas, una especie de tráfico de influencias.

[113]Cod. Vindob. 515, ed. Facsímil a cargo de F. Unterkircher ..Códices Selecti.., Graz 1967.

[114]Acta Sanctorum III, noviembre, p. 844.

[115]MGH Cap. I, ed. a cargo de A. Boretius, 52-62.

[116]Ya había sido nombrado por Pipino como hombre de confianza, de tal manera que lo vemos, junto a Crodegango de Metz, como embajador acompañante al papa Esteban II al reino franco.

[117]Así, por ejemplo, el capellán especialista en la redacción de diplomas es el cancellarius.

[118]Después de la Invocatio, la intitulatio, la salutatio y la arenga .en esta última expone las razones generales que justifican el documento., viene la promulgatio, que es la parte central del documento.

[119]II R 22.

[120]Aprovechó el material sacado de varios edificios de Italia.

[121]Biblioteca Nacional de París, L. 12048.

[122]C. Vogel, La réforme cultuelle sous Charlemagne, en Karl der Gro.e, vol. II (1964).

[123]MGH Con. II, 1, 165 ss.

[124]Había sido condenado a muerte por su intento independentista, pero obtuvo una medida de gracia, por lo que fue recluido de por vida en un monasterio. Fue ordenada su comparecencia en el concilio de Frankfurt.

[125]Admonitio Generalis, n. 82.

[126]Ibid., n. 79.

[127]Interrogationis examinationis, MGH Cap. I, 234, n. 116.

[128]MGH C.E. I.III (1984-1995).

[129]Vita Lebuinus, MGH Ss XXX, 2. Esta Vida está escrita hacia el año 850 en un monasterio de Westfalia.

[130]MGH Cap. I, 18-70.

[131]Según los Annales Regni Francorum fueron decapitados en un solo día unos 4.500 rebeldes.

[132]MGH Cap. I, 79.

[133]MGH Conc. II Suppl.

[134]LC II, 22.

[135]Lat. 7207.

[136]Biblioteca Parisina de Arsenal, 663.

[137]MGH Con. II, 480-520.

[138]Apologeticum, en Obras Completas (BAC Maior), Madrid 1995, pp. 668 ss.

[139]PL 101, 85-230).

[140]La correspondencia entre Elipando y el papa está en MGH Epp. III, 636-643.

[141]MGH Conc. II, 1, 240-244.

[142]MGH Epist. V, pp. 64-67.

[143]Theganus, Gesta Ludowici Imp., MGH SsG. 64 (1995).

[144]P. Godman, R. Collins, Charlemagne.s heir, Oxford 1990.

[145]Corpus Consuetudinum Monasticarum I, pp. 423-582.

[146]MGH Conc. II, 1, pp. 312-421.

[147]Tratado de Verdun del 843.

[148]P. Hinschius, Decretales Pseudo-Isidorianae et Capitula Angilramni, Leipzig 1863; H. Fuhrmann, Einflu. und Verbreitung, 3 vol., 1972-1974.

[149]MGH Epp IV, pp. 267-290. La Iglesia romana experimenta un breve fulgor en los pontificados de León IV y Nicolás I, poco antes de la decadencia del siglo oscuro.

[150]Friedel significa .amante..

[151]MGH Epp. VI, pp. 568-600.

[152]PG 102, 721-741.

[153]PG 102, 380ss.


Fuente:

http://www.esteologia.com/newpage147.htm

No hay comentarios:

Buscar este blog